Leer libros online, de manera gratuita!!

Estimados lectores nos hemos renovado a un nuevo blog, con más libros!!, puede visitarlo aquí: eroticanovelas.blogspot.com

Últimos libros agregados

Últimos libros agregados:

¡Ver más libros!

Cora Carmack - Losing it Cap.25 y 26

25
Traducido por Annabelle
Corregido por Juli_Arg
stuvimos días en lo mismo, acurrucados en los brazos del
otro, durmiendo y despertándonos a cada segundo,
comíamos y nos bañábamos sólo cuando sentíamos que
podíamos. Era extraño pensar en la enfermedad como un
oasis, pero eso era lo que era. Cuando nuestras necesidades físicas
necesitaban triunfar sobre nuestros cerebros. No teníamos que hablar ni de
nuestra relación, ni de lo que la había roto. No necesitábamos resolver
nada, ni explicarnos. Ni siquiera tenía que preocuparme de ser virgen o de
la idea de tener sexo con él.
Nos abrazábamos mutuamente y encontrábamos sanación en la
quietud, debajo de mis cobijas y lejos del mundo. Ya para el sábado, nos
encontrábamos lo suficientemente bien para pasar más tiempo fuera de la
cama, para comer comida de verdad, para ver tv… para hablar.
Nos recostamos en el sofá, con mi espalda contra su pecho, y su
brazo a mí alrededor. Se supone que veíamos tv, pero su frente se
encontraba presionada a mi cuello, y yo le preguntaba sobre el primer día
de mi enfermedad.
—¿Qué dijo Eric cuando lo llamaste?
—No se molestó, si eso es lo que me estás preguntando. Creo que
ahora la mitad del elenco está enfermo.
Genial. Nuestro show apestaría si todos nos sentíamos exhaustos todo
el tiempo. Lo llamaríamos una pieza experimental —Fedra Letárgica.
Hice otra pregunta: —¿Qué dijo de que tú me cuidaras?
Su frente se levantó de mi cuello. —No lo sabe. Me dijo que te llevara
a la cama, y que estarías bien. Me sugirió que utilizara tu teléfono para
llamar a tu mamá.
Ahora eso si sería horrible. Conociendo a mi madre, le preguntaría
que cuándo me lo propondría justo luego de saber su nombre.
—Pero te quedaste.
E
—No podía simplemente dejarte y ya. Le dije a Eric que tampoco me
sentía bien, y me quedé contigo.
—¿Pero por qué?
—¿En verdad tienes que preguntar?
—Sí. —Lo había escuchado en el teléfono hace ya tantas semanas,
lo escuché decir que ya no le importaba, que solamente era una
inconveniencia. Cual sea la razón por la que se quedó… necesitaba
escucharlo.
Dijo: —Bueno, entonces, si haremos esto, lo voy a hacer bien.
Intentó sentarse detrás de mí, pero nuestra posición en el sofá era
incómoda y ambos aún nos encontrábamos un poco fuera de nosotros, así
que terminamos enredados, con él prácticamente encima de mí. Todavía
me encontraba atorada de lado, aplastada por él. Finalmente, se rindió, y
se levantó lo suficiente para que yo pudiese acostarme sobre mi espalda, y
luego se acomodó con más gentileza sobre mí.
A pesar del hecho de que habíamos dormido en la misma cama
durante una semana, esto aún se sentía íntimo, aún era excitante,
aterrador. Se sostenía lo más que podía sobre sus codos, pero como aún se
encontraba débil, su peso lo sentía sobre mí.
Me gustaba.
—¿Qué decía? —preguntó—. Oh, sí, que puede que me esté
enamorando de ti.
Parpadeé. Luego parpadeé una vez más.
En sólo segundos parpadeé un tumulto de emociones —shock,
incredulidad, emoción, miedo, lujuria, inseguridad, y me establecí en
algo… algo demasiado grande como para nombrarlo. Había una galaxia
en mi interior —compleja, infinita, milagrosa y frágil. Y en el medio se
encontraba mi sol. Garrick. Amor. Los dos ahora eran como sinónimos para
mí. ¿Se estaba enamorando de mí? ¿De mí?
Una acaricia de su mano me sacó de ese universo, y de vuelta a
este momento. —Podrías volver loco a un hombre con esa clase de
silencios.
—También te amo —dije. Luego recordé que, en realidad, él no
había dicho esas dos palabras como tal. Había dicho que se estaba
enamorando de mí. Y puede que haya habido un tal vez allí. Mierda—. Es
decir… lo que debía haber dicho es que siento lo mismo. Solamente me
estoy enamorando, también. Porque estar ya enamorada de ti es
demasiado rápido. Eso sería loco. Es demasiado, ¿Verdad? Demasiado.
Muy pronto. Así que... no estoy enamorada de ti. No lo estoy. No es que no
pueda amarte, simplemente es que hay una diferencia entre estar
enamorándose y estar enamorado. Y nosotros aún somos lo primero, no lo
segundo. Así que, también puede que me esté enamorando de ti. Eso fue
lo que quise decir. Eso fue todo lo que quise decir. —Me desmoronaba. Sus
ojos eran suaves y serenos, lo cual no me decía nada, así que continué
nadando en la incoherencia. Finalmente, me besó, fue rápido, pero se
sintió como una puntuación, como si finalmente pudiera dejar de hablar.
Suspiré. —Se supone que debiste hacer eso antes de que comenzara
a hablar como loca.
Se rió y me besó de nuevo, un poco más esta vez.
—Me gusta que hables como loca. Es más, me encanta que hables
como loca. Está decidido. Ya no me estoy enamorando. Definitivamente
estoy enamorado de ti. No es demasiado, ¿Verdad? —Su sonrisa era
cegadora y tan burlona que le di un golpe a su brazo.
Ni siquiera tuvo la decencia de pretender que le dolió. Simplemente
me besó, presionando todo su peso sobre mí, y fue la mejor clase de
“demasiado.”
Siempre había pensado de más, demasiadas cosas en mi cabeza,
como decía Eric. Pero desde que conocí a Garrick, tenía la vergonzosa
tendencia de dejar de pensar por completo. Las cosas que salían de mi
boca como respuestas, normalmente siempre eran embarazosas, pero a
veces… funcionaban. A veces, decir la primera cosa que pasaba por mi
mente funcionaba. A veces lo mejor era lo simple y honesto.
Tenía la esperanza de que este fuera uno de esos momentos.
—Soy virgen —le dije—. Fue por eso que huí la noche en que nos
conocimos. No tenía un gato. No estaba con Cade. Simplemente tenía
miedo.
Se detuvo a medio beso en mi cuello. Luego, lentamente, como
cambiándose de placas tectónicas, levantó la cabeza. Me miró fijamente,
a través de mí. Resistí la urgencia de esconder mi rostro, de correr gritando,
de inventar cualquier excusa ridícula que involucrara a otro tipo de animal.
Murmuré: —Podrías volver loca a una chica con esa clase de silencios.
Reaccionó —aunque muy ligeramente— con la piel en medio de sus
cejas frunciéndose.
—Déjame ver si entiendo… ¿Nunca tuviste un gato? ¿Adoptaste un
gato sólo para que no tuvieses que decirme que eras virgen?
Apreté los labios para evitar que temblasen. Asentí. La mirada en su
rostro era una mezcla entre sorpresa y diversión. Se veía atónito. Esa era la
mejor palabra. Lucía completamente incrédulo y espantado.
—Dijiste que amabas mi locura —le recordé.
—Lo hago. Te amo. Es solo que… ¿Quieres que sea honesto? Estoy
aliviado.
—¿Te alivia que sea virgen? ¿Qué, creíste que era una zorra?
—Nunca creería que eres una zorra. —¿Era completamente
inapropiado encontrar adorable la manera en que decía “zorra”?—. Pero
sabía que ocultabas algo. Me preocupaba que hubiese otra razón por la
que no quisieras estar conmigo. Me he sentido paranoico con el asunto
durante meses.
—¿Has estado paranoico? Escuché esa llamada donde decías que
yo era una inconveniencia. Planeabas cambiar de trabajo debido a mí.
Me aterraba que si te miraba por demasiado tiempo o si dejaba ver lo
mucho que te extrañaba, recogerías tus maletas y te irías.
—¿De qué estás hablando? Nunca planeé irme.
—Yo te escuché. Ese día que fui a tu oficina. Hablabas por teléfono
con alguien en Filadelfia, y dijiste que nos habías superado, que solo había
sido una inconveniencia…
Llevó un dedo hasta mis labios. —Bliss, ahora sí detendré tu locura.
