Leer libros online, de manera gratuita!!

Estimados lectores nos hemos renovado a un nuevo blog, con más libros!!, puede visitarlo aquí: eroticanovelas.blogspot.com

Últimos libros agregados

Últimos libros agregados:

¡Ver más libros!

Peligrosa Obsesión - Capítulo 25 y 26


CAPITULO 25
Lo miré con toda la furia que podía tener. Maldito infeliz, juro que me las va a pagar de la manera
más dolorosa.
—No más preguntas —dijo su abogado.
—¿Usted tiene preguntas, señor Black? —le preguntó a mi abogado.
—Si, si las tengo —dijo y se puso de pie. Caminó hasta donde estaba Pattinson —Señor Pattinson,
¿Por qué cree que el señor Efron lo atacó? —le preguntó.
—Mmm, porque es un lunático —dijo él.
—Aja, según se el señor Efron tiene un excelente historial psicológico. No tiene ningún problema
mental —dijo y giró para mirar a los miembros del jurado —Entonces queridos miembros del
jurado, ¿ustedes creen que pudo golpearlo porque si? Algún motivo tuvo que tener, ¿Cuál fue el
motivo señor Pattinson? —Pattinson guardó silencio y compartió una nerviosa mirada con su
abogado —No más preguntas al señor.
—Puede retirarse Pattinson —le dijo el juez —Señor Black, ¿tiene alguien para interrogar?
—Si —dijo él. Se giró a vernos —Llamo al estrado a la señorita Vanessa Hudgens.
Todo el mundo se giró a verla. Con cuidado ella se puso de pie y caminó de la misma forma hasta
el lugar en donde antes estaba Pattinson. El mismo hombre del libro se acercó a ella.
—Jura decir la verdad, y nada más que la verdad —le dijo.
Ella apoyó la mano derecha sobre el libro.
—Lo juro —dijo. Harry se acercó hasta ella.
—Bien señorita Hudgens, ¿Usted conoce al señor Pattinson? —le preguntó.
—Si —dijo ella asintiendo.
—¿Podría decirnos hace cuanto?
—Conozco a Robert desde hace ya dos años, lo conocí en unas vacaciones que hice con mi padre.
—¿Podría decirnos como es él?
—Robert es un chico dulce, cuando quiere. Atento y respetuoso —habló ella. ¿Acaso eso iba a
ayudarme a salir? —Pero tiene un serio problema, es demasiado celoso…
—¿Celoso? —dijo mi abogado y sonrió —¿Podría decirnos un poco más de eso?
—¡Objeción! ¿Qué tiene que ver la vida personal del señor Pattinson con esto? —dijo su abogado.
—No da lugar —dijo el juez y miró a Harry —Prosiga.
—Robert y yo comenzamos una relación amorosa algunos meses después de conocernos, antes de
eso todo era perfecto, hasta que comenzaron a aparecer los celos. Pero no eran celos normales,
eran celos posesivos y hasta irracionales. Aguante esa situación, porque de verdad lo quería, y
quería intentar algo con él. Hasta que hace unos meses decidí terminar con la relación, sus celos
me estresaban…
—Entonces ¿usted nos está diciendo que el señor Pattinson sufre un grave problema de celos?
—Si —dijo ella asintiendo.
—¿Usted conoce al señor Efron? —le preguntó. Ella posó su mirada en mí. Y había algo en su
mirada que no había visto antes.
—Si —contestó.
—¿Puede contarnos sobre eso?
—A Zac lo conozco hace un mes. Él y yo vamos a la misma Universidad, al igual que Robert.
—Aja, ¿usted podría decirme algunas cosas sobre el señor Efron?
—Él es caballero y respetuoso. Siempre se muestra generoso con la gente que quiere y siempre
encuentra la manera de hacerte reír.
—¿Señorita Hudgens, tiene usted algo con el señor Efron? —le preguntó.
Ella volvió su vista a mí y yo la miré fijo.
—Si —dijo ella.
Entonces sentí que mi corazón se aceleraba. Ella iba a mentir para sacarme de aquí.
—¿Hace cuanto?
—Hace dos semanas.
Harry se giró a ver a los miembros del jurado.
—Una joven pareja, que acaba de empezar ¿no les parece tierno? —preguntó. Todos rieron por lo
bajo. Se acercó de nuevo a Vanessa —¿Cree usted que eso tiene que ver con lo que pasó ayer con
el señor Pattinson?
