1
Eres impresionante. No lo creía, así que lo pensé de nuevo.
Impresionante. Eres
tan impresionante.
Si mi madre escuchara mis pensamientos, me diría
que tenía que ser
humilde, pero la humildad me había llevado a
ninguna parte.
Bliss Edwards, eres
una maldita captura.
Entonces, ¿Cómo fue que terminé con veintidós
años, y la única
persona que conocía, que nunca había tenido
relaciones sexuales? En
algún lugar entre Salvados por la
Campana yGossipGirl, se convirtió en
algo inaudito, una chica por graduarse de la
universidad con su Tarjeta-V
todavía en la mano. Y ahora me encontraba en mi
habitación,
lamentando haber reunido el coraje para admitirlo
a mi amiga Kelsey. Ella
reaccionó como si le hubiese dicho que estaba
escondiendo una cola
debajo de mi falda triangular. Y supe antes de
que su mandíbula, incluso,
acabara cayendo que se trataba de una idea
terrible.
—¿EN SERIO? ¿Es por Jesús? ¿Estás, como,
guardándote para él? —El
sexo parecía sencillo para Kelsey. Ella tenía el
cuerpo de una Barbie y el
cerebro sexualmente cargado de una adolescente.
—No, Kelsey —dije—. Sería un poco difícil
guardarme para alguien
que murió hace más de dos mil años.
Kelsey se quitó la camisa y la tiró al suelo.
Debo haber hecho una
cara, porque me miró y se rió.
—Relájate, Princesa Pureza, sólo estoy cambiando
camisetas. —Entró
en mi armario y empezó a mover mi ropa a tirones.
—¿Por qué?
—Porque, Bliss, vamos a salir para conseguir que
te jodan —dijo la
palabra “jodan” curvando su lengua de tal forma,
que me recordó a esos
anuncios nocturnos de las líneas telefónicas para
adultos.
—Jesús, Kelsey.
Sacó una camisa que a mí me quedaba ajustada, por
lo que sería
francamente escandalosa en su estructura
curvilínea.
—¿Qué? Dijiste que no era sobre él.
Me resistí a la tentación de golpear mi mano en
mi frente.
—No lo es, no creo... quiero decir, voy a la
iglesia y todo, bueno, a
veces. Yo sólo... no lo sé. Nunca he estado tan
interesada.
Hizo una pausa con la camisa nueva a medio camino
sobre su
cabeza.
—¿Nunca interesada? ¿En chicos? ¿Eres gay?
Una vez oí a mi madre, que no podía entender por
qué estaba a
punto de graduarme de la universidad sin un anillo
en mi dedo, hacer a mi
padre la misma pregunta.
—No Kelsey, no soy gay, así que sigue poniéndote
la camisa. No hay
necesidad de caer sobre tu espada sexual por mí.
—Si no eres gay y no se trata de Jesús, entonces
es sólo una cuestión
de encontrar a la persona correcta, o debería
decir... la espada sexual
correcta.
Rodé los ojos. —¿Caramba? ¿Eso es todo? Encontrar
a la persona
correcta? ¿Por qué nadie me lo dijo antes?
Se recogió el pelo rubio en una coleta alta, lo
cual, de alguna
manera, llamó la atención aún más a su pecho. —No
me refiero a la
persona correcta para casarse, cariño. Me refiero
a la persona correcta
para tener tu sangre bombeando. Para hacerte
apagar tu analítico, crítico
e hiperactivo cerebro y pensar con el cuerpo en
su lugar.
—Los cuerpos no pueden pensar.
—¡VES! —dijo—. Analítica. Crítica.
—¡Muy bien! Bien. ¿Qué bar esta noche?
—StumbleInn,
por supuesto.
Gemí. —Con clase.
—¿Qué? —Kelsey miró hacia mí como si me faltara
la respuesta a
una pregunta muy obvia—. Es un buen bar. Más importante
aún, es un bar
que a los chicos les gusta. Y desde que a
nosotros nos gustan los chicos, es
un bar que nos gusta.
Podría ser peor. Podría llevarme a un club.
—Está bien. Vamos. —Me paré, y me dirigí a la
cortina que separaba
mi dormitorio del resto de mi apartamento.
—¡Espera! Espera. —Agarró mi codo y me empujó tan
fuerte que me
caí de nuevo en mi cama—. No puedes ir así.
Miré a mi atuendo, una florida falda triangular y
un top simple que
mostró una buena cantidad de escote. Se veía
lindo. Podría totalmente
recoger un chico en esto... tal vez.
—No veo el problema —dije.
Rodó los ojos, y me sentí como una niña. Odiaba
sentirme como una
niña, y casi siempre lo hacía cuando la
conversación se volcaba hacia el
sexo.
Kelsey dijo: —Cariño, ahora mismo te ves como la
adorable hermana
de alguien. Ningún hombre quiere follar a su
hermanita. Y si lo hace, no
quieres estar cerca de él.
Sí, definitivamente me sentía como una niña.
—Buen punto.
—Mmm... Suena como si estuvieras practicando
apagar ese
hiperactivo cerebro tuyo. Buen trabajo. Ahora
párate ahí y déjame hacer
mi magia.