Aunque nuestra situación sea todo menos conveniente, nunca serías una
inconveniencia para mí. Y no me hubiese ido incluso si me despidieran. Me
encontraba demasiado enamorado de ti. —Resistí la urgencia de corregir
su uso de pasado. Está enamorado de mí. Me ama. Dios, eso se sentía
bien. Tan bien que puede que me lo tatúe en alguna parte de mi cuerpo.
Dejó salir un suspiro, y los mechones dorados de su frente bailaron en
respuestas. —Esa llamada de hecho se trataba de algo que sucedió antes
de que me fuera de Filadelfia. Es parte del por qué me fui.
Recordaba ese día en que le había preguntado por qué se fue de
Fily, había cambiado el tema de manera muy efectiva al besarme. En ese
momento no me había importado. Quizá si lo hubiese hecho, las cosas
hubieran ocurrido un poco diferentes. Cambió de posición sobre mí, una
vez más acomodándose de nuevo a mi lado. Casi ni me miraba al hablar.
—Tuve una amiga, Jenna. Nuestra relación era muy parecida a tu amistad
con Cade. Nos hicimos amigos durante el posgrado, y aunque sabía que
era una mala idea, intentamos ser algo más. Ella me importaba mucho,
pero como amiga, y nada más. Cuando terminé la relación… bueno, fue
un desastre. Trabajábamos juntos en un show. Trabajábamos bastante en
los mismos teatros, y así como muchos de los ensayos de Fedra,
arruinábamos todo lo que hacíamos juntos. Y, como resultado, me costaba
mucho conseguir trabajo y la mayoría de nuestros amigos tomaron el lado
de Jen, así que cuando Eric me ofreció una salida, huí. Estuve muy
avergonzado al principio. Había renunciado. Me había rendido. Y había
perdido a una muy buena amiga en el proceso. Esa llamada que
escuchaste era sobre Jen. Eso era lo que ya había superado. Y fue por eso
que fui tan duro contigo y Cade. Me sentía aterrado de que fueras hasta
él, incluso cuando sabía que sólo eran amigos. Tenía miedo de que
cometieras el mismo error que yo. Lo lamento. Lo manejé muy mal. Si te
hubiese dicho cuando me lo preguntaste, quizá hubieras entendido…
Era mi turno de interrumpirlo con un beso. Me puse de lado y lo halé
hacia mí. Derramé cada una de esas emociones fuera de lugar en el beso
—la incertidumbre que había sentido sobre sus sentimientos, el miedo a
perder mi virginidad, el remordimiento por todo el tiempo que perdimos.
Dejé ir todas esas cosas, las envié lejos con un beso.
—Ahora lo entiendo —dije—. Eso es lo que importa.
—Te amo —dijo. Nunca me cansaría de escuchar eso.
—También te amo.
Dijo: —¿Puedes decírmelo una vez más? ¿Para poder estar seguro de
que no es la enfermedad nublando mi cerebro?
Lo besé suavemente. En nuestro estado actual, suavemente era lo
único de lo que éramos capaces. —Te amo, Garrick.
Era impresionante lo no aterrada que me encontraba.
Ya no más.
26
Traducido por pau_07
Corregido por Verito
n collar de oro descansaba ponderado y pesado alrededor
de mi cuello. Mi cabello estaba recogido en rizos y joyas, y
mi vestido, aunque suelto y simple, era pesado y
exuberante. Me senté mirando en el espejo del vestuario
mientras la diseñadora de maquillaje colocaba los toques finales a mi
cabello, y completé la solicitud del maquillaje escénico. Era la noche del
estreno y, a pesar de mi pesado vestuario y joyería, sentí como si fuera a
salir flotando.
La emoción corría más rápido que la sangre por mis venas.
Estábamos aquí. Finalmente. El estreno había sido retrasado una
semana debido a la transmisión de enfermedades, pero, incluso así,
pensaba que el espectáculo era bueno. Muy bueno. Y no estaba sola.
Kelsey llegó a toda velocidad dentro de la habitación, viéndose
extremadamente hermosa como Afrodita. —Lo sé, lo sé. No tienes que
quedarte mirando. Sé lo increíble que me veo.
Sonreí, contenta de tenerla de regreso. Había sido la única de mis
amigos más cercanos en evadir la temible mono, lo que era
increíblemente cruel, considerando que girar la botella había sido su idea.
