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Peligrosa Obsesión - Capítulo 19 y 20


CAPITULO 19
Miré a Vanessa y luego miré a Amanda que esperaba una respuesta de mi parte.
—Vamos Efron, dile —me insistió la morena.
—Espera un segundo Amanda —le dije a la rubia y tomé el brazo de Vanessa para jalarla hacia mí y
chocar su boca contra la mía.
Mis ojos estaban abiertos, al igual que los de ella, pero al iniciar un movimiento sobre sus labios
mis ojos se cerraron, otra vez. ¿Por qué? No lo se.
Ella no hacia nada, ni siquiera movía los labios. Hasta que casi la obligué a hacerlo, cuando con
cuidado mordí su labio inferior. Entonces sentí esa deseada respuesta. Sonreí sobre su boca, para
luego volver a ser serio en aquel beso. Subí mi mano que estaba en su brazo a su nuca, para
acercarla un poco más. Ella apoyó sus dos manos sobre mi pecho, era como si intentara alejarse,
pero algo en ella se lo impedía. Rocé la punta de mi lengua con la de ella. Obteniendo más sabor
de su dulce boca. Finalicé volviendo a morder levemente su labio, para luego alejarme despacio.
Abrí mis ojos para mirarla.
Sus ojos se abrieron despacio e intentó hablar, pero las palabras no salieron de su boca. Giré para
mirar a Amanda. La rubia estaba tan roja como un tomate, y parecía que su quijada iba a tocar el
suelo.
—Yo… —dijo Vanessa.
—Amanda, si eres tan amable ¿podrías dejar de irritar a Nessie? La pones de mal humor y eso me
pone de mal humor a mí. Porque después me cuesta un poco más llegar a la habitación, ¿me
entiendes?
Hizo un sonido indignado y salió rápidamente de allí. Vanessa se giró a verme.
—¿Por qué hiciste eso? —me preguntó algo agitada. La miré y sonreí levemente.
—Ya te la he sacado de encima, cariño —dije.
Pestañeó varias veces de forma nerviosa y sacó su mirada de mí.
—No era lo que estaba pensando, pero al parecer funcionó… por ahora —dijo ella. Con decisión fijo
su mirada en la mía —Que sea la última vez Efron.
—De ninguna manera, cuando te moleste avísame Nessie. Yo vendré a besarte las veces que sea
necesario —le dije.
—Eres tan infantil —me acusó y salió de allí chocando un poco con Jar y Cor —Lo siento.
Los chicos miraron como se fue, y luego volvieron su vista a mí.
—¿Desde cuando están ahí? —les pregunté.
—Desde que colocaste tu mano en su nuca para acercarla más a ti —contestó Corbin.
—Bien, estas bien Zac —dijo Jar mientras ambos se acercaban a mí.
Los miré consecutivamente.
—La… la tengo comiendo de la palma de mi mano. Pronto la tendré en la cama, pero por ahora me
conformo manejándola de este modo —dije algo nervioso.
Ambos sonrieron cómplices.
—Creo que a nuestro pequeño saltamontes le esta costando un poco aceptar que Vanessa le gusta
mas de lo que él cree —dijo Cor.
—Estas en lo correcto mi querido Bleu, me parece que no lo esta queriendo ver —agregó Jar.
—Vamos muchachos, ¿Acaso no me conocen? —les dije mientras comenzaba a caminar para salir
del salón. Ellos caminaron detrás de mí —Yo solo la quiero para una noche, y punto.
—Creo que tendríamos que grabarte la próxima vez que la beses. Tú nunca besaste así a ninguna,
te lo puedo asegurar —me dijo el afro.
Lo miré un poco asustado. Él solo estaba jugando conmigo, yo siempre beso a todas de la misma
manera. Aunque, debo admitir que mis ojos se cierran cuando la beso…
—Puras patrañas —aseguré un tanto nervioso —Tal vez sea porque ella si sabe besar.
—O porque realmente te gusta besarla —dijo Jared.
—Ya cállense, y dejen de decir tonterías —les dije firme.
Ambos rieron y entramos en la cafetería del lugar. Divisé a Vanessa sentada con la chica de los
anteojitos.
—Miren, se hizo amiga de la chica de los libros —dijo Jared.
—Diablos —musitó Corbin.
