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Peligrosa Obsesión - Capítulo 63 y 64


CAPÍTULO 63
Caminé entre la gente tratando de pensar un poco en todo lo que aquel maldito infeliz acababa de
decirme.
‘—Dentro de un rato yo voy a subirme al escenario y voy a presentarte a ti y tu adorada novia a la
sociedad… la señorita Amanda Bynes. La conocí hace unas semanas a través de su padre y creo
que es perfecta para ti. Y vas a hacer esto, quieras o no. Si no lo haces voy a hundir al padre de tu
adorada Vanessa y junto a ello a ella a también.’
Cerré los ojos fuertemente sin dejar de caminar y entonces choqué con alguien.
—Zac —me dijo. La miré. Ella frunció el ceño —¿Estas bien?
—Vanessa —susurré y tuve la intención de decirle todo.
Pero me detuve. ¿Qué pasa si mi padre cumple su palabra? Yo no puedo permitir que él hunda a
Greg, no sería justo. Miré los ojos de Vanessa. Yo no puedo hacer esto… yo no puedo hacerle esto
a ella. Pero… otra vez él y otra vez arruinando mi vida.
—Hey —dijo ella y apoyó su suave mano en mi mejilla. Me alejé levemente.
—Estoy bien —le dije. Me miró más extrañada aun.
—Me acabo de cruzar a Amanda —me dijo y miró hacia atrás —Me dijo con una enorme sonrisa de
que en unos instantes me iba a enterar de algo…
Tragué saliva. ¡Maldita perra! ¿Cuál era su maldito problema?
—Ajá —fue lo único que salió de mi boca. Ella me miró de nuevo y volvió a acariciar mi mejilla.
—¿Enserio estas bien, mi amor? —preguntó —Yo solo quería decirte que ya no estoy enojada y que
a pesar de eres un machista horrible, te amo.
Un enorme nudo se instaló en medio de mi pecho. Yo voy a odiarme inmensamente por todo lo que
va a pasar. Pero yo no puedo dar el lujo de que él se salga con la suya.
—Nos vamos —le dije. Me miró.
—¿Qué? —dijo.
—Vanessa, mi padre esta loco. Nos tenemos que ir y necesito hablar urgentemente con tu padre.
Pero nos vamos ya —tomé su mano y comencé a caminar casi desesperado en medio de la gente.
Logre salir hacia fuera y Vanessa se soltó de mi mano. Me giré a verla.
—Necesito saber que pasa —dijo nerviosa.
—Mi padre me quiere separar de ti —le dije apresuradamente.
—¿Qué? —me preguntó.
—Para eso nos hizo venir hacia aquí Vanessa. Pero yo no puedo dejarte, mi amor —me acerqué y
tomé su rostro con mis manos —Por eso mismo llama a tu padre ahora y dame las llaves del auto.
—No entiendo nada, Zac —dijo confundida mientras buscaba las cosas que yo le pedía.
—Ya te diré bien que fue lo que me dijo, pero nos vamos ya —la besé cortamente y tomé las llaves
para subirme al auto.
Ella se subió y arranqué rápidamente. Tomó su celular y comenzó a marcar el número de la casa de
su madre. Me olvidé completamente de decirles. Pero Gin y Greg comenzaron a vivir juntos de
nuevo. Vanessa aun cree que ellos solo están bromeando.
—Hola mami —la escuché decir y la miré de reojo —¿Papá está por ahí? Pásamelo un segundo que
Zac quiere hablar con él…
—Pon el alta voz —le dije. Ella lo hizo.
—¿Hola? —escuchamos la voz de Greg.
—Greg, soy Zac —dije sin dejar de mirar el camino por donde íbamos.
—¿Qué tal Zac? —preguntó.
—Necesito que me digas si ya has hecho algún negocio con mi padre.
—Mañana tengo que reunirme con él para firmar todo los papeles —comentó.
Solté un suspiro aliviado. Llegamos justo a tiempo.
—No firmes nada, es más ni vayas —le dije.
—¿Qué? Pero ¿Por qué? —dijo confundido.
—Estoy seguro de que mi padre anda en algo malo, Greg. He estado alejado últimamente sus
negocios pero he notado que una extraña cantidad de dinero ha entrado en su cuenta bancaria. Y
estoy completamente seguro de que esta implicado con el lavado de dinero —dije.
Vanessa me miró bien.
—Hijo, ¿estas seguro? Eso es grave —me dijo él.
—Muy seguro Greg, sino no te llamaría. Por favor no vayas mañana, no le contestes las llamadas.
Hazme caso, mi padre esta loco.
—Está bien, quédate tranquilo. Voy a hacerte caso —dijo él —Vanessa, ¿estas ahí?
—Aquí estoy papá —dijo ella con voz preocupada. La miré y tomé su mano.
—¿Estás bien, hija? —le preguntó.
—Si papi —dijo ella.
—Bueno, me quedare más tranquilo si se que estas con Zac. Tu madre me ha dicho que tiene un
mal presentimiento, pero no le hagamos caso —dijo divertido.
—Todo esta bien —aseguró ella.
—Bueno, cuídense —nos dijo —Y cualquier cosa me llaman.
—Claro —dijo. Greg colgó y Vanessa guardó el teléfono —Mi amor —la llamé.
—¿Si? —dijo ella.
—Perdóname —le dije. Ella me miró.
—¿Perdonarte? ¿Por qué? —dijo algo confundida.
—Soy un egoísta y solo pensé en mí. Solo pensé en mi sufrimiento si hacía lo que David quiere.
Solo pensé en mi corazón y no en ti, ni en tu padre.
Ella sonrió y estiró su mano para acariciar mi mejilla.
—Claro que pensaste en mí, y también en mi padre —dijo dulce.
—No lo se, solo se que te vi y no pude hacerlo. Él esta completamente loco —gruñí.
—¿Qué fue lo que te dijo que hicieras? —me preguntó.
—Amanda estaba ahí ¿viste? Bueno él iba a presentarla como mi novia delante de todo el mundo y
yo tenía que decir que si era cierto —le dije.
—Por eso la muy perra me dijo aquello —dijo ella pensativa y una sonrisa iluminó su rostro.
—Exacto —susurré.
—Pagaría por ver su rostro ahora.
—Y yo por ver el de mi padre cuando se de cuenta de que nos fuimos —dije divertido.
—¿Por qué tu padre quiere separarte de mí? —preguntó.
—No lo se… simplemente no puede verme feliz. Esa es la razón.
Golpeé con mi mano el volante y maldije por lo bajo. Odio a ese hombre, lo odio completamente.
No puedo creer que tenga su misma sangre. Y me odio por eso.
—Tranquilo —susurró Vanessa.
La miré y las luces de la calle jugaban con sus bellos ojos. Haciendo que sus largas pestañas se
proyectaran sobre sus parpados.
Me detuve justo frente a su casa. Ella sonrió al ver que yo no dejaba de mirarla. Mordiendo sus
labios se bajó rápidamente del auto. Imité su acción y corrí detrás de ella cuando me aseguré de
que el coche no quedara abierto.
—Vanessa —la llamé.
Ella se detuvo soltando una risita tonta.
—El vestido me esta molestando, Efron —dijo y volvió a caminar para abrir la puerta del edificio.
Sonreí y la seguí. Llegamos al departamento y la puerta se cerró fuerte detrás de nosotros.
Vanessa se giró a verme y chocó levemente contra mi pecho.
—¿Cómo crees que yo podría dejarte? —pregunté en voz baja mientras comenzaba a acariciar el
costado de sus brazos —¿Cómo? Si estas metida debajo de mi piel —ella subió sus manos por mi
pecho —¿Puedes explicarme que clase de hechizo me has lanzado encima?
—¿El del amor? —dijo con duda.
Sus ojos se clavaron en mis labios y sonreí.
—Mírame a los ojos —le dije.
—No puedo —susurró.
—¿Por qué? —le pregunté.
—Porque estoy mirando la parte que más me gusta de ti…
—¿Ah sí?
—Ajá —asintió sin quitar su mirada de allí —¿Puedes hacerme un favor?
—El que quieras.
—Apaga tu celular.
Sin dejar de mirarla tomé el teléfono de mi bolsillo y lo apagué para luego arrojarlo, creo que,
sobre el sillón. Me incliné hacia ella y tomé sus labios con cuidado. Para luego comenzar a caminar
a ciegas para buscar un lugar cómodo. Ustedes ya saben.
CAPÍTULO 64
Me desperté y me senté en la cama algo agitado. Miré hacia mi izquierda y Vanessa dormía
tranquilamente allí. Solté un suspiro y me volví a acostar. Había tenido una pesadilla, solo eso. Ella
esta bien, ella esta a mi lado.
—¿Qué sucede? —su dulce voz rozó mi oído. Giré mi cabeza para mirarla y ella tenía sus ojos bien
abiertos.
—Nada, solo tuve una pesadilla —le dije y me acomodé bien de costado para acariciar su rostro.
Ella se acercó más a mí y escondió su cara en mi cuello. Sus brazos se metieron debajo de los míos
y sus manos acariciaron mi espalda.
—Solo fue una pesadilla —susurró.
—Lo se —dije mientras cerraba los ojos y disfrutaba de su cercanía —¿Me das un beso?
—Primero necesito ir al baño —dijo mientras se alejaba.
—No, no… primero un besito —hice un puchero.
—Bien —dijo en un suspiro y se acercó a mi boca. Coloqué mi mano en su nuca y la acerqué más a
mí.
—¿Me amas? —le pregunté cuando la solté.
—Mmm… no lo se —dijo ella mientras se ponía de pie. Sonrió y me volvió a besar —Claro que te
amo, ¿Por qué lo preguntas?
—Solo quería volver a saberlo —le dije.
—Tontin —dijo divertida y entró al baño.
Aquel sueño había sido tan real. Vanessa era alejada de mí y nunca más volvía a verla. Mi vida se
volvía miserable y sin sentido. Había sido tan fea la sensación del vacío y el dolor. Me volví a
acostar sobre la almohada y me tapé bien con las sábanas. Hacía un poco de frío.
Vanessa salió del baño y volvió a acostarse a mi lado.
—¿Qué hora es? —le pregunté.
—Temprano, muy temprano —musitó mientras se acurrucaba entre mis brazos y volvía a cerrar los
ojos.
—¿Qué tan temprano?
—Son las 5 de la mañana, amor.
—¿Enserio? —pregunté.
—Si —dijo ella y besó mi pecho —Aun tenemos 4 horas más para dormir. Así que deja de hablar y
cierra tus lindos ojos.
La abracé contra mi pecho y cerré mis ojos. Aun la maldita sensación me seguía molestando. Pero
decidí ignorarla. Eso solo una sensación, nada significa.
Las cuatro horas que faltaban para levantarnos pasaron volando y Vanessa fue la primera en
levantarse y bañarse. Se puso el uniforme de la Universidad y luego se tiró encima de mí para
despertarme mientras sus manos intentaban hacerme cosquilla.
—No vas a lograrlo, no las tengo —le dije sin abrir los ojos.
—Bueno, no tendrás cosquillas pero si te dan calor los besos —dijo ella y se metió debajo de las
sábanas para comenzar a besar mi pecho y bajar hasta mi estomago.
—Vanessa… no —le dije.
—¿Viste? Yo sabía —susurró y su aliento quemó mis abdominales.
—No hagas eso. Espera… porque… ¡Vanessa! —dije elevando mi voz y sacando las sábanas de
encima de ella.
Ella estaba sentada a horcajadas sobre mí con aquella linda pollera que estaba obligada a usar para
asistir al campus. Sonreí al recordar que así mismo la quería yo cuando estaba encima de Betty.
Ella mordió su labio inferior y me miró con ganas.
—¿Por qué no me haces caso y te levantas? —me preguntó.
—¿Por qué estas sentada encima mío con esa ropa? ¿Acaso piensas que así voy a levantarme y
querer salir de esta cama? —le pregunté.
Podría decirse que ella casi gateó sobre mí hasta llegar a mi rostro. Sus labios rozaron los míos. Su
aroma a ropa lavaba y perfume simplemente me excitó.
—Vamos a llegar tarde mi amor… tienes que levantarte, ahora —dijo.
—¿Tú estas jugando conmigo? —dije y sin darle tiempo a nada giré sobre la cama y la atrapé
debajo de mí. Ella rió divertida.
—Esto no es justo —se quejó ella mientras calmaba su risa.
—Y ¿Por qué no?
