CAPITULO 35
Miré
a mí alrededor fijándome si ella no estaba por ahí. No, no había ninguna señal
de ella.
—¿Se
puede saber que demonios haces? —me preguntó Jared.
—Estoy
mirando —le dije y volví a mirar para todos lados.
—Si,
ya lo se. Pero ¿Qué miras? —me dijo él.
—Nada,
nada. No me hagas caso —dije y dejé de mirar. Corbin me miró frunciendo el
ceño.
—¿Hay
algo que quieras contarnos? —me dijo el afro. Lo miré bien.
¡Oh,
diablos! Emma, ya le fue con el cuento.
—¿Tu
noviecita ya te fue con el chisme? —le dije con tono burlón.
—¿Qué?
¿Qué pasó? —preguntó Jar.
—¿Sabes
con quien se acostó ayer a la madrugada, Zac? —le dijo Cor.
—No,
¿Con quien?
—Corbin
—le dije para que se detuviera.
—Con
Vanessa —le dijo. Jared se giró a verme sin poder creerlo.
—No
es cierto —me dijo.
—¡Maldita
sea, Corbin! No tuviste que haberlo dicho —dije enojado.
—No,
no puedo creer que lo hayas conseguido —me dijo Jar aun sin poder creerlo.
—Bueno,
ya esta no quiero hablar del tema —le dije y volví a mirar a mí alrededor.
Estábamos
en la Universidad, ayer por la tarde me la pasé peleando con Tay y Emma y
también
riendo
un poco. Aquellas dos me acusaron de ser un cínico que necesita urgentemente la
ayuda de
un
profesional. Y puede ser que tengan razón, pero yo ni iba a dejar que se
salieran con la suya.
Hoy
era un día nuevo y yo tenía que estar muy alerta para vigilar a Vanessa.
El
auto que yo estaba esperando que llegara, llegó y se estacionó a unos cuantos
metros de donde
estábamos
nosotros. Las tres bajaron al mismo tiempo. Mi mirada se posó en mi prima. Al
instante
Tay
me miró fijamente. Sonrió triunfante y me sacó la lengua en forma de burla. Vi
como las tres
entraban
a la Universidad y comencé a empujar a mis amigos para que caminaran.
—¿Qué
sucede? —preguntó Jar.
—Caminen,
caminen. No podemos perder de vista a esas tres —les dije y los seguí
empujando.
Las
divisé caminando hacia uno de los salones, entonces apresuré nuestros pasos y
sigilosamente
nos
acercamos más a ellas.
—Hoy
tenemos que ir a la biblioteca antes del medio día, Vanessa —le dijo mi rubia
prima.
—¿Para
que? —preguntó la morena.
—Tienen
que ayudarme a dar unos libros, ¿si? —dijo Emma
Entrecerré
los ojos, pequeñas manipuladoras. ¿Con que ese es su plan? Hacerlos cruzarse en
la
biblioteca,
que ella le de sus libros. No lo van a lograr…
—Claro,
no hay ningún problema —dijo Vanessa.
—Claro
que si hay un problema —susurré.
—¿Cuál
es el problema? —me preguntó Jar.
Detuvimos
nuestros pasos justo antes de entrar al salón. Ellas ya habían entrado.
—Que
la loca de mi prima y la pequeña diabólica, quieren hacer que Vanessa salga con
un tipejo —
les
conté.
—¿Qué
tipejo? —me preguntó Cor. Entrecerré los ojos y miré hacia la puerta del salón.
—Alex
Pettyfer —sentencié.
—¿Alex?
¿El presidente del centro? —dijo Jar.
—Ese
mismo —afirmé.
—¿Y
que tiene de malo? —dijo el afro.
—¿Cómo
que tiene de malo Corbin? Absolutamente todo —le dije.
—Pero
¿Acaso no era que Vanessa solo te interesaba para una noche? Bueno, ya la
obtuviste.