—Estoy completamente segura de ello —dijo ella.
—¡Maldita seas, Vanessa! —rugió Pattinson.
—¡Vuélvele a levantar la voz imbécil y te arrepentirás! —le advertí.
—¡Orden, orden! —dijo el juez elevando la voz, haciendo que todos se callaran —Prosiga, señorita.
—Zac jamás actuaría sin provocación. No lo conozco hace mucho, pero si lo suficiente. Siempre
esta tranquilo, y pasivo. Le gusta compartir tardes con sus amigos, y no es celoso… bueno quizás
un poco, pero normal. Estoy segura de que Robert se enteró y que fue a buscarlo —dijo y su voz
comenzó a sonar temblorosa. Todos la miramos bien.
—Es hora de la actuación —me susurró Taylor.
—Lo único que yo quiero es que él salga. Ustedes no tienen ni idea de lo terrible que fue ayer para
mi enterarme de que él estaba aquí —dijo y soltó algunas lágrimas —Yo lo quiero, y él no es un
mal chico. Yo se que también me quiere…
—Tranquila señorita Hudgens —le dijo Harry y le cedió un pañuelo.
Ella sonó su nariz y soltó un nuevo sollozo. Giré mi vista al jurado y todas las mujeres que estaban
allí miraban con ternura a Vanessa.
—¿Acaso no puedes dejarme en paz Robert? —le preguntó a Pattinson —¿No te cansas de querer
volverme loca?
—¡Eres una cualquiera! —le gritó él.
—¡No te voy a permitir que le hables así a mi terroncito de azúcar! —le grité poniéndome de pie.
—¡Ya cállense señores o los encerrare a los dos! —gritó el juez.
Todo el mundo volvió a guardar silencio.
—Lo único que pido es que piensen bien antes de encerrarlo. Yo se que él hizo unas cuantas cosas
malas en el pasado, pero me dijo que estaba dispuesto a cambiar…
—Si, por ti si cariño —dije en voz alta. Todos me miraron.
—No tengo más preguntas señor juez —dijo Harry.
—Señor Lax, ¿tiene preguntas para la señorita Hudgens? —preguntó el juez al abogado de
Pattinson.
—No, no señor —contestó él.
—Puede volver a su lugar señorita Hudgens —le dijo el juez.
—Gracias —susurró ella.
Se puso de pie y comenzó a caminar. Entonces me paré y me acerqué rápidamente a ella.
—Señor Efron, siéntese —me dijo el juez. No le presté atención y la miré fijo a los ojos.
—Tengo besarte para que esto sea más real —le susurré.
—No —dijo ella por lo bajo.
—Si —dije y me incliné hacia su rostro.
Capturé sus labios de manera suave, cerrando al instante mis ojos. Todo lo que estaba a nuestro
alrededor pasó a un segundo plano. Solo estaba ella frente a mí. Ella y esta maldita sensación que
me trae loco. Sus labios se dejaron mover suaves junto a los míos.
—¡Jovencitos! —elevó la voz el juez. Vanessa se alejó rápidamente de mí.
—Lo siento —se disculpó ella.
—Usted no tiene ni idea de lo feo que es pasar una noche alejado de esos labios —le dije.
—Vuelva a su asiento, señor Efron —me dijo.
Asentí y volví a sentarme. Giré mi cabeza para ver a Vanessa, ella me miró y negó con la cabeza
para luego mirar al frente. Creo que no debí hacer eso, pero fue más fuerte que yo.
Uno de los miembros del jurado se levantó y le entregó un papel al juez. Este lo leyó y nos miró a
todos.
—Ya tenemos la sentencia —dijo el juez. Respiré profundamente. Y me imaginé lo que iba a ser
pasar unos 2 o 3 años aquí dentro. Cerré los ojos y esperé a escuchar —La corte a decidido
absolver al señor Zac Efron, bajo la fianza de unos dos mil dólares.
El aire que estaba aguantando en mis pulmones salió rápidamente. Miré a Harry y él sonrió.
Escuché a lo lejos un festejo de risas. Giré y eran Corbin y Jared.
—¡Maldición! —rugió Pattinson —¡Son todos unos incompetentes! ¡No saben nada!