—Porque yo era la que te estaba controlando… así no vale, Zac.
—¿Tú controlar? Estas equivocada, amor.
—¿Estás seguro? —dijo sin dejar de mirarme fijo a los ojos.
Entonces entendí aquello, si ella dice que no… a veces realmente es no.
Me bajé de ella y me acosté a su lado.
—Está bien, tú ganas —le dije.
Rió por lo bajo y volvió a subirse sobre mí. Bajó su rostro y me besó tiernamente. Intenté acariciar
su rostro mientras la besaba. Pero ella tomó mis manos y las dejó sobre la cama. Se alejó despacio
dejándome totalmente idiotizado.
—Ahora si, nos vamos —dijo y se bajó de la cama.
Soltando un gruñido me puse de pie y entré a bañarme. Lo hice rápido pues al ver la hora, solo
teníamos media hora antes de que comenzara la Universidad. Salí y me cambié. Bajé las escaleras
del cuarto de Vanessa y me acerqué a la cocina para comer un poco de cereales.
—¿Vamos? —le pregunté.
—Vamos, amorcito —dijo ella con una leve sonrisa.
Salimos de su casa y otra vez en su auto nos dirigimos hacia otro maldita día de clases. Más rápido
de lo que esperé llegamos y allí estaban nuestros amigos.
—Hola —dijo contenta Vanessa.
—Hasta que al fin aparecen —dijo Taylor.
—Lo siento, se nos hizo tarde —le dije a mi prima mientras besaba su cabeza. Saludé a Emma y
luego les di la mano a Jar y Cor.
—¿Entramos? —dijo Cor.
—Si, antes de que lleguemos tarde enserio —dijo Jar.
Caminamos hacia la entrada. Y Vanessa se detuvo. Nos giramos a verla.
—¿Qué pasó? —le pregunté.
—Me olvidé de unos cuadernos en el auto, voy a buscarlos —dijo.
—Te acompaño —dije y caminé hacia ella.
—No, amor. No es necesario. Vayan yendo que ya los alcanzo —se acercó a mí y me dio un leve
beso antes de correr hacia la salida.
Volví hacia donde estaban los chicos.
—¿Larga noche, Efron? —me preguntó Jared.
—No le preguntes esas cosas, Jared Murillo —lo retó Taylor.
—¿Qué tiene? —dijo él confundido —Es mi amigo, toda la vida le pregunte sobre sus aventuras de
cama.
—¡Eres un asqueroso! —dijo realmente ofendida y comenzó a caminar más rápido.
Jared comenzó a seguirla mientras le decía que no podía enojarse por ello. Reí por lo bajo al igual
que Emma y Cor.
—Se pelean siempre, pero a los dos segundos están como si nada hubiese pasado —dijo el afro
divertido.
Mi celular comenzó a sonar. Detuve mi paso y lo busqué en mi mochila. Miré la pantalla y el
número que aparecía era desconocido.
—Vamos Efron, estamos por llegar tarde —dijo Cor.
—Vayan yendo —les dije y me alejé un poco para contestar —¿Hola?
—Lo intente, juro que lo intente —su voz paralizó mi cuerpo —Pero no lo comprendiste y no me
hiciste caso.
—¿Qué es lo que realmente quieres, maldita sea? —pregunté nervioso.
—Yo quise hacer las cosas por las buenas y tú me obligaste a hacerlas por las malas. Tú no la
puedes dejar bueno, yo voy a ayudarte a hacerlo.
—¿De qué estás hablando? —dije sin entender.
—¿Dónde está Vanessa ahora, Zac? —me preguntó.
Mi corazón se detuvo en ese mismo momento. Solté el teléfono y comencé a correr lo más rápido
que pude hacia la salida. La luz de afuera se veía lejana y yo sentía que mis piernas jamás iban a
llegar hasta allí. Salí casi volando hacia el exterior y miré hacia donde estaba el estacionamiento.
Vanessa salía del auto.
—¡VANESSA! —le grité. Ella levantó la vista y me sonrió. Y entonces un auto negro salió de la nada
y se detuvo a su lado. Unos hombres salieron de allí y colocaron sobre su nariz un pañuelo —¡NO!

—Corrí hacia ellos pero fue demasiado tarde. Se la llevaron.

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