—¿Qué sucede? —le preguntó Jar. Sonreí, era hora de vengarme.
—¿No te ha dicho? —le dije a Jar. Cor me miró asesinamente —Le gusta la genio.
—¿Qué? —dijo Murillo con una sonrisa de diversión en el rostro.
—¡Que no me gusta! —chilló él.
—Te encanta Bleu, admítelo.
—No hasta que admitas que Vanessa te trae loquito —me dijo.
Lo miré fijo por unos cuantos segundos. Le estaba por decir algo, pero mi celular comenzó a
sonar.
—Aguarden, señoritas —les dije y me alejé. Miré la pantalla y era mi padre —David.
—Zac, siento no haberte llamado antes, pero no tuve tiempo —me dijo.
—¿Qué sucede? —le pregunté.
—Tú prima, está yendo hacia la Universidad.
—¿Qué? —pregunté sin poder creerlo —¿Por qué Taylor viene aquí?
—Ideas locas de tu tía Annie —dijo algo exasperado.
—Pero… pero… ¿Acaso no había otra universidad para que fuera?
—No lo se, solo controla que no haga líos. Ya sabes como es…
—Si, si lo se —dije y suspiré —Es una diminuta bomba de tiempo.
—Contrólala Zac, no quiero problemas por ella…
—Tranquilo, la mantendré vigilada —le aseguré y colgué.
Volví a donde estaban mis amigos. Ambos miraron mi cara de exasperación.
—¿Qué pasó? —me preguntó Jared.
—Una pesadilla viene hacia aquí, tengan cuidado. Miren a su alrededor, ella es la creación de dios y
el diablo. Más del diablo diría yo…
—¿De que estás hablando Zac? —dijo extrañado el afro.
—¡Tontin! —escuché su voz detrás de mí y me paralicé.
—De ella —les dije a mis amigos y me giré a verla.
Con una sonrisa de oreja a oreja se acercó a mí y me abrazó.
—¿Cómo estás tanto tiempo, primo? —me preguntó.
—Hola Tay, ¿Cómo estas? —le pregunté.
—Cansada por el viaje, enojada porque mis padres me obligaron a venir a está estúpida
Universidad, y contenta de ver a mi primo favorito —dijo sin dejar de sonreír.
De verdad me daba miedo.
Se parecía un poco a mí, pero sus cabellos eran un rubio intenso, un rubio natural. Que caían sobre
sus hombros en definidos rulos. Y sus ojos eran verde cielo, un poco parecido a los míos, pero con
otro brillo. Su piel blanca parecía de porcelana.
—Muchachos ella es mi prima Taylor Swift. Tay ellos son Corbin Bleu…
—Es un gusto Taylor —le dijo el afro.
—El gusto es mío Corbin —dijo ella y luego miró a Jared.
—Y él es Jared Murillo —lo presenté.
Jared no articulaba palabra alguna. Solo miraba fijamente a Taylor, como si fuera algo que jamás
hubiera visto en su vida.
—Oye, ¿Qué le sucede? —me preguntó mi prima por lo bajo. Me encogí de hombros.
—¡No es cierto! —escuchamos como alguien decía detrás de nosotros.
Taylor se giró a verla rápidamente. Sus ojos se abrieron como platos y su boca casi toco el suelo
del asombro.
—¡No puede ser! —habló sin dejar de mirarla.
Las miré consecutivamente. Vanessa se encontraba frente a mi prima con la misma cara de
asombro que ella.
—¿Eres Taylor, Taylor Swift? —preguntó la morena atónita.
—Aja —dijo asintiendo mi rubia prima —¿Y tú eres Vanessa, Vanessa Hudgens?
—La misma que viste y calza, señorita ‘no pienso comprometerme con alguien hasta que me salgan
arrugas en los dedos pequeños de los pies’ —le dijo divertida.
Se acercaron para un amistoso abrazo. Miré a mis amigos y los encontré con la misma cara de
confusión que yo. Taylor se alejó para mirarla y sonreír.
—No puedo creer que seas tú, señorita ‘lo único que necesitas en la vida es un pote de helado, una
buena película y asunto arreglado’ —habló con rapidez —Te juro que si no creyera que las
casualidades son puras palabrerías, pensaría que esto es una casualidad.
—Lo mismo digo —dijo la morena.