—Señor Pattinson, ¡Cálmese! —le dijo el juez.
—¡Y usted más que ningún otro, señor juez! —le gritó.
—¡No voy a tolerar la falta de respeto a mi autoridad! —le dijo él —¡Enciérrenlo para que aprenda a
respetar a la ley!
Vimos como los guardias lo llevaban, para adentro. Taylor se acercó a mí y me abrazó. Pude
responderle el gesto.
—Te juro que estaba muy preocupada primito —me dijo. Me alejé de ella y le sonreí.
—Lo se, tonta —le dije divertido.
—Pensé que ibas a quedarte en ese horrible lugar.
—Pero como ves, no fue así.
—Bueno, ya damos por terminado esto —habló el juez —Señor Efron, puede irse… pero la próxima
vez no habrá perdón.
—Lo entiendo —le contesté —¿Qué harán con Pattinson?
—Lo dejaré una noche para que aprenda a comportarse —me contestó.
—¿No podrían ser dos? —pedí.
—Lo siento, pero no —me dijo.
Asentí divertido. El honorable juez se puso de pie y se fue de allí. Los miembros del jurado
comenzaron a hacer lo mismo. Mis amigos se acercaron a mí. Corbin me abrazó con fuerza, como si
hace mucho no lo hiciera.
—Pensamos que te pudrirías adentro —dijo contentó el afro.
—Si, hasta estábamos haciendo turnos para quien te traía los cigarrillos —dijo Jared.
—Gracias a dios no fue así —dijo Tay contenta y me volvió a abrazar.
—Todo salió mejor de lo que esperé —habló Harry —Y todo gracias a la señorita Hudgens.
Me giré a buscarla y ya no estaba.
—¿Dónde esta? —pregunté.
—Creo que se fue —dijo Taylor apuntando a la puerta que se acababa de cerrar.
—¿Cómo que se fue? —dije confundido.
Entonces puse mis piernas a correr para encontrarla. Salí y la divisé caminando.
—¡Vanessa! —la llamé. Ella comenzó a caminar más rápido, entonces comencé a correr de nuevo
hasta que logré alcanzarla. La tomé del brazo y la detuve.
—¿Qué quieres? —me preguntó nerviosa.
—¿Qué pasa? —le pregunté.
—¿Qué pasa? ¡Pasa que trato de ayudarte y tú te aprovechas! —me dijo enojada.
—¿Lo dices por el beso? —dije algo confundido.
—Dime, ¿Qué necesidad tenías? Bastante ya hice poniéndome en contra de Robert, no debiste
hacer eso…
—Lo siento, lo siento —me disculpe.
—¿De verdad lo sientes? —preguntó con ese tono firme y enojado aun.
—Realmente… no —contesté.
—¡Lo ves! Eres… eres un cínico.
—Espera un segundo…
—Ya no te quiero cerca —dijo apretando los dientes —¡Ni como amigo, ni como nada!
—Pero Vanessa…
—¡Pero Vanessa, nada! ¡Me cansé Zac, realmente me cansé! ¡Me cansé de tu inmadures, de tu
cinismo, de la falta de consideración!
—No es la primera vez que te beso…
—Lo se, pero fue la última —sentenció. Entonces sentí una presión en mi pecho —Querías una
respuesta directa, entonces la tendrás. ¡No! ¡No tienes ninguna posibilidad!
—¿Así lo quieres? —le dije un poco molesto.
—¡Si, así lo quiero! ¡Ya no me mires, ya no me hables! ¡Has de cuenta que no me conoces! Y
quédate tranquilo, no me veras en tu casa. Le diré a tu prima que ahora nos juntaremos en la mía
o en la de Emma…
—Pues aun así no vas a deshacerte de mí —le comenté.
—Si lo dices por lo de la oficina de mi mamá, quédate tranquilo, haré como si no estuvieras. Pero
esto se terminó, y espero que ahora si haya quedado bien claro.
Comenzó a caminar, dejándome con toda la bronca del mundo.
—¡Ya volverás arrastrándote a mí! —le dije fuerte ya que se alejaba más.
—¡Eso lo veremos! —me contestó.
—¡Loca!
—¡Imbécil!
Me quedé ahí quieto, mirando como desaparecía. ¡Al demonio! ¿Quién la necesita?
