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Cora Carmack - Losing it Cap.23 y 24

23
Traducido por ♥...Luisa...♥
Corregido por Melky2012
e encontré con él tan pronto como las escenas habían
terminado.
Los actores se arremolinaban aún en sus trajes. Profesores
felicitaban a sus alumnos, y todos gravitaban hacia sus
grupos, haciendo planes para el fin de semana. Todo el mundo parecía
tranquilo y feliz, y me sentí como si el mundo se estuviese acabando.
Caminar hacia Garrick era como entrar en una habitación llena de ántrax.
Pero lo hice de todos modos.
Por suerte, él no estaba hablando con nadie, simplemente
comprobando algo en su teléfono. Estuve detrás de él durante unos
momentos. Sólo estar tan cerca de él me afectó. Realmente era como un
veneno. Lo inhalé, y pude sentir cómo caían los muros y la protección que
había construido.
No sé si hice un ruido o si me sintió detrás de él pero se volvió y me
miró. Por un segundo, pensé que iba a sonreír. Entonces su expresión
cambió y estuvo en alerta. Como si no confiara en mí. Entonces su rostro
estuvo en blanco.
Tuve todas estas emociones y recuerdos que empujaron contra mis
barricadas, tratando de derramarse hacia el exterior. Parecía que no
podría importarle menos.
Quería escupirlo y correr, pero sabía que era una mala idea. No es
exactamente normal advertir a tu profesor de que tal vez le habías
contagiado mono.
—¿Podemos hablar en privado...? —le pregunté.
Miró alrededor de la habitación, y pude imaginar hacía donde se
iban sus ojos. Hacia Eric probablemente. Tal vez hacia Cade. O Dom. A
quien sea que estuviese mirando, se quedó allí concentrado mientras
decía:
—No creo que sea una buena idea, Bliss.
M
Sí, me había quedado sin buenas ideas hace mucho tiempo.
—No será mucho tiempo —le prometí.
Me miró, por fin. Quería creer que vi sus ojos suavizarse un poco, pero
lo podría haber imaginado. Lo hice todo el tiempo. Todo lo que tenía que
hacer era cerrar los ojos y podía verlo llegar hacia mí, sus labios a
milímetros de los míos. Pero siempre... siempre abriría los ojos y no sería real.
Una mano se curvo alrededor de mi hombro, y me atrajo en un
abrazo. Era Eric. Empezó a hablar, acerca de los ensayos y trajes y
vacaciones de primavera, y todas esas cosas que simplemente no tienen
espacio en mi cabeza.
Miré a Garrick, sonriendo a su jefe. Su sonrisa era tensa, de labios
cerrados. ¿Cuándo fue la última vez que vi esa sonrisa hermosa?
Tal vez no tenía que decirle. Quiero decir, ni siquiera estaba enferma.
No es como si se hubiera besado con nadie más en esa fiesta
(esperaba). Y si nunca me enfermaba, nunca tendría que saber. Además,
estaba claro que sólo quería olvidar que nuestra pequeña aventura había
pasado. Quiero decir, él había hablado de cambiar de trabajo por el amor
de Cristo. Y desde entonces, he cuidado de no mirarlo demasiado tiempo
o estar de pie demasiado cerca o dar algún indicio de que no había
superado esto más de lo que él lo había hecho. Debido a que tan mal
como estaban las cosas, serían infinitamente peores si estuviésemos en esto
juntos.
Sí. Le diría si tuviera que hacerlo. No había necesidad de
mencionarlo si no era realmente un problema.
Me excusé, me despedí de Eric y Garrick. Luego volví a fingir. Por lo
menos mi educación estaba siendo sometida a algún uso, incluso si nunca
podía hacer otra cosa con ella. Me enseñó a mentir.
***
El último día de clases, antes de las vacaciones de primavera, me
desperté agotada y tan fría que me puse un suéter para la clase de
Garrick, aunque era primavera en Texas. Era bastante obvio, o debería
haber sido, pero estaba tan preocupada por sobrevivir el día y llegar al
descanso que hice a un lado mi inquietud.
Garrick nos dejó salir temprano, pero no antes de decir:
—Lamento darles tarea chicos durante las vacaciones, pero cuando
vuelvan. Quiero un plan definitivo para lo que estarán haciendo el 23 de
mayo, que para aquellos de ustedes que buscan en su calendario es el día
después de su graduación.
Dom rió detrás de mí. —¿Cuenta todavía estar ebrio por la noche
anterior como un plan definitivo?
Ni siquiera tengo la energía para rodar los ojos.
—Veré a algunos de ustedes esta noche en el ensayo, y para el
resto, ¡Tengan unas grandes vacaciones de primavera! ¡No sean arrestados
o se casen o cualquiera de esas cosas! Disfruten del resto del día.
Creo que hubo aplausos, pero mi cabeza se sentía un poco borrosa.
Recogí mis cosas y decidí que no necesitaba ir al resto de mis clases
de hoy. Debía ir a casa y tomar una siesta. Una siesta sonaba bien. Estaría
bien después de dormir un poco más.
Me sentí mareada mientras me tambaleaba hacia la puerta.
No me había dado cuenta de que todo el mundo se había ido hasta
que Garrick y yo estábamos solos, y preguntó:
—¿Estás bien, Bliss?
Asentí con la cabeza. Mi cabeza se sentía como si estuviera llena de
algodón.
—Sólo cansada —le dije. Estaba lo suficientemente lúcida como
para asegurarme de que mi respuesta fuera cuidadosamente neutral, no
necesitada o maliciosa.
—Gracias, sin embargo, ¡Ten unas buenas vacaciones! —Mi voz
sonaba muy lejos, y llevé toda mi concentración para salir de la puerta y a
mi coche.
El regreso a casa era un misterio. Había definitivamente conducido,
pero no podía recordar las calles o girar la rueda, pero entonces estaba en
frente de mi casa, tan cerca de mi cama.
Quería caer directo en ella, pero mi necesidad neurótica de colgar
un calendario al lado de mi cama, me recordó que tenía esta noche
ensayo. Puse una alarma a las 5 p.m. así tendría tiempo para preparar la
cena antes, y puse otra para las 5:05 sólo en caso de que
accidentalmente se apagara la primera. Después, la cama se hundió a mí
alrededor, y me estaba volviendo directo al olvido.
Minutos más tarde, el mundo estaba gritando y era tan fuerte que
traté de presionar mis manos sobre mis oídos, pero ellos estaban muertos,
sin vida a mi lado. Tragué saliva, y mi lengua sentía púas, mi garganta ardía
como mis labios agrietados.
Rodar se sentía como mover montañas.
El reloj marcaba las 5:45pm.
Parpadeé y leí de nuevo.
5:45pm.
El mundo seguía gritando y finalmente, finalmente levanté mis manos
y empujé mi alarma hasta que el ruido se detuvo.
Tragué saliva de nuevo, pero mi lengua se sentía demasiado grande.
Mi saliva chamuscaba como ácido en su camino hacia abajo.
Aturdida, miré el reloj. Estaba fuera de tiempo. El ensayo comenzaba
en quince minutos. De alguna manera... No sé cómo, de verdad... me
empujé fuera de la cama. Mis piernas temblaban como si el piso fuera un
barco y debajo estuviese el mar. Había cosas que tenía que hacer... lo
sabía, pero no podía pensar más allá de esa sensación persistente de que
había algo que faltaba. Y estaba tan frío, ¿Dónde estaba mi abrigo?
Necesitaba mi abrigo.
Envuelta en las cosas más cálidas que pude encontrar, di un vuelco
hacia fuera de mi coche. El mundo se volvió por un segundo, como un
niño que se niega a quedarse quieto. Saqué una mano para estabilizarme,
pero no había nada ahí para atraparme. Me lancé hacia un lado. No me
caí, pero logré sostenerme, a duras penas. Me quedé mirando el suelo,
estaba tan cansada. ¿Sería tan malo estar allí? ¿En el suelo?
Aunque, hacía tanto frío. Realmente debería entrar para
acostarme... o hacerlo en mi coche. ¿Tenía tiempo para una siesta en mi
coche?
Negué con la cabeza, tratando de despejar la niebla y algo terrible
se sacudió alrededor de mi cráneo. Dolía. Dios, que dolía. Lo pulsé con mis
manos, tratando de entender por qué, y tragué de nuevo, lo que dolió,
también. Todo dolía. Todo.
No pude resistir más. Estar de pie era demasiado duro. Estaba casi en
el suelo, buscando, pensando en cómo el asfalto sería caliente contra mi
mejilla cuando algo me enganchó por detrás.
Seguí llegando, pero me atraparon, un pez colgado en una línea.
Empecé a llorar porque mi cabeza estaba palpitando y mi garganta
estaba tomando medidas drásticas como el hierro. Todavía quería mi
abrigo, y no quería ser un pez, quería dormir.
Dormir.
Alguien me decía que estaba bien. El gancho se había ido, y mi
almohada me abrazó una vez más, y debo haber estado soñando.
Durmiendo.
Dormir tal vez soñar.
***
Algo zumbó. Pensé en las abejas. Estaba volando con las abejas.
—... Está bien. No puedo decir cuán mal, pero definitivamente tiene
fiebre. No está para nada lucida. Mono, sí. ¿Debo llevarla al hospital?
¿Estás seguro? Estás seguro. Bien. Sí. Adiós.
Tendí una mano hacia fuera. Había demasiadas palabras. Las abejas
no deberíamos hablar. Eso no tenía sentido. ¿Dónde estaba?
—¿Dónde? —gemí, entonces—. Ay —porque todo todavía dolía
incluso después de dormir. Mi mano encontró algo. O algo encontró mi
mano. Y hacía calor. Y me estaba congelando. Suspiré. La calidez
encontró mi mejilla y me empujó a hacerlo, con ganas de más.
—Tan frio —le dije al calor.
Y entonces el calor contestó, bajo y suave: —No sé qué hacer.
Agarré la calidez que me cogió la cara y pedí: —Más.
Entonces el calor se fue, a pesar de que traté de aguantar. El aire
soplaba a mí lado, y estaba temblando, temblando, temblando. Lloré y
sentí las lágrimas como ríos de hielo.
—Frío —le dije. Tragué saliva, pero se sentía peor en lugar de mejor.
Odiaba esto. Quería que terminara. Por favor. Por favor.
Por favor.
—Por favor.
—Estoy aquí, amor. Espera.
El mundo se cayó, se inclinó hacia un lado, roto. Y me acunaba,
llevándome con él, pero en vez de morir, caí en calor, sólido y fuerte. Me
aferré a él, queriendo estar dentro de él, para dejar de temblar, hacer que
todo se detenga.
Era el sol, y me sostuvo en sus brazos, me llamó por mi nombre, me
tocó de la frente a los pies. Me quedé dormida acunada en el cielo en los
brazos de una estrella.
***
Cuando me desperté después, mi cabeza estaba lo suficientemente
clara para saber que estaba enferma. Tuve que respirar por la nariz porque
mi garganta estaba demasiado hinchada, demasiado frágil para resistir el
paso del aire. Mis músculos me dolían y mi estómago se sentía hueco.
Todavía tenía frío, pero no me congelaba. Descongelada. El sueño
me llamó de nuevo. Todavía estaba muy cansada.
Pero sabía, sabía lo que eso significaba.
Había conseguido mono después de todo.
Lo que significaba que tenía que decirle a Garrick. Pero eso podía
esperar hasta que mi cabeza no se estuviese reventando y mis pulmones
se sintieran completos y mi garganta no estuviese en llamas. Una vez que la
fiebre cesara, lo llamaría.
Me moví, deseando que mis rodillas y mis codos y hombros sólo
dejaran de existir porque en este momento no eran nada, pero dolían. Y
entonces, sabía que estaba soñando, que la fiebre había reorganizado mi
cerebro porque Garrick estaba allí debajo de mí, con el pecho desnudo
como mi almohada. Era cruel, esta fiebre. Pero sabía que era sólo porque
había pensado en él. Probablemente estaba todavía soñando.
Tenía los ojos abiertos, mirándome fijamente, sin hablar, sólo mirando.
No puede ser real.
—Me hubiera gustado que fueras real —lloriqueé, antes de dejarme ir
de nuevo.
Durmiente.
Durmiente.
***
Cuando me desperté de nuevo, los escalofríos se habían detenido, y
estaba sola. A pesar de que sabía que era un sueño, presioné mi cara en
mi almohada, deseando que no se hubiese sido.
No me había dado cuenta, hasta ahora, o tal vez simplemente no lo
había admitido, pero me estaba enamorando de Garrick. Tal vez nunca
había dejado de enamorarme. Cada recuerdo y fantasía me llevó más
profundamente a desearlo. Aunque todavía agotada, esta vez tenía que
trabajar para caer de nuevo en el sueño.
—Bliss, despierta.
No había pasado el tiempo en absoluto. Tiene que ser un sueño.
—Tienes que beber algo. Despierta.
Traté de darle la espalda, arrastrarme más profundamente en el
sueño, pero algo tiró contra mí, y estaba sentada en contra de mi
voluntad. Algo empujó mi espalda, negándose a dejar que me acostara,
por lo que en lugar de eso me incliné hacia un lado.
Mi cabeza se encontró con algo sólido. No estaba recostada, pero
estaba lo suficientemente cerca. Cerré los ojos.
—Oh, no, no. Primero bebe. Entonces puedes dormir.
Estaba durmiendo. Al menos, pensaba que lo hacía. Debe haber
sido porque de la nada apareció una taza en mi mano. Estaba caliente,
casi tan caliente como las otras manos envueltas alrededor de la mía.
Olía maravilloso, y dejé la copa tirarse a mis labios.
Sopa.
De fideos de pollo, tal vez. Tenía un sabor salado y caliente, pero era
demasiado difícil tragar. Empujé la taza lejos.
—Por favor, amor. Estoy preocupado por ti. No me gusta tener que
preocuparme por ti.
Conocía esas palabras, y era cruel de mi subconsciente repetírmelas
de nuevo ahora, cuando ya no estaba preocupado en absoluto. Levanté
la mirada, y allí estaba él, quizás incluso más perfecto en mi estado de
sueño que en la vida real. Él era el sol. Él siempre había sido el sol
parpadeante y brillante.
Esto era demasiado. Me dolía por dentro y por fuera.
—Te extraño —le dije a mi sol—. Fui tan estúpida. Y ahora he perdido
la luz.
Él no dijo que me extrañaba. No dijo nada de lo que querría de él. Él
me dijo: —Bebe, Bliss. Hablaremos cuando estés bien.
Hice lo que me pidió, porque estaba demasiado cansada para
luchar, demasiado cansada para hacerle frente a la irrealidad. Poco a
poco, di un sorbo, inclinando mi cabeza hacia atrás y dejando que el
líquido resbalara por la garganta, así no tiene que trabajar tan duro de
tragar. A mitad de la copa, ya no podía más. Lo empujé y él me dejó.
—Ahora puedes dormir. Duerme, amor.
Caí hacia atrás contra las almohadas, pero fui capturada por otra
cosa, por el miedo. Temía perder este... este espacio onírico entre el
mundo en el que no se había arruinado todo. Tal vez Cade llegaría
después, y Kelsey. Y por un poco de tiempo, mi vida podría ser simple otra
vez.
El Garrick de mi sueño pasó una mano por mi frente.
—Creo que la fiebre ya casi ha desaparecido. Eso es bueno. Tienes
que sentirte mucho mejor por la mañana.
Fruncí el ceño.
—Eso significa que voy a tener que llamarte pronto.
—¿Llamarme?
—Para decirte que te puedes enfermar, también.
Tenía la cabeza inclinada hacia un lado. ¿Por qué no entiende?
—¿No crees que ya lo sé?
—No eres tú. No eres real.
—¿No lo soy?
—El Garrick real no estaría aquí. —Me acurruqué en mi almohada,
deseando que este sueño se detuviera.
No era agradable ya. No era real. No éramos nada el uno al otro...
ya no.
Pero el Garrick del sueño, se quedó allí, con la mano en mi pelo, y
me dejé creer, por un poco más de tiempo.
24
Traducido por kass :)
Corregido por Melky2012
eso de las cuatro de la mañana me despierto en un charco
de sudor, mi cuerpo está pegado a las sabanas y mi cara
pegada a la cama.
Supongo que la fiebre se ha ido definitivamente.
Pongo mis manos sobre la cama y hago un esfuerzo por levantarme,
pero mi equilibrio debe haber sido apagado. Mi cama se siente desigual.
Lo intento de nuevo, buscando a tientas la lámpara y enciendo la
luz. Entonces pienso que estoy viendo cosas, la apago y la vuelvo a
encender. Me pellizco. Me pellizco muy fuerte. Pero nada cambia.
Garrick definitivamente está dormido en mi cama.
Mierda
Mierda.
¿Qué parte de mi fiebre inducida por el sueño era real? Me siento
segura al asumir que mi tiempo siendo una abeja era ficción, así como
algunos animales mitológicos que te juro que había visto. Cuando yo
estaba viviendo en el sol con extraterrestres.
Pero Garrick estaba en mi cama. Definitivamente había estado en
mis sueños, pero no todo podía ser real. A veces el voló y gran parte del
tiempo estaba desnudo. Y había más de una docena de momentos,
algunos difusos y otros muy claros. ¿Dónde estaba el límite? ¿Qué había
ocurrido realmente? Demonios, ¿Era esto incluso real? Tal vez estaba
soñando que mi fiebre se había ido. Me estaba volviendo loca y antes de
que tuviera la sensación de mi mente para poder formular un plan, yo ya
estaba sacudiéndolo a él para despertarlo.
Estaba con los ojos llorosos y hermosos. Me llamó la atención por un
momento el hecho de que él estaba durmiendo en mi almohada.
Estaba en mi cama. Conmigo
Durmiendo.
¡Estábamos durmiendo juntos!
A
—Estás despierta. —Dios, ¿Desde cuándo aturdido y magnifico van
tan bien juntos? Con los ojos abiertos asiento con la cabeza, después de
haber pensado en lo que le diría cuando estuviera despierto.
—¿Cómo te sientes?
Que podía responder.
—Al igual que la mierda. Me duele todo. Mi garganta es lo peor.
Extiende su mano y la pone sobre mi muslo. Como si eso fuera
normal. Como si nosotros pusiéramos nuestras manos sobre los muslos del
otro todo el tiempo.
—Eso es normal, creo —dijo. ¿El muslo? No, no…mi garganta. Y
continúa:
—¿Necesitas algo?
Negué con la cabeza. ¿Qué demonios había pasado mientras yo
estaba tan fuera de mí?
Se sentó, y la sabana cayó alrededor de su cintura, dejando al
descubierto todo su torso ante mis ojos. La sabana caía alrededor de sus
caderas, dejando ante mis ojos los músculos que desaparecían hacia
abajo, en sus pantalones cortos. Dios. Su mano fue hacia mi cabello, el
cual caía lacio y grasiento contra mi cara, un claro contraste con lo bien
que se veía él en estos momentos. No parecía importarle.
Una vez más, ¿Qué diablos estaba pasando?
—Me alegro de que estés bien —dijo.
Asentí con la cabeza. Asentir con la cabeza era todo lo que sabía
hacer, lo único que podía entender. Asentir con la cabeza, por lo menos,
todavía tenía sentido.
—Tienes que dormir. Tú todavía necesitas descansar. ¿A menos que
tengas hambre?
Negué con la cabeza.
—Entonces, duerme.
Me dio un empujoncito y bajé mi cuerpo poco a poco, segura de
que en cuanto mi cabeza estuviera en la almohada, este universo
alternativo dejaría de existir.
No lo hizo.
Aparta las mantas y se deslizó fuera de la cama.
—¿Te vas? —le pregunté.
Se detuvo, y en una rápida sucesión, lo vi darse cuenta de dónde
nosotros estábamos y lo poco que llevaba. Vaciló, inseguro. Fue una
emoción extraña, una que rara vez le había visto tener.
—¿Quieres que lo haga? —Quería hacer una pausa en ese
momento, estudiarlo, romper el segundo en el cual él se había atrevido a
tener dudas. Por supuesto que no quería que se fuera. Nunca quise que se
fuera.
Negué con la cabeza. Me alegro de que la fatiga me mantuviera un
poco tranquila.
Sonrió tan amplio que me olvidé que la duda existió.
—Entonces no me voy. Yo solo voy a conseguir un poco de agua.
Vete a dormir.
Se fue, y me quedé de lado, tambaleándome. Podía oír el grifo
encenderse y apagarse. Traté de imaginar lo que estaba haciendo. El
suelo no está crujiendo, así que no estaba caminando hacia atrás. ¿Estaba
de pie en el lavabo para beber? ¿O no había ningún crujido porque mi
ilusión había terminado y él no iba a volver? ¿El piso crujió en su camino
hacia el fregadero? No lo podía recordar. Empecé a sentir pánico. Tal vez
tenía que levantarme e ir tras él. Asegurarse de que era real.
Entonces mi cama se hundió, sentí el calor detrás de mí, y un brazo
alrededor de mi cintura. Me pongo rígida y luego me relajo tan de repente
que yo prácticamente caigo en él. Está tan caliente, me siento como si
estuviera con fiebre de nuevo.
Aparta mi pelo hacia arriba y lo pone sobre la almohada, para que
mi cuello este al descubierto. Entonces siento algo, la punta de su nariz tal
vez, rozando suavemente contra mi piel y el soplo de su aliento.
—¿Garrick?
Su brazo se aprieta, su cuerpo se curva alrededor del mío, incluso
nuestros muslos se presionan entre sí.
—Mañana, Bliss. Duerme ahora.
¿Dormir? La idea parecía imposible, pero cuando su respiración se
estabilizó y me acostumbré a sus caricias, me di cuenta que estaba
cansada todavía. Quería analizar lo que había pasado, lo que recordaba
y lo que no hice, pero el sueño parecía más importante.
Garrick estaba en lo cierto. Se podría esperar hasta mañana. El
estaría aquí. Dijo que no se iría. Pero, por si acaso, puse una de mis manos
sobre la que apoyaba contra mi estómago. Yo había pensado que ya
estaba dormido, pero estaba lo suficientemente despierto para responder
entrelazando nuestros dedos.
Cuando yo estaba segura, tanto que era real y que no se iría…
cuando mi duda se había ido, me dormí.
Me desperté varias horas después. La luz entraba a través de mi alta
ventana, y mi piel estaba resbaladiza por el sudor. Por un momento pensé
que tenía fiebre de nuevo. Me senté, y el brazo de Garrick cayó de mi
cintura. El gimió.
Sus cejas estaban surcadas por gotas de sudor que salpicaban en su
cara. Apoyé mi mano sobre su frente, y efectivamente, estaba ardiendo.
Se veía horrible, pero imaginé que yo lucia aún peor. Mi piel y mi
ropa estaban húmedas de sudor, tanto la suya como la mía. Se sentía
como si la suciedad y la enfermedad hubiesen sido untadas sobre la parte
superior de mi piel.
Con cuidado me moví fuera del alcance de Garrick y puse mis pies
en el piso de madera fresca. Estando de pie me dolían todos los huesos,
como si hubieran sido rotos y puestos en el lugar equivocado, y ahora
tenían que volver a romperlos para enderezarlos. Cada paso se sentía
como si me clavasen clavos en mis talones, rodillas y caderas. Puse una
mano sobre la pared para mantenerme erguida. Y mi viaje hacia el cuarto
de baño estuvo compuesto por treinta pasos lentos arrastrando los pies, en
lugar de los habituales diez pasos. Cuando llegué allí, me faltaba el aire y
estaba lista para otra siesta.
En mi mente confundida y adolorida, me pareció muy importante
estar limpia primero. Abrí la ducha dejándolo en el lado frio en lugar de
automáticamente empujarlo a caliente como de costumbre. Me quité la
ropa, lamentándome cada vez que saqé una pieza de ropa y descubro
otra capa debajo. Cuando llego a mi sujetador, estoy cerca de terminar.
Por fin soy libre, pero ya no tengo fuerzas para darme la ducha que
quería. Como un niño aprendiendo a caminar, me meto en la bañera con
los brazos cruzados y dejo que el agua caiga por mi piel. Mi estómago,
sobre todo, se siente tan sensible que cada gota pica por el impacto,
como si alguien estuviera dejando caer pequeños misiles desde arriba.
Pero aun así, se siente fresco y encantador, y me fundo en la
sensación.
Durante mucho tiempo me quedo allí, cayendo dentro y fuera del
sueño. Cuando mi respiración se vuelve estable y se alivia el dolor en mis
músculos, me levanto, dejando que el agua empape mi pelo y que corra
por mi cara.
El champú se convierte en el malo de mi historia, haciendo que
piquen mis ojos, agotándome mientras trato de frotarlo y enjugarme. Se
siente como si hayan pasado horas antes de que el agua corra lo
suficiente clara para que yo pueda abrir mis ojos sin que me quemen. Y
luego no logro convencerme a mí misma de hacerlo de nuevo con el
acondicionador.
Apago el agua, y me recuesto sintiendo la fuga de agua debajo de
mí. Cuanto más tiempo permanezco con los ojos cerrados más pesado se
vuelve mi cuerpo. Los pequeños charcos de agua en mi piel se secan
lentamente, y se siente bien estar desocupado para estar quieta por un
momento.
Entonces me acuerdo de Garrick y supe que había sido egoísta el
tiempo suficiente.
La pared de la bañera bien podría haber sido una almena. Me tomó
toda mi fuerza pasar por encima de ella. La ropa estaba completamente
fuera de la cuestión. Envolví mi pelo en una toalla y mi cuerpo con una
bata. Agarro unas pocas toallas, las remojo en agua fría y las escurro para
que no gotee.
Me sentía un poco más viva ahora y logro caminar sin andar a
tientas en la pared. El dolor sigue ahí, en el fondo de mi mente a cada
paso que doy, pero lo puedo manejar. Aun así, fue un alivio hundirme en
mi cama al lado de Garrick.
Me quito las mantas de nuevo, y él se mueve, pero no se despierta.
Pongo uno de los paños húmedos en su frente y desdoblo otro y lo
pongo sobre su pecho. He utilizado el último para pasarlo por sus brazos y
piernas. A pesar de que es demasiado difícil, así que pongo el paño que le
he pasado debajo de su cuello.
Luego me acuesto a su lado y duermo.
La próxima vez que nos despertamos los dos. Sigue teniendo fiebre,
pero le convenzo para que beba un poco de agua. No fue hasta que él
tomo un trago que me di cuenta de que estaba sedienta. Le ayudo a
beber un vaso y luego bebo dos vasos yo. Tenía la energía suficiente para
quitarme mi gorda bata y sustituirla por un pijama suelto. Y luego pongo de
nuevo un paño húmedo sobre la frente de Garrick y suspira.
—Gracias —murmura.
No estaba segura de lo coherente que él esta. Definitivamente sabe
que estoy allí, por cómo me había llamado por mi nombre un par de veces
desde que se despertó. Y sabía que estaba enfermo, pero yo no sabía
cuánto sabia más allá de eso.
—De nada. Pero para ser justos, tú cuidaste de mí en primer lugar.
Sus ojos están cerrados, pero sonríe.
—Eres mejor en ello.
—No importa —le dije—. Era agradable el hecho de no estar solo.
Trató de cambiarse de lado para poder mirarme a la cara, pero
termina apenas alcanzándome con sus brazos, su cuerpo todavía plano.
Me pasa un brazo alrededor de mi pecho y tira de mí. Sus brazos
están a mí alrededor y vuelve a tirar de mí, así que terminamos en el
costado y el mucho más cerca.
Cuando se establece, sopla hacia fuera agotado por el poco
movimiento.
Dice: —Lo siento.
—¿Por qué?
¿Necesitaba ayuda? Parecía mucho más fuerte y mejor de como
había estado yo.
—Por dejarte totalmente sola. Para conseguir algo entre tú y Cade.
Por ser demasiado terco para decirte que te extrañaba. Lo siento.
Estaba confundida, las piezas del rompecabezas no encajaban.
Pero he oído lo que importaba, que lo sentía y que yo también lo
sentía. Y mi cerebro estaba demasiado difuso para recordar todos los
detalles de por qué esto no debería estar sucediendo. Lo atraje hacia mí y
su cabeza cayó en el hueco de mi cuello. Respire profundamente y se
sentía como si fuera la primera vez en meses. Quería preguntarle acerca
de la llamada telefónica, de nuestra pelea, de todo. Pero él seguía
murmurando: —Lo siento. —Una y otra vez en mi cuello y no me importo.
Solo lo sostuve con más fuerza y juntos, afectados por la enfermedad

y el sueño.

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