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Peligrosa Obsesión - Capítulo 35 y 36


CAPITULO 35
Miré a mí alrededor fijándome si ella no estaba por ahí. No, no había ninguna señal de ella.
—¿Se puede saber que demonios haces? —me preguntó Jared.
—Estoy mirando —le dije y volví a mirar para todos lados.
—Si, ya lo se. Pero ¿Qué miras? —me dijo él.
—Nada, nada. No me hagas caso —dije y dejé de mirar. Corbin me miró frunciendo el ceño.
—¿Hay algo que quieras contarnos? —me dijo el afro. Lo miré bien.
¡Oh, diablos! Emma, ya le fue con el cuento.
—¿Tu noviecita ya te fue con el chisme? —le dije con tono burlón.
—¿Qué? ¿Qué pasó? —preguntó Jar.
—¿Sabes con quien se acostó ayer a la madrugada, Zac? —le dijo Cor.
—No, ¿Con quien?
—Corbin —le dije para que se detuviera.
—Con Vanessa —le dijo. Jared se giró a verme sin poder creerlo.
—No es cierto —me dijo.
—¡Maldita sea, Corbin! No tuviste que haberlo dicho —dije enojado.
—No, no puedo creer que lo hayas conseguido —me dijo Jar aun sin poder creerlo.
—Bueno, ya esta no quiero hablar del tema —le dije y volví a mirar a mí alrededor.
Estábamos en la Universidad, ayer por la tarde me la pasé peleando con Tay y Emma y también
riendo un poco. Aquellas dos me acusaron de ser un cínico que necesita urgentemente la ayuda de
un profesional. Y puede ser que tengan razón, pero yo ni iba a dejar que se salieran con la suya.
Hoy era un día nuevo y yo tenía que estar muy alerta para vigilar a Vanessa.
El auto que yo estaba esperando que llegara, llegó y se estacionó a unos cuantos metros de donde
estábamos nosotros. Las tres bajaron al mismo tiempo. Mi mirada se posó en mi prima. Al instante
Tay me miró fijamente. Sonrió triunfante y me sacó la lengua en forma de burla. Vi como las tres
entraban a la Universidad y comencé a empujar a mis amigos para que caminaran.
—¿Qué sucede? —preguntó Jar.
—Caminen, caminen. No podemos perder de vista a esas tres —les dije y los seguí empujando.
Las divisé caminando hacia uno de los salones, entonces apresuré nuestros pasos y sigilosamente
nos acercamos más a ellas.
—Hoy tenemos que ir a la biblioteca antes del medio día, Vanessa —le dijo mi rubia prima.
—¿Para que? —preguntó la morena.
—Tienen que ayudarme a dar unos libros, ¿si? —dijo Emma
Entrecerré los ojos, pequeñas manipuladoras. ¿Con que ese es su plan? Hacerlos cruzarse en la
biblioteca, que ella le de sus libros. No lo van a lograr…
—Claro, no hay ningún problema —dijo Vanessa.
—Claro que si hay un problema —susurré.
—¿Cuál es el problema? —me preguntó Jar.
Detuvimos nuestros pasos justo antes de entrar al salón. Ellas ya habían entrado.
—Que la loca de mi prima y la pequeña diabólica, quieren hacer que Vanessa salga con un tipejo —
les conté.
—¿Qué tipejo? —me preguntó Cor. Entrecerré los ojos y miré hacia la puerta del salón.
—Alex Pettyfer —sentencié.
—¿Alex? ¿El presidente del centro? —dijo Jar.
—Ese mismo —afirmé.
—¿Y que tiene de malo? —dijo el afro.
—¿Cómo que tiene de malo Corbin? Absolutamente todo —le dije.
—Pero ¿Acaso no era que Vanessa solo te interesaba para una noche? Bueno, ya la obtuviste.
¿Ahora que quieres de la pobre? —me acusó Jared.
—Esto no tiene nada que ver conmigo —mentí.
—¿Ah no? ¿Entonces? —dijo Cor.
—Solo me preocupa que quieran involucrarla con… cualquiera —dije. Jared miró a Corbin y sonrió.
—Nunca había escuchando una mentira tan grande —le dijo divertido.
—Bueno, ¿de quien son amigos? ¿Míos o de ella? —les pregunté.
—Nos agrada Vanessa —dijo Jar —Es una buena chica, y es como la hermana que nunca tuve.
—Y tú eres un cerdo —acotó Corbin.
—Lo que sea —les gruñí —¿Van a ayudarme?
—¿A que? —dijo el afro.
—A impedir que ella conozca a Pettyfer —les dije.
—Listo, acaba de perder completamente el juicio —dijo Jar.
—¿Estas bromeando cierto? Si yo tuviera una hermana se la entregaría a Alex… ¿Tienes idea de lo
bueno que es? No podrían encontrar un mejor candidato para Vanessa —aseguró mi querido amigo
Bleu.
—Tú no me mereces llamarte amigo —le aseguré.
—Yo votaría por Alex para presidente del país, si alguna vez se postulara —agregó Murillo.
—¿Seguirán alabando al enemigo o van a ayudarme? —les dije algo nervioso.
—¿Enemigo? —dijo algo confundido Cor.
—No te entiendo —me habló Jar —Me confundes… con razón las chicas quieren alejar de ti a
Vanessa.
—¡Perfecto! Lo haré todo yo solo… con amigos así, quien necesita enemigos. Hasta Pattinson, me
hubiese apoyado más en esto que ustedes —les reproché.
—¿Espera un segundo? —me dijo Cor y sonrió —¿Con eso nos estas queriendo decir que estas
CELOSO de que Vanessa salga con otro?
—Solo estoy diciendo que voy a proteger a mi AMIGA de una desilusión —le dije sin mirarlo a la
cara.
—Mayor desilusión que tú, no creo —me dijo Jar. Lo miré asesinamente.
—Conmigo ya sabe lo que tiene, no hay más. Pero con un extraño, y más de esos que son buenos,
son los peores. No hay que fiarse —dije hablando como todo un sabio.
Corbin soltó un cansado suspiró y apoyó su mano en mi hombro.
—Solo porque eres mi amigo, mi hermano, voy a ayudarte tratando de sacarle un poco de
información a Emma.
—Te advierto que es terrible —le dije. El sonrió divertido.
—Lo se —dijo con tono bobo. Miró a Jar y lo empujó levemente —A ver cuando te le declaras a
Tay, para que le puedas sacar información también.
—Sería algo más que información lo que le sacaría —dijo poniendo cara de idiota enamorado. Lo
miré preocupado.
—Si claro, estoy completamente seguro de que ella le sacaría información a él —le dije a Cor.
Una figura salió del salón y comenzó a caminar por el pasillo. Me incorporé de la pared, en la que
estaba apoyado, para mirarla. Era Vanessa.
Mis ojos se abrieron bien al ver que caminando hacia ella venía Pettyfer. ¡Oh diablos, esto no podía
ser cierto! Vimos como Tay se asomaba por la puerta y sonreía al ver a Pettyfer.
—¡Vanessa! —la llamó fuerte.
La morena se giró a verla al instante, y al instante en que hizo eso se chocó de frente con él.
Pettyfer fue rápido y la tomó de la cintura, impidiendo así una caída segura por parte de ella. La
escenita se estaba llevando más miradas de las que realmente se ameritaba. Sentí como la sangre
corría más rápido por mis venas al ver como él la estaba mirando. Y aun no la había soltado.
—No pudo haber sido mejor —dijo Tay sonriente.
—Más vale que vaya sacando sus manos de ella, porque o sino aquí va a correr mucha, pero
mucha sangre —aseguré sin dejar de mirarlos.
—Lo siento, ¿estás bien? —le preguntó él a ella, cuando al fin la soltó.
—Si, si. Perdón, soy una tonta… no estaba mirando mi camino —se disculpó ella.
—Soy Alex Pettyfer —se presentó y estiró su mano. Ella la tomó con cuidado.
—Vanessa Hudgens —le dijo con una pequeña sonrisa.
—¿Eres nueva? —le dijo él.
—Si, entré este semestre —le contó. Alex asintió y le sonrió amablemente.
—Sabía que había entrado gente nueva, pero no había tenido el agrado de conocerla. Es un
placer… bienvenida.
—Muchas gracias —dijo ella y vi como sus mejillas tomaban un poco de color.
—Cualquier cosa que necesites me avisas… por si no sabías soy el presidente del centro de
estudiantes, cualquier cosa que pase con las materias o algún profesor no dudes en contarme. Así
podremos arreglar el problema.
—Lo tendré muy en cuenta —dijo Vanessa.
—Vaya que eres una genio Tay, no pudo haber salido mejor el numerito —la felicitó Jar.
Taylor sonrió orgullosa.
—Pero esto no fue planeado, yo no esperaba que se encontraran en el pasillo. Pero al parecer el
destino si —dijo contenta.
—Pero si hiciste que se chocaran —le dije mirándola mal. Ella arqueó una ceja.
—¿Celoso primito? Pues bien merecido te lo tienes —me dijo
—¿Saben una cosa? Todos tienen razón —dije y miré de nuevo a Alex y Vanessa. Se estaban
despidiendo —Alex es un tipo estupendo, es más voy a hacerme su amigo.
—Si, claro —dijo Cor.
—Lo que digas —agregó Jar.
Vanessa siguió su camino hacia el lado de la cafetería, mientras que Alex comenzó a caminar para
el lado en el que nosotros nos encontrábamos.
—¡Alex, amigo! —le dije. El se giró a verme —¿Cómo estás?
—Hola Zac —me saludó —Bien, ¿y tú?
—Perfecto —le dije.
—Me alegro —dijo y detuvo su paso para mirarme —¿No tienes ningún problema con algún
profesor verdad?
—Por ahora no amigo, para nada —dije negando con la cabeza.
—Que bueno, pero cualquier cosa no dudes en avisarme…
—Tranquilo, cualquier cosa iré a verte.
—Estoy para lo que necesites.
—Lo se, eres un gran presidente —le dije.
—Eso intento —dijo divertido y siguió caminando.
—Eres un manipulador horrible —me acusó mi prima.
—Y tú eres una prima horrible. ¿Cómo le vas a entregar a Vanessa así como si fuera un paquete o
algo por el estilo? ¿Qué clase de amiga eres? Olvídate de que somos familia… ya no te quiero más
—le dije y miré para otro lado.
—No importa que ya no te quiera Tay —le habló Jared —Yo estoy aquí para cuidarte cuando este
primo abandonico que tienes te abandone.
—¿Enserio? —le dijo ella.
—Claro que si caramelito —dijo él.
—Wa, eres tan tierno —dijo ella y se acercó a él para pellizcar su cachete.
Jared acepto el gesto como lo mejor que le hubiese pasado en toda su vida.
—¿Lo ves? Eres una persona horrible… hasta haces que Jared diga puras tonterías en más de dos
oraciones —le dije y golpeé levemente a Jared para que dejara de mirarla con cara de imbécil —
Además de que yo conozco a Alex a raíz de mis problemas con la autoridad de este lugar, mucho
antes de que Vanessa llegara…
—Pero nunca te había importado lo que hacía, ni nada sobre él. Así que mantén tu persona alejada
de él y de Vanessa, porque o sino vas a acordarte de mí —me aclaró ella.
—No se, no puedo prometerte nada primita. Ya sabes que tengo varios problemas con la autoridad
de aquí —le dije.
—Prométemelo, Zac —sentenció.
—Tay, no se si pueda.
—¿Por qué haces esto? —me preguntó.
—Porque está muerto por Vanessa y no quiere admitirlo…
—Admítelo —me dijo mi prima.
—Es que eso no es así, yo solo quiero cuidarla porque es mi amiga…
—Si, una amiga con la que te gusta acostarte. Con la que te gusta tener sueños pervertidos. Y a la
que te gusta besar por ahí —me acusó.
Sonreí burlonamente y sin querer recordé algunas de las cosas vividas con Vanessa la noche
pasada.
—Eso si es verdad —dije con una sonrisa perversa en los labios —Ella es tan… grrr
—Eres tan sucio —me dijo ella.
—Y a mucha honra —aclaré.
—Te detesto —me dijo mirándome venenosamente.
Le sonreí y palmeé suavemente su hombro. Haciendo que su odio hacia mí se incrementara
notablemente.
—Yo también te quiero prima…
CAPITULO 36
Caminé un poco más rápido de lo que realmente debía, pero era que no podía tolerar aquello. ¿En
que momento pasó que se me fue de las manos? ¿En que momento Vanessa se había vuelto a
cruzar con Pettyfer y habían comenzado a hablar y hablar… hasta que la charla los llevó a arreglar
una cita para el viernes en la noche? ¡¿En que maldito momento?!
La divisé sentada hablando con Taylor y Emma. Me acerqué a ellas. Las tres se giraron a verme.
—Déjennos solos —les dije. Mi prima arqueó una ceja.
—¿Perdón? —me dijo.
—¡Que nos dejen solos! —elevé un poco mi voz sin dejar de mirar a Vanessa.
Ellas dos se pusieron de pie y se fueron sin decir nada. Ella no dijo nada, solo me miraba
esperando a que yo dijera algo. Volvió su vista al frente y comenzó a hacer un poco de ruido con
sus uñas al golpearlas levemente contra la mesa.
—¿Qué quieres? —me preguntó al fin después de un largo silencio. Me senté frente a ella,
encontrando su mirada con la mía.
—¿Así que saldrás con Pettyfer el viernes por la noche? —le dije en tono molesto.
No, no tenía que demostrarle que estaba molesto. Pero es que no…
—Si, ¿Cuál es el problema? —me contestó con toda la calma del mundo.
—Que apenas lo conoces —dije apretando los dientes.
—A ti también apenas te conocía y aun así me acosté contigo —dijo mientras clavaba sus ojos
chocolates en los míos.
—No, no, nosotros si nos conocemos. Es más antes de… que pasara nos conocimos más aun.
—¿Sabes cuanto tiempo pasó hasta la primera vez que lo hice con Robert? —preguntó.
—No —le dije negando con la cabeza.
—Un año —sentenció y sonrió irónica —Me siento una sucia al decirlo, pero… tú lo conseguiste en
un mes. Soy una cualquiera ahora, así que aceptar la invitación a cenar de un chico desconocido ya
no es malo para mí. Además de que Alex es todo un caballero, no solo cuando esta vestido de
traje, que de paso sea dicho, tampoco lo eras realmente…
—No tú no eres una cualquiera —le dije.
—Así me siento Zac, me siento sucia, una entregada, una regalada, una cualquiera…
—Pero eso no es así…
—¿A no? ¿Y como es? ¿Cómo me ves tú? —me preguntó.
—Lo único que voy a decir, es que no voy a permitir que salgas con Pettyfer —le dije mirándola
fijo.
—¿No? ¿No vas a permitirlo? ¿Pero quien te crees? ¿Mi padre? ¿Por qué no puedo salir con él? Que
yo sepa, no tengo nada con nadie. No le debo nada a nadie y soy totalmente libre de hacer lo que
se me canta…
Se puso de pie y yo también lo hice, rápidamente me acerqué a ella y la tomé de la cintura
acercándola a mí. Mi respiración era algo agitada, la miré fijo a los ojos.
—¿Sabes porque no puedes? Porque no lo tolero, no lo soporto. No me cabe la idea de que otro te
toque, de que otro te mire, te bese. No soporto pensar que otro pueda acariciarte, que tú acaricies
a otro que no se yo. No lo aguanto ¿entiendes? —le dije algo agitado.
—¿Y que tengo que hacer yo con todo eso? ¿Esperar a que se te pase y quedarme después sola
como un hongo cuando eso suceda? Zac, lo que pasó entre nosotros fue un error… no debió pasar
y recuerdo cada palabra que te dije. Lo recuerdo todo, me dijiste que sabias que me iba a
arrepentir y te dije que mi orgullo estaba ebrio para pensar en eso. Tú eres la debilidad de las
mujeres, Zac, ninguna puede resistirse a ti mucho tiempo. En algún momento va a terminar
cayendo y yo ya caí…
—¿Qué sentiste? —la interrumpí.
—Lo mismo que tú… placer —me dijo.
—Si yo voy esta noche a tu casa, toco el timbre, me abres, entro, te besó, te subo a la habitación y
te hago lo mismo que la otra noche, no va importarte pues solo vas a sentir placer, ¿verdad?
—No creo que lo hagas, tú eres el tipo de hombre que no esta dos veces con la misma mujer…
—Podrías ser la excepción —la interrumpí.
—¿Y por que?
—Porque simplemente, tienes algo que las demás no.
Sin darle tiempo a nada tomé su boca con la mía y la acerqué más a mí. Sus labios se abrieron para
mí, cuando mordí el inferior con cuidado. Entonces metí mi lengua en su boca y la saboreé tanto
como podía hacerlo. Excitado, pero agitado por la falta de aire, la solté para poder respirar. No me
alejé demasiado… seguí rozando su boca
—Eres mía Vanessa, niégalo cuanto quieras. Pero sabes que al final me perteneces tanto como lo
se yo —le dije agitado.
—¿Y tú que? —me dijo agitada también —¿Cuándo vas a admitirlo? Eres mío, Zac, niégalo todo lo
que quieras, corazón. Pero sabes que al final la que te maneja soy yo —sonrió burlonamente. Me
sentí inhibido —Ahora suéltame que tengo clases…
Con cuidado la fui soltando. Ella volvió a sonreír y negó divertida con la cabeza antes de irse y
dejarme solo en la cafetería.
La semana se me pasó lenta. Vanessa era todo lo que pasaba a mí alrededor y juró en un
momento maldecí haber ido a su casa y haberme acostado con ella. Pero siempre que me ponía a
pensar en aquello todo rastro de arrepentimiento desaparecía.
¿Por qué? Simplemente porque volvía a desear esa noche. Varias chicas intentaron seducirme en
estos días, pero mi rechazo hacia ellas era mayor que antes.
De verdad no lo entiendo, de verdad no se que pasó conmigo.
¿Dónde quedó el Zac pirata, el Zac fiestero, al que le gustaba llegar tarde a clases y fumar sin
desayunar? ¿Dónde? Me parece que ese Zac esta más perdido que nunca.
Al fin el viernes había llegado y al fin mi día de venganza también. Esta noche Alex y Vanessa iban
a salir a cenar, nada más y nada menos a que mi restaurante favorito. Gracias a mi gran amigo
Corbin, logré averiguar aquello a través de su querida novia.
¿Qué casualidad que yo hice una reserva para mí allí esta noche, verdad?
Salí de la ducha y entré a mi habitación para cambiarme. Taylor no estaba, pues estaba en casa de
Vanessa ayudándola a elegir el atuendo para la gran cita.
Vaya prima que me tocó. Traidora y cínica.
Pero no, no. Esto no se va a quedar así. No se van a salir con la suya. Esa cenita quedara arruinada
o dejo de llamarme Zachary el cazador Alexander Efron.
Miré la hora en mi celular. Ya eran casi las 10 de la noche. Tenía que apurarme porque o sino iba a
llegar tarde. Salí y busque mi auto.
Hoy no usaría a Betty, hoy la dejaría dormir. Me subí en el y prendí marcha hacia el restaurante.
Llegué me bajé y le di dinero a un muchacho que se encontraba allí cuidando los autos del lugar,
para que vigilara el mío. Me acomodé un poco el cuello de mi camisa y suspiré antes de entrar.
Detuve mis pasos al verlos allí sentados en una de las mesas hablando sin dejar de mirarse. Alex
apoyó una de sus manos sobre la de Vanessa… maldito, ya no tendrá mi voto el año que viene.
Sin seguir dando vueltas me acerque a ellos.
—¡No puedo creerlo! ¿Qué hacen aquí? —les dije con mi mejor cara de sorpresa.
Ambos se giraron a verme. Los ojos de Vanessa se abrieron como platos y creí que la mandíbula
iba a caérsele.
—¿Qué haces aquí? —me preguntó ella.
—Este es mi restaurante favorito, vengo todos los viernes. ¿Les molesta si me siento con ustedes?
Vine solo —dije mientras tomaba la silla.
—Si nos moles…
Me senté antes de que ella terminara la frase. Miré a Alex y palmeé su hombro varias veces. Él me
sonrió divertido. No parecía molesto. Yo en su lugar ya me hubiese golpeado.
—¿Cómo estás, Alex, amigo? —le pregunté.
—Muy bien, ¿Y tú Zac? —me dijo.
—Yo en el mejor momento de mi vida…
—Disculpen, voy al tocador —dijo Vanessa poniéndose de pie.
Ambos vimos como se alejaba detrás de una puerta. Volví mi vista a Alex.
—¿Y como van las cosas con Vanessa? —le dije.
—Bien, recién nos estamos conociendo… pero es una chica increíble. Es dulce, es tierna, muy
inteligente… y tiene un enorme sentido del humor —me dijo divertido.
—Si, si. Ella es así de perfecta al principio —le dije y vi como salía ella del baño —Pero después te
la regalo, es terrible…
Ella se sentó a la mesa con el semblante totalmente serio. Alex acomodó su garganta para hablar.
—¿Pido la cena? —preguntó él.
—Si —dijo ella secamente.
—Por favor, muero de hambre —dije yo sonriente.
Alex levantó la cabeza para buscar con la mirada al mozo.
—Dice Taylor que eres hombre muerto —me susurró ella por lo bajo. La miré y sonreí divertido.
—Oh vamos, es solo una travesura —dije y le guiñé un ojo —Disfruta esto, estás con dos hombres
bien parecidos…
—Alex será bien parecido… tú sobras aquí —me dijo.
—No sientas penas conmigo, admítelo te gusto un poco. Y tú me caes taaaaaaaaaaan bien, en
especial sin ropa, que tengo una sorpresa para ti —le dije sonriente. Giré mi cabeza a Alex —Oye
Alex, ¿te gustan los lakers? —le pregunte.
—Si, son un gran equipo —me dijo él —¿Por qué?
—Porque mañana por la noche juegan y tengo dos entradas extras para verlos, ¿Qué les parece si
vamos los tres? —pregunté con una gran sonrisa.
—Oh dios mío, no es cierto —musitó Vanessa y tomó su frente con la mano.
—¿Enserio? —dijo Pettyfer con una sonrisa y luego miró a Vanessa —No lo se, Vanessa y yo ya
teníamos planes para mañana. ¿Qué dices, Nessa, te gustaría ir?
—Vamos, Nessie, no seas tonta… las entradas son VIP y yo se que a ti te encantan los lakers. La
vamos a pasar muy bien —le dije. Ella me miró fijo y luego miró a Alex.
—Alex, ¿te molesta si salgo un minuto con Zac? Necesito hablar una cosa con él —le dijo amable.
—No, para nada, linda. Ve tranquila —dijo él.
Ella se puso de pie y tomó de mi brazo haciendo que yo también me pusiera de pie. Casi podría
decir que me arrastro hasta afuera del restaurante.
—¿Cuál es tu problema? ¿Por qué haces esto? —me preguntó nerviosa.
—Tranquila, cariño —le dije y levanté mi mano para acariciar su rostro. Ella se alejó mirándome
despectivamente —Como ‘amigo’ tuyo que soy, solo estoy cuidando de ti y conociendo más con
quien sales.
—¿Acaso no lo conoces ya? Por lo que me dijo Taylor tienes bastante interacción con él ya que
siempre estás metido en problemas.
—Ya, ya no me retes —dije poniendo mi mejor cara de niño bueno —Solo quiero cuidarte…
—Se cuidarme sola.
—¿Por qué eres tan antipática cuando solo quiero hacer las cosas bien? —le dije ya un poco
molesto.
—No, tú no quieres hacer las cosas bien —me dijo ella elevando un poco el tono de su voz —En él
único que estas pensando en este momento es en ti mismo… ¿Qué voy a importarte yo? No seas
cínico, Zac. Solo te importan tú y tu estúpido orgullo machista.
—¡Eso no es verdad!
—¿Ah, no? Si, si es verdad. Lo único que quieres de mí es sexo… nada más. Y no te agrada la idea
de que se lo de a otro, PORQUE ERES UN VULGAR Y SUCIO MACHISTA.
—¿Tú no se lo darás a Pettyfer, verdad? —le pregunté.
—No, no se lo voy a dar a nadie más. Ni a ti, ni a él, ni a Robert. A NADIE.
—¿Por qué?
—Porque voy a tomar los hábitos —dijo más seria de lo que realmente deseé que estuviera.
—No, tú no estas hablando enserio —le dije algo nervioso.
—¡No, claro que no! Pero me parece que es lo que quieres, ya que no puedo estar con nadie,
porque tú te encargaras de arruinarme cada cita que tenga —me acusó —¡Quiero que te vayas!
—¡No, no voy a irme! —sentencié —¡Y mañana iremos los tres a ese partido y te va a gustar ir
conmigo y con Alex, juntos! ¡Y te vas a sentar en medio de los dos y vas a mirar el partido y vas a
alentar al equipo y te va a encantar la salida!
—¡Bien, perfecto! —dijo casi gritándome —¿Quieres jugar? Yo también puedo jugar, Efron. Y te
juro que te vas arrepentir de haberte metido en mi vida, de haberte metido en mi cama, y de
haberte metido conmigo…
—Que miedo me das —dije irónico. Ella me miró y sonrió perversamente.
—Pues deberías temerme, cariño. Si antes decías que te volvía loco… ahora no sabes la que te

espera.

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