—Perdón, perdón que interrumpa, señorita ‘no sé que de los dedos del pie’ y señorita ‘helado y
películas’ pero, ¿Pueden explicarme que pasa? —les pregunté.
—¿Conoces a Efron? —le preguntó Vanessa a Taylor.
—Es mi primo —le respondió ella.
—Mentira —dijo sin poder creerlo la morena.
—Lo juro —afirmó la rubia.
—No, no te creo.
—Enserio te digo, ¿Tú lo conoces? —le preguntó ella.
—Si, y por desgracia —me echó una despectiva mirada. Sonreí, estaba indignada por lo del beso.
Pero yo se que le encantó.
Vanessa giró la cabeza y miró hacia la mesa en donde estaba la chica de anteojitos.
—¡Emma! ¡Ven! —la llamó.
La chica castaña de ojos verdes se acercó a nosotros con la cabeza baja y con timidez. La miré
bien, no puedo creer que ella le haya dicho todas esas cosas a Corbin. Lo miré de reojo y vi su cara
de frustración.
—Emma, ella es Taylor una vieja amiga —se la presentó.
—Un gusto —le dijo Tay amable.
—¿Una vieja amiga? —pregunté y las miré —¿De donde se conocen?
Ambas se miraron entre si y unas grandes y blancas sonrisas se dibujaron en sus rostros.
—De las mejores vacaciones de nuestras vidas —dijeron al unísono.
Estallaron en risas. Las miré más confundido aun.
—Aun no puedo creer que estés aquí, hace como 2 años que no se nada de ti —dijo Taylor.
—Lo se, lo se. Me mudé perdí tu número… un desastre —le contó la morena.
—Pero, ¿Qué haces aquí? —preguntó la rubia, mientras comenzaban a caminar alejándose de
nosotros. Emma se unió a ellas.
—Mi padre me metió obligada a esta estúpida Universidad formativa —exasperó la morena.
—Los míos también —dijo Taylor.
—Oigan, ¿pueden contarme de donde se conocen? —les pregunté.
—Luego —sentenciaron las dos al unísono alzando un dedo hacia mí, pero sin dejar de mirarse
entre ellas.
Giré la cabeza para mirar a mis amigos. La cara de Corbin era una mezcla de confusión y
diversión.
Mientras que la cara de Jared era una mezcla de confusión y asombro. Volví mi mirada hacia donde
se habían ido y las tres estaban sentadas en una mesa.
—No puedo creer que se conozcan —dije sin dejar de mirarlas.
—Yo creo que las tres podrían perfectamente destruir al mundo —agregó Corbin.
—Yo creo que tu prima es la cosa más hermosa que vi en mi vida —habló con tono bobo Murillo. Lo
miré con ceño fruncido.
—Oh, dios. ¿Te gusta Taylor? —le pregunté. Jar me miró.
—Es muy bella, Efron —me dijo.
—Amigo mío, esa chica que ves ahí es el diablo en persona…
—¿Por qué dices eso? —preguntó el afro.
—Taylor Swift, puede llegar a ser peor que nosotros tres juntos. Ella es fría, calculadora y
especialmente es una enredadora —les dije.
—No puedo creer que estés hablando así de tu prima —dijo Jared sin dejar de mirarla —Es más, yo
diría que parece un ángel.
—Si, lo parece. Pero hay un largo camino para que lo sea. Hazme caso, Tay no es mujer para ti.
Ella es… muy especial.
—¿Por qué?
—Tiene la facilidad absoluta de volverte loco, usarte a su antojo y luego dejarte sin haber recibido
nada a cambio ¿me entiendes, verdad? Lo juro amigo…. Tengo conocidos que han salido con ella, y
quedaron fóbicos —dije.
—Pero si Jared ya es fóbico a las relaciones formales, al igual que tú —dijo Cor.
—No fóbico a las relaciones, fóbicos a las mujeres…
—Oh, eso es terrible.
—¿Lo ves Jar? Mejor busca otro objetivo. Además de que es una chica a la cual le gustan los
problemas, no sé como es que es amiga de Vanessa.
—Claro no, ‘tu’ Nessie es perfecta —dijo Murillo.
—Si lo es, en lo que me concierne a mí, lo es —contesté.
—Pero tal vez no conozcamos bien a la señorita Vanessa Hudgens —habló Cor —Algo deben
esconder ese par de ojos chocolate.
CAPITULO 20
Iba silbando la 5ª sinfonía de mi amigo Beethoven por el pasillo, mientras me acercaba a mi
casillero para dejar los libros allí antes de ir a la siguiente clase. Hoy debo decir que estoy muy
responsable, no he llegado tarde a ninguna clase y he ido a todas.
Debo tener algún tipo de problema, o algo en mi cerebro no esta haciendo conexión. Vi como mi
prima caminaba hacia mí, pero no me había visto.
—Taylor —la llamé. Ella levantó la vista y me miró.
—¿Qué haces tontin? —me preguntó.
—Busco unas cosas —le dije y miré a su alrededor para ver si estaba Vanessa. Desde que se
encontraron habían estado hablando y yo no tuve tiempo de agarrar a mi prima y preguntarle de
donde demonios se conocían —¿Vas a contarme de donde conoces a Vanessa?
—Aaaaw, juro que aun no puedo creer que ella este aquí. Y yo que pensé que llegaría aquí para
amargarme como la mejor…
—Aja, si que bueno —dije sin mucho interés —¿Me cuentas?
—Mmm, que interés.
—Vamos Taylor, no tengo toda la vida.
—Te cuento luego, ahora tengo que ir a clases. Te quiero —besó mi mejilla y se fue dejándome con
aquella maldita intriga.
Volví mi vista al frente y la que venía ahora hacia mi era la morena. No podía dejar pasar esta
oportunidad, tenía que saber. Me puse justo en su camino, ella miraba para atrás sin dejar de
caminar, ya que estaba hablando con alguien del cual se estaba alejando.
Volvió su vista al frente y chocó levemente contra mí.
—Auch, me asustaste —me dijo.
—Hola cariño —la saludé.
—¿Qué quieres? —me preguntó cortante. Aun estaba sentida por lo del beso. Sonreí por lo bajo y
la miré a los ojos.
—¿De donde conoces a Taylor? —le pregunté.
Su mirada acusadora cambió por una mirada asombrada y algo avergonzada. Apretó sus labios y
luego sonrió.
—Pasado tormentoso, Efron. No quieres saberlo —dijo y me guiñó un ojo para comenzar a caminar
y alejarse de mí.
—Si quiero saber —le dije, mientras ella caminaba. Se giró a verme y sonrió.
—No, no quieres saberlo.
Siguió caminando y me dejó con más intriga de la que ya tenía.
¡Mierda, tengo que saber de donde se conocen! ¿Y que es eso de pasado tormentoso?
Como dijo Corbin, ¿Qué es lo que esconden ese par de ojos chocolate?
El resto del día se me pasó bastante lento, siempre me pasa eso cuando estoy con algo que me
intriga en la cabeza. Corbin, Jared y yo salimos de nuestra última clase y caminamos hasta el
estacionamiento para irnos a nuestras respectivas casas. Me prendí un cigarrillo, y comencé a
compartirlo con Cor.
—Que día —suspiró el afro mientras soltaba el humo por la boca.
—Ni lo digas —dijo Jar mientras aspiraba el suyo.
Entonces los tres detuvimos nuestros pasos al verlas caminar sin dejar de hablar y reír. Juro que en
un momento la imagen se volvió en cámara lenta y cada movimiento que ellas hacían se veía con
más claridad. Fijé mi mirada en Vanessa, miré el movimiento de sus labios al hablar, la forma en la
que se curva su boca al sonreír. Sus largas pestañas, el dorado de su piel, la suavidad que
muestran sus piernas…
¡Diablos! ¡No puede ser que aun no me haya acostado con ella!
—Creo que estamos viendo como empieza la destrucción del mundo —les dije a mis amigos.
—Yo creo que las tres hacen un lindo trío de ángeles —dijo Jared con tono bobo.
—Yo creo que mejor nos cuidamos las espaldas —aseguró el afro.
Las tres se subieron al auto de la morena y prendieron marcha.
Nosotros terminamos nuestros cigarrillos y también prendimos marcha a nuestras casas. Cuando
llegué me tiré de cabeza al sillón. Realmente estaba agotado.
Tomé el control remoto y prendí la tele. El timbre mi departamento sonó. Fruncí el ceño, ¿Quién
podrá ser? Yo no espero a nadie hoy. Caminé y abrí la puerta.
