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Traducido por Andreani
MENSAJES ENTRE CAROLINE AND SIMON:
Tienes un paquete.
Firmé y esta en mi casa.
Gracias. Lo recogeré cuando regrese. ¿Cómo
estás?
Bueno, trabajando. ¿Cómo están el
Irlandés?
Suerte. ¿Cómo esta ese gato loco?
Suerte. Lo atrapé intentando escalar las paredes.
Todavía está buscando Purina. Le echa de menos.
No creo que haya un romance en las cartas para esos dos.
Probablemente no … él no lo
superara pronto.
Tendrás que aumentar su ración de comida de gato.
Nada en exceso.
A nadie le gusta un coño que no puede mantener una
conversación.
Realmente estoy un poco asustada.
Jajaja. No te asustes. Espera hasta que te ofrezca un
dulce por eso.
¡Si te pillo en una gabardina
correré hacia el otro lado!
¿Cuando vienes por cierto?
¿Me extrañas un poco?
No, yo quería volver a colgar algunas fotos en la pared
detrás de mi
cabecera, y me pregunto cuánto tiempo tengo.
Estaré en casa en 2 semanas. Si puedes esperar tanto,
Yo te ayudaré. Es lo menos que puedo hacer.
Por lo menos y yo te esperare. Te proporcionare el
martillo,
Te ofrezco los cócteles.
¿Curiosa de mi martillo, cierto?
Atravesaré la sala ahora para patear tu puerta.
Mensajes entre Mimi y Caroline:
Chica, ¿Adivina qué? La casa de
abuelos de Sophia está disponible el
mes que viene. Vamos a Tahoe, nene!
¡Genial! Será agradable.
He estado deseando salir con mis chicas.
Estábamos pensando en invitar a los chicos... ¿Te parece bien?
Está bien. Los cuatro pasarán un buen rato.
Idiota, obviamente todavía estás invitada.
AW Grax! Me encantaría ir a un fin de semana romántico
con dos parejas. ¡FANTÁSTICO!
No seas un estúpida. Vendrás. No serás una 5ta rueda. ¡Va a ser tan
divertido! ¿Sabías que Ryan toca
la guitarra? ¡Va a llevarla, y
nosotras podemos cantar!
¿Qué es esto... un campamento? ¡No grax!
Mensajes entre Mimi y Neil:
¿Hey, grandote, qué harás a
mediados del próximo mes?
Hey, pequeña. No hay planes todavía. ¿Qué
pasa?
Los abuelos de Sophia nos van a dejar la casa de Tahoe. ¿Entras?
Pregúntale a Ryan …
¡Demonios, Sí! Entro. Le
preguntaré al nerd si va.
Intentaré hablar con Caroline para que venga también.
¡Excelente! Cuanto más mejor.
¿Todavía tenemos la reunión para
beber con Sofía y Ryan esta
noche?
Sí, nos vemos entonces.
Claro, niña.
Conversación entre Simon y Neil:
Deja de joder preguntándome por Lucky Charms.
¡Ese pequeño tipo me altera todo
el tiempo!
¿Bueno, cuando vuelves a casa?
Iremos a Tahoe durante un fin de semana el próximo mes.
Estaré en casa la próxima semana. ¿Quién
va?
Sofía y Mimi, Ryan y yo. Tal vez Caroline.
Esa chica es genial.
Yah, ella está muy bien cuando no está previniendo a todo
el mundo
sobre el sexo.
Tahoe, ¿EH?
Sí, los abuelos de Sophia tienen una casa allí.
Bien.
Texto entre Simon y Caroline:
¿Vas a Tahoe?
¿Cómo diablos te enteraste ya?
Las noticias vuelan …Neil está
muy emocionado.
Oh, estoy segura que lo está.
Sophia en una bañera de hidromasaje - no es demasiado difícil
adivinar.
Espera, pensé que estaba saliendo con Mimi.
Oh, lo esta, pero es difícil no pensar en Sofía en una bañera
de
hidromasaje, confía en mí.
¿Qué diablos?
Cosas extrañas marchan en San Francisco.
Todos salen con la persona equivocada.
¿Qué?
Resulta chocante. Mimi no puede dejar de hablar de Ryan,
que generalmente está mirándola como un cachorro triste.
Y Sofía
está tan ocupada gimiendo sobre las gigantes manos
masculinas de
Neil que no puede ver que él esta mirándola justo detrás
de ella.
Bastante divertido.
¿Por qué no cambiar?
Lo dice el hombre con el harén …
no siempre es así de fácil.
Espera hasta que llegue a casa, me encargaré de eso.
Bueno, Sr. Reparados. ¿Antes o
después de colgar mis fotos?
No te preocupes, Nightie Girl.
Tengo muchas ganas de entrar en tu dormitorio.
Suspiro
¿Acabas de escribirme la palabra
suspiro?
Suspiro…
¿Iras a Tahoe?
No si yo puedo evitarlo. Aunque casi valdría la pena
por ver el caos cuando finalmente ellos resuelvan esto.
De hecho.
Conversación entre Caroline y Sofía:
¿Qué es eso que escuche de que no
vienes a Tahoe?
¡UGH! ¿Cuál
es el problema?
Fácil, Detonante. ¿Qué arrastraré
tu culo hasta allá?
No sé por qué es esencial que acompañe a todos en un fin
de semana
romántico. Estoy perfectamente feliz de ir la próxima
vez. Una cosa
es salir con chicos aquí. ¿Arrastrarme
a Tahoe? No creo.
No será así. Prometo.
Ya tengo que escuchar a Simon golpear las paredes cuando
esta en
casa. No necesito escuchar a Ryan le perforándote en la
habitación de
al lado, o a Mimi siendo maltratada.
¿Crees que él la maltrata?
¿Qué?
Neil. ¿Crees que él la maltrata?
¿Él que?
Oh, sabes lo que quiero decir...
¿Realmente me preguntas si
nuestra querida amiga Mimi está
teniendo sexo con su nuevo juguete?
¡Sí! ¡Eso
pregunto!
Sucede que no. Ellos no lo han hecho todavía. Espera, ¿Por qué lo
preguntas? ¿Te has acostado con
Ryan, cierto? ¿¿Cierto???
Tengo que irme.
Conversación entre Sofía y Ryan:
¿Es raro que sólo salimos en
citas dobles con Mimi y Neil?
¿Qué?
¿Es raro?
No sé. ¿Lo es?
Sí. Esta noche vas a venir, solo, y veremos una película.
Sí, señora.
Y por cierto, pídele a tu amigo Simon que venga a Tahoe.
¿Alguna razón especifica por la
cual estoy haciendo esto?
Sí.
¿Me dirás?
NOP. Trae palomitas de maíz.
Conversación entre Ryan y Simon:
¿Ya está harto del verde?
Estoy listo para regresar a casa, sí. Mi vuelo llega mañana
por la
noche. O esta noche. Mierda, no sé.
Sophia me pidió oficialmente que te preguntara si quieres
venir a
Tahoe. ¿Vendrás?
Tahoe, ¿EH?
Sí. Creo que va a ir Caroline.
Pensé que no iba a ir.
¿Han estado hablando a la
Cockblocker?
Algo. Ella es genial. La tregua parece seguir en pie.
MMM. ¿Así, Tahoe?
Déjame pensarlo. ¿Windsurf este
fin de semana?
Sí.
Conversación entre Simon y Caroline:
Me invitaron a la cosa de Tahoe. ¿Vendrás?
¿Te invitaron? UF …
¿Supongo que aun no te gusta la
idea?
No sé. Me encanta ir allí, y la casa es fantástica. ¿Iras?
¿Iras?
Yo pregunté primero.
¿Y qué?
Dios. Sí, supongo que terminaré por ir.
¡Excelente! Me encanta ir.
¿Oh, ahora iras?
Valdría la pena. Suena divertido.
Hmm, ya veremos. ¿En casa mañana,
cierto?
Sí, vuelo nocturno y luego dormir por al menos un día.
Avísame cuando llegues. Tengo ese paquete para ti.