¿Ahora
que quieres de la pobre? —me acusó Jared.
—Esto
no tiene nada que ver conmigo —mentí.
—¿Ah
no? ¿Entonces? —dijo Cor.
—Solo
me preocupa que quieran involucrarla con… cualquiera —dije. Jared miró a Corbin
y sonrió.
—Nunca
había escuchando una mentira tan grande —le dijo divertido.
—Bueno,
¿de quien son amigos? ¿Míos o de ella? —les pregunté.
—Nos
agrada Vanessa —dijo Jar —Es una buena chica, y es como la hermana que nunca
tuve.
—Y
tú eres un cerdo —acotó Corbin.
—Lo
que sea —les gruñí —¿Van a ayudarme?
—¿A
que? —dijo el afro.
—A
impedir que ella conozca a Pettyfer —les dije.
—Listo,
acaba de perder completamente el juicio —dijo Jar.
—¿Estas
bromeando cierto? Si yo tuviera una hermana se la entregaría a Alex… ¿Tienes
idea de lo
bueno
que es? No podrían encontrar un mejor candidato para Vanessa —aseguró mi
querido amigo
Bleu.
—Tú
no me mereces llamarte amigo —le aseguré.
—Yo
votaría por Alex para presidente del país, si alguna vez se postulara —agregó
Murillo.
—¿Seguirán
alabando al enemigo o van a ayudarme? —les dije algo nervioso.
—¿Enemigo?
—dijo algo confundido Cor.
—No
te entiendo —me habló Jar —Me confundes… con razón las chicas quieren alejar de
ti a
Vanessa.
—¡Perfecto!
Lo haré todo yo solo… con amigos así, quien necesita enemigos. Hasta Pattinson,
me
hubiese
apoyado más en esto que ustedes —les reproché.
—¿Espera
un segundo? —me dijo Cor y sonrió —¿Con eso nos estas queriendo decir que estas
CELOSO
de que Vanessa salga con otro?
—Solo
estoy diciendo que voy a proteger a mi AMIGA de una desilusión —le dije sin
mirarlo a la
cara.
—Mayor
desilusión que tú, no creo —me dijo Jar. Lo miré asesinamente.
—Conmigo
ya sabe lo que tiene, no hay más. Pero con un extraño, y más de esos que son
buenos,
son
los peores. No hay que fiarse —dije hablando como todo un sabio.
Corbin
soltó un cansado suspiró y apoyó su mano en mi hombro.
—Solo
porque eres mi amigo, mi hermano, voy a ayudarte tratando de sacarle un poco de
información
a Emma.
—Te
advierto que es terrible —le dije. El sonrió divertido.
—Lo
se —dijo con tono bobo. Miró a Jar y lo empujó levemente —A ver cuando te le
declaras a
Tay,
para que le puedas sacar información también.
—Sería
algo más que información lo que le sacaría —dijo poniendo cara de idiota
enamorado. Lo
miré
preocupado.
—Si
claro, estoy completamente seguro de que ella le sacaría información a él —le
dije a Cor.
Una
figura salió del salón y comenzó a caminar por el pasillo. Me incorporé de la
pared, en la que
estaba
apoyado, para mirarla. Era Vanessa.
Mis
ojos se abrieron bien al ver que caminando hacia ella venía Pettyfer. ¡Oh
diablos, esto no podía
ser
cierto! Vimos como Tay se asomaba por la puerta y sonreía al ver a Pettyfer.
—¡Vanessa!
—la llamó fuerte.
La
morena se giró a verla al instante, y al instante en que hizo eso se chocó de
frente con él.
Pettyfer
fue rápido y la tomó de la cintura, impidiendo así una caída segura por parte
de ella. La
escenita
se estaba llevando más miradas de las que realmente se ameritaba. Sentí como la
sangre
corría
más rápido por mis venas al ver como él la estaba mirando. Y aun no la había
soltado.