Y por magia, se refería a tortura.
Después de vetar tres camisas que me hicieron
sentir como una
prostituta, unos pantalones que eran más como
polainas, y una falda tan
corta que amenazó con mostrar al mundo mi agujero
del amor en caso de
una brisa suave, nos acomodamos en algún apretado
capri de mezclilla
de tiro bajo, y un top de encaje negro que
destacaba, en contraste, con
mi piel blanca pálida.
—¿Piernas afeitadas?
Asentí con la cabeza.
—¿Otras... cosas... afeitadas?
—Tanto como alguna vez van a estar, sí, ahora
vamos. —Ahí era
donde dibujaba una línea en esta conversación.
Ella sonrió, pero no dijo nada. —Está bien. Bien.
¿Condones?
—En mi bolso.
—¿Cerebro?
—Apagado. O bien... disminuido, de todos modos.
—Excelente. Creo que estamos listas.
Yo no estaba preparada. No, en absoluto.
Había una razón por la que no había tenido sexo
todavía, y ahora lo
sabía. Yo era una fanática del control. Era por
eso que lo había hecho tan
bien en la escuela toda mi vida. Me hizo una gran
directora de escenario,
nadie podría dirigir un ensayo de teatro como yo.
Y cuando me dio el valor
para actuar, siempre estuve más preparada que
cualquier otro actor en la
clase. Pero el sexo... eso era lo contrario de control.
Había emociones y
atracción, y esa persona molesta que otro debía
estar involucrada. No es
mi idea de diversión.
—Estás pensando demasiado —dijo Kelsey.
—Mejor que no pensar lo suficiente.
—No, esta noche, no lo es —dijo ella.
Subí el volumen del IPod de Kelsey, tan pronto
como llegamos al
coche, así podía pensar en paz.
Podía hacer esto. Era un problema que había que
resolver, un tema
que había que comprobar fuera de mi lista de
tareas pendientes.
Era así de simple.
Simple.
Mantenlo simple.
Nos detuvimos frente al bar unos minutos más
tarde, y la noche se
sentía todo, menos simple. Mis pantalones se
sentían demasiado
apretados, mi camisa demasiado baja, y mi cerebro
demasiado nublado.
Quería vomitar.
No quería ser virgen. Eso ya lo sabía. No quería
sentirme como la
inmadura mojigata que no sabía nada sobre el
sexo. Odiaba no saber las
cosas. El problema era... tanto como no quería
ser virgen, tampoco quería
tener relaciones sexuales.
El enigma de los enigmas. Era como uno de esos
cuadrados que
parecen rectángulos, pero al final te preguntas
si es un rectángulo que
parece un cuadrado.
Kelsey estaba de pie frente a mi puerta, con los
zapatos de tacón
alto golpeando al tiempo que sus dedos, mientras
sacaba el coche. Me
cuadré de hombros, aticé mi pelo (a medias), y
seguí a Kelsey hacia el bar.
Hice una línea recta hacia la barra, sentándome
en un taburete, e
hice señas al camarero.
Él era una posibilidad. Pelo rubio, estatura
media, cara bonita. Nada
especial, pero no ciertamente fuera de lugar.
Podría ser bueno para
simple.
—¿Qué puedo hacer por ustedes, señoritas?
Acento sureño. Sin duda una clase de chico de
cosecha propia.
Kelsey embistió: —Necesitamos dos tragos de
tequila para empezar.
—Que sean cuatro —grazné.
Silbó, y sus ojos se encontraron con los míos.
—Ese tipo de noche,
¿Eh?
No estaba dispuesta a poner en palabras qué tipo
de noche era. Así
que dije: —Estoy buscando un poco de coraje
líquido.
—Y yo estaría encantado de ayudar. —Me guiñó un
ojo, y estaba
apenas fuera del alcance del oído antes de que
Kelsey rebotara en su
asiento, diciendo—: ¡Él es el indicado! ¡Él es el
indicado!
Sus palabras me hicieron sentir como si estuviera
en una montaña
rusa, al igual que el mundo acababa de dejar de
girar y todos mis órganos
estaban jugando a ponerse al día. Sólo necesitaba
más tiempo para
adaptarme. Eso es todo. Agarré el hombro de
Kelsey, y la obligué a
tranquilizarse. —Calma, Kels. Eres como un
maldito Chihuahua.
—¿Qué? Es una buena opción. Lindo. Agradable. Y,
totalmente, lo vi
mirar tu escote... dos veces.
Ella no estaba equivocada. Pero todavía no estaba
tan interesada
en dormir con él, por lo que supongo que no tenía
que descartarlo, pero,
seguro que sería un infierno mucho más fácil, si
estuviese interesada
realmente en el hombre. Dije: —No estoy segura...
simplemente no hay
chispa. —Pude ver venir el poner los ojos en
blanco, así que dije de una
forma rápida—, todavía.
Cuando el Chico Camarero regresó con las bebidas,
Kelsey pagó, y
me llevé mis dos tragos antes de que ella
entregara su tarjeta. Se quedó
por un momento, sonriéndome, antes de pasar a
otro cliente. Robé uno de
los tragos restantes de Kelsey.
—Tienes suerte de que esta es una gran noche para
ti, Bliss.
Normalmente, nadie se interpone entre mi tequila
y yo.
Tendí mi mano y dije: —Bueno, nadie va a
conseguir meterse entre
estas piernas a menos que esté bien borracha, así
que pásame el último.
Kelsey sacudió la cabeza, pero estaba sonriendo.
Después de unos
segundos, se rindió, y con cuatro tragos de
tequila en mi sistema, la
perspectiva de sexo parecía un poco menos
tenebrosa.
Otro camarero se acercó, ésta era una chica, y
pedí un Jack y coca
cola para beber mientras me confundía en medio de
todo este lío.
Estaba el Chico Camarero, pero no se desocuparía
hasta bien
después de las 2am. Era un manojo de nervios ya,
así que si esto se
prolongaba hasta altas horas de la mañana,
estaría completamente
psicótica. Sólo podía imaginar... directamente,
con camisa de fuerza
debido al sexo.
Había un hombre de pie junto a mí, que parecía
moverse unos
centímetros más cerca con cada trago que tomé,
pero tenía que tener
por lo menos cuarenta años. No, gracias.
Tomé un trago más de mi copa, dando gracias al
camarero que fue
pesado con el Jack, y examiné el bar.
—¿Qué pasa con él? —preguntó Kelsey, señalando a
un chico en
una mesa cercana.
—Demasiado pijo.
—¿Él?
—Demasiado Hipster.
—¿Por ahí?
—Ew. Demasiado peludo.
La lista continuó hasta que estaba bastante
segura de que esta
noche era un fracaso. Kelsey sugirió ir a otro
bar, que era lo último que
quería hacer. Le dije que tenía que ir al baño, y
esperaba que alguien
atrapara su atención mientras no estaba para así
poder escapar sin
drama. El baño estaba al fondo, más allá de la
zona de piscina y dardos,
detrás de una sección con algunas mesas redondas
y pequeñas.
Fue entonces cuando me fijé en él.
Bueno, técnicamente, noté primero el libro.
Y, simplemente, no puede mantener la boca
cerrada. —Si eso se
supone que es una manera de obtener a las chicas,
me permito sugerir
trasladarte a una zona con un poco más de
tráfico.
Él levantó la vista de su lectura, y de repente
me pareció difícil
tragar. Era sin duda el hombre más atractivo que
había visto esta noche,
cabello rubio, cayendo en los ojos azules de
cristal, sólo el suficiente vello
en la mandíbula para darle un look masculino sin
hacerle demasiado
peludo, y una cara que podría haber hecho cantar
a los ángeles. No me
hacía cantar. Me hacía mirar boquiabierta. ¿Por
qué me detuve? ¿Por qué
siempre tengo que hacer una tonta de mí mismo?
—¿Perdón?
Mi mente seguía procesando su perfecto pelo y
brillantes ojos azules,
así que me tomó un segundo decir: —Shakespeare.
Nadie lee a
Shakespeare en un bar a menos que sea una táctica
para obtener chicas.
Todo lo que estoy diciendo es que podrías tener
mejor suerte en la
delantera.
Él no dijo nada por un largo rato, pero luego su
boca se separó en
una sonrisa reveladora, qué sabes tú, ¡Dientes
perfectos!
—No es un truco, pero si lo fuera, me parece que
estoy teniendo
mucha suerte aquí.
Un acento. TENÍA ACENTO BRITÁNICO. Querido Dios,
me estaba
muriendo.
Respira. Necesitaba respirar.
No lo pierdas,
Bliss.
Puso su libro a un lado, pero no antes de marcar
su lugar. Dios mío,
realmente estaba leyendo a Shakespeare en un bar.
—¿No estabas tratando de obtener una chica?
—No estaba.
Mi cerebro analítico no perdió su uso de tiempo
pasado. Al igual
que... él no había estado tratando de seducir a
nadie, pero tal vez estaba
ahora.
Eché otro vistazo de él. Estaba sonriendo ahora
—blancos dientes,
barba de tres días en su mandíbula, que le daba
un aspecto francamente
delicioso. Sí, yo era definitivamente seducible.
Y pensé que era suficiente
para enviarme a shock.
—¿Cómo te llamas, amor?
¿Amor? ¡AMOR! Sigo muriendo, aquí.
—Bliss.
—¿Eso es una línea?1
Me sonrojé carmesí. —No, es mi nombre.
—Bonito nombre para una chica encantadora. —El
timbre de su voz,
entró en ese registro grave que hizo mi interior
rizarse en sí mismo, era como
si mi útero estuviese llevando a cabo un baile
feliz en el resto de mis
órganos. Dios, me estaba muriendo en la más larga,
más tortuosa, y
excitante muerte en la historia del mundo. ¿Era
esto lo que siempre se
sentía al estar excitada? No es de extrañar que
el sexo hiciera que la gente
haga cosas locas.
1Lo
dice porque Bliss se traduce como Dicha, Felicidad.
—Bueno, Bliss, soy nuevo en la ciudad, y ya me
quedé fuera de mi
apartamento. Estoy esperando a un cerrajero, en
realidad, y pensé en
tener un buen uso de este tiempo.
—¿Repasando tu Shakespeare?
—Tratando, al menos. Honestamente, nunca me ha
gustado el tío
casi nada, pero vamos a mantener esto como un
secreto entre nosotros,
¿Ya?
Estaba bastante segura de que mis mejillas se
tiñeron aún más de
rojo, si el calor saliendo de ellas era alguna
indicación. De hecho, todo mi
cuerpo se sentía como si estuviera en llamas. No
estaba segura de si era
mortificación o el acento que me tenía a punto de
arder
espontáneamente delante de él.
—Pareces decepcionada, Bliss. ¿Eres fan de
Shakespeare?
Asentí con la cabeza, porque mi garganta podría
haberse cerrado.
Arrugó la nariz en respuesta, y mis manos se
morían de ganas de
seguir la línea de la nariz hasta los labios.
Me estaba volviendo loca. En realidad,
certificablemente loca.
—¿No me digas que eres una fan de Romeo y
Julieta?
Ahora, esto. Esto era algo que podía discutir.
—Otelo, en realidad. Ese es mi favorito.
—Ah. Justa Desdémona. Leal y Pura.
Mi corazón tartamudeó a la palabra pura.
—Yo, mmm… —me costó juntar mis pensamientos—. Me
gusta la
yuxtaposición de razón y la pasión.
—Soy un fan de la pasión, por mí mismo. —Bajó su
mirada y luego,
recorrió el largo de mi forma. Mi columna
hormigueó, hasta que sentí que
podría estallar fuera de mi piel.
—No me has preguntado mi nombre —dijo.
Me aclaré la garganta. Esto no podría ser
atractivo. Yo era tan
sociable como un cavernícola. Le pregunté: —¿Cuál
es tu nombre?
Él inclinó la cabeza, y el pelo casi le cubría
los ojos.
—Únete a mí, y te lo diré.
No pensaba en otra cosa que el hecho de que mis
piernas eran
como gelatina, y sentándome me impediría hacer
algo embarazoso,
como pasar fuera del influjo de las hormonas, que
estaban claramente
liberando de todo en mi cerebro. Me hundí en la
silla, pero en vez de alivio,
la tensión incrementó a otro nivel.
Habló, y mis ojos se engancharon en sus labios.
—Mi nombre es
Garrick.
¿Quién sabía que los nombres podían ser calientes
también?
—Es un placer conocerte, Garrick.
Se inclinó hacia delante apoyándose en los codos,
y noté sus anchos
hombros, y la manera en que sus músculos se
movieron bajo la tela de su
camisa. Entonces nuestros ojos conectaron, y el
bar que nos rodeaba pasó
de tenue a oscuro, mientras estaba atrapada por
esos azules.
—Voy a comprarte una bebida. —No estaba destinado
a ser una
pregunta. De hecho, cuando me miró, no había nada
en él cuestionando
en absoluto, sólo confianza—. Entonces podemos
hablar un poco más
sobre razón y… pasión.
2
Traducido por Mel Cipriano
Corregido por
Violet~
No podía decir si la sensación de ardor en mi
pecho tenía que
ver con el aspecto encapuchado que Garrick me
estaba
dando o con el recuerdo de mi primer Jack con
Cola que
terminé como si fuera agua.
Un camarero llegó ante las señas de Garrick, y me
tomé un
momento para darme una charla silenciosa mientras
él pedía una bebida.
—¿Bliss? —Preguntó Garrick.
Su voz envió escalofríos a través de mí.
Me miró, y luego al camarero, quien resultó ser
el chico de antes.
Abrí la boca para pedir otro Jack con Cola, pero
el camarero me detuvo
con una mano en mi hombro. —Recuerdo, Jack con
Cola, ¿Cierto?
Asentí con la cabeza y me lanzó un guiño
sonriente. Hice una pausa
por un momento preguntándome cómo sabía mi
pedido. Estaba bastante
segura de que la chica camarera me había servido
el último. Seguía
sonriendo hacia mí, así que me obligué a hablar.
—Gracias, eh...
—Brandon —dice.
—Gracias, Brandon.
Echó un vistazo a Garrick, y a continuación, se
centró de nuevo en
mí.
—¿Debo decirle a tu amiga allí que regresarás
luego?
—Oh, bueno, claro, supongo.
Sonrió en respuesta, y se quedó allí mirándome,
fijamente, durante
unos segundos antes de volverse para regresar a
la barra. Sabía que tenía
que mirar a Garrick de nuevo, pero me aterraba
derretirme en un charco
de excitación si me encontraba con aquellos ojos
magníficos de nuevo.
N
Él dijo: —¿Sabes? a veces me pregunto si Desdémona2 era tan
inocente como lo que aparentaba. Tal vez ella
sabía el efecto que tenía
sobre los chicos, y disfrutaba poniéndolos
celosos.
Me encontré con sus ojos estrechados,
estudiándome.
Me tragué mis nervios y lo estudié también.
—O tal vez sólo se dejó intimidar por la
intensidad de Otelo3 y no
sabía cómo hablar con él. La comunicación es
clave después de todo.
—Comunicación, ¿Eh?
—Podría haber resuelto muchos de sus problemas.
—En ese caso, voy a tratar de ser lo más claro
posible. —Tomó su silla
y la colocó a escasos centímetros de la mía. Se
escabulló a mi lado y dijo—
: Prefiero que no vayas de nuevo con tu amiga.
Quédate aquí conmigo.
Traga, Bliss. Me dije. Tienes que tragar o si no podrías comenzar a
babear.
—Bueno, mi amiga está esperando. ¿Qué vamos a
hacer si me
quedo?
Extendió una mano y empujó mi pelo sobre mi
hombro. Su mano se
deslizó por mi cuello, haciendo una pausa en el
punto de mi pulso, el que
debe haber estado volviéndose loco.
—Podemos hablar de Shakespeare. Podemos hablar de
lo que
quieras. Aunque no puedo prometer que no me
distraeré en tu hermoso
cuello. —Sus dedos viajaron a través de mi
mandíbula hasta llegar a la
barbilla, que sacó un poco hacia adelante con la
presión de su dedo
índice—. O tus labios. O esos ojos. Podría
atraerte con historias acerca de
mi vida, como Otelo hacía con Desdémona.
Ya estaba suficientemente cortejada. Mi respuesta
fue
vergonzosamente entrecortada. —Prefiero no hacer
paralelos entre
nuestra noche y una pareja que terminó con un
asesinato/suicidio.
Sonrió, y su dedo cayó de mi barbilla. Mi piel
quemó donde me
había tocado, y tuve que parar de inclinarme
hacia adelante para seguir
su toque.
—Touché. No me importa lo que
hagamos, siempre y cuándo te
quedes.
2Desdemona:
Personaje de la obra de teatro Otelo, de William Shakespeare.
3Othello:El
moro de Venecia es una obra de Shakespeare escrita alrededor de 1603.
—Está bien. —Estuve inmensamente orgullosa de
haber logrado una
respuesta calma en lugar del “Santo Dios, sí, voy
a hacer todo lo que me
pidas” que se estaba reproduciendo en mi mente.
—Tal vez debería quedarme fuera de mi apartamento
más a
menudo.
Preferiría encerrarnos a ambos dentro, en
realidad.
Mi bolsillo empezó a vibrar, y me apresuré a
contestar el teléfono
antes de que mi embarazoso tono de boy band sonara.
—¿Sí?
—¿Te has caído dentro o qué?
Era Kelsey.
—No, Kelsey, no lo hice. Oye, ¿Por qué no sólo
vas a casa sin mí?
Los ojos de Garrick se oscurecieron, y mi
respiración se enganchó
cuando su mirada cayó a mis labios.
—No te saldrás de esto, Bliss. Vas a follar esta
noche aunque tenga
que hacerlo yo misma.
Dios, ¿Podía ser más gritona? Pensé que Garrick
tuvo que haberla
oído hablar, pero sus ojos no se apartaban de mis
labios.
—Eso no será necesario, Kels.
Traté de pensar en una forma críptica para
decirle que ya había
encontrado a mi chico, cuando oí una toma de
aire, seguido de un "OH.
MI. DIOS. "
Miré por encima del hombro de Garrick a tiempo
para ver como la
sonrisa de Kelsey se ensanchaba, y el gesto crudo
de mano que siguió.
—Sí, está bien, así que hablaré contigo más
tarde, Kels.
—Seguro que lo harás. Te llamaré y me dirás cada
precioso detalle.
—Ya veremos.
—Mejor que veas mucho esta noche, cariño. Espero
que tus ojos se
abran completamente después del encuentro de esta
noche.
Colgué sin una respuesta.
—¿Tu amiga? —Preguntó.
Asentí con la cabeza, porque su mirada fija tenía
mi sangre
hirviendo. Nunca en mi vida me había sentido tan
completamente
activada por alguien que ni siquiera me estaba
tocando. Sexo salía del
hombre en olas, y me sorprendí al encontrar cuán
interesada estaba en
aprender a nadar.
—¿Te vas a quedar?
Asentí con la cabeza otra vez, cada músculo de mi
cuerpo estaba
tenso. Si no me besaba pronto, iba a explotar.
Justo cuando pensaba que
podía hacerlo, el camarero regresó con las
bebidas. Él se acercó con una
sonrisa, que bajó al ver lo cerca que Garrick y
yo estábamos.
—Siento haber tardado tanto. Estamos inundados
por allí.
Me aferré a la distracción.
—No es ningún problema, Brandon.
—Por supuesto. ¿Necesitas algo más?
—No, estoy bien.
Los ojos de Brandon se posaron en Garrick, y
luego se acercaron un
poco más a mí.
—¿Estás segura?
—Estamos seguros —dijo Garrick secamente antes de
entregarle
unos cuantos billetes—. Quédate con el cambio.
Brandon comprobó a una pareja más que se
encontraba a unas
pocas mesas de distancia, y luego se fue a la
parte delantera de la barra
de nuevo. Cuando se alejó, me volví a Garrick. Me
di cuenta de que su
brazo había hecho su camino alrededor de mi
silla.
—¿Eres del tipo celoso, Garrick?
—No realmente.
Levanté una ceja y él sonrió descaradamente.
—Tal vez esta discusión sobre Otelo me ha puesto un poco nervioso
—dijo.