Lo haré.
Y yo estoy horneando pan de calabacín esta noche. Ahorraré
un poco
para ti. ¿Probablemente no tienes
comestibles en absoluto, correcto?
¿Haces pan de calabacín?
SIP
Suspiro...
***********
Me desperté de repente y escuché música procedente de al
lado.
Duke Ellington. Miré el reloj. Pasaba de las dos de la mañana.
Clive
asomó su cabeza por debajo de las cobijas y siseó.
—Oh, cállate. No seas celoso—, le dije.
Él me miró, mostrándome trasero cuando se dio vuelta y
regreso bajo
las cobijas, de cabeza.
Me acurruque más, sonriendo mientras escuchaba la música.
Simon estaba en casa.
*******************
A la mañana siguiente me desperté tan feliz como si fuera
sábado.
Me había encargado de todo: sin ropa que labar, ni
mandados que
hacer. Sólo un día para disfrutar y relajarse. Fantástico.
Decidí empezar con un agradable y largo baño, y luego
decidir qué
hacer con mi día. Estaba pensando en ir a correr al
Parque Golden
Gate esa tarde. El otoño en San Francisco era tan hermoso
cuando el
tiempo era bueno. Podría tomar un libro y pasar la tarde
entera allí.
Empecé el baño y Clive entró para hacerme compañía. Él
pasaba en
medio de mis piernas mientras yo dejaba caer mi pijama al
piso y
maulló mientras exploraba la parte superior de la tina.
Le encantaba
balance en el borde mientras me daba un baño. Él nunca
había caído
dentro, aunque a veces sumergía su cola. Gato tonto — uno de estos
días se va a mojar más de la cola.
Probé el agua. Estaba comenzando entrar en la bañera
gigante
cuando decidí que necesitaba un poco de café antes de
meterme en
ella. Salí a la cocina — desnuda
como el día es largo — para hacerme
una taza. Bostecé a medida que los granos se trituraban.
Lancé unas cucharadas en el filtro y me fui a buscar
agua. En cuanto
abrí el grifo, el chirrido comenzó.
Primero oí a Clive maullar como nunca antes. Entonces
escuché
salpicaduras. Empecé a sonreír, pensando que finalmente
se había
caído dentro, cuando el agua del fregadero me salpico
directo a la
cara.
Parpadeé, confundida hasta que me di cuenta de que era el
agua
salía de la parte superior de la llave, rociando toda la
cocina. —
¡Mierda!—
Grité, tratando de cerrarla. No hubo suerte.
Corrí al baño, todavía maldiciendo y encontré a Clive
escondiéndose
detrás del inodoro, mojado y el grifo de la bañera
rociando
violentamente todo el baño. — ¿Qué
dem…?— Chillé, intentando
cerrar el agua otra vez. Entonces comencé a entrar en pánico.
Era
como si todo el piso hubiera enloquecido. Había agua por
todas
partes, y Clive todavíamaullando con todos sus pulmones.
Yo estaba desnuda, mojada y volviéndome loca..
—¡Putamadremierdajoderdemonosmaldición!— Grité y agarré una
toalla. Intentado pensar, intentando calmarme. Debía
existir una
válvula de cierre en algún lugar. Yo había rediseñado baños,
por el
amor de Dios. ¡Piensa, Caroline!
En ese momento escuche que golpeteos en alguna parte del
apartamento. Por supuesto, pensé que era la habitación
primero,
naturalmente. Pero no, era la puerta de entrada.
Envuelta en una toalla y todavía maldiciendo lo
suficiente como
parecer marinero, caminé por el suelo, afortunadamente no
me
resbalé en el agua y con enojo abrí la puerta.
Por supuesto era Simon.
—¿Perdiste tu jodida cabeza? ¿Qué son todos esos gritos?
Prácticamente no noté los boxers de tela verde escoses,
el cabello de
recién levantado o su duro abdomen. Prácticamente.
Modo supervivencia encendido, y lo agarré por el codo,
mientras
frotaba su ojo y lo arrastré por la fuerza hacia dentro
del
apartamento. — ¿Dónde diablos está
la válvula de cierre en estos
apartamentos? — Grité.
Él miró el caos a su alrededor: agua saliendo de la
cocina, el agua en
el piso del baño y yo en mi toalla de Camp Snoopy, que
fue la
primera que cogí.
Incluso en una crisis Simon se tomó 2,5 segundos para
mirar mi
cuerpo casi desnudo. Bueno, yo podría haber tomado 3.2 a
mirar el
suyo.
Entonces entramos en acción. Corrió hacia el baño como un
hombre
en una misión, y pude oírlo tocando la puerta. Clive bufó
y corrió
hacia fuera, a la cocina. Al darse cuenta que también
estaba muy
húmedo allí, saltó a través del cuarto de una manera
acrobática y
aterrizado en lo alto de la nevera. Comencé a correr al
baño para
ayudar y choqué con Simon mientras él corría hacia la
cocina. Sin
inmutarse, que él se deslizó a través del suelo
y abrió las puertas de debajo del fregadero. Comenzó a
lanzar mis
productos de limpieza por todo el piso, y supuse que
estaba tratando
alcanzar la válvula de cierre. Intenté no notar que la forma
en la
parte posterior de sus boxrs se aferraba a su trasero. Lo
intenté con
todas mis fuerzas. Él estaba cubierto de agua también, y
sólo
entonces sus pies se deslizaron fuera de debajo de él, lo
que hizo que
callera al suelo.
—Ow—,
dijo debajo del fregadero, sus piernas ahora estaba estiradas
en mi húmedo piso de la cocina. Entonces se giró. Él
estaba
completamente húmedo y un poco glorioso.
—Ven aquí y ayúdame. No puedo
lograr cerrarlo—, pidió sobre el
ruido del agua salpicando y el gato maullando.
Recordando que yo sólo llevaba una toalla, cautelosamente
me
arrodillé a su lado y traté de evitar mirar su cuerpo — su mojado,
largo cuerpo, inclinado hacia mi y que estaba
peligrosamente cerca
del mío. Un inesperado chorro de agua que calló
directamente en mi
globo ocular fue suficiente para sacarme de mi estupor, y
redirección
mi atención.
—¿Qué quieres hacer? — Le grité.
—¿Tienes una llave?
—¡Sí!
—Puedes ir a buscarla?
—¡Seguro!
—¿Por qué estás gritando?
—¡No sé!—
Me senté allí, tratando de ver debajo del fregadero.
—¡Bien, ve a buscala, por Dios!
—¡Cierto. Cierto! — Grité y corrió al armario de la sala.
Cuando volví, me resbalé un poco en el húmedo azulejo y
me deslicé
hasta su lado.
—¡Ten! —
Grité y empujando la llave debajo del fregadero.
Lo vi trabajar, su cara estaba ocultada. Sus brazos se
tensaron, y vi
cómo lo fuerte que realmente era. Observé con asombro
como su
estómago endurecido y revelaba seis cuadros pequeños.
Ups, quise
decir ocho. Y luego la V apareció. Hola, V …
Él gruñó y gimió mientras apretaba la válvula, todo su
cuerpo
atrapado en la lucha. Observé como luchaba en la batalla
contra la
válvula y como finalmente triunfaba. También mantenía una
estrecha
vigilancia sobre los boxers tela verde escoceses, que
cuando se
mojaron, se aferraron a él como una segunda piel. Piel húmeda,
y
probablemente caliente,
y…
—¡Lo logré!
—¡Bravo! —
Aplaudí cuando el agua finalmente se detuvo. Él dejó
escapar un gemido pasado, que sonó extrañamente familiar
y
relajado. Vi como se deslizaba fuera de debajo del
fregadero.
Yacía junto a mí en el suelo, empapado y en sus
boxeadores.
Me senté junto a él, empapada y en una toalla.
Clive se sentó en la parte superior del refrigerador,
empapada y
enojado.
Clive continuó chillando/maullando y nosotros seguimos
mirándonos
fijamente el uno al otro, respirando pesadamente — Simon debido a
su batalla y yo … debido a su
batalla. Clive finalmente saltó de la
nevera al mostrador y patinó en el charco. Se golpeó en
mi radio,
rebotado y cayó al suelo. El ruidoso Marvin Gaye comenzó
a
extenderse en la húmeda cocina a la vez que Clive se
sacudía y luego
corrió a la sala de estar.
—‘Let's get it on...’ — Marvin cantó como si se refiriera a Simon y a
mi mirándonos, nuestras caras se mancharon de rojo carmesí.
—¿Está bromeando? — Dije.
—¿Esto es de verdad? —, dijo, y empezamos a reír, del caos, del
ridículo, de la pura locura de lo que acababa suceder y
el hecho de
que nos encontramos ahora yaciendo semidesnudos en mi
cocina,
cubiertos de agua, escuchando una canción que nos animaba
a, de
hecho, "hacerlo" y riéndonos como locos.
Finalmente recobré la compostura, limpiando las lágrimas
de mis
ojos. Él se sentó junto a mí todavía sosteniendo su estómago.
—Esto es como un mal episodio de
Three’s Company—. Él se rió.
—En serio. Espero que alguien
llamara a Sr. Furley—. Reí, apretando
más mi toalla a mi alrededor.
—¿Limpiamos todo esto? — preguntó, poniéndose de pie.
Me di cuenta de que sus boxers y cualquier cosa que
pudiera
contener en su interior, estaban ahora al nivel de mis ojos.
Tranquilízate, Caroline.
—Sí, supongo que deberíamos
hacerlo. Me reí otra vez cuando me
tendió la mano para ayudarme a levantarme. Yo no pude
levantarme
ni un poco, así que me aferre a sus manos, mis pies se
resbalan en el
piso.
—Esto nunca va a funcionar—, murmuró él y me cargaba. Él me llevó
a la sala y me bajo. Verlo allí. —Cuidado.
Snoopy se esta cayendo—,
señaló, gesticulando a la parte que cubría a las chicas.
—Te encantaría eso, ¿No es así?— Le dije, sujetándola con
más
fuerza.
—Voy a cambiarme, y te traeré
algunas toallas secas. Intentar
mantenerte fuera de problemas—.
Guiñó un ojo y regresó a su casa.
Me eché a reír otra vez y me fui a la habitación donde
Clive ahora era
sólo un bulto bajo las sábanas.
Me miré en el espejo sobre la cómoda mientras buscaba
algo que
ponerme. Yo brillaba de verdad.
¿EH?. Debe haber sido toda el
agua fría.
* * * * *
9
Parte II
Traducido por slightaddiction
Una hora después las cosas estaban de vuelta bajo
control. Secamos
el agua, alertamos a las personas de abajo en caso de que
hubiera
una filtración, y fijamos una llamada al hombre de
mantenimiento.
Empezamos a movernos hacia mi puerta principal, secando
el último
poquito de agua con las toallas que Simon generosamente
había
facilitado.
—¡Qué desastre! —Me
quejé, levantándome del piso y hundiéndome
en el sofá.
—Pudo haber sido peor. Pudiste
haber tenido que lidiar con esto
después de sólo tres horas de sueño, y siendo despertado
por alguna
mujer gritando al tope de sus pulmones. —dijo
él, sentándose en el
apoya brazos del sofá.
Levanté una ceja y él se retractó.
—Okey, mal ejemplo ya que el
escenario es algo con lo que estas
familiarizada. ¿Qué vas a hacer
ahora?
—No sé. Tengo que quedarme aquí y
esperar al hombre para arreglar
este desastre. Mientras tanto, estoy sin agua, lo cual
significa no
café, no ducha, no nada. Apesta. —Murmuré,
cruzando mis brazos
sobre mi pecho.
—Bueno, supongo que estaré a través
del pasillo, tomando café y
pensando acerca de mi ducha, si necesitas algo. —dijo él,
acercándose a la puerta.
—Idiota, definitivamente me harás
café.
—¿Me llevaras a la ducha también?
—Tú no estarás allí conmigo, lo
sabes.
—Supongo que puedes tomar una de
todas formas. Vamos pequeña
cockblocker —Él resopló, tirando
de mi fuera del sofá y guiándome a
través del pasillo. Clive lanzó un último grito enojado
hacia mí desde
la habitación, y lo callé
—Ups, espera. Déjame tomar el
desayuno —Agarré un paquete
envuelto en papel de aluminio de la mesa.
—¿Qué es eso? —preguntó.
—Tu pan de calabacín.
Juro que casi mordió a través de su labio inferior. De
verdad debe
gustarle el pan de calabacín.
Treinta minutos después, estaba sentada en la mesa de
cocina de
Simon, piernas dobladas debajo de mí, tomando café de una
cafetera
francesa y secando mi cabello con una toalla. Él parecía
realmente
relajado y contento, y había devorado la hogaza entera de
pan de
calabacín. Yo apenas tomé la mitad de una rebanada antes
de que la
quitara lejos de mí, el pedazo entero desapareciendo en
su boca.
Se empujó lejos de la mesa y gimió, palmeando su barriga
llena.
—¿Quieres otra hogaza? Horneé
bastante, pequeño cerdito —Arrugué
mi nariz hacia él.
—Tomaré cualquier cosa que
quieras darme, Chica Camisón. No
tienes idea de cuánto amo el pan hecho en casa. Nadie ha
hecho algo
como esto para mí en años —Él guiñó
un ojo y dejó escapar un
pequeño eructo.
—Ahora, eso es sexy —Fruncí el ceño y tomé mi taza de café a la sala
de estar, echando un vistazo hacia el pasillo para ver si
el hombre de
mantenimiento no había aparecido todavía.
Simon me siguió y se sentó en su grande y cómodo sofá.
Vagué
alrededor, observando todas sus fotos. Tenía una serie de
blancos y
negros en una pared, varias impresiones de la misma mujer
en una
playa. Manos, pies, vientre, hombros, espalda, piernas,
dedos del pie,
y finalmente uno de solo su cara. Era preciosa.
—Esto es hermoso. ¿Una de tu harén? —Pregunté, mirando
de vuelta
a él.
Él suspiró y corrió una de sus manos por su cabello —No todas las
mujeres han hecho un viaje a mi cama, sabes.
—Lo siento. Estoy bromeando. ¿Dónde fueron tomadas estas? —
Pregunté, sentándome a su lado.
—En una playa en Bora Bora.
Estaba trabajando en una serie de
fotografía de viajes, las más hermosas playas del
Pacifico Sur, muy al
estilo retro. Ella estaba en la playa un día, chica
local, y la luz era
perfecta, así que le pregunté si podía tomar algunas
fotos de ella.
Salieron estupendas.
—Ella es hermosa —dije, bebiendo mi café.
—Sí —Estuvo
de acuerdo con una dulce sonrisa.
Bebimos en silencio, estando bien con el silencio.
—Entonces ¿qué
habías planeado hacer hoy? —preguntó.
—¿Te refieres antes de que mis
tuberías se rebelaran?
—Sí, antes del ataque —Él sonrió por encima del borde de su taza,
ojos azules brillando.
—No tenía mucho planeado, en
realidad, y eso es algo bueno. Iba a ir
a correr, tal vez sentarme afuera y leer esta tarde —Suspiré,
sintiéndome cálida, confortable y cómoda—
¿Qué hay de ti?
—Planeaba dormir el día entero
antes de taclear una montaña de
ropa sucia.
—Puedes ir a dormir, ¿sabes? Puedo esperar en mi propio
apartamento —Empecé a levantarme.
Pobre hombre, había llegado
tarde, y yo le impedía dormir.
Pero él me negó con la mano y señaló el sofá —Sé mejor, sin
embargo. Si duermo tendré jet lag1 toda la semana.
Necesito volver a
la hora del Pacifico, tan pronto como me sea posible, así
que
probablemente fue algo bueno que tus tuberías atacaran.
—Hmm, supongo. Entonces, ¿cómo estuvo Irlanda? ¿Buenos
tiempos? —Pregunté, recostándome.
—Siempre tengo un buen tiempo
cuando estoy viajando.
—Dios, que trabajo tan
maravilloso. Me encantaría viajar así, viviendo
de una maleta, viendo el mundo, maravilloso… —Me apagué, mirando
de nuevo alrededor todas las fotos. Vi un estante delgado
en la pared
del fondo con pequeñas botellas en él— ¿Qué
es eso? —Pregunté,
dirigiéndome al pequeño estante curioso. Cada una de
ellas contenía
lo que parecía ser arena. Algunas eran blancas, otras
grises, otras de
color rosa, y una era casi completamente negra. Cada una
tenía una
etiqueta. Mientras miré lo sentí, más que ver, moverse
detrás de mí.
Su aliento era cálido en mi oreja.
—Cada vez que visito una playa
nueva, traigo de vuelta un poco de
arena, como un recordatorio de donde estuve, cuando
estuve allí —
Respondió, con voz grave y melancólica.
Miré más de cerca las botellas y maravillé por los
nombres que
vi: Isla Harbour–Bahamas, Estrecho del Príncipe
Guillermo–Alaska,
Punaluu–Hawái, Vik–Islandia, Sanur–Fiyi,
Patura–Turquía, Galicia–
España.
—¿Y has estado en todos estos
lugares?
—Mmm-hmm.
—¿Y por qué traer de vuelta
arena? ¿Por qué no postales, o mejor
aún, las fotos que tomas? ¿No es
suficiente recuerdo? —Me volví para
mirarlo.
—Tomo fotos porque me encanta, y
sucede que es mi trabajo. ¿Pero
esto? Esto es tangible, es táctil, es real. Pedo sentir
esto, esta es arena en la
cual realmente estuve parado, de cada continente del
país. Me lleva de nuevo allí, al instante —dijo, sus ojos volviéndose
soñadores.
De cualquier otro hombre, en cualquier otro lugar, habría
sido pura
cursilería. ¿Pero de Simon? El
hombre tenía que ser profundo.
Maldición.
Mis dedos siguieron recorriendo todas las botellas, casi
más de lo que
podía contar. Las puntas de mis dedos permanecieron en
las de
España, y él lo notó.
—España, ¿eh?
—preguntó.
Me volteé para mirarlo —Sip, España.
Siempre he querido ir. Algún
día lo hare —suspire y caminé de
vuelta al sofá.
—¿Viajas mucho? —preguntó
Simon, hundiéndose a mi lado de
nuevo.
—Intento ir a algún lugar cada año,
no tan elegante como tú, o tan
frecuente, pero trato de llevarme a algún lugar cada año.
—¿Tú y las chicas? —Él sonrió.
—A veces, pero los últimos años
he disfrutado viajando sola. Hay algo
bueno en establecer tu propio ritmo, ir a donde quieras,
y no tener
que correr por una comisión cada vez que quieras salir a
cenar,
¿sabes?
—Lo entiendo. Solo estoy
sorprendido —dijo él, frunciendo el ceño
ligeramente.
—¿Sorprendido de que quiera
viajar sola? ¿Estas bromeado? ¡Es
lo
mejor! —Exclamé.
—Demonios, no obtendrás ningún
argumento de mí. Solo estoy
sorprendido. La mayoría de las personas no les gusta
viajar solas,
muy abrumador, muy intimidante. Y piensan que se van a
sentir
solas.
—¿Alguna vez te sientes solo? —Pregunté.
—Te lo dije, nunca me siento solo
—dijo él, sacudiendo su cabeza.
—Sí, sí, lo sé, Simon dice, pero
debo decir que lo encuentro un poco
difícil de creer —Torcí un mechón
de mi casi-seco cabello alrededor
de mi dedo.
—¿Tú te sientes sola? —Preguntó.
—¿Cuando estoy viajando? No, soy
excelente compañía —Respondí
inmediatamente.
—Odio admitirlo, pero estoy de
acuerdo —dijo él, alzando su taza en
mi dirección.
Sonreí y me sonrojé ligeramente, odiándome mientras lo
hice —Wow,
¿nos estamos convirtiendo en
amigos? —Pregunté.
—Hmm, amigos… —Él
parecía pensarlo cuidadosamente,
examinándome a mí y a mi actual estado de sonrojo —Sí, creo que lo
somos.
—Interesante. De cockblocker a
amigo. No está mal —Me reí y
choqué su taza con la mía.
—Oh, queda por verse si eres
levantada de tus estatus de
cockblocker —dijo él.
—Bueno, solo avísame antes de que
Spanx venga la próxima vez, ¿de
acuerdo, amigo? —Me reí
ante su expresión confundida.
—¿Spanx?
—Ah, sí, bueno, tú la conoces
como Katie —Me carcajeé.
Finalmente tuvo la decencia de sonrojarse y sonreír tímidamente
—
Bien, sucede que la Srta. Katie ya no forma parte de lo
que tan
amablemente te refieres como mi harén.
—¡Oh, no! ¡Ella
me gustaba! ¿La azotaste muy duro? —Me
burlé de
nuevo, mi risa empezando a salirse de control.
Pasó sus manos por su cabello, frenéticamente —Tengo que decirlo,
esta es, francamente, la conversación más extraña que jamás
he
tenido con una mujer.
—Lo dudo, pero seriamente, ¿a dónde fue Katie?
Sonrió en silencio —Ella conoció
a alguien más y parece realmente
feliz. Así que terminamos nuestra relación física, por
supuesto, pero
todavía es una buena amiga.
—Bien, eso es bueno —Asentí y estuve en silencio por un momento—
¿Cómo funciona eso en realidad?
—¿Cómo funciona qué cosa?
—Bueno, tienes que admitir, tus
relaciones son las mejores en ser
poco convencionales. ¿Cómo lo
haces? ¿Mantener a todos felices? —
Lo pinché.
Se echó a reír —No estas
seriamente preguntando cómo satisfago a
estas mujeres, ¿verdad? —Sonrió.
—Diablos, no. ¡He
escuchado cómo lo haces! No parece haber
ninguna duda al respecto. Quiero decir, ¿cómo
es que nadie resulta
herido?
Pensó por un momento —Supongo que
porque éramos honestos al
empezar esto. No es como si alguien se dispusiera a crear
este
pequeño mundo, solo sucede. Katie y yo siempre nos la habíamos
llevado bien, en especial de esa forma, así que solo caímos
en esa
relación.
—Me gusta Spanx, quiero decir,
Katie. ¿Así que ella fue la primera?
¿En el harén?
—Suficiente con el harén, lo
haces sonar tan sórdido. Katie y yo
fuimos juntos a la Universidad, tratamos salir de verdad,
no funcionó,
sin embargo ella es genial, ella es…espera,
¿estas segura de que
quieres escuchar todo esto?
—Oh, soy todo oídos. He estado
esperando para pelar esta cebolla
desde la primera vez que tumbaste esa fotografía de mi
pared y me
marcaste la cabeza —Sonreí,
recostándome en el mueble y doblando
mis rodillas debajo de mí.
—¿Tumbé una foto de tu pared? —Preguntó, pareciendo fascinado y
orgulloso al mismo tiempo. Qué tipo.
—Concéntrate, Simon. Dame la
información confidencial de tus
damas de compañía. Y no escatimes en detalles, esta
mierda es
mejor que HBO.
Él carcajeó y puso su cara de narrador —Bien,
de acuerdo, supongo
que empezó con Katie. No funcionamos como pareja, pero
cuando
nos encontramos de casualidad luego de la universidad
hace unos
años, el café se convirtió en almuerzo, el almuerzo en
bebidas, y las
bebidas se convirtieron en…
bueno, cama. Ninguno de los dos estaba
saliendo con alguien, así que empezamos a vernos cada vez
que
estaba en la ciudad. Ella es genial. Es solo que… no sé cómo
explicarlo. Ella es… suave.
—¿Suave?
—Sí, es toda redondeada en los
bordes, cálida y dulce. Es solo…
suave. Es la mejor. —¿Y Purina?
—Nadia. Su nombre es Nadia.
—Tengo un gato que dice lo
contrario.
— Nadia, la conocí en
Praga. Estaba haciendo una sesión un invierno.
Nunca suelo hacer fotografía de moda, pero me pidieron
hacer una
sesión para Vogue 2, muy artístico, muy
conceptual. Ella tenía una casa en
las afuera de la ciudad. Pasamos un fin de semana juntos
y
desnudos, y cuando ella se mudó a los Estados Unidos me
buscó. Ella
está obteniendo su maestría en relaciones internacionales.
Es loco
para mí que a los veinticinco años esté al final de su
carrera, en
modelaje, es decir. Así que está trabajando duro para
hacer algo
más. Es muy inteligente. Ha viajado por el mundo entero, ¡y habla
cinco idiomas! Fue a La Sorbona. ¿Sabías
eso?
—¿Cómo podría saberlo?
—Es fácil hacer juicios
precipitados sin conocer a alguien, ¿cierto? —
Preguntó, mirándome.
—Touché —Asentí,
golpeándolo con mi pie para que siguiera.
—Y luego Lizzie. Oh, cielos, ¡esa mujer es una locura! La conocí en
Londres, totalmente borracha en un pub. Se acercó a mí,
me agarró
del cuello, me dio un beso estúpido, y me arrastró a su
casa con ella.
Esa chica sabe exactamente lo que quiere y no tiene miedo
de
pedirlo.
Recordé algunos de sus momentos más escandalosos en gran
detalle.
Ella realmente era bastante específica con lo que quería,
siempre y
cuando pudieras pasar las risas.
—Ella es una solicitante3,
abogada, y uno de sus principales clientes
vive aquí en San Francisco. Su negocio está basado en
Londres, pero
cuando ambos estamos en la misma ciudad, nos aseguramos
de
vernos. Y eso es todo. Es todo lo que ha escrito.
—¿Eso es todo? Tres mujeres, y
eso es todo. ¿Cómo no se ponen
celosas? ¿Cómo están todas de
acuerdo con esto? ¿No quieres más?
¿Ellas no quieren más?
—Por ahora, no. Cada quien
obtiene exactamente lo que quiere, así
que todo está bien. Y sí, todas saben acerca de cada una,
y ya que
nadie está enamorado aquí, nadie tiene expectativas
reales más allá
de amistad con los mejores beneficios posibles. Quiero
decir, no me
malinterpretes, adoro a cada una de ellas, y las quiero a
su manera.
Soy un tipo con suerte. Estas mujeres son asombrosas.
Pero estoy
muy ocupado para salir con alguien de verdad, y la mayoría
de
mujeres no quieren aguantar a un novio que está al otro
lado del
globo con más frecuencia que en casa.
—Sí, pero no todas las mujeres
quieren lo mismo. No todas quieren la
valla.
—Cada mujer con la que he salido
dicen que no, pero luego sí lo
hacen. Y eso está bien, lo entiendo, pero con mi horario
siendo tan
alocado, se volvió muy difícil involucrarme con alguien
que necesita
que sea algo que no soy.
—¿Entonces nunca has estado
enamorado?
—Yo no he dicho eso, ¿cierto?
—¿Entonces has estado en una
relación antes, con una sola mujer?
—Por supuesto, pero como he
dicho, una vez mi vida se convirtió en
lo que es hoy, el viaje constante, es difícil permanecer
enamorada
con esa clase de persona. Por lo menos eso es lo que mi
ex me dijo
cuándo empezó a salir con algún contador. Ya sabes, viste
un traje,
carga un maletín, está en casa cada noche a las seis, es
lo que las
mujeres parecen querer —Suspiró,
dejando su café abajo y
relajándose más en el sofá. Sus palabras decían que
estaba bien con
todo esto, pero la mirada melancólica en su rostro decía
lo contrario.
—No es lo que todas las mujeres
quieren —Contrarresté.
—Corrección, es lo que las
mujeres con quienes he salido quieren. Por
lo menos hasta ahora. Es por eso que lo que tengo
funciona muy bien
para mí. ¿Estas mujeres con las
que paso mi tiempo cuando estoy en
casa? Son increíbles. Son felices, yo soy feliz. ¿Por qué mecer el
bote?
—Bueno, ya vas por dos ahora, y
creo que te sentirías diferente si la
mujer correcta apareciera. La mujer correcta no querría
que
cambiaras nada acerca de tu vida. Ella no mecería tu
bote, saltaría
dentro y lo navegaría contigo.
—Eres una romántica, ¿no es así? —Se inclinó, golpeando mi
hombro.
—Soy una romántica práctica. En
realidad puedo ver algo atractivo en
tener a un chico que viaje mucho, porque, ¿francamente? Me gusta
mi espacio. También ocupo toda la cama, así que es difícil
para mí
dormir con alguien más —Sacudí mi
cabeza con tristeza, recordando
lo rápido que solía patear mis hombres de una-noche a la acera.
Parte de mi pasado no era tan diferente al de Simon. Solo
que él
tenía sus aventuras sexuales atadas en un paquete mucho más
ordenado.
—Una romántica práctica.
Interesante. ¿Y qué hay de ti? ¿Saliendo
con alguien? —Preguntó.
—Nop, y estoy bien con eso.
—¿En serio?
—¿Es tan difícil creer que una
sexy y caliente mujer con una gran
carrera no necesita a un hombre para ser feliz?
—Primero que nada, felicitaciones
por llamarte sexy y caliente,
porque es verdad. Es bueno ver a una mujer hacerse un
halago a sí
misma en vez de pescar por uno. Y segundo, no estoy
hablando de
casarse aquí, estoy hablando de citas. Ya sabes, ¿pasar el rato?
¿Casualmente?
—¿Me estas preguntando si me
estoy tirando a alguien en este
momento? —solté y se atragantó
con su café.
—Definitivamente la conversación
más extraña que he tenido con una
mujer —murmuró.
—Una mujer sexy y caliente —Le recordé.
—Eso es malditamente cierto.
Entonces, ¿qué hay de ti? ¿Alguna
vez
has estado enamorada?
—Esto se siente como una mini
serie de la ABC, con todo el café y la
charla de amor —le dije. Quizás
lo estaba evadiendo.
—Vamos, celebremos este momento
de nuestras vidas —Resopló,
haciendo un gesto con su taza de café.
—¿Alguna vez he estado enamorada?
Sí. Sí, lo he estado.
—¿Y?
—Y nada. No terminó en una forma
muy buena, pero ¿qué final es
bueno? Él cambió, yo cambié, así que me salí. Eso es
todo.
—Te saliste, como...
—Nada dramático. Simplemente él
no era quién pensé que iba a ser
—expliqué, bajando mi café y
jugando con mi cabello.
—Entonces, ¿qué
pasó?
—Oh, ya sabes cómo va. Estábamos
juntos cuando yo era estudiante
de último año en Berkley, y él estaba terminando la
escuela de
Derecho. Todo empezó de maravilla, y luego no lo fue, así
que me
fui. Aunque me enseñó a escalar, así que estoy agradecida
por ello.
—Un abogado, ¿eh?
—Sip, y él quería una pequeña
esposa de abogado. Debí notarlo
cuando se refirió a mis planes de futuro profesional como
"pequeños
negocios decorativos". Él realmente solo quería
alguien que luciera bien y
recogiera sus camisas de la tintorería a tiempo. No era
para
mí.
—No te conozco muy bien todavía,
pero realmente no puedo verte en
algún lugar de los suburbios.
—Ugh, yo tampoco. Nada malo con
los suburbios, solamente no son
para mí.
—No te puedes mudar a los
suburbios. ¿Quién cocinaría para mí?
—Pfft, tu solo quieres verme en
mi delantal.
—No tienes idea —dijo,
guiñando un ojo.
—Es difícil conseguir todo lo que
necesitas de una sola persona.
¿Sabes lo que quiero decir?
Espera, por supuesto que sí. ¿En que
estaba pensando? —Me reí,
haciendo gestos hacia él.
Ambos saltamos ante los golpes de mi puerta al otro lado
del pasillo.
El hombre de mantenimiento finalmente había llegado.
—Gracias por el café, y la ducha
y el rescate de tuberías —le dije,
estirándome mientras caminaba hacia la puerta. Asentí con
la cabeza
al chico en el pasillo y levanté un dedo para dejarle
saber que ya
estaría allí.
—No hay problema. No era la mejor
manera de despertar, pero
supongo que me merecía eso.
—Verdaderamente. Pero gracias de
todos modos.
—No hay de que, y gracias por el
pan. Estaba delicioso. Y si otro pan
hace su camino hasta acá, estaría bien.
—Veré qué puedo hacer. Y, oye, ¿dónde está mi suéter?
—¿Sabes lo costosos que son?
—Pffft, ¡quiero
mi suéter! —Grité, dándole una palmada en su pecho.
—Bueno, como sucede, sí te traje
algo, una especie de regalo de
gracias-por-patear-mi-puerta.
—Lo sabía. Puedes pasar a dejarlo
más tarde —Caminé a través del
pasillo para dejar entrar al tipo. Lo dirigí hacia la
cocina y me volví
hacia Simon— Amigos, ¿eh?
—Eso parece.
—Puedo vivir con eso —Sonreí y cerré la puerta.
Mientras el hombre de mantenimiento fue a arreglar el
problema me
paseé por mi habitación para ver a Clive. Justo cuando
entré, mi
teléfono sonó. ¿Un mensaje de
Simon tan rápido? Sonreí y me dejé
caer en la cama, apretando a un todavía asustado gatito a
mi lado. Él
comenzó a ronronear al instante.
Nunca respondiste mi pregunta…
Sentí mi piel calentarse cuando me di cuenta de a qué se
refería. De
repente me sentía cálida y hormigueante, como cuando tu
pie se
duerme, pero por todos lados. Pero de una buena forma. Demonios,
él daba
buenos mensajes.
¿Acerca de si me estoy tirando a alguien?
Jesús, eres tosca. Pero sí, los amigos pueden preguntar
eso, ¿cierto?
Sí pueden.
¿Entonces?
Eres un dolor en el trasero. Lo sabes, ¿cierto?
Dime. No te pongas tímida conmigo ahora.
Sucede que no. No lo estoy.
Escuché un ruido en la puerta de al lado, y luego ligeros
pero
constantes golpes en la pared.
¿Qué carajo estás haciendo? ¿Es esa tu cabeza?
Me estas matando, Chica Camisón.
Tan pronto como terminé de leer, los golpes se
reanudaron. Me reí en
voz alta mientras él golpeaba su cabeza contra la pared.
Coloqué mi
mano sobre la pared, por encima de mi cama, donde el
golpe se
concentraba y reí de nuevo. Que mañana tan rara…
_______________________________________________________
__________________________
1. Jet lag: descompensación horaria o síndrome de los
husos
horarios, es un desequilibrio producido entre el reloj
interno de una
persona y el nuevo horario que se establece al viajar en
avión a
largas distancias, a través de varias regiones horarias.
2. Vogue: Revista estadounidense de moda y estilo de
vida, que se
edita en numerosos paises.
3. Solicitante: Solicitor en inglés original, tiene doble
significado, se puede
referir a una persona que demanda o solicita pero también
es
utilizado como sinónimo para abogado.
10
(Parte I)
Traducido por Jo
Me senté en mi oficina, mirando hacia afuera de la
ventana. Tenía
una lista de cosas por hacer en frente de mí—y no era una lista
pequeña tampoco. Necesitaba pasar por la casa Nicholson.
La
renovación estaba casi completa. Las habitaciones y baños
estaban
terminados, y sólo faltaban unos pocos detalles.
Necesitaba ir a
buscar nuevos libros de muestras del centro de diseño.
Tenía una
reunión con un nuevo cliente que Mimi me había remitido,
y encima
de todo eso, tenía una carpeta llena de facturas que
revisar.
Pero aún así, miré hacia afuera de la ventana. Podría
haber tenido a
Simon en el cerebro. Y por una buena razón. Entre las
explosiones de
las cañerías, golpes en la cabeza, y el constante envío
de mensajes
todo el día domingo pidiendo más pan de calabacín, mi
cerebro
simplemente no podía eliminarlo. Y entonces la noche
anterior, sacó
las armas grandes: él me puso a Glenn Miller. Hasta golpeó
la pared
para asegurarse de que estuviera escuchando.
Bajé mi cabeza en el escritorio y la golpeé algunas veces
para ver si
ayudaba. Parecía haber ayudado a Simon…
Esa noche fui derecho a yoga después del trabajo y estaba
subiendo
las escaleras hacia mi departamento cuando escuché una
puerta
abrirse arriba.
—¿Caroline? —me
llamó hacia abajo.
Sonreí y continué subiendo las escaleras. —¿Sí, Simon? —llamé.
—Llegas tarde a casa.
—¿Qué, estás vigilando mi puerta
ahora? —reí, rodeando el último
piso y mirándolo desde abajo. Él estaba colgando sobre la
barandilla,
el cabello en su rostro.
—Sip. Estoy aquí por el pan. ¡Dame calabacín, mujer!
—Estás loco. Sabes eso, ¿cierto? —Escalé el último tramo y me
paré
en frente de él.
—Eso me han dicho. Hueles bien —dijo, inclinándose.
—¿Me acabas de olisquear? —pregunté con incredulidad mientras
abría la puerta.
—Mmm-hmm, muy agradable. ¿Acabas de volver de ejercitarte? —
preguntó, entrando detrás de mí y cerrando la puerta.
—Yoga, ¿por
qué?
—Hueles increíble cuando estás
toda ejercitada —dijo, meneando las
cejas hacia mí como el demonio.
—En serio, ¿atraes
mujeres con líneas como esa? —Me giré lejos de
él para quitarme la chaqueta y apretar mis muslos como
loca.
—No es una línea. Hueles increíble.
—Lo escuché decir, y cerré mis
ojos para bloquear el Vudú Simon que actualmente estaba
haciendo a
la Baja Caroline enroscarse sobre sí misma.
Clive vino saltando fuera de la habitación cuando escuchó
mi voz y se
detuvo abruptamente cuando vio a Simon.
Desafortunadamente,
tenía poca tracción en el suelo de madera y se deslizó
con poca
gracia bajo la mesa de comer. Intentando ganar su
dignidad de
vuelta, ejecutó un difícil salto de cuatro pies desde una
posición de
pie hasta el librero y me saludó con su pata. Quería que
yo fuera a él
—típico macho.
Dejé caer mi bolso de gimnasio y me acerqué. —Hola, dulce niño.
¿Cómo estuvo tu día? ¿Hmm? ¿Jugaste? ¿Dormiste
una buena siesta?
¿Hmm? —Rasqué
detrás de su oreja, y él ronroneó muy alto. Me dio
sus ojos soñadores de gato y luego cambió su mirada hacia
Simon.
Juro que le hizo una gatuna sonrisa de suficiencia.
—Pan de calabacín, ¿huh? Quieres un poco, ¿no? —pregunté,
lanzando mi chaqueta en el respaldo de una silla.
—Sé que tienes más. Simon dice dámelo
—dijo con humor socarrón,
apuntando su dedo como una pistola.
—Estás curiosamente obsesionado
con tus dioses de la cocina, ¿no?
¿Hay grupo de apoyo para eso? —pregunté, entrando a la cocina para
encontrar la última hogaza. Puedo haberla estado
guardando para él.
—Sí, estoy en CA. Cocineros anónimos.
Nos encontramos en la
pastelería en Pine —replicó, sentándose
en uno de los banquitos en el
mostrador de la cocina.
—¿Buen grupo?
—Bastante bueno. Hay uno mejor en
Market, pero ya no puedo ir a
ese —dijo con tristeza,
sacudiendo su cabeza.
—¿Te echaron? —pregunté,
inclinándome en el mostrador en frente
de él.
—Lo hicieron, de hecho —dijo, luego curvó su dedo para que me
incline más cerca—. Me metí en
problemas por toquetear bollos —
susurró.
Reí y le di a su mejilla un ligero apretón. —Toquetear bollos —bufé
mientras él alejaba mi mano.
—Sólo suelta el pan, ves, y nadie
sale herido —advirtió.
Levanté mis manos en rendición y tomé una copa de vino
del armario
sobre su cabeza. Le levanté la ceja, y él asintió.
Le pasé una botella de Merlot y el abridor, luego tomé un
montón de
uvas del colador en el refrigerador. Él sirvió,
brindamos, y sin otra
palabra, comencé a hacernos la cena.
El resto de la tarde pasó naturalmente, sin que siquiera
me de
cuenta. Un minuto estábamos comentando las nuevas copas
de vino
que había comprado de Williams Sonoma, y treinta minutos
después
estamos sentados en la mesa de comedor con pasta en
frente de
nosotros. Todavía estaba usando mis ropas de ejercicio, y
Simon
estaba en sus jeans y una camiseta y sus pies con
calcetines. Se
había quitado la sudadera de Stanford antes de colar la
pasta, algo
que ni siquiera le pedí que hiciera. Él simplemente caminó
dentro de
la cocina detrás de mí, y la tenía colada y de vuelta en
la olla justo
mientras terminaba la salsa.
Habíamos hablamos sobre la ciudad, su trabajo, mi
trabajo, y el
próximo
viaje a Tahoe, y ahora nos dirigíamos al sofá con café.
Me incliné atrás contra las almohadas con mis piernas dobladas
debajo de mí. Simon me estaba contando sobre un viaje que
había
hecho a Vietnam hace unos años.
—Es como nada que hayas visto—las villas de montañas, las
hermosas playas, ¡la comida! Oh,
Caroline, la comida. —Suspiró,
estirando su brazo a lo largo de la parte trasera del sofá.
Sonreí e
intenté no notar las mariposas cuando dijo mi nombre de
esa
manera: con la palabra Oh en frente de este… Oh mi, oh mi.
—Suena hermoso, pero odio la
comida vietnamita. No puedo
soportarla. ¿Puedo traer
mantequilla de maní?
—Conozco a este tipo—hace los mejores fideos, justo en un cobertizo
de lanchas en el medio de Ha Long Bay. Un sorbo y vas a
lanzar tu
mantequilla de maní a un lado.
—Dios, desearía poder viajar como
tú lo haces. ¿Alguna vez te
aburres? —pregunté.
—Hmmm, sí y no. Siempre es genial
venir a casa. Amo San
Francisco. Pero si estoy en casa demasiado tiempo me urge
volver al
camino. Y sin comentarios sobre la urgencia—estoy comenzando a
conocer tu mente allí, Chica Camisón. —Tocó
mi brazo con cariño.
Intenté hacerme la ofendida, pero la verdad era que había
estado a
punto de hacer un chiste. Noté que todavía tenía su mano
en mi
brazo, ausentemente dibujando pequeños círculos con sus
dedos.
¿Realmente había sido hace tanto
desde que dejé que un hombre me
tocara que los círculos con los dedos me llevan a una
agitación
mental? ¿O era porque este hombre
lo estaba haciendo? Oh, Dios, los
dedos. De cualquier manera, me estaba haciendo cosas. Si
cerraba
mis ojos, podía casi imaginar a O saludándome—todavía lejos, pero
no tan lejos como lo había estado antes.
Miré a Simon y vi que estaba observando su mano, como
curioso
acerca de sus dedos en mi piel. Atrapé mi aliento rápidamente,
y mi
respiración atrajo sus ojos a los míos. Nos miramos el
uno al otro. La
Caroline Baja estaba, obviamente, respondiendo, pero
ahora Corazón
comenzó a latir un poco más fuerte también.
Entonces Clive saltó detrás del sofá, puso su trasero
justo en el rostro de
Simon, y mató eso realmente rápido. Ambos reímos, y Simon
se
movió lejos de mí mientras le explicaba a Clive que no
era cortés
hacerle eso a la compañía. Clive parecía extrañamente
complacido
con él mismo, sin embargo, así que supe que estaba
planeando algo.
—¡Wow, son casi las diez! Me he
apoderado de toda tu tarde. Espero
que no tuvieras planes —dijo
Simon, parándose y estirándose.
Mientras se estiraba, su camiseta se levantó, y mordí mi
lengua para
detenerme de lamer el pedazo de piel que se mostraba
sobre sus
jeans.
—Bueno, tenía una noche algo
excitante de observar Food Network
planeada, así que ¡maldito seas,
Simon! —Sacudí mi puño en su
rostro mientras me paraba a su lado.
—Y hasta me hiciste cena, lo que
fue genial, por cierto —dijo,
buscando su sudadera.
—No hay problema. Fue agradable
cocinar para alguien más que para
mí. Es lo que hago por cualquier tipo que aparece
demandando pan.
—Finalmente le pasé la hogaza que
dejé para él.
Él sonrió mientras tomaba su sudadera del suelo junto al
sillón. —
Bueno, la próxima vez, déjame cocinar para ti. Hago un
fantástico…
huh, eso es extraño —se
interrumpió, haciendo una mueca.
—¿Qué es extraño? —pregunté, mirando como desdoblaba su
sudadera.
—Esto se siente húmedo. De hecho,
está más que húmedo, está…
¿mojado? —preguntó,
mirándome, confundido. Miré de la sudadera a
Clive, quien se sentaba inocentemente en la parte trasera
del sofá.
—Oh no —susurré,
la sangre drenándose de mi rostro—. ¡Clive,
tú
pequeña mierda! —Lo fulminé con
la mirada.
Él saltó del sofá y corrió rápidamente entre mis piernas,
yendo a la
habitación. Había aprendido que no podía alcanzarlo detrás
del
vestidor, y allí es donde se escondía cuando había hecho
algo muy
malo. No había hecho esto en un largo tiempo.
—Simon, puedes querer dejar eso
aquí. Lo limpiaré. Lo lavaré, lo que
sea. Lo siento tanto. —Me disculpé,
terriblemente avergonzada.
—Oh, ¿lo
hizo? Oh hombre, lo hizo, ¿no? —Su
rostro se arrugó
mientras
tomaba la sudadera.
—Sí, sí, lo hizo. Lo siento
tanto, Simon. Tiene esta cosa sobre marcar
su territorio. Cuando cualquier tipo deja ropas en el
suelo, oh, Dios,
eventualmente las orina. Lo siento tanto. Lo siento
mucho. Lo sien…
—Caroline, está bien. Quiero
decir, es asqueroso, pero está bien. Me
han pasado peores cosas. Está todo bien, lo prometo. —Comenzó a
poner su mano en mi hombro, pero pareció pensarlo mejor,
probablemente cuando se acordó de la última cosa que había
tocado.
—Lo siento tanto, lo sien… —Comencé de nuevo mientras partía hacia
la puerta.
—Basta. Si dices lo siento una
vez más voy a ir a buscar algo tuyo y
lo orinaré, lo juro.
—Bien, eso es asqueroso. —Finalmente reí—. Pero tuvimos una
noche
tan agradable, ¡y terminó con
orina! —gemí, abriéndole la puerta.
—Fue una noche agradable, aún con
la orina. Habrá otras. No te
preocupes Chica Camisón. —Me guiñó
y cruzó el pasillo.
—Ponme algo bueno esta noche, ¿huh? —pedí, viéndolo ir.
—Entendido. Duerme bien —dijo, y cerramos las puertas al mismo
tiempo.
Me recosté contra la puerta, abrazando la sudadera en mis
brazos.
Estoy segura que tenía la sonrisa más tonta en mi rostro,
mientras
recordaba el sentimiento de sus dedos. Y entonces recordé
que
estaba abrazando una sudadera orinada.
—¡Clive, imbécil! —grité y corrí a mi dormitorio.
Dedos, manos, cálida piel presionada contra la mía en un
esfuerzo de
acercarse más. Sentí su cálido aliento, su voz como húmedo
sexo en
mi oído. —Mmm, Caroline, ¿cómo puedes sentirte tan bien?
Gemí y rodé, enredando piernas con piernas y brazos con
brazos,
empujando mi lengua dentro de su anhelante boca. Succioné
su labio
inferior, probando la menta y calor y la promesa de lo
que iba a venir
cuando empujara dentro de mi cuerpo por primera vez. Gemí
y él
gruñó, y en un segundo estuve debajo de él.
Labios se movieron de mi boca a mi cuello, lamiendo y
succionando y
encontrando el punto—ese punto
debajo de mi mandíbula que hacía
mi interior explotar y mis ojos cruzarse. Una oscura risa
contra mi
clavícula, y supe que estaba lista.
Rodé encima de él, sintiendo la pérdida de su peso pero
la ganancia
de mis piernas a cada lado de él, sentirlo moverse y
latir
exactamente donde lo necesitaba. Él empujó mi cabello
fuera de mi
rostro, mirándome con esos ojos—los
ojos que podían hacerme
olvidar sobre mi nombre pero gritar el suyo.
—¡Simon! —grité,
sintiendo sus manos tomar mis caderas y
empujarme en contra de él.
Me senté derecha en la cama, mi corazón martillando
mientras las
últimas imágenes soñadoras dejaban mi cerebro. Creí
escuchar una
baja risa desde el otro lado de la pared, por donde los
acordes de
Miles Davis llegaban.
Me recosté, la piel cosquilleando mientras intentaba
encontrar un
punto frío en mi almohada, pensé acerca de lo que estaba
al otro lado
de la pared, a centímetros de mí. Estaba en problemas.
Más tarde esa mañana me senté en mi escritorio lista para
conocer a
un nuevo cliente—uno que específicamente
había pedido trabajar
conmigo. Todavía una diseñadora nueva, la gran parte de
mi trabajo
venía de derivaciones, y a quien fuera que me hubiera
derivado a
este tipo le debía mucho. Todos los interiores nuevos
para un
elegante departamento—era prácticamente
una remodelación de
interior, un proyecto soñado. Cuando fuera que me
preparaba para
un nuevo cliente sacaba fotos de otros proyectos que había
diseñado
y tenía cuadernos de bocetos listos, pero hoy
lo hice con particular intensidad. Dejé que mi mente
vagara por un
segundo, Cerebro inmediatamente regresó al sueño que había
tenido
la noche anterior. Me sonrojaba cada vez que pensaba en
lo que
dejaba que Sueño Simon me hiciera, y lo que Sueño
Caroline le había
hecho a él también…
Sueño Caroline y Sueño Simon eran chicos traviesos.
—Ahem —Escuché
desde atrás de mí. Me giré para encontrar a
Ashley en la entrada—. Caroline,
el Señor Brown está aquí.
—Excelente estaré afuera
enseguida —Asentí, parándome y alisando
mi falta. Mis manos presionaron mis mejillas, esperando
que no
estuvieran demasiado rojas.
—¡Y él es lindo, lindo, lindo! —Reí, rodeando la esquina para
saludarlo.
Él ciertamente era lindo, y yo lo sabría. Era mi exnovio.
—¡Oh, Dios mío! ¿Cuáles
son las probabilidades? —exclamó Jillian en
el almuerzo, dos horas después.
—Bueno, considerando que toda mi
vida ahora parece ser dictada por
extrañas coincidencias, creo que está justo en su lugar.
Rompí un trozo de pan y mastiqué determinadamente.
—Pero quiero decir, ¡vamos! ¿Cuáles son las probabilidades,
en serio?
—Se preguntó de nuevo, sirviéndonos
otro vaso de Pellegrino.
—Oh, no hay nada al azar en esto.
El tipo no deja cosas al azar. Él
sabía exactamente qué estaba haciendo cuando se acercó a
ti en esa
caridad el mes pasado.
—No —exhaló.
—Sip. Me dijo. Me vio, ¿y cuando se dio cuenta de que trabajaba para
ti? ¡Bam! Necesita una diseñadora
de interiores. —Sonreí, pensando
en que él
siempre arreglaba las cosas exactamente como las quería.
Bueno,
casi todo.
—No te preocupes, Caroline. Lo
moveré a otro diseñador, o tal vez lo
tomaré yo misma. No tienes que trabajar con él —dijo, palmeando mi
mano.
—¡Oh, infiernos no! Ya le dije
que sí. Voy a hacer esto totalmente. —
Crucé mis brazos sobre mi pecho.
—¿Estás segura?
—Sip. No hay problema. No es que hubiéramos
tenido una mala
ruptura. De hecho, en lo que a rupturas se trata, fue
suave. No
quería aceptar el hecho de que lo estaba dejando, pero
eventualmente lo entendió. No creyó que yo tuviera las
bolas para
hacerlo, y hombre, estaba sorprendido. —Jugué
con mi servilleta.
Había salido con James la mayor parte de mi último año en
Berkeley.
Él ya estaba en la escuela de leyes, continuamente
avanzando en su
camino a un futuro de perfección. Mi dios, él era hermoso—fuerte y
atractivo, y muy encantador. Nos conocimos en la
biblioteca una
noche, tomamos café algunas veces, y creció a una relación
sólida.
¿El sexo? Irreal.
Él fue mi primer novio serio, y sabía que quería casarse
conmigo en
algún punto. Tenía ideas muy específicas sobre lo que
quería de su
vida, y eso definitivamente me incluía a mí como su
esposa. Y él era
todo lo que yo había pensado que quería en un esposo. El
compromiso era inevitable. Pero entonces comencé a notar
cosas,
pequeñas al principio, pero a su momento revelaron la
imagen
completa. Íbamos a donde él quería para cenar. Yo nunca
elegía. Lo
escuché diciéndole a alguien que él creía que mi fase de “decoradora”
no duraría mucho, pero que sería agradable tener una
esposa que
pudiera hacer una casa bonita. El sexo seguía siendo
genial, pero
estaba irritada con él más y más, y dejé de seguirlo para
llevarnos
bien.
Cuando comencé a darme cuenta de que él ya no era lo que
yo
quería para mi futuro, las cosas se pusieron un poco
torcidas.
Peleamos constantemente, y cuando decidí terminar la
relación, él
intentó convencerme de que estaba haciendo la decisión
equivocada.
Yo sabía más, y finalmente aceptó que realmente había
terminado—y
no estaba sólo buscando un “ajuste
femenino,” como a él le gustaba
llamarlos. No
mantuvimos el contacto, pero él había sido una gran parte
de mi vida
por un largo tiempo, y atesoraba los recuerdos que teníamos
juntos.
Atesoré lo que él me enseñó sobre mí misma.
Sólo porque no funcionamos como pareja no quería decir
que no
podíamos trabajar juntos, ¿no?
—¿Estás segura sobre esto? ¿Realmente quieres trabajar con él? —
preguntó Jillian una vez más, pero podía decir que ella
estaba lista
para dejarlo ir.
Pensé sobre eso de nuevo, volviendo a ver el destello de
recuerdos
que había visto cuando lo vi de pie en el vestíbulo.
Cabello rubio
arenoso, ojos perforadores, sonrisa encantadora: había
sido golpeada
con una ola de nostalgia y sonreí abiertamente mientras
el cruzaba
hacia mí.
—Hola allí, extraña —había dicho él, ofreciéndome su mano.
—¡James! —jadeé,
pero me recuperé rápidamente—. ¡Te
ves genial!
—Nos abrazamos, para la sorpresa
boquiabierta de Ashley.
—Sí, estoy segura —le dije a Jillian—. Será bueno para
mí. Llámalo
una experiencia de maduración. Además, no quiero dejar ir
la
comisión. Veremos qué pasa esta noche.
Con eso ella levantó la mirada desde su menú. —¿Esta noche?
—Oh, ¿no
te lo dije? Vamos a ir por bebidas para ponernos al día.
* * * * *
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