—No
pudo haber sido mejor —dijo Tay sonriente.
—Más
vale que vaya sacando sus manos de ella, porque o sino aquí va a correr mucha,
pero
mucha
sangre —aseguré sin dejar de mirarlos.
—Lo
siento, ¿estás bien? —le preguntó él a ella, cuando al fin la soltó.
—Si,
si. Perdón, soy una tonta… no estaba mirando mi camino —se disculpó ella.
—Soy
Alex Pettyfer —se presentó y estiró su mano. Ella la tomó con cuidado.
—Vanessa
Hudgens —le dijo con una pequeña sonrisa.
—¿Eres
nueva? —le dijo él.
—Si,
entré este semestre —le contó. Alex asintió y le sonrió amablemente.
—Sabía
que había entrado gente nueva, pero no había tenido el agrado de conocerla. Es
un
placer…
bienvenida.
—Muchas
gracias —dijo ella y vi como sus mejillas tomaban un poco de color.
—Cualquier
cosa que necesites me avisas… por si no sabías soy el presidente del centro de
estudiantes,
cualquier cosa que pase con las materias o algún profesor no dudes en contarme.
Así
podremos
arreglar el problema.
—Lo
tendré muy en cuenta —dijo Vanessa.
—Vaya
que eres una genio Tay, no pudo haber salido mejor el numerito —la felicitó
Jar.
Taylor
sonrió orgullosa.
—Pero
esto no fue planeado, yo no esperaba que se encontraran en el pasillo. Pero al
parecer el
destino
si —dijo contenta.
—Pero
si hiciste que se chocaran —le dije mirándola mal. Ella arqueó una ceja.
—¿Celoso
primito? Pues bien merecido te lo tienes —me dijo
—¿Saben
una cosa? Todos tienen razón —dije y miré de nuevo a Alex y Vanessa. Se estaban
despidiendo
—Alex es un tipo estupendo, es más voy a hacerme su amigo.
—Si,
claro —dijo Cor.
—Lo
que digas —agregó Jar.
Vanessa
siguió su camino hacia el lado de la cafetería, mientras que Alex comenzó a
caminar para
el
lado en el que nosotros nos encontrábamos.
—¡Alex,
amigo! —le dije. El se giró a verme —¿Cómo estás?
—Hola
Zac —me saludó —Bien, ¿y tú?
—Perfecto
—le dije.
—Me
alegro —dijo y detuvo su paso para mirarme —¿No tienes ningún problema con
algún
profesor
verdad?
—Por
ahora no amigo, para nada —dije negando con la cabeza.
—Que
bueno, pero cualquier cosa no dudes en avisarme…
—Tranquilo,
cualquier cosa iré a verte.
—Estoy
para lo que necesites.
—Lo
se, eres un gran presidente —le dije.
—Eso
intento —dijo divertido y siguió caminando.
—Eres
un manipulador horrible —me acusó mi prima.
—Y
tú eres una prima horrible. ¿Cómo le vas a entregar a Vanessa así como si fuera
un paquete o
algo
por el estilo? ¿Qué clase de amiga eres? Olvídate de que somos familia… ya no
te quiero más
—le
dije y miré para otro lado.
—No
importa que ya no te quiera Tay —le habló Jared —Yo estoy aquí para cuidarte
cuando este
primo
abandonico que tienes te abandone.
—¿Enserio?
—le dijo ella.
—Claro
que si caramelito —dijo él.
—Wa,
eres tan tierno —dijo ella y se acercó a él para pellizcar su cachete.
Jared
acepto el gesto como lo mejor que le hubiese pasado en toda su vida.
—¿Lo
ves? Eres una persona horrible… hasta haces que Jared diga puras tonterías en
más de dos
oraciones
—le dije y golpeé levemente a Jared para que dejara de mirarla con cara de
imbécil —
Además
de que yo conozco a Alex a raíz de mis problemas con la autoridad de este
lugar, mucho
antes
de que Vanessa llegara…
—Pero
nunca te había importado lo que hacía, ni nada sobre él. Así que mantén tu
persona alejada
de
él y de Vanessa, porque o sino vas a acordarte de mí —me aclaró ella.
—No
se, no puedo prometerte nada primita. Ya sabes que tengo varios problemas con
la autoridad
de
aquí —le dije.
—Prométemelo,
Zac —sentenció.
—Tay,
no se si pueda.
—¿Por
qué haces esto? —me preguntó.
—Porque
está muerto por Vanessa y no quiere admitirlo…
—Admítelo
—me dijo mi prima.
—Es
que eso no es así, yo solo quiero cuidarla porque es mi amiga…
—Si,
una amiga con la que te gusta acostarte. Con la que te gusta tener sueños
pervertidos. Y a la
que
te gusta besar por ahí —me acusó.
Sonreí
burlonamente y sin querer recordé algunas de las cosas vividas con Vanessa la
noche
pasada.
—Eso
si es verdad —dije con una sonrisa perversa en los labios —Ella es tan… grrr
—Eres
tan sucio —me dijo ella.
—Y
a mucha honra —aclaré.
—Te
detesto —me dijo mirándome venenosamente.
Le
sonreí y palmeé suavemente su hombro. Haciendo que su odio hacia mí se
incrementara
notablemente.
—Yo
también te quiero prima…
CAPITULO 36
Caminé
un poco más rápido de lo que realmente debía, pero era que no podía tolerar
aquello. ¿En
que
momento pasó que se me fue de las manos? ¿En que momento Vanessa se había
vuelto a
cruzar
con Pettyfer y habían comenzado a hablar y hablar… hasta que la charla los
llevó a arreglar
una
cita para el viernes en la noche? ¡¿En que maldito momento?!
La
divisé sentada hablando con Taylor y Emma. Me acerqué a ellas. Las tres se
giraron a verme.
—Déjennos
solos —les dije. Mi prima arqueó una ceja.
—¿Perdón?
—me dijo.
—¡Que
nos dejen solos! —elevé un poco mi voz sin dejar de mirar a Vanessa.
Ellas
dos se pusieron de pie y se fueron sin decir nada. Ella no dijo nada, solo me
miraba
esperando
a que yo dijera algo. Volvió su vista al frente y comenzó a hacer un poco de
ruido con
sus
uñas al golpearlas levemente contra la mesa.
—¿Qué
quieres? —me preguntó al fin después de un largo silencio. Me senté frente a
ella,
encontrando
su mirada con la mía.
—¿Así
que saldrás con Pettyfer el viernes por la noche? —le dije en tono molesto.
No,
no tenía que demostrarle que estaba molesto. Pero es que no…
—Si,
¿Cuál es el problema? —me contestó con toda la calma del mundo.
—Que
apenas lo conoces —dije apretando los dientes.
—A
ti también apenas te conocía y aun así me acosté contigo —dijo mientras clavaba
sus ojos
chocolates
en los míos.
—No,
no, nosotros si nos conocemos. Es más antes de… que pasara nos conocimos más
aun.
—¿Sabes
cuanto tiempo pasó hasta la primera vez que lo hice con Robert? —preguntó.
—No
—le dije negando con la cabeza.
—Un
año —sentenció y sonrió irónica —Me siento una sucia al decirlo, pero… tú lo
conseguiste en
un
mes. Soy una cualquiera ahora, así que aceptar la invitación a cenar de un
chico desconocido ya
no
es malo para mí. Además de que Alex es todo un caballero, no solo cuando esta
vestido de
traje,
que de paso sea dicho, tampoco lo eras realmente…
—No
tú no eres una cualquiera —le dije.
—Así
me siento Zac, me siento sucia, una entregada, una regalada, una cualquiera…
—Pero
eso no es así…
—¿A
no? ¿Y como es? ¿Cómo me ves tú? —me preguntó.