Había aparecido el último día de primavera para exigir que
“dejáramos de ser niñas remilgadas y nos reconciliáramos”, sólo para
encontrarnos a Garrick y a mí acurrucados en la cama. Había entrado
bastante rápido por qué yo no había querido salir a bailar esa noche, y
con una gran sonrisa salió de mi habitación diciendo: —No se preocupen
por mí. Yo no vi nada. Mis labios están sellados. —Al principio, Garrick había
enloquecido, pero desde entonces ella definitivamente se había
convertido en un aliado.
Kelsey le sonríe a Megan, la diseñadora que estaba terminando de
arreglar mi cabello y dijo: —¡Se ve muy bien, Meg! ¡Eres fantástica! Creo
que Alyssa te necesita para algo, así que tal vez quieras terminar esto
rápido.
U
Megan asintió, rociando el producto final con medía lata de laca
para el cabello antes de huir del vestuario.
Kelsey se lanzó en la silla junto a mí. —De nada. Y primero, te ves
hermosa. Estoy un poco envidiosa. ¿Afrodita no debería tener un mejor
vestido?
Coloqué los ojos en blanco.
—De acuerdo, está bien. No importa. Segundo, vas a estar increíble
esta noche. En serio. Como, tan increíble que te den un Tony16. Tercero,
rómpete una pierna. —-Se inclinó y lamió un lado de mi rostro, una rara
tradición antes del espectáculo que había hecho desde que la conozco—
. Y, por último, hay alguien más esperando afuera para desearte un buen
espectáculo. Tienes cinco minutos hasta el calentamiento. Puedo
prometerte privacidad por tres, así que mejor tomas ventaja mientras
puedas.
Me dio rápidamente un beso en la mejilla, saltó hacia la puerta y la
cerró detrás de ella una vez que Garrick se había deslizado dentro.
—Hola —dijo.
—Hola.
Dio un paso más en la habitación y se detuvo. Era desconcertante
verme en docenas de espejos por toda la habitación. Así que me
concentré en él, lo cual no era difícil. Se veía hermoso como siempre.
—Te ves… —se detuvo, mirando mi elaborado traje azul
medianoche.
—Si dices linda, te arrancaré la piel vivo.
Sonrió y me atrajo a él. Con cuidado de no correr el maquillaje, me
dio un beso en mi cuello en su lugar, luego bajó y dio un beso por encima
de mi corazón, justo por encima de la línea de mi vestido. Me aferré a sus
hombros, sintiendo un desvanecimiento ante su toque.
Dijo: —Iba a decir que te ves increíblemente sexy. Me alegro de que
no seas mi madrastra.
Me reí. —No estoy segura de que ser tu estudiante sea mucho mejor.
Arrastró sus labios por mi cuello, y luego trajo nuestros rostros muy
juntos. Sus ojos azules casi coincidían con el color de mi vestido, oscuro y
decadente.
16Los Premios Tony son los galardones que celebran logros en el teatro estadounidense, y
más en concreto obras estrenadas o al menos, representadas en los teatros de Broadway.
—Un mes —dijo. Quedaba un mes hasta que ya no fuera más una
estudiante universitaria. Un mes para que no importara cómo nos sentimos
y quien supiera acerca de ello. Un mes hasta que planeábamos tener
relaciones sexuales.
Parecía un plan razonable cuando estuvimos enfermos encerrados
en mi apartamento. Me dio el tiempo que necesitaba para lidiar con mi
ansiedad, y para que tuviera un significado ya que no podríamos meternos
en problemas. Pero cuanto más me miraba así, como me estaba mirando
ahora, como si me amara, menos me importaba esperar.
—Desearía poder besarte realmente —dijo, mirando tristemente a
mis labios, lo cuales estaban rellenos y rojos gracias a las capas de
maquillaje escénico.
—Esta noche —le dije —. Luego de la fiesta. ¿Mi apartamento?
Se inclinó hacia adelante, en el último segundo desviándose de mis
labios y besándome en ese lugar detrás de mi oído que sabía ponía
débiles mis rodillas.
—No puede ser lo suficientemente rápido. “Siento toda la furia del
deseo”. —Citó para mí una de mis líneas del espectáculo, y eso me
recordó que, probablemente, estábamos cerca del fin de nuestro tiempo.
—Probablemente deberías irte antes de que los demás vuelvan. Dile
a Kelsey gracias cuando salgas.
—Oh, lo haré. La mejor cosa que me ha podido pasar… es que esa
chica se enterara sobre nosotros.
Me volví hacia el espejo, para asegurarme de que mi maquillaje y
cabello sigan luciendo perfectos. —Voy a fingir que no acabas de decir
que mi mejor amiga fue lo mejor que te ha podido pasar.
A pesar que se suponía se estaba yendo, corrió de nuevo a mi lado y
rodeó sus brazos por detrás de mí. Besó mi cuello una última vez y dijo. —Te
amo. —Lo miré a través del espejo. Nos veíamos bien juntos… él en un
traje, yo en un elaborado vestido griego. Aún era como increíble, esta
cosa que teníamos. —También te amo —dije.
Me quedé mirando fijamente al espejo después de que se fue,
pensando en que me veía diferente. No sólo por el vestuario y el cabello y
el maquillaje —yo. Me veía… feliz.
Escuché a Alyssa llamar para el calentamiento, tomé una respiración
profunda tratando de calmar mi corazón acelerado.
Hoy era el gran día.
Nuestra primera presentación de Fedra.
Mi última noche de inauguración aquí.
Y si todo iba según el plan, la noche en que perdería mi virginidad.
***
Hay momentos en el teatro, donde todo se junta exactamente como
debe suceder. El vestuario y escenario son perfectos, el público absorto y
ocupado, la actuación fluía sin esfuerzo.
Esta noche era una de esas noches.
Cada actor estaba ardiendo.
Y yo… yo viví otra vida en esas dos horas en el escenario. Viví la
vergüenza. Era una emoción conocida para mí. Viví la esperanza cuando
llegó la noticia de la muerte de mi esposo. Soñé que tal vez… tal vez
Hipólito podría ser mío. Sentí el horror cuando mis sentimientos no fueron
correspondidos y cuando me enteré de que mi esposo no estaba muerto
después de todo. Experimenté el dolor del remordimiento cuando Hipólito
fue asesinado basándose en mis falsas acusaciones. Y luego finalmente,
sentí la aceptación, el alivio de admitir mis crímenes, y fue casi como si
pudiera sentir el veneno que Fedra tomó, corriendo a través de mi sangre,
llegando a mi corazón. No fue hasta que me derrumbé en el suelo, hasta
que las últimas líneas de Teseo habían sido liberadas y las luces se
apagaron que realmente salí de ella.
Los aplausos se iniciaron en la oscuridad, y mi aliento se quedó
atrapado en mi garganta. Luché para retener las lágrimas que se
aproximaban por experimentar algo tan perfecto y poderoso como la
presentación que acababa de hacer. Eso era acerca de lo que se trataba
el teatro —esa clase de experiencia. Nunca seríamos capaces de recrear
eso de nuevo. Sólo las personas de aquí esta noche sabrían como fue ese
espectáculo.
El teatro es de una vez en la vida… cada vez.
Fue como si las estrellas se alinearan, porque, de repente, muchas
otras cosas sobre mi vida se hicieron evidentes. Cosas que me habían
eludido hasta ahora donde se pusieron claras en mi mente. Todo tuvo
sentido, y no podía esperar para ver a Garrick. Tras bambalinas estaban
alborotados cuando dejamos el escenario después de nuestras
reverencias finales. Amigos y familiares estaban alineados en los pasillos
entre la puerta del escenario y los vestuarios. Eric estaba ahí, sonriéndonos,
orgulloso del espectáculo que había armado. Lo abracé primero, tan
agradecida de que me dio esta oportunidad, y que no me votó la primera
semana, cuando lo estuve haciendo terrible.
—El mejor trabajo que te he visto hacer, Bliss. Deberías estar
orgullosa.
Lo estaba, Dios, lo estaba. Mi rostro se dividió en dos por mi sonrisa.
Garrick estaba detrás de él, incluso aunque fuera arriesgado,
también lo abracé. No me sostuvo mucho, sólo lo suficiente para susurrar
“brillante” en mi oído.
Luego me perdí en la multitud.
Estaba resbaladiza por el sudor, y mi vestido se sentía tan pesado
como otra persona colgando sobre mí, pero disfruté de los abrazos y
felicitaciones que me daban.
Y cuando estuve de vuelta en los vestidores…
Bailé.
Todos bailamos. Kelsey estaba con su iPod, y todos celebramos
mientras quitábamos las capas de vestuario. Nuestro vestuario estaba lleno
con flores, lo que ayudó a ocultar el sudor. Cuando nuestras cosas fueron
apartadas, vestidos con verdadera ropa, nuestro maquillaje escénico
removido y verdadero maquillaje aplicado, fuimos a la fiesta en otro lugar.
Estábamos yendo a SideBar, el único bar cerca al campus que permitía
personas menores de veintiuno, donde todo el elenco iba.
Me sorprendí cuando encontré a Cade esperando fuera del
vestuario cuando salimos. Dio un paso a mi lado. —Oye, ¿Te doy un
aventón a SideBar?
Eso fue una sorpresa, pero ciertamente bienvenida.
Le dije: —Eso sería genial, pero estaba planeando irme temprano.
Estoy muy cansada.
—Oh —asintió—. Bueno, ¿Te importaría si voy contigo y después
busco otro viaje a casa?
—Seguro. Está bien por mí.
Caminamos a mi auto en silencio, e hice sonar mis llaves para llenar
el espacio con ruido. Encendí el auto e inmediatamente le bajé el volumen
al radio. —Así que, ¿Cómo estás Cade?
Jugueteó con el cinturón de seguridad. Nervioso. No respondió a mi
pregunta, pero en su lugar preguntó: —¿Cómo están las cosas con
Garrick?
Frunciendo el ceño, salí de la zona de aparcamiento, mirándolo por
el rabillo de mi ojo. —¿Por qué?
—Lo siento. ¿Es raro? No lo dije para que fuera raro. Sólo estaba
tratando de ser amigable. —Se veía tan incómodo. ¿Cómo nos habíamos
reducido a esto?
Dije: —No es raro, Cade. Lo siento. Sólo estoy… un poco cautelosa,
es todo. Las cosas están geniales, en realidad.
Asintió. —Bien. Eso es bueno.
Después de pasar tanto tiempo con Garrick, había olvidado cómo
era tratar con chicos que simplemente no decían todo lo que estaban
pensando.
—Sólo dime de qué quieres hablar, Cade. Sea lo que sea, está bien.
Tomó una respiración profunda. Aún estaba nervioso, pero ya no
estaba inquieto. —Tengo una pregunta, pero estoy bastante seguro de
que es muy inquisitiva y no quiero cruzar ninguna línea.
—Cade, sé que las cosas han estado difíciles. Pero aún te considero
uno de mis mejores amigos. Quiero que seas uno de mis mejores amigos de
nuevo. Pregúntame lo que quieras.
—¿Ustedes se van a quedar juntos después de que nos graduemos?
Mi reacción intuitiva fue “Sí”. Aunque realmente no habíamos
hablado de ello, no con tantas palabras. Lo implicábamos, seguro, con
toda la cosa de “un mes”, pero no habíamos tenido una conversación
verdadera.
—¿Se van a quedar aquí? ¿O se mudarán a Filadelfia? ¿O a algún
otro lado?
Entré en el estacionamiento, usando la búsqueda de un espacio
como una excusa para reunir mis pensamientos. Esa definitivamente no era
una conversación que hubiéramos tenido, sin importar lo mucho que había
pensado en ello.
—¿Por qué preguntas?
Envolvió su cabello, y resistí la tentación de decir, “¡Sólo escúpelo
ahora!”.
—Bueno… me presenté a una escuela de posgrado hace unos
meses… bueno… antes de todo. Y realmente no pensé que iría, pero logré
entrar, y ahora estoy pensando que de hecho me gusta.
—¿En serio? ¡Eso es genial, Cade!
—Es Temple, en Filadelfia.
—Oh. —Era la escuela en donde Garrick había estudiado.
—Y sólo no estaba seguro de si ustedes dos iban a estar en Filadelfia,
y si pensabas que sería raro que yo también estuviera allí. Y si no lo es,
pensé que quizá podríamos seguir… ya sabes… pasando el rato. Si eso está
bien para Garrick.
Una imagen de cómo podría ser la vida comenzó a formarse en mi
mente. Era un pensamiento bastante genial.
—No sé si vamos a estar en Filadelfia o no. Pero si estamos… no, no
sería raro. Y sí, pasaremos el rato. Y Garrick puede estar bien o no con esto,
él no decide que hago. En serio quise decir lo que dije, Cade. Realmente
quiero que seamos amigos de nuevo.

Sonrió, y se relajó en su asiento, finalmente. —Yo también.

Volver a capítulos

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Ir a todos los Libros