¡Yo soy el que tuvo que haber dicho esas cosas, cuando me cansara de ella!
CAPITULO 26
Luego del juicio volví a mi casa con mi prima y mis amigos. Taylor se preparó para ir a lo de
Vanessa, en donde me dijo que desde ahora en más se iban a juntar por mi culpa…
Pues eso es mejor para mi, ya no tendré que llegar a mi casa y verla… infestada de chicas.
Corbin y Jared se sentaron al mismo tiempo en el sillón.
—¿Y que pasó con Vanessa? —me preguntó el afro.
Solté un agobiado suspiró y me senté frente a ellos después de pasarles su plato de comida.
Habíamos pedidos unas pizzas.
—Es una loca —dije irritado.
—Pero bien que esa loca te salvó el pellejo, ¿vieron la actuación que hizo? —habló Jared.
—Fue increíble, te aseguro que casi me hace llorar —agregó Cor.
—Ya dejen de hablar de ella —sentencié.
—¿Qué sucede? ¿Estás sensible hoy? —preguntó con burla Murillo.
—No me busques… porque vas a encontrarme —le advertí.
—No creo que quieras otro día en la cárcel ¿o si? —dijo Bleu.
Gruñí por lo bajo y tomé un poco de mi lata de cerveza antes de darle un mordisco a mi porción de
pizza.
Sus palabras aun sonaban en mi cabeza.
‘Querías una respuesta directa, entonces la tendrás. ¡No! ¡No tienes ninguna posibilidad!’
¡Condenada y mil veces condenada seas Vanessa!
Luego de terminar de comer, ordenamos todo y nos acomodamos para dormir. Hoy, ellos se
quedarían a dormir aquí. Me acosté en el colchón y miré fijo al techo. Vanessa no salía de mi
cabeza, Vanessa me atormentaba y no me dejaba pensar en otra cosa que no fuera ella.
Levanté la cabeza para mirar a mis amigos y ambos ya estaban dormidos. Sin hacer ruido, me puse
de pie, tomé el teléfono y salí al balcón. Cerré la puerta, para que no escucharan y caminé hasta el
fondo. Me recargué sobre la baranda y comencé a marcar el número de su casa. Comenzó a sonar,
pero nadie contestaba. Corté y volví a marcar. Sonó una vez… sonó otra.
—¿Hola? —escuché su dormida voz. No dije nada, solo guardé silencio —¿Hola? Holaaaa, ¿Hola,
hay alguien? —preguntó elevando un poco más su voz —¿Thom? ¿Eres tú?
—¿Quién es Thom? —la pregunta salió impulsivamente de mí.
—¿Efron? ¿Eres tú? —dijo con sorpresa.
—Te hice una pregunta directa, espero una respuesta directa —le dije.
—¿Acaso no has visto que hora es? —preguntó nerviosa.
—¿Quién diablos es Thom? —dije elevando más mi voz.
Guardó silencio por varios segundos. Solo se escuchaba su leve respiración, y por un momento
deseé poder escuchar esa respiración pero cara a cara. Poder escuchar esa respiración cerca de mi
oído…
—Si te contesto, ¿me dejaras en paz? —dijo con voz calma.
—Contéstame de una vez —sentencié.
—Un viejo amigo…
—¿Qué clase de amigo? —pregunté al instante.
—¿Acaso esto es un interrogatorio judicial? Que yo sepa el que estuvo preso fuiste tú, yo no le
debo nada a nadie. Así que mejor deja de molestar y déjame dormir, ¡de una vez! —me dijo.
—¡Ahora tú vas a escucharme…! —escuché el interminable sonido del fin de la llamada.
Me había cortado. Con cuidado alejé el teléfono de mi oreja. No, ella no pudo haberme cortado el
teléfono de esa forma. Respiré profundamente antes de enloquecer.
—LOCO, QUIERES VOLVERME LOCO —le grité al teléfono como si de verdad ella iba a
escucharme.
Al día siguiente me negué rotundamente al ir a la Universidad, hasta que Jared me amenazó con
hacer explotar a Betty, si no me movía de donde estaba. Entonces accedí a regañadientes.
Desayunamos algo rápido y partimos para allí. Antes de llegar Corbin, se desvió del camino,
diciendo que tenía que ir a buscar unas cosas. ‘Hoy me animaré al fin’
Eso fue lo último que nos dijo antