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Wallbanger - Cocktail #1 Cap. 22

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22
Parte I
Traducido por Anelynn
4:37 p.m., Ese mismo día
—¿Es Eso El Jabón? No te resbales en el jabón.
No me resbalaré en el jabón.
No quiero que te resbales. Se cuidadosa.
No me resbalaré en el jabón. Ahora date la vuelta otra vez y
cállate.
—¿Callarme? Imposible, no cuando tu mmm y cuando tu
ooohhh y luego cuando tú ay, eso dolió, Simon. ¿Estás bien allá
atrás?
Me resbalé en el jabón.
Comencé a darme la vuelta para ver si él de verdad estaba bien
cuando repentinamente me presionó contra la pared de la ducha,
sujetando mis manos extendidas contra azulejo. Los labios me
cosquillearon y el agua se roció en mi piel y a través de mis hombros
mientras su cuerpo se flexionaba contra el mío. Los pensamientos del
jabón fugitivo desaparecieron de mi mente mientras él se deslizaba
dentro de mí, duro, grueso y delicioso. Mi aliento me dejó en un
jadeo, amplificado por las paredes de azulejo, se hizo sexy por la
caída del agua, y rápidamente seguido por otro jadeo mientras
continuaba empujando dentro de mí, dolorosamente lento y con
determinación, sus manos ahora agarraban mis caderas.
Lancé mi cabeza hacia atrás, girando mi cara para encontrar la
mirada de Simon, desnudo y mojado. Sus cejas estaban fruncidas, su
boca abierta mientras invadía completamente y sin disculpa. Caí en
espiral rápidamente, a conciencia y el pensamiento claro
reduciéndose a un punto antes de explotar, palabras silenciosas
cayendo de mi boca y hacia el agua, yéndose por el desagüe.
Ahora esa O estaba de regreso, ella no se retrasó. Hasta ahora, llegó
inmediatamente y sin cuestionamientos, destrozando los recuerdos
de los días, semanas y meses de esperar y llorar, rogando y
suplicando. Ella me estaba recompensado con un continuo, constante
desfile que me dejó mareada y atontada, sin huesos y lista para más.
Gimiendo en mi oído, estremeciéndome y vibrando, Simon no pudo
frenar su balanceo. Él sabía intrínsecamente, como yo, que su chica
estaba bien para unas más. Y entonces, con agonizante destreza,
plantó un beso húmedo en mi cuello, dejó mi cuerpo, haciéndome
girar rápidamente, y estaba otra vez adentro antes de que pudiera
decir. Oye, ¿a dónde vas?
A ningún lugar, Chica de camisón, no en un futuro cercano
murmuró, con rudeza agarrando mi culo y levantándome contra la
pared, usando su peso para aplastarme contra el azulejo,
apretándome a él y dentro de mí. Su cuerpo se dobló mientras el mío
era aplastado, nuestra piel resbaladiza sintiéndose indescriptible uno
contra el otro. ¿Cómo había permanecido lejos de este hombre tanto
tiempo? No importa, él estaba aquí, dentro de mí, y cerca de entregar
otro desfile O en todas partes. Me presioné otra vez contra él solo lo
suficiente, para abrir un espacio entre nosotros apenas para dar un
vistazo hacia abajo, el deseo empaño mi visión pero no tanto para
que no pudiera verlo entrar en mí, una y otra vez, llenándome como
ningún otro hombre lo ha hecho.
Ahora el mismo mirando hacia abajo para ver qué es lo que me tenía
tan paralizada, también estaba cautivado y un sonido más como
Mmmp dejó su boca. Sus movimientos fueron más rápidos,
tratando de localizar, esa sensación, ese momento crítico que sentía
tan cerca del dolor y tan cerca de la perfección. Esos ojos azules,
ahora llenos de lujuria y fuego, volaron retrocediendo a los míos
mientras los dos lanzamos de ese acantilado otra vez juntos.
Sujetar. Congelación. Bloqueado y descargado. Nos corrimos juntos
con un rugido, un gruñido y un gemido que dejaron mi garganta en
carne viva y mi hoohah excitada.
Hoohah excitada... qué gran nombre para un.... Mmmmm...
6:41 p.m.
Paseando en mi departamento solo con una toalla, esquivando
montones de harina y puñados de pasas. Simon era un espectáculo
para contemplar. Cuando derrapó en el parche de mermelada y chocó
con la encimera, me reí tan fuerte que me tuve que sentarme en el
sofá. Ahora se paró frente a mí con una rebanada de pan zucchini
mientras yo reía, con una mirada divertida en su rostro. Continué
riendo, y mi toalla se resbaló, revelando más que un poco de mis
activos. En la vista de mis pechos, dos cosas pasaron. Sus ojos
estallaron, y también algo más. Salió de golpe. Levanté una ceja con
este último acontecimiento.
—¿Te das cuenta que me estas convirtiendo en una clase de
máquina? notó, inclinándose hacia su HolaAllí pinchando la toalla.
Simon se tomó el tiempo para poner su pan zucchini a salvo en la
mesa del café.
—¿Cuán lindo es eso? ¡Es como si estuviera sacando su cabeza detrás
de una cortina! aplaudí.
Puede que no estés enterada, pero como regla general, a ningún
hombre le gusta la palabra lindo en la misma oración que sus
genitales.
Pero él es lindouh-oh, ¿a dónde fue?
Es tímido ahora. Todavía no es lindo, sino tímido.
Tímido, mi culo. Él no fue tan tímido en la ducha hace un ratito.
Necesita su ego acariciado.
Guau.
No, realmente. Creo que encontrarás que es un poco receptivo a las
caricias.
Ahora ves, estaba pensando que tal vez él solo necesita latigazos
de una buena lengua, pero si crees que acariciar será suficie...
No, no, creo que latigazos de una lengua funciona bastante bien. El
—¡Maldición, Caroline!
Me incliné, trayendo al tímido hacia adelante, e inmediatamente lo
rodeé con mi lengua.
Sintiéndolo crecer más duro todavía, me acomodé en el borde del
sofá, envolví mis brazos alrededor de él y solté la toalla. Jalándolo
más cerca, y por lo tanto más profundo en mí, canturrié en
satisfacción mientras sentía que sus manos se levantaban en mi
cabello y trazaban mi rostro. Con reverencia, colocó sus dedos en mis
párpados, mejillas, sienes, finalmente enterrando una mano en mi
cabello y la otra, bueno, guau. Se agarró a sí mismo. Mientras yo
concentraba toda mi atención en su punta, se acarició en la base,
algo que era posiblemente la cosa más sexy que alguna vez haya
visto. Viendo su mano, envuelta a su alrededor mientras se movía
dentro y fuera de mi boca... Oh mi.
Sexy no es la palabra correcta para él. Es inadecuado ante el arte de
erotismo puro llegando a su fin enfrente de mí. Y hablando de frente
de mí, canturrié otra vez en agradecimiento, sintiéndome excitada
solo con el juego que mi boca estaba consiguiendo. Boca suertuda.
Caí hacia atrás contra el respaldo del sofá y jalé a Simon conmigo. Él
respondió usando ambas manos para sujetarse contra el respaldo del
sofá, empujando dentro y fuera de mi boca con convicción. El ángulo
le permitió penetrar más profundamente, e hizo más fácil para mí
para tomar más de él, agarré su culo, sintiendo la excitación de
atenderlo, sabiendo que era yo, sólo yo, quién lo tenía adentro de
esta manera.
Podía sentirlo acercándose. Ya estaba comenzando a saber sus
reacciones inmediatamente. Lo deseaba otra vez. Era egoísta de esa
manera. Deleitarlo con un fuerte jalón final, lo empujé hacia abajo
sobre sofá y lo monté a horcajadas. Sintiéndome contra él, se empujó
hacia arriba mientras yo me hundía, y había ese momento—¿sabes
ese momento? ¿Cuando todo se siente expandido y detenido en la
forma más deliciosa? Tu cuerpo reacciona: algo que no debería estar
dentro ahora lo está y por un momento, es extraño, desconocido. Y
entonces tu piel siente un regreso como campeón, la memoria de tu
músculo toma el control, y luego es tan bueno, la sensación de
plenitud, de maravilla y de sobrecogimiento.
Y luego comienzas a moverte.
Agarrando sus hombros para apalancarme, enrollé mis caderas en las
de él, notando no por primera vez que él había sido inteligentemente
diseñado con las medidas exactas en mi mente. Encajaba dentro de
mí perfectamente, dos mitades de un entero, alguna clase de Lego
sexual. Él también lo sentía, pude decirlo.
Colocó su mano extendida contra mi pecho, directamente encima de
mi corazón. Asombroso susurró mientras lo montaba, dulce y
caliente. Mantuvo mi corazón en su mano mientras me mecía en él,
su otra mano en mi cadera, guiándome, colocándome, sintiendo que
me ocupaba de ambos. Él lucho para quedarse conmigo, para
mantener sus ojos abiertos mientras su liberación se aceleraba. Tomé
su mano de mi corazón y la coloqué más abajo, donde empezó a
trazar esos malditamente perfectos círculos.
Jesús, Simon.... Oh, Dios... tan....taaan bueno.... yo.... mmmm...
Amo verte derrumbarte gimió, yo también. El gimió. Y ambos.
Me derrumbé en él, observando hasta que la habitación se dejó de
girar y la sensación regresó a los dedos de mis manos y pies,
serpenteando a través de mi cuerpo mientras me atraía hacia él.
Latigazos de lengua. Qué idea resopló, y solté una risita.
8:17 p.m.
—¿Alguna vez has pensado en cambiar el color de la pintura aquí?
—¿En serio?
—¿Qué? ¿Tal vez un tono más claro de verde? ¿O incluso un azul?
Azul podría ser agradable. Amaría verte rodeada de azul.
—¿Yo te digo como tomar fotos?
Bueno, no...
Entonces no me digas cómo seleccionar los colores de la pintura. Y
como sucede, estoy planeando cambiar la paleta de colores aquí,
pero va a ser más oscuro. Más profundo, puedes decirlo.
—¿Más profundo, puedes decir? ¿Cómo es eso?
Eso es bastante bueno. Mmm, es realmente bueno. De cualquier
modo, como estaba diciendo, estoy pensando tal vez en un profundo
gris pizarra, con una nueva encimera de mármol azúcar cremoso,
profundizando las alacenas en un rico, caoba oscuro. Santa mierda,
eso se siente bien.
Anotado. Más profundo es bueno, y muy profundo es incluso mejor.
¿Puedes poner tu pié en mi hombro?
—¿Así?
Cristo, Caroline, sí, así. Tan... nueva encimera, ¿dijiste? Mármol
podría ser un poco frío, ¿no crees?
Sí, sí, ¡sí! ¿Qué? Quiero decir, ¿qué? ¿Frío? Bueno, desde que
generalmente no estoy extendida en un rollo de mermelada en la
encimera, el frío no me molesta. Además, las encimeras de mármol
son las mejores para estirar la masa.
No advirtió, girando su rostro para besar la parte interna de mi
tobillo
—¿No qué, Simon? ronroneé, mi aliento atorándose mientras que
sentía su paso comenzando a acelerarse ligeramente, imperceptible
para cualquiera excepto para mi, en la que estaba él actualmente.
No trates de distraerme con pláticas de masa. No funcionará
instruyó, dejando ir de la encimera con su mano izquierda y
pasándola ligeramente sobre mis pechos, una y otra vez, provocando
mis pezones se pusieran como picos duros con las puntas de sus
dedos.
Una energía frenética comenzó a instalarse abajo, en mis caderas y
mis muslos, en la boca de mi estómago y los puntos en medio. —¿No
pláticas de masa? ¿No sucias pláticas de masa para Simon? Mmm,
¿pero no crees que un poco de distracción es buena de vez en
cuando? Quiero decir, puedes solo imaginarme, inclinada en la
encimera, trabajando tan duro para ti... me fui apagando,
recorriendo mis dedos a través de su cabello, inclinándome para
besarlo con una boca húmeda, lengua, labios y dientes intentando
llevarlo más profundo de mí.
Estaba colocada en el borde de la isla de la cocina, muy desnuda,
como estaba nuestro justo Sr. Parker, enterrado en el interior y
determinado a hacer que esto dure tanto como sea posible.
Queríamos ver cuánto tiempo podríamos llevar una conversación
mientras... bueno... lo hacíamos. Hasta ahora diecisiete de los más
intensos, sensuales, fantásticos minutos de mi vida, y eso no estaba
contando el juego previo. La O estaba bailando en la periferia,
preguntándose por qué no le estaba concediendo acceso inmediato.
Pero ahora yo tenía el control de la perra, y esta dulce tortura era
increíble. Vale la pena aguantar.
Eso fue, hasta que Simon me pidió que pusiera mi pié en su hombro.
Santo infierno, me estaba destrozando. Una pierna en su hombro, la
otra la mantuvo abierta hacia un lado, sus caderas girando en
desesperantes círculos diminutos, creciendo en el más pequeño de los
incrementos. El era quien insistió en la conversación, y yo había sido
capaz de mantenerla, hasta el pie en el hombro. Repentinamente,
partes que realmente no habían sido parte de esto antes ahora
estaban siendo estimuladas, y se estaba poniendo más y más difícil
mantener mi inteligencia sobre mí. Pero realmente, ¿quién necesita la
inteligencia? Podría ser tonta. Siempre y cuando pudiera estar debajo
de Simon, estaba bien con ser tonta.
Pero todavía podía jugar este juego en este momento, mientras
quedaba algo de persistente inteligencia.
No me pongas a prueba, Chica Traviesa. Voy a hablar sucio contigo
inmediatamente en esta isla.
Mmm, Simon, ¿no puedes solo verme? ¿Inclinándome sobre ella,
un pequeño delantal con nada debajo, un rodillo de cocina en la
mano, y un tazón lleno de manzanas?
—¿Manzanas? Oh chico, amo las manzanas gimió, levantando mi
otro pie y colocándolo en el hombro contrario, sus manos rudamente
jalándome aún más hacia enfrente del borde, su ritmo levantando
otra vez sólo un poco.
Sé que lo haces, ¿con canela? Podría cocinarte tarta, Simon. Tu
propia tarta de manzana, incluso una corteza casera... todo para ti,
chico grande. Sabes que todo lo que tienes que hacer es pedírmelo...
sonreí con suficiencia, tratando de evitar que mis ojos se crucen
mientras el acelera otra vez, el sonido de la piel golpeándose ni
siquiera es divertido en absoluto. Ahí se fue otra pizca de inteligencia.
—¿Cómo se siente eso, Caroline. ¿Bien? preguntó,
sorprendiéndome.
—¿Bien? Se siente increíble.
—¿Increíble? ¿De verdad? se retiró casi todo antes de deslizarse
otra vez dentro de mi todo a la vez, haciéndome sentir cada
centímetro.
Y la inteligencia es independiente. Sabes, lo hace, pero de vuelta a
las manzanas. ¿Te gustaría que tu tarta se sirviera caliente con
helado de vainilla? Caliente y derretido conoh mi Dios....
—¿Realmente quieres hablar de eso en este momento? Porque si
sigues con eso, voy a estar forzado a ponerme realmente sucio.
—¿Más sucio que hablar de la tarta de manzana? pregunté,
extendiendo y apuntando los dedos de mis pies hacia el techo,
creando una nueva sensación.
Que hay sobre esto, si no paras toda esa plática de la tarta de
manzana comenzó, inclinándose hacia abajo para poner su boca
contra mi oído, haciéndome temblar. Una mano agarró mi pecho, con
rudeza girando y pellizcando mi pezón. La otra escabulléndose abajo,
sintiendo contra mí hasta que encontró el lugar que me hacía tensar
y gritar.
Si no te detienes, voy a parar de follarte, y confía en mí cuando te
digo que ni siquiera he comenzado a arrasarte en todas las maneras
que he soñado.
Retrocedió y empujó. Duro.
¿Última pizca de inteligencia? Adiós. No soy tan orgullosa para rogar.
Dios, Simon, me doy por vencida. Sólo fóllame.
—¿Tarta de manzana para mí?
—¡Sí, sí! ¡Tartade manzana para ti! Oh, Dios...
Así es, tarta de manzana para mí, tarta de manzana paraDios,
estás apretada de esta forma gimió, cambiando ambas piernas a un
lado, sujetándolas mientras golpeaba dentro de mí, una y otra vez,
nunca retirándose, solo avanzando, bajando la mirada hacia mí,
observándome mientras mi espalda se arqueaba y mi piel se
sonrojaba, el calor deslizándose mientras mi clímax rompía sobre mí,
asombrándome en silencio con su intensidad mientras era sacudida
en el centro de mi ser.
Te amo, Caroline, te amo, te amo, te amo canturreó, empujando
erráticamente ahora mientras se aceleraba hacia su propia liberación,
sudor escurriendo de su ceja mientras se aferraba a mis caderas
mientras yo me aferraba a él internamente, sujetándome a él tanto
como podía, sintiendo su sólido peso sobre mí mientras ponía su
cabeza en mi pecho. ¿Cómo su calor podía sentirse tan bien? Debería
haber hecho que no pudiera respirar, opresión de los pulmones y
todo eso, pero no lo hacía. Sosteniéndolo, acunando su rostro
mientras barría su cabello, se sentía lo opuesto a pesado.
Vas a matarme, de seguro mientras estoy tumbado aquí gimió,
besando en donde quiera que podía.
Yo también te amo suspiré, echándole un vistazo al techo de mi
cocina. Pude sentir una sonrisa tan grande como la bahía de mi cara.
La O iba a estar cerca por un largo tiempo.
De ninguna manera voy a pintar mi cocina de azul.
9:32 p.m.
No puedo creer que esta es la segunda vez que nos estamos
limpiando la harina y el azúcar el uno al otro. ¿Qué está mal con
nosotros?
El azúcar es bueno para la exfoliación expliqué, no estoy segura
que bien nos está haciendo la harina.
—¿Exfoliación?
Sí, me imagino que cada vez tengamos sexo aquí, todo ese azúcar
nos ayuda a remover las células muertas de la piel.
—¿De verdad, Caroline? ¿Células muertas de la piel? Eso es
difícilmente sexy.
No te estabas quejando hace un rato.
Bueno no, ¿cómo podría? ¿Prometiste hornearme una tarta de
manzana. No olvides esa parte.
No lo olvidaré, pero estaba de alguna forma bajo coerción.
Estabas debajo de mí, no bajo coerción, debajo de mí.
Sí, Simon, estaba debajo de ti.
—¿Lavo tu espalda?
Sí, por favor.
Nos pusimos en lados opuestos de la tina, relajando y remojando
además otra ronda de menjunje de la cocina.
En algún momento, iba a tener que limpiar todo el desastre, pero
ahora mismo lo único en lo que me podía concentrar era en este
hombre enfrente de mí. Este hombre, hasta arriba del cuello con
burbujas aromáticas, brazos fuertes estrechándome para llevarme
más cerca. Giré en la tina como una boya, bamboleando de un lado al
otro y me coloqué frente a él. Usó una toallita para remover
gentilmente lo último viscoso que me cubría. Entonces me jaló a su
pecho, inclinándose contra el borde de la tina.
Los brazos me circulaban, metiéndome, rodeándome con agua
caliente y un más caliente Simon. Cerré mis ojos, disfrutando la
sensación de todo. La seguridad, la dulzura, la sensualidad. Me moví,
tratando imposiblemente de conseguir estar más cerca, y entonces lo
sentí contra mi culo. Creciendo.
Por qué, hola ahí, amigo murmuré, deslizando mi mano a través
de las burbujas para encontrarlo, el deseo lascivo.
Caroline... advirtió, dejando caer su cabeza en el borde de la tina.
—¿Qué? pregunté inocentemente, siguiendo con mis dedos a lo
largo de sus lados, sintiéndolo reaccionar.
No tengo diecisiete, sabes se rió, su voz creciendo ronca y
necesitada a pesar de sus palabras.
Gracias a Dios, o tendría que responder por mis acciones
corrompiendo a un menor y todo eso. susurré, lentamente
girándome para frotarme a lo largo de su longitud, jabón, burbujas y
agua haciéndome resbalosa.
Él siseó ligeramente y sonrió. Vas a destrozarme, sabes eso,
¿cierto? Juro en todo lo que es santo, que no soy una máquina-Cristo,
no pares de hacer eso gimió, empujando en mi mano sin pensarlo.
Ah, pausa tonto. Sólo te quiero follar hasta que no puedas ver bien
ronroneé, apretando mi puño mientras él salpicaba el agua un poco
sobre un lado.
Apenas puedo ver así como esta. Parece que son tres como tú
gimió, separando mis piernas y colocándome sobre él.
Apunta al que está en el centro, Simon instruí, y me deslicé hacia
abajo.
Sí, teníamos algo de agua que limpiar.
* * * * *
22
(Parte II)
Traducido por Nico Robin.
11:09 pm
-Solo voy a buscar un poco de comida. Necesito sustento, mujer.
-Consíguela, y vuelve rápido a mí. Te necesito, Simon. ¿Por qué te
arrastras por el piso?
-No creo que pueda sostenerme actualmente en este punto. La
máquina necesita un descanso. La máquina bien podría necesitar
reparaciones. La máquina, espera, ¿Qué estás haciendo por ahí
Caroline?
-¿Qué, esto?
-Sí, sí, eso luce como que tú, guau, ¿Te tocas tu sola de esa manera
mucho?
-No lo hago seguido, ¿Por qué? Luce bien para ti ¿sí?
-Sí, eso es guau um esa es la puerta el chico con la comida está
aquí. Y yo y comida yo
-¿Estas rimando justo ahora, Simon? Mmm, esto se siente bien
-¡Hola! Hola, ¿hay alguien ahí? Alguien pidió una orden, amigo,
¿Cómo se supone que voy a darte tu cambio?
-Quédese con el cambio.
-Amigo, me pasaste cincuenta por debajo de la puerta. Sabes que
eso es como un cambio de treinta dólares ¿verdad?
-Quédate con el cambio. Deja la comida. Caroline, sube a la cama.
-Mmm, tan cerca, Simon. Claro que no quiero yo también
mmm acabado oooh. Amo cuando haces esto.
-Mmph, mumph, hah, hooo
-No hables con la boca llena, Simon, Simon, Simon, Simon,
Siimmoooon
-Está bien, amigo. Estoy totalmente dejando tu comida aquí. Um,
gracias por el consejo.
1:14 am
Nos tumbamos en la cama, débiles y un poco estúpidos. Mi pobre
Simon, lo había montado al borde de la extinción. No era una
adolescente, pero incluso el se sorprendió por su hmm aguante.
Después de la última después de la última ronda en loco-mundo, se
arrastró de nuevo por el pasillo, saco la comida, y comimos una
sesión de tailandesa en el centro de la cama. Rápidamente quite las
sabanas por que las pasas y las nubes de harina seguían por todo el
departamento. La cantidad de trabajo con la que me iba a enfrentar
en la cocina mañana era desalentadora, pero valía la pena. Todo ello.
Todo valió la pena.
Ahora estábamos descansando, solucionados pero no resueltos.
Todavía envueltos alrededor del otro, pero ahora vestidos con un
camisón rosa y un par de pantalones de chándal. Para que quede
claro, me puse el camisón rosa. Nos tumbamos a lado del otro, uno
frente al otro, con las piernas enredadas y agarrados de la mano.
-¿Cuándo tienes que volver a trabajar?
-Le dije a Jilliam que volvería el Lunes, a pesar de que es la última
cosa en la que estoy pensando en este momento.
-¿Qué estás pensando?
-España.
-¿Si?
-Sí, fue increíble. Gracias por tomarme, y luego tomarme- lo empujo
con el codo.
-Ha sido un placer en ambos casos. Me alegro de que pudieras
venir-bufo
Ahora que O había regresado, podíamos bromear al respecto. Nos
quedamos en silencio por un momento, simplemente disfrutando la
música. Simon había cojeado a un lado para poner un disco hace un
rato. Aun cojeaba, era sexy.
-¿Cuándo te vas a Perú? Rayos, aun te odio un poco porque vas a ir,
pero ¿Cuándo te vas?
-Alrededor de dos semanas. Y no odies al fotógrafo. Me tengo que ir,
pero siempre regreso.
-Oh, para ser clara, yo no te odio por irte. Te odio porque yo también
quiero ir, pero estoy divagando. Te amo más de lo que te odio, así
que estamos bien.
-¿Estamos bien?
-Si, por supuesto. Tienes que viajar por tu trabajo. No es que no lo
supiera.
-Buenos,
-No me estas dejando atrás. Vivimos vidas muy ocupadas y
continuaremos hacerlo. El hacho de que metas tu polla en mi ahora,
no nos va a cambiar- le conteste.
Una lenta sonrisa se dibujó en su boca. Con los ojos todavía cerrados,
pero sonriendo.
-A veces las pollas cambian personas - dijo a través de una sonrisa.
-Las pollas cambian lo que debe ser cambiado. A veces las pollas lo
hacen mejor.
-A veces las pollas lo hacen mejor, que cosa tan extraña para decir.
-Quédate alrededor, quien sabe que voy a decir después.
-Cumplir.
-Bueno, saberlo y ser el que se queda atrás son dos cosas diferentesdijo
con los ojos cada vez un poco más nublados. Aliso mi mano por
su mejilla, sintiendo su nuca y la piel y mirándola en mi tacto. Sus
ojos se cerraron, y tarareo un murmullo de satisfacción.
-Ir a besarte ahora.
-Gracias a Dios- me reí mientras envolvía sus brazos a mi alrededor.
Nos besamos en silencio, pensativos. Me senté en su regazo,
encajando perfectamente y oliendo a gloria.
-Adoro este rincón.
-Bueno.
-Nadie más tiene este rincón
-Es tuyo.
-Sí, si lo es. Asegúrate de decirles eso a todas las mujeres hermosas
peruanas que traten de seducir al caliente americano.
-Me asegurare de decirles que mi rincón esta tomado.
Sonreí y bostece. Un par de días agotadores. Tenía Jet Lag y había
sido sacudida una pulgada de mi vida. Tendía a ser una chica
cansada. Simon se inclinó sobre mí para apagar la luz y me metió de
nuevo en su rincón.
1:23 am
-¿Simon?
-¿Mmm?
-¿Estas durmiendo?
-Mm-hmm, yo también.
-Yo solo quería decir, bueno, que estoy muy contenta de que
regrasaras temprano a casa.
-Mm hmm,yo también.
-Estoy bastante enredada contigo.
-Mm hmm, yo también.
-Enredada como un gatito.
-Mm hmm, yo también.
-¿Quién perdió sus guantes?
-Guantes, mm hmm
-¿Simon?
-¿Mm hmm?
-¿Estas durmiendo?
-Mm hmm
-Te amo.
-Te amo también.
-¿Caroline?
-Mm hmm
-Estoy contento de haber venido a casa temprano.
-Mm hmm
-Y estoy muy contento de que hayas venido.
-Basta.
-Buenas noches, Caroline.
-Buenas noches, Simon.
Y como Count Basie y su orquesta nos puso fuera en sueños, no
acurrucamos alrededor del otro y nos dormimos.
Textos entre Simon y Caroline el martes siguiente:
Hable con un amigo mío. Creo les dije como sabían las gambas que
hiciste cuando estábamos en España.
Perfecto, van a encajar en la fiesta española para el sábado. Todo el
mundo está llegando, incluso Jillian y Benjamin.
¿Segura que no quieres hacerlo en mi casa?
No, va a ser más fácil en la mía. Tengo la isla, sirve mejor para
preparar, pero estoy comandando tu horno.
¿Te puedo comandar en la isla?
Ese no es el uso correcto de la palabra “comandar”
Por favor, sabes lo que quiero decir.
Lo hago, y puedes.
Genial, ¿Has visto mis zapatos para correr?
Si, están en mi cuarto de baño donde los dejaste. Tropecé con ellos
esta mañana.
¿Ese es el golpe que oí?
¿Lo oíste?
Sí, me despertó.
¿Y no viniste a ver si estaba bien?
No quería molestar a Clive.
No puedo creer que haya estado durmiendo a su lado. Gato traidor.
Ahora somos amigos bueno, casi amigos. Se meo en mi sudadera
de nuevo.
¡Ha! Tengo que volver al trabajo, ladrón de gato. ¿Seguimos viendo
una película esta noche?
Si así como quieres llamarlo.
Luce como que tenemos planes.
Tengo planes. Oh hombre, ¿tengo planes?
Como los tengo…
Estoy aquí sentado comiendo tu pastel de manzana piensa en eso.
Eso es en todo lo que puedo pensar ahora… odiándote.
Tú no me odias.
Eso es cierto. Ve a comer mi pastel.
Asfixia
Texto entre Mimi y Caroline el jueves:
¿Estas segura de que no puedo llevar nada el sábado?
Nah, Sophia está trayendo las bebidas, y nosotros nos estamos
haciendo cargo de lo demás.
Se oye tan bueno oírte en un nosotros de nuevo.
Sí, estoy disfrutando del “nosotros”
¿Y nosotros- nosotros?
¿Cuántos somos, siete? Si, el nosotros-nosotros es bueno.
Es bueno escucharlo. ¿Te has acostado en la cama del pecado
todavía?
No, parece que seguimos en mi lugar. Siento que me sentiría rara en
esa cama.
Muchos muros fueron golpeados por esa cama
Exactamente. A eso me refiero, se sentiría extraño.
Tal vez sería bueno para marcar su cama, por así decirlo. ¿Nueva era,
nueva novia, nuevo golpeador?
No sé, ya veremos… Sé que en algún momento voy a dormir allí,
pero no todavía. Además de que él está teniendo mucha diversión
con Clive.
¿QUE? ¡Clive odia a los chicos! Excepto chicos gay.
Han llegado a algún tipo de entendimiento gatito raro/ hombre. No lo estoy
cuestionando.
Es como un nuevo orden mundial.
Lo sé.
¿Quieres que llegue temprano el sábado para ayudar?
Lo único que quieres es entra en mis cajones otra vez.
Tienen que ser reorganizados
Ven temprano.
¡Wahoo!
Obtener un poco de ayuda.
La tarde del jueves todo estaba tranquilo. Simon y yo nos sentamos
en el sofá, trabajando. Yo estaba dibujando un concepto de un salón
de baile para alguien. Yep, salón de baile. Este es el mundo que
visite. Solo visitado, no viviendo. Yo seguía en mi ropa de yoga.
Simon cocinaba, usando mi cocina, en la que se estaba volviendo
muy a gusto. Dijo que era más fácil ya que no la pasábamos en mi
lugar de todas formas, pero lo atrape levantando a Clive sobre el
mostrador para que viera. Puse entre comillas por que la palabra
fue dicha por Simon a Clive realmente.
La frase completa, creo, era Aquí tienes, amigo. ¡De esta manera tu
puedes ver! Apuesto a que no se puede ver muy bien desde abajo en
el suelo ¿cierto? Y Clive contesto. Sé que era técnicamente
imposible, pero el sonido sonó como si pronunciara Gracias
Mis chicos estaban unidos. Era lindo.
Estábamos sentados, yo dibujando y Simon haciendo sus planes de
viaje a Perú en línea. Tenía algo así como setenta billones de millas
de viajero frecuente, y le gustaba hacer alarde de ello en mi cara.
Tan silencioso como era, a excepción de ms lápices de colores en el
papel y su clic-clac en el teclado. Y el clic de Clive. El más terco gatito
adoptado en el mundo.
Simón termino y cerró su laptop, estirando sus brazos sobre su
cabeza y dejando al descubierto su camino feliz. Puede que haya
dibujado algo fuera de las líneas. Apoyo la cabeza en el respaldo del
sofá, con los ojos cerrados. Dentro de unos momentos, el más
pequeño de los ronquidos comenzó, y sonreí en silencio. Continúe con
mi dibujo.
Diez minutos después sentí a su mano arrastrarse por lo cojines y
agarrando mi mano.
Solo necesitaba una mano para dibujar después de todo.
* * * * *
22
Parte III
Traducido por Majo_Smile
—¡Mierda, Caroline, estos langostinos están enfermos! Gimió Mimi
en una forma que hizo que Ryan reajustara la forma en que estaba
sentado.
Era sábado por la noche, y estábamos todos reunidos alrededor de la
mesa del comedor, llena de comida Española y vinos Españoles. Me lo
pasé de maravilla tratando de recrear toda la maravillosa comida que
Simon y yo habíamos comido. No es tan buena por cierto, pero casi.
Y por supuesto nos quedamos sin el ambiente costero, pero en vez
tuvimos la sensación hogareña que solamente una noche de otoño
dentro de niebla en San Francisco puede proporcionar. Las luces de la
ciudad brillaban a través de las ventanas, el fuego crepitaba en la
chimenea, cortesía de Benjamin, y la risa llenaba el apartamento.
Me senté en mi silla, escondida al lado de Simon mientras nos reímos
con nuestros amigos. Había estado un poco nerviosa que seríamos
sometidos a algún tipo de novatada, ya que nuestro inevitable
conseguir-juntos había sido el tema de conversación durante tanto
tiempo. Pero fue bueno, todo el mundo se instaló en la noche con
sólo un mínimo de burlas. Simon y yo habíamos estado juntos la
mayor parte de la noche, pero podía darme cuenta de que nos
convertiríamos en una de esas parejas que no necesitaban eso.
Yo nunca quise ser esa pareja, la que era enteramente codependiente y en
constante necesidad de reafirmación. Me encantaba Simon, eso
estaba claro. Uno de nosotros viajaba, por amor de Dios, por lo que
teníamos que rodar con ello. Y pensaba que lo haríamos. Lo sentí
junto a mí, y me moví un poco más cerca. Él pasó un brazo alrededor
de mi cintura, su mano acariciando mi brazo, apretando y sólo
haciéndome más consciente de él. Era consciente. Sus dedos trazaron
pequeños círculos alrededor de mi codo, y yo suspiró mientras me da
un beso rápido en la frente.
Nunca necesitaría la Miel y el Bebé. Sólo lo necesitaba a él y a sus
pequeños círculos. Sólo necesitaba sentirlo a mi lado, cada vez que
estuviera aquí. Jillian llamó mi atención desde el otro lado de la mesa
y guiñó un ojo.
—¿Qué fue eso? Le pregunté, tomando mi segunda copa de brandy.
Simon iba a tener ningún problema para meterme en la cama más
tarde esa noche, no es que alguna vez lo hizo.
Las cosas funcionaron bien, ¿verdad? Preguntó, mirando hacia
atrás y hacia adelante entre Simon y yo.
No podría haber salido mejor. Subarrendar tu apartamento para mí
fue la mejor decisión que has tomado. Le sonrió, inclinándome
hacia Simon mientras frotaba mi hombro.
Jillian me dio tu número para que pudiera escribirte textos desde
Irlanda, ahora esa es la mejor decisión que ella jamás ha tomado,
añadió, guiñándole un ojo a Benjamin desde el otro lado de la mesa.
Oh, no lo sé. Pretender que no sabía de tu misterioso vecino fue
una maldita buena decisión también, dijo ella, con una sonrisa
pícara iluminando su cara mientras Simon tosió en su brandy.
Espera, ¿qué? ¿Sabías todo el tiempo que era yo viviendo en la
puerta de al lado? Preguntó, farfullando mientras le tendí una
servilleta. ¡Pero ni siquiera has estado en mi lugar!
Ella no, pero yo sí, Benjamin habló arriba, chocando su copa con
la de su novia.
Simon y yo nos sentamos como cubas mientras los veíamos reír y
felicitarse a sí mismos.
Bien jugado...
Bueno, ese es el último. No hay más platos, anunció Simon,
cerrando el lavavajillas. Después de que todos finalmente se fueran,
decidimos limpiar el resto del lío en lugar de dejarlo para la mañana
siguiente.
Gracias a Dios. Estoy derrotada.
Y tengo las manos callosas. Guiñó un ojo, y me mostró cómo de
rojas estaban.
Esa es la marca de una buena ama de casa. Apenas escapé de
sus acaparadoras manos.
Solo llámame Madge y traer ese fantástico culo de vuelta aquí,
disparó él de nuevo, chasqueando un paño de cocina en mi dirección.
—¿Este culo? ¿Este culo justo aquí? Pregunté, apoyándome a mí
misma contra la isla solo así, inclinándome hacia adelante en mis
codos.
Quieres jugar ahora, ¿es eso? Pensé que estabas derrotada,
murmuró, cogiendo mi trasero en sus callosas manos y dándome un
ligero golpe.
Tal vez estoy cogiendo mi segundo aliento. Solté una risita
mientras él rápidamente me barrió por encima de su hombro en un
afinamiento de bombero y se dirigió al dormitorio. Al revés, golpee
mis puños contra su trasero y lo patee, aunque no tanto como para
conseguir realmente escaparme. Sus pies se detuvieron en la puerta
del dormitorio.
—¿Olvidaste algo hoy? preguntó, volviéndose para que yo pudiera
ver el interior: cama despojada, sin sábanas.
Maldita sea, me olvidé de poner las sábanas en la secadora.
¡Todavía están empapadas! Refunfuñe.
Problema resuelto. Fiesta de pijamas en Simón, anunció,
abriendo el cajón de mi ropa interior. Elije un camisón, cualquier
camisón.
—¿Quieres quedarte en tu casa esta noche?
Sí, ¿por qué no? Hemos estado durmiendo aquí desde que
regresamos de España. Mi cama está sola. Revolvió entre montones
de encaje y peekaboo[1].
Hmm, su cama estaba probablemente más solitaria que alguna vez
había estado antes.
Eh, elige algo que te guste. Voy a modelar para ti. Sonreí
ampliamente, hablando yo misma en esto. Vamos, no me resultaba
difícil pasar la noche en su cama. Podría ser divertido. Vi algo familiar
rosa y encaje haciendo su camino bajo su brazo, y luego nos fuimos a
través del pasillo. Me las arreglé para golpear la puerta sobre el
fondo, algo muy difícil de hacer al revés.
Una vez más, me encontré en un cuarto de baño, poniéndome ropa
interior para Simon. Realmente le gustaba todo lo que llevaba. Si se
trataba de lencería real o una de sus viejas camisas, no parecía
importarle. Y raramente era en mucho tiempo.
Sin querer, pensé en todas las mujeres que habían venido antes de
mí, todas las mujeres con las que había disfrutado y lo había
disfrutado. Pero estaba aquí, y yo era a quien él quería. Alisó la seda
sobre mi cuerpo con una respiración profunda, mi piel ya está
empezando a sentir un hormigueo en anticipación de sus manos.
Le oí perder el tiempo con su tocadiscosel delatador crujido y el pop
de la aguja en el vinilo, un sonido reconfortante.
Glenn Miller. "Moonlight Serenade". Suspiro.
Abrí la puerta y allí estaba él. De pie junto a la gigante cama
Wallbanger del pecado. Su lenta sonrisa me alcanzó, y me miró de
arriba abajo.
Te ves bien, murmuró mientras caminaba hacia.
Tú también.
Estoy usando la misma ropa que llevaba antes, Caroline.
Sonrió con satisfacción mientras rodeaba su cuello con mis brazos.
Sus yemas de los dedos arrastrándose hacia arriba y hacia abajo de
mis brazos, haciéndome cosquillas en el interior de mi codo.
Lo sé, respondí, dándole un beso húmedo en la oreja. Te veías
bien entonces, y te ves bien ahora.
Déjame obtener una mejor mirada de ti, susurró, respondiendo
con su propio beso húmedo en la base de mi garganta. Me estremecí.
La habitación no estaba en absoluto fría.
Él me hizo girar hacia fuera, como si estuviera en una pista de baile,
y me sostuvo con el brazo extendido por un momento. El camisón
rosa, su favorito. Había olvidado traer las bragas a juego, y me
descuidé de notar. Él me giró de vuelta a él, y de inmediato comencé
a trabajar en los botones de su camisa.
Toda una noche esta noche, señaló.
Dos botones abajo.
Estás diciéndome. ¡No puedo creer que esos dos fueron
casamenteros desde el principio! Aunque no creo que puedan tomar
el crédito por las otras dos parejas. Eso fue todo nosotros.
—¿Quién sabía que el amor estaba en el aire cuando golpeaste a mi
puerta?
Otro botón.
Por suerte, fuiste tan tomado por mis encantos, era inevitable.
Fue el camisón, Caroline. Fue el camisón que me hizo en. Los
encantos eran una ventaja. Yo no tenía idea que estaría consiguiendo
una novia a cabo del trato.
Camisa fuera del pantalón y en su camino fuera.
—¿De veras? ¡Y yo pensaba que sólo estábamos haciendo el tonto!
Suelto una risita, luchando para conseguir la hebilla de su cinturón
asomada a través.
Bueno, entonces, ¡aquí está para hacer el tonto con mi novia! La
hebilla del cinturón deshecha, los botones del jean estallando. Gracias
a Dios por la bragueta de botón a la antigua. Me recogió, por mi parte
inferior desnuda he de añadir, y me llevó a la cama mientras que
empujaba su camisa. Esta colgó de él por las mangas.
Me gusta el sonido de eso, le susurré al oído mientras me
acostaba en la cama. Pasando por encima de mí, colocando besos
sobre mi pecho, siguió diciendo la palabra una y otra vez. Novia,
luego un beso. Novia, novia, luego un beso.
—¿Sabías que Mimi y Neil están pensando en irse a vivir juntos? ¿No
es un poco pronto? Espero que sepan en lo que se están metiendo,
Informó, arqueándome para satisfacer sus besos.
Yo sé en lo que estoy me metiendo.
—¿Qué es eso?
Tú, tonta, dijo, y oí el bendito sonido de su cinturón de hebilla
golpeando el suelo. Sólo estoy preocupado por nuestro final feliz. O
dos, o incluso tres. Bebieron ese té de ginseng que me dejaste esta
mañanacuidado. Él se rió entre dientes, levantando una de mis
piernas sobre su hombro y besando una ruta por el interior de mi
pantorrilla.
Final feliz, ¿eh?
—¿No crees que lo hemos ganado? Preguntó, arrodillándose ahora,
labios arrastrándose a lo largo de la parte superior de mi muslo
mientras yo jadeaba.
Oh, diablos, sí, me eché a reír, lanzando mis brazos por encima
de mi cabeza y arqueándome hacia arriba para su encuentro. Hola,
¡O! Encantada de verte de nuevo. Con sus labios, me trajo uno. Con
su lengua, me trajo otro. Y cuando él se deslizó dentro de mí y me
empujó hacia arriba en la cama, casi tuve otro en contacto.
La ropa ahora descartada, piel sobre piel sudorosa, mis piernas
envueltas firmemente alrededor de sus caderas, que empujaban
contra las mías. Sus ojos ardían mientras sentía cada centímetro de
su cuerpo. Dentro. Afuera. Alrededor de toda la ciudad.
Oh, Dios, gemí. Y entonces lo oí.
Thump.
Oh, Dios, gemí de nuevo.
Thump thump.
Solté una risita ante el sonido. Nosotros estábamos golpeando.
Él me miró, levantando una ceja. —¿Algo gracioso? Preguntó,
deteniendo sus movimientos. Empujó de nuevo en mí lentamente,
muy, muy lentamente.
Estamos golpeando las paredes. Suelto una risita de nuevo,
mirando a sus ojos cambiar mientras registra mi risita.
Seguro lo estamos, admitió, riendo entre dientes un poco
también. ¿Estás bien?
Envolví mis piernas con más fuerza alrededor de su cintura,
asegurándome de que estaba tan cerca de él como podía estar.
Adelante con ello, Wallbanger. Guiñó un ojo y él cumplió.
Yo estaba siendo impulsada hacia arriba de la cama con la fuerza de
sus golpes. Se condujo dentro mí con fuerza inquebrantable,
dándome exactamente lo que yo podía tomar, entonces me empujó
un poco más allá de ese borde. Él bajó la mirada hacia mí, duro,
mostrando esa sonrisa conocedora. Cerré los ojos, dejándome sentir
cuán profundamente estaba siendo afectada. Y por profundo, quiero
decir profundo...
Él agarró mis manos y las llevó por encima de mi cabeza a la
cabecera.
Tú vas a querer aferrarte para esto, susurró y lanzó una de mis
piernas por encima de su hombro mientras alteraba sus caderas.
—¡Simón! Chille, sintiendo mi cuerpo comenzando a tener
espasmos. Sus ojos, esos condenables ojos azules, perforando los
míos mientras me sacudía a su alrededor.
Él llamó por mi nombre, y de nadie más.
Un poco más tarde, casi dormida, sentí el colchón inclinándose
mientras Simon salía de la cama. Al oírle darle la vuelta al disco, me
acurruqué más en la almohada. Mi cuerpo estaba deliciosamente
cansado, después de haber sido trabajado a una pulgada del
agotamiento total. Nosotros golpeamos aquella pared, sí de verdad.
Poseía ambos lados de aquella pared ahora.
Lo escuché mascullar al final del pasillo y medio me pregunte qué
estaba haciendo. Pensé de esa manera cansada, medio despierta que
debe estar consiguiendo un poco de agua, me deslicé de nuevo a
dormir.
Unos momentos más tarde me despertaron sus brazos deslizándose a
mí alrededor, tirando de mí en contra de su cuerpo caliente. Me besó
en el cuello, luego la mejilla, y luego la frente mientras nos
acomodamos. Entonces escuché... ¿ronroneando?
—¿Qué es eso? Le pregunté, mirando alrededor.
Pensé que podía estar solo, admitió Simon tímidamente. Mirando
por encima de mi hombro, vi a Simón y entonces a Clive. Simon
había ido a buscarlo. Clive estaba ronroneando muy fuerte, muy
satisfecho con toda la atención que había estado recibiendo
últimamente. Asomó la nariz hacia mí y se acomodó en el rincón
entre nosotros.
Increíble, murmuré, rodando los ojos ante ellos dos.
—¿Estás sorprendida de que? Tú sabes lo mucho que me encanta el
gatito[2], Simon dijo sin expresión. Entonces su silenciosa
carcajada sacudió la cama.
Eres muy afortunado Te amo, añadí, dejando que sus brazos me
sostuvieran apretado.
Diré.
Y entonces, mientras la carcajada se desvanecía y el sueño se
apoderó, reflexioné sobre lo que el futuro podría sostener para mí y
mi Wallbanger.
Sabía que no siempre sería así de fácil. Pero seguro que sería un
buen momento.
Todo estaba tranquilo mientras me establecía fuera en la patrulla, por lo
que el perímetro estaba seguro. Yo acolchaba a través de mi nuevo
territorio, tomando nota de cualquier suelto Q-Tips[3]. Tendrían que ser
tratados si se rebelaban. Si permiten correr sin control, ellos se
multiplicarían. Había visto que sucedía.
Me encontré con un estante curioso con nada más que botellas de
vidrio en él. Yo bateó en una, mirándola mientras caía al suelo.
Tendría que volver a este lugar, pero por el momento tenía rondas.
Chequeando la vista desde la ventana del frente, vi que podía
mantener el control de mi barrio, desde este punto de vista. Yo
exploró una posible estación de siesta en la otra ventana con
orientación al sur, luego me detuve para una mirada fija-fuera con un
búho. Ninguno de los dos cedió de buen grado, y pasaron otros
quince minutos antes de que continuara comprobando sobre mi
gente. Ellos se habían calmado finalmente abajo después de varias
rondas de maullidos. Honestamente.
La Alimentadora estaba, previsiblemente, ocupando la mayor parte
del dormitorio. El Alto, acertadamente llamado porque él era más alto que
La Alimentadora, estaba haciendo ese ruido otra vez, el ruido
que simplemente no podía tolerar. La Alimentadora empezaba a dar
vueltas. Ella no estaba durmiendo a pierna suelta. Sin dormir lo
suficiente, sería poco probable que juegue conmigo la noche
siguiente, por lo que esta situación tendría que ser remediada. Ella
parecía disfrutar de nuestros juegos, así que volvería una vez más a tomar
el asunto en mis propias patas.
Saltando desde el suelo a la cama con gracia, una gracia natural, que no
era totalmente apreciada por mi gente, sentía—navegando mi
camino a través de las rodillas y las piernas, los brazos y los codos, hasta
que llegué a la cima y me detuve justo debajo de su barbilla.
Estirando una pata, la coloqué sobre los agujeros de su respiración,
deteniendo el ruido momentáneamente. El Alto apartó mi esfuerzo,
aunque una vez que se rodó sobre su costado, el ruido cesó. Se
acurrucó a sí mismo, en una esquina que La Alimentadora le había
permitido. Mientras que lo había hecho, me quedé de pie, haciendo
mi mejor impresión tronco rodante y manteniendo el equilibrio
perfecto. Una vez más, mi gente no lo entendía.
Acomodándome en el rincón entre ellos, descansé. Nuestra casa era
segura, y ahora vigilada por La Alimentadora y El Alto, por lo que me
permití soñar. De ella. La que se escapó...
Fin
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