—Lo
único que voy a decir, es que no voy a permitir que salgas con Pettyfer —le
dije mirándola
fijo.
—¿No?
¿No vas a permitirlo? ¿Pero quien te crees? ¿Mi padre? ¿Por qué no puedo salir
con él? Que
yo
sepa, no tengo nada con nadie. No le debo nada a nadie y soy totalmente libre
de hacer lo que
se
me canta…
Se
puso de pie y yo también lo hice, rápidamente me acerqué a ella y la tomé de la
cintura
acercándola
a mí. Mi respiración era algo agitada, la miré fijo a los ojos.
—¿Sabes
porque no puedes? Porque no lo tolero, no lo soporto. No me cabe la idea de que
otro te
toque,
de que otro te mire, te bese. No soporto pensar que otro pueda acariciarte, que
tú acaricies
a
otro que no se yo. No lo aguanto ¿entiendes? —le dije algo agitado.
—¿Y
que tengo que hacer yo con todo eso? ¿Esperar a que se te pase y quedarme
después sola
como
un hongo cuando eso suceda? Zac, lo que pasó entre nosotros fue un error… no
debió pasar
y
recuerdo cada palabra que te dije. Lo recuerdo todo, me dijiste que sabias que
me iba a
arrepentir
y te dije que mi orgullo estaba ebrio para pensar en eso. Tú eres la debilidad
de las
mujeres,
Zac, ninguna puede resistirse a ti mucho tiempo. En algún momento va a terminar
cayendo
y yo ya caí…
—¿Qué
sentiste? —la interrumpí.
—Lo
mismo que tú… placer —me dijo.
—Si
yo voy esta noche a tu casa, toco el timbre, me abres, entro, te besó, te subo
a la habitación y
te
hago lo mismo que la otra noche, no va importarte pues solo vas a sentir
placer, ¿verdad?
—No
creo que lo hagas, tú eres el tipo de hombre que no esta dos veces con la misma
mujer…
—Podrías
ser la excepción —la interrumpí.
—¿Y
por que?
—Porque
simplemente, tienes algo que las demás no.
Sin
darle tiempo a nada tomé su boca con la mía y la acerqué más a mí. Sus labios
se abrieron para
mí,
cuando mordí el inferior con cuidado. Entonces metí mi lengua en su boca y la
saboreé tanto
como
podía hacerlo. Excitado, pero agitado por la falta de aire, la solté para poder
respirar. No me
alejé
demasiado… seguí rozando su boca
—Eres
mía Vanessa, niégalo cuanto quieras. Pero sabes que al final me perteneces
tanto como lo
se
yo —le dije agitado.
—¿Y
tú que? —me dijo agitada también —¿Cuándo vas a admitirlo? Eres mío, Zac,
niégalo todo lo
que
quieras, corazón. Pero sabes que al final la que te maneja soy yo —sonrió
burlonamente. Me
sentí
inhibido —Ahora suéltame que tengo clases…
Con
cuidado la fui soltando. Ella volvió a sonreír y negó divertida con la cabeza
antes de irse y
dejarme
solo en la cafetería.
La
semana se me pasó lenta. Vanessa era todo lo que pasaba a mí alrededor y juró
en un
momento
maldecí haber ido a su casa y haberme acostado con ella. Pero siempre que me
ponía a
pensar
en aquello todo rastro de arrepentimiento desaparecía.
¿Por
qué? Simplemente porque volvía a desear esa noche. Varias chicas intentaron
seducirme en
estos
días, pero mi rechazo hacia ellas era mayor que antes.
De
verdad no lo entiendo, de verdad no se que pasó conmigo.
¿Dónde
quedó el Zac pirata, el Zac fiestero, al que le gustaba llegar tarde a clases y
fumar sin
desayunar?
¿Dónde? Me parece que ese Zac esta más perdido que nunca.
Al
fin el viernes había llegado y al fin mi día de venganza también. Esta noche
Alex y Vanessa iban
a
salir a cenar, nada más y nada menos a que mi restaurante favorito. Gracias a
mi gran amigo
Corbin,
logré averiguar aquello a través de su querida novia.
¿Qué
casualidad que yo hice una reserva para mí allí esta noche, verdad?
Salí
de la ducha y entré a mi habitación para cambiarme. Taylor no estaba, pues
estaba en casa de
Vanessa
ayudándola a elegir el atuendo para la gran cita.
Vaya
prima que me tocó. Traidora y cínica.
Pero
no, no. Esto no se va a quedar así. No se van a salir con la suya. Esa cenita
quedara arruinada
o
dejo de llamarme Zachary el cazador Alexander Efron.
Miré
la hora en mi celular. Ya eran casi las 10 de la noche. Tenía que apurarme
porque o sino iba a
llegar
tarde. Salí y busque mi auto.
Hoy
no usaría a Betty, hoy la dejaría dormir. Me subí en el y prendí marcha hacia
el restaurante.
Llegué
me bajé y le di dinero a un muchacho que se encontraba allí cuidando los autos
del lugar,
para
que vigilara el mío. Me acomodé un poco el cuello de mi camisa y suspiré antes
de entrar.
Detuve
mis pasos al verlos allí sentados en una de las mesas hablando sin dejar de
mirarse. Alex
apoyó
una de sus manos sobre la de Vanessa… maldito, ya no tendrá mi voto el año que
viene.
Sin
seguir dando vueltas me acerque a ellos.
—¡No
puedo creerlo! ¿Qué hacen aquí? —les dije con mi mejor cara de sorpresa.
Ambos
se giraron a verme. Los ojos de Vanessa se abrieron como platos y creí que la
mandíbula
iba
a caérsele.
—¿Qué
haces aquí? —me preguntó ella.
—Este
es mi restaurante favorito, vengo todos los viernes. ¿Les molesta si me siento
con ustedes?
Vine
solo —dije mientras tomaba la silla.
—Si
nos moles…
Me
senté antes de que ella terminara la frase. Miré a Alex y palmeé su hombro
varias veces. Él me
sonrió
divertido. No parecía molesto. Yo en su lugar ya me hubiese golpeado.
—¿Cómo
estás, Alex, amigo? —le pregunté.
—Muy
bien, ¿Y tú Zac? —me dijo.
—Yo
en el mejor momento de mi vida…
—Disculpen,
voy al tocador —dijo Vanessa poniéndose de pie.
Ambos
vimos como se alejaba detrás de una puerta. Volví mi vista a Alex.
—¿Y
como van las cosas con Vanessa? —le dije.
—Bien,
recién nos estamos conociendo… pero es una chica increíble. Es dulce, es
tierna, muy
inteligente…
y tiene un enorme sentido del humor —me dijo divertido.
—Si,
si. Ella es así de perfecta al principio —le dije y vi como salía ella del baño
—Pero después te
la
regalo, es terrible…
Ella
se sentó a la mesa con el semblante totalmente serio. Alex acomodó su garganta
para hablar.
—¿Pido
la cena? —preguntó él.
—Si
—dijo ella secamente.
—Por
favor, muero de hambre —dije yo sonriente.
Alex
levantó la cabeza para buscar con la mirada al mozo.
—Dice
Taylor que eres hombre muerto —me susurró ella por lo bajo. La miré y sonreí
divertido.
—Oh
vamos, es solo una travesura —dije y le guiñé un ojo —Disfruta esto, estás con
dos hombres
bien
parecidos…
—Alex
será bien parecido… tú sobras aquí —me dijo.
—No
sientas penas conmigo, admítelo te gusto un poco. Y tú me caes taaaaaaaaaaan
bien, en
especial
sin ropa, que tengo una sorpresa para ti —le dije sonriente. Giré mi cabeza a
Alex —Oye
Alex,
¿te gustan los lakers? —le pregunte.
—Si,
son un gran equipo —me dijo él —¿Por qué?
—Porque
mañana por la noche juegan y tengo dos entradas extras para verlos, ¿Qué les
parece si
vamos
los tres? —pregunté con una gran sonrisa.
—Oh
dios mío, no es cierto —musitó Vanessa y tomó su frente con la mano.
—¿Enserio?
—dijo Pettyfer con una sonrisa y luego miró a Vanessa —No lo se, Vanessa y yo
ya
teníamos
planes para mañana. ¿Qué dices, Nessa, te gustaría ir?
—Vamos,
Nessie, no seas tonta… las entradas son VIP y yo se que a ti te encantan los
lakers. La
vamos
a pasar muy bien —le dije. Ella me miró fijo y luego miró a Alex.
—Alex,
¿te molesta si salgo un minuto con Zac? Necesito hablar una cosa con él —le
dijo amable.
—No,
para nada, linda. Ve tranquila —dijo él.
Ella
se puso de pie y tomó de mi brazo haciendo que yo también me pusiera de pie.
Casi podría
decir
que me arrastro hasta afuera del restaurante.
—¿Cuál
es tu problema? ¿Por qué haces esto? —me preguntó nerviosa.
—Tranquila,
cariño —le dije y levanté mi mano para acariciar su rostro. Ella se alejó
mirándome
despectivamente
—Como ‘amigo’ tuyo que soy, solo estoy cuidando de ti y conociendo más con
quien
sales.
—¿Acaso
no lo conoces ya? Por lo que me dijo Taylor tienes bastante interacción con él
ya que
siempre
estás metido en problemas.
—Ya,
ya no me retes —dije poniendo mi mejor cara de niño bueno —Solo quiero
cuidarte…
—Se
cuidarme sola.
—¿Por
qué eres tan antipática cuando solo quiero hacer las cosas bien? —le dije ya un
poco
molesto.
—No,
tú no quieres hacer las cosas bien —me dijo ella elevando un poco el tono de su
voz —En él
único
que estas pensando en este momento es en ti mismo… ¿Qué voy a importarte yo? No
seas
cínico,
Zac. Solo te importan tú y tu estúpido orgullo machista.
—¡Eso
no es verdad!
—¿Ah,
no? Si, si es verdad. Lo único que quieres de mí es sexo… nada más. Y no te
agrada la idea
de
que se lo de a otro, PORQUE ERES UN VULGAR Y SUCIO MACHISTA.
—¿Tú
no se lo darás a Pettyfer, verdad? —le pregunté.
—No,
no se lo voy a dar a nadie más. Ni a ti, ni a él, ni a Robert. A NADIE.
—¿Por
qué?
—Porque
voy a tomar los hábitos —dijo más seria de lo que realmente deseé que
estuviera.
—No,
tú no estas hablando enserio —le dije algo nervioso.
—¡No,
claro que no! Pero me parece que es lo que quieres, ya que no puedo estar con
nadie,
porque
tú te encargaras de arruinarme cada cita que tenga —me acusó —¡Quiero que te
vayas!
—¡No,
no voy a irme! —sentencié —¡Y mañana iremos los tres a ese partido y te va a
gustar ir
conmigo
y con Alex, juntos! ¡Y te vas a sentar en medio de los dos y vas a mirar el
partido y vas a
alentar
al equipo y te va a encantar la salida!
—¡Bien,
perfecto! —dijo casi gritándome —¿Quieres jugar? Yo también puedo jugar, Efron.
Y te
juro
que te vas arrepentir de haberte metido en mi vida, de haberte metido en mi
cama, y de
haberte
metido conmigo…
—Que
miedo me das —dije irónico. Ella me miró y sonrió perversamente.
—Pues
deberías temerme, cariño. Si antes decías que te volvía loco… ahora no sabes la
que te
espera.
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