—Entonces vamos a hablar de otra cosa. ¿A qué
hora dijo el
cerrajero que estaría cerca de tu apartamento?
Miró brevemente su reloj, y yo aproveché para
observar la increíble
acumulación de sus brazos. —Debería estar allí
muy pronto.
—¿Deberías ir y esperar por él? —Era difícil
determinar exactamente
lo que quería en ese momento. Sin duda le
gustaba, y yo definitivamente
quería que me besara, pero estaba acostumbrada a
sabotear este tipo de
cosas para que nunca llegaran demasiado lejos.
Siempre en busca de una
puerta de salida.
—¿Estás tratando de deshacerte de mí?
Respiré hondo, no dejando salir el aire. No
habría puertas traseras, no
esta vez. Me mordí el labio y lo miré. Esperaba
que no pudiera leer el
miedo zumbando bajo mi fachada confiada. —Supongo
que podríamos ir
y esperar por él —dije.
Miró a mis labios. Moría... Moría porque me
besara.
—Mucho mejor.
Se puso de pie y me ofreció su brazo. —¿Mi
señora?
—¿No quieres terminar nuestras bebidas?
Me tomó la mano y apretó sus labios contra el
interior de mi muñeca.
—Ya estoy intoxicado.
Me reí, porque la línea era ridícula (y porque no
quería admitir que
aún así, funcionaba).
Sonrió. —¿Demasiado lejos? ¿Qué puedo decir...?
El Bardo4 me da
un gusto por lo dramático.
—Vamos a tratar con algo de realismo en su lugar.
—Creo que puedo hacer eso —dijo.
Apenas había procesado sus palabras antes de que
me levantara
de la silla y tapara mi boca con la suya. Su olor
me abrumaba. Cítricos,
cuero y otra cosa que me hizo agua la boca. Yo
estaba casi demasiado
sorprendida para reaccionar. Era muy consciente
del hecho de que me
estaba besando en medio de un bar, hasta que me
mordisqueó el labio
inferior. Luego me olvidé de todo, excepto de él.
Todo mi cuerpo se
estremeció, y mi corazón se dejó caer hacia mi
estómago, como si la
fuerza de gravedad se hubiera duplicado. La
cabeza me daba vueltas,
pero no me importaba. Abrí mi boca, y al instante
su lengua se deslizó
adentro, tomando el control. Mis manos se
aferraron a su espalda, y en
respuesta, me llevó más cerca. Su beso fue lento,
luego rápido, tierno y
extenuante. Estábamos apretados con tanta fuerza
que podía sentir cada
parte de su cuerpo, pero, aún así, quería estar
más cerca. Su mano se
deslizó hasta el fondo de mi camisa y sus dedos
calientes presionaron mi,
ya demasiado ardiente, piel. Un gemido escapó de
mi boca ante aquel
contacto íntimo. Inmediatamente me arrepentí,
porque el sonido pareció
aclarar su cabeza, y se apartó.
No pude evitar que mis labios siguieran los
suyos, pero se quedó
fuera del alcance de mi beso. En su lugar, se
quejó, agachó la cabeza y
me dio un beso caliente en el cuello.
Mi cerebro estaba definitivamente volando bajo.
Mi cuerpo era
quién mandaba en ese momento y, Dios, se sentía
bien. Yo era sólo la
suma de mis terminaciones nerviosas, que se
volvían locas. Él suspiró
4 Sobrenombre de William Shakespeare.
pesadamente, y eso quemó mi piel. Su voz era
ronca cuando habló. —Lo
siento. Me dejé llevar.
Esas fueron exactamente las palabras adecuadas.
Dejarse llevar.
Nunca había estado tan atrapada en otra persona
antes. Nunca había
estado tan... fuera de control. Era a la vez
emocionante y aterrador.
Su rostro apareció ante mí, y yo traté de
mantener mi expresión
neutral. Su mano se deslizó fuera de mi camisa, y
me estremecí, mi piel
estaba de luto por la pérdida.
Dio un paso hacia atrás. —Bien. Podría ser
momento para un poco
más de razón, y un poco menos de pasión.
Me reí, pero por dentro le estaba dando el dedo
medio a la razón.
Me había gobernado el tiempo suficiente.
No podía decir si la sensación de ardor en mi
pecho tenía que ver
con el aspecto encapuchado que Garrick me estaba
dando o con el
recuerdo de mi primer Jack con Cola que terminé
como si fuera agua.
Un camarero llegó ante las señas de Garrick, y me
tomé un
momento para darme una charla silenciosa mientras
él pedía una bebida.
—¿Bliss? —Preguntó Garrick.
Su voz envió escalofríos a través de mí.
Me miró, y luego al camarero, quien resultó ser
el chico de antes.
Abrí la boca para pedir otro Jack con Cola, pero
el camarero me detuvo
con una mano en mi hombro. —Recuerdo, Jack con
Cola, ¿Cierto?
Asentí con la cabeza y me lanzó un guiño
sonriente. Hice una pausa
por un momento preguntándome cómo sabía mi
pedido. Estaba bastante
segura de que la chica camarera me había servido
el último. Seguía
sonriendo hacia mí, así que me obligué a hablar.
—Gracias, eh...
—Brandon —dice.
—Gracias, Brandon.
Echó un vistazo a Garrick, y a continuación, se
centró de nuevo en
mí.
—¿Debo decirle a tu amiga allí que regresarás
luego?
—Oh, bueno, claro, supongo.
Sonrió en respuesta, y se quedó allí mirándome,
fijamente, durante
unos segundos antes de volverse para regresar a
la barra. Sabía que tenía
que mirar a Garrick de nuevo, pero me aterraba
derretirme en un charco
de excitación si me encontraba con aquellos ojos
magníficos de nuevo.
Él dijo: —¿Sabes? a veces me pregunto si Desdémona era tan
inocente como lo que aparentaba. Tal vez ella
sabía el efecto que tenía
sobre los chicos, y disfrutaba poniéndolos
celosos.
Me encontré con sus ojos estrechados,
estudiándome.
Me tragué mis nervios y lo estudié también.
—O tal vez sólo se dejó intimidar por la
intensidad de Otelo y no
sabía cómo hablar con él. La comunicación es
clave después de todo.
—Comunicación, ¿Eh?
—Podría haber resuelto muchos de sus problemas.
—En ese caso, voy a tratar de ser lo más claro
posible. —Tomó su silla
y la colocó a escasos centímetros de la mía. Se
escabulló a mi lado y dijo—
: Prefiero que no vayas de nuevo con tu amiga. Quédate
aquí conmigo.
Traga, Bliss. Me dije. Tienes que tragar o si no podrías comenzar a
babear.
—Bueno, mi amiga está esperando. ¿Qué vamos a
hacer si me
quedo?
Extendió una mano y empujó mi pelo sobre mi
hombro. Su mano se
deslizó por mi cuello, haciendo una pausa en el
punto de mi pulso, el que
debe haber estado volviéndose loco.
—Podemos hablar de Shakespeare. Podemos hablar de
lo que
quieras. Aunque no puedo prometer que no me
distraeré en tu hermoso
cuello. —Sus dedos viajaron a través de mi
mandíbula hasta llegar a la
barbilla, que sacó un poco hacia adelante con la
presión de su dedo
índice—. O tus labios. O esos ojos. Podría
atraerte con historias acerca de
mi vida, como Otelo hacía con Desdémona.
Ya estaba suficientemente cortejada. Mi respuesta
fue
vergonzosamente entrecortada. —Prefiero no hacer
paralelos entre
nuestra noche y una pareja que terminó con un
asesinato/suicidio.
Sonrió, y su dedo cayó de mi barbilla. Mi piel
quemó donde me
había tocado, y tuve que parar de inclinarme
hacia adelante para seguir
su toque.
—Touché. No me importa lo que
hagamos, siempre y cuándo te
quedes.
—Está bien. —Estuve inmensamente orgullosa de
haber logrado una
respuesta calma en lugar del “Santo Dios, sí, voy
a hacer todo lo que me
pidas” que se estaba reproduciendo en mi mente.
—Tal vez debería quedarme fuera de mi apartamento
más a
menudo.
Preferiría encerrarnos a ambos dentro, en
realidad.
Mi bolsillo empezó a vibrar, y me apresuré a
contestar el teléfono
antes de que mi embarazoso tono de boy band sonara.
—¿Sí?
—¿Te has caído dentro o qué?
Era Kelsey.
—No, Kelsey, no lo hice. Oye, ¿Por qué no sólo
vas a casa sin mí?
Los ojos de Garrick se oscurecieron, y mi
respiración se enganchó
cuando su mirada cayó a mis labios.
—No te saldrás de esto, Bliss. Vas a follar esta
noche aunque tenga
que hacerlo yo misma.
Dios, ¿Podía ser más gritona? Pensé que Garrick
tuvo que haberla
oído hablar, pero sus ojos no se apartaban de mis
labios.
—Eso no será necesario, Kels.
Traté de pensar en una forma críptica para
decirle que ya había
encontrado a mi chico, cuando oí una toma de
aire, seguido de un "OH.
MI. DIOS. "
Miré por encima del hombro de Garrick a tiempo
para ver como la
sonrisa de Kelsey se ensanchaba, y el gesto crudo
de mano que siguió.
—Sí, está bien, así que hablaré contigo más
tarde, Kels.
—Seguro que lo harás. Te llamaré y me dirás cada
precioso detalle.
—Ya veremos.
—Mejor que veas mucho esta noche, cariño. Espero
que tus ojos se
abran completamente después del encuentro de esta
noche.
Colgué sin una respuesta.
—¿Tu amiga? —Preguntó.
Asentí con la cabeza, porque su mirada fija tenía
mi sangre
hirviendo. Nunca en mi vida me había sentido tan
completamente
activada por alguien que ni siquiera me estaba
tocando. Sexo salía del
hombre en olas, y me sorprendí al encontrar cuán
interesada estaba en
aprender a nadar.
—¿Te vas a quedar?
Asentí con la cabeza otra vez, cada músculo de mi
cuerpo estaba
tenso. Si no me besaba pronto, iba a explotar.
Justo cuando pensaba que
podía hacerlo, el camarero regresó con las
bebidas. Él se acercó con una
sonrisa, que bajó al ver lo cerca que Garrick y
yo estábamos.
—Siento haber tardado tanto. Estamos inundados
por allí.
Me aferré a la distracción.
—No es ningún problema, Brandon.
—Por supuesto. ¿Necesitas algo más?
—No, estoy bien.
Los ojos de Brandon se posaron en Garrick, y
luego se acercaron un
poco más a mí.
—¿Estás segura?
—Estamos seguros —dijo Garrick secamente antes de
entregarle
unos cuantos billetes—. Quédate con el cambio.
Brandon comprobó a una pareja más que se
encontraba a unas
pocas mesas de distancia, y luego se fue a la
parte delantera de la barra
de nuevo. Cuando se alejó, me volví a Garrick. Me
di cuenta de que su
brazo había hecho su camino alrededor de mi
silla.
—¿Eres del tipo celoso, Garrick?
—No realmente.
Levanté una ceja y él sonrió descaradamente.
—Tal vez esta discusión sobre Otelo me ha puesto un poco nervioso
—dijo.
—Entonces vamos a hablar de otra cosa. ¿A qué
hora dijo el
cerrajero que estaría cerca de tu apartamento?
Miró brevemente su reloj, y yo aproveché para
observar la increíble
acumulación de sus brazos. —Debería estar allí
muy pronto.
—¿Deberías ir y esperar por él? —Era difícil
determinar exactamente
lo que quería en ese momento. Sin duda le
gustaba, y yo definitivamente
quería que me besara, pero estaba acostumbrada a
sabotear este tipo de
cosas para que nunca llegaran demasiado lejos.
Siempre en busca de una
puerta de salida.
—¿Estás tratando de deshacerte de mí?
Respiré hondo, no dejando salir el aire. No
habría puertas traseras, no
esta vez. Me mordí el labio y lo miré. Esperaba
que no pudiera leer el
miedo zumbando bajo mi fachada confiada. —Supongo
que podríamos ir
y esperar por él —dije.
Miró a mis labios. Moría... Moría porque me
besara.
—Mucho mejor.
Se puso de pie y me ofreció su brazo. —¿Mi señora?
—¿No quieres terminar nuestras bebidas?
Me tomó la mano y apretó sus labios contra el
interior de mi muñeca.
—Ya estoy intoxicado.
Me reí, porque la línea era ridícula (y porque no
quería admitir que
aún así, funcionaba).
Sonrió. —¿Demasiado lejos? ¿Qué puedo decir...?
El Bardo5 me da
un gusto por lo dramático.
—Vamos a tratar con algo de realismo en su lugar.
—Creo que puedo hacer eso —dijo.
Apenas había procesado sus palabras antes de que
me levantara
de la silla y tapara mi boca con la suya. Su olor
me abrumaba. Cítricos,
cuero y otra cosa que me hizo agua la boca. Yo
estaba casi demasiado
sorprendida para reaccionar. Era muy consciente
del hecho de que me
estaba besando en medio de un bar, hasta que me
mordisqueó el labio
inferior. Luego me olvidé de todo, excepto de él.
Todo mi cuerpo se
estremeció, y mi corazón se dejó caer hacia mi
estómago, como si la
fuerza de gravedad se hubiera duplicado. La
cabeza me daba vueltas,
pero no me importaba. Abrí mi boca, y al instante
su lengua se deslizó
adentro, tomando el control. Mis manos se
aferraron a su espalda, y en
respuesta, me llevó más cerca. Su beso fue lento,
luego rápido, tierno y
extenuante. Estábamos apretados con tanta fuerza
que podía sentir cada
parte de su cuerpo, pero, aún así, quería estar
más cerca. Su mano se
deslizó hasta el fondo de mi camisa y sus dedos
calientes presionaron mi,
ya demasiado ardiente, piel. Un gemido escapó de
mi boca ante aquel
contacto íntimo. Inmediatamente me arrepentí,
porque el sonido pareció
aclarar su cabeza, y se apartó.
No pude evitar que mis labios siguieran los
suyos, pero se quedó
fuera del alcance de mi beso. En su lugar, se
quejó, agachó la cabeza y
me dio un beso caliente en el cuello.
Mi cerebro estaba definitivamente volando bajo.
Mi cuerpo era
quién mandaba en ese momento y, Dios, se sentía
bien. Yo era sólo la
suma de mis terminaciones nerviosas, que se
volvían locas. Él suspiró
pesadamente, y eso quemó mi piel. Su voz era
ronca cuando habló. —Lo
siento. Me dejé llevar.
Esas fueron exactamente las palabras adecuadas.
Dejarse llevar.
Nunca había estado tan atrapada en otra persona
antes. Nunca había
estado tan... fuera de control. Era a la vez
emocionante y aterrador.
5 Sobrenombre de William Shakespeare.
Su rostro apareció ante mí, y yo traté de
mantener mi expresión
neutral. Su mano se deslizó fuera de mi camisa, y
me estremecí, mi piel
estaba de luto por la pérdida.
Dio un paso hacia atrás. —Bien. Podría ser
momento para un poco
más de razón, y un poco menos de pasión.
Me reí, pero por dentro le estaba dando el dedo
medio a la razón.
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