—Hola primito, gracias por darme asilo en tu hogar —dijo ella con una sonrisa de oreja a oreja.
Entró con unas tres valijas y las soltó en medio del living. La miré sin poder creerlo.
—Pero Tay…
El timbre volvió a sonar, me acerqué a la puerta y la abrí.
—Hola Efron, no sabía que estarías aquí —me dijo ella.
—Te recuerdo que esta es mi casa, cariño —le contesté.
—Nessa, pasa —le dijo Taylor. La morena sonrió y pasó. Se abrazaron amistosamente y se
sentaron en el sillón.
¿Acaso yo estaba teniendo una pesadilla y en cualquier momento iba a despertar?
Ambas me miraron y juro que sentí miedo.
—¿Qué te pasa? —me preguntó mi prima.
—No, nada —le dije y me acerqué a la mesa de mármol que estaba allí para sentarme y comer un
poco de galletas.
Ellas hablaban en vos baja y de vez en cuando Tay me miraba de reojo. ¡Dios mío, esto no podía
ser peor! El timbre volvió a sonar. Suspiré frustrado.
—Zac, ¿puedes abrir? Esa debe ser Emma —me dijo mi prima.
—¿Me ves cara de mayordomo? —le pregunté.
—Anda Efron, no seas malito —dijo la morena poniendo su mejor cara de niña buena.
La miré fijo y asentí. Caminé hasta la puerta y la abrí. La pequeña figura de Emma me miró fijo y
acomodó sus anteojos.
—Lo siento, creo que me equivoqué —dijo tímida.
—No, no te equivocaste, pasa están adentro —le dije. Ella asintió y entró.
La pequeña Emma se acercó a las otras dos y se abrazaron dulcemente. Se sentaron y comenzaron
a hablar en voz baja. Las tres giraron su vista hacia mí.
—Ya puedes irte —dijo Tay.
—¿Qué? —le pregunté —No saldré para que ustedes trío de ninfas conspiradoras estén solas en MI
casa.
Vanessa rió por lo bajo.
—¿Te sientes intimidado? —le preguntó ella.
—Solo me temo que incendien mi casa. Además que no tengo a donde ir —dijo y puse mi mejor
cara de perrito mojado. Vanessa miró a Taylor y a Emma.
—No podemos dejarlo en la calle, miren su cara de perrito mojado —les dijo.
—No me ayudes Vanessa —le pedí.
—Okey, parece que estás sensible hoy —me dijo y volvió su vista a las chicas.
Sonreí por lo bajo y caminé hasta el pasillo. Tenía que escuchar que hablaban, así que me quedé
allí con la oreja bien parada.
—¿Y, van a contarme de donde se conocen? —preguntó Emma.
—Creo que fueron las mejores vacaciones de toda mi vida —dijo Vanessa.
—Si, nunca las voy a olvidar. Yo estaba en Hawaii con mis padres de vacaciones —habló Taylor.
—Yo había viajado con mi padre.
—Recuerdo que ese día me había enojado con mi madre porque quería coquetear con un bailarín
de salsa que había en el hotel —dijo la rubia.
—La tía Annie siempre es así —susurré.
—Baje al bar y me encontré con Vanessa…
—Que también yo estaba enojada con mi padre, por sus estúpidas amenazas —dijo ella.
—Comenzamos a hablar, y nos hicimos amigas. Esa noche arreglamos en salir a bailar
—Y fuimos. Pero esa noche fue un descontrol...
—¿Descontrol? —preguntó la chica de anteojos.
—Nos pusimos a tomar un poco, y luego se nos ocurrió hacer una apuesta —contó mi prima.
—Jugamos a quien seducía a más chicos en la noche —dijo la morena.
—Había que incluir el beso, ¿verdad? —dijo Tay. Vanessa rió divertida.
—Si, es verdad.
—¿Quién ganó? —dijo Emma.
—Pues claro, ¿quien va a ser? Taylor —musité.
—Vanessa, me ganó por tres chicos de diferencia —dijo mi rubia prima —Lo que pasa es que yo,
me encariñé con uno y me quedé más tiempo del que debía. Sino era obvio que yo ganaba.
—No es cierto, igual iba a ganarte —aseguró la morena.
No puedo creer lo que estoy escuchando. Eso no puede ser cierto. No, no creo que sea cierto.
Estoy completamente seguro de que ambas están bromeando.
—Después robamos una tienda —prosiguió Tay.
—Querrás decir, ROBASTE una tienda —aclaró Vanessa.
—Tú me ayudaste a hacerlo, ya que no querías dejarme comprar esa bikini.
—¡Tenías una igual Tay!
—No es verdad, esa tenía una piedrita de color que la otra no —se quejó ella.
—Luego casi quemamos el hotel —dijo la morena.
—Casi QUEMASTES el hotel —aclaró la rubia.
—¡No! ¡Eso no es cierto! Tú también lo hiciste.
—Tú sedujiste a ese chico, el pobre de tan bobo que quedó dejó apoyado el cigarrillo cerca de una
tela y casi destroza el lugar.
—¿Hace falta que seas tan detallista?
—Si, lo hace. Luego nos anotamos en un concurso de remeras mojadas —dijo Taylor.
—Pero antes de empezar Tay quiso matar a las demás participantes, porque todas tenían los
pechos hechos y el trasero también. Nos echaron.
—Si, malditas rameras de plástico —dijo mi prima con odio.
—Luego una noche nos hicimos pasar por una pareja de lesbianas para poder entrar a un boliche
gay, sino no podíamos pasar.
—Tuvimos que besarnos delante del guardia para que nos dejara pasar —acotó la rubia.
—Si, creo que nunca sentí tanta vergüenza en mi vida —dijo divertida Vanessa.
—¡Mentira! Si te encantó, hasta casi te haces lesbiana por eso.
—Sabes que a mi me gustan los hombres —aclaró ella.
—Si lo se, te encantan.
—Y bueno, luego hicimos varias cosas —dijo la morena.
—Atropellar a un cartero.
—Le quitamos unos caramelos a un par de niñas.
—Hasta que Vanessa conoció a Pattinson —habló con odio Taylor —Y desde ahí, ya no volvió a ser
la misma Vanessa busca problemas de antes.
—No, eso no es así...
—Si, si lo es... me cambiaste por un idiota y aun estoy sentida por eso.
—Suena a que deberían tener órdenes de restricción para estar cerca una de la otra —habló Emma.
Asentí con la cabeza, sin dejar de escuchar —No deberían estar a menos de 50 metros de cerca.
¡Dios santo, por lo menos Emma es algo sensata!
—¿Qué Emma? ¿Acaso nunca te has portado mal? —le preguntó la morena.
—Verdaderamente… no —dijo ella.
—¡Aaaay no, eso no puede ser así! Vamos a salir las tres juntas y volveremos a Emma, una chica
rebelde.
—Nooo —chillé sin darme cuenta.
—Oye, ¿Qué haces ahí? —me preguntó la chica de anteojitos. Salí de mi escondite. Las miradas
venenosas de Taylor y de Vanessa se posaron en mí.
—¿Estabas escuchando? —preguntó mi prima.
—No, yo no estaba escuchando. ¿Acaso creen que soy una chismosita? —les dije.
Las tres entrecerraron los ojos.
—Obviamente si —dijo Vanessa.
—No hagas preguntas, de las cuales no quieres saber la respuesta —me dijo Emma.
La miré bien.
—Con razón pones nervioso a Corbin, tienes cara de buena, pero de seguro eres peor que estas
dos —le dije. Miré a mi prima —¡Y tú Tay! Los tíos debieron dejarte más tiempo en el internado de
monjas —miré a Vanessa y negué con la cabeza —Y ti, de ti no me lo esperaba.
—¿Qué? ¿Qué cosa? —preguntó ella.
—Y yo que te veía como la madre de mis hijos —le dije y apoyé mi mano sobre mi pecho.
—¡Oh dios! —dijo ella divertida —Tú solo quieres una noche conmigo, y no la obtendrás.
—Los labios que besarían las frentes de mis hijos… tocaron los de Tay… no se si podré superarlo —
dije con mi mejor cara de decepción.
—Óyeme —se quejó mi prima —Cosas peores han tocado tus labios…
—Tu prima es más cosa que tocar a esa… teñida y hueca de Amanda Bynes. Y quien sabe cuantas
huecas más —me acusó la morena.

—No soy una cosa —dijo Taylor entrecerrando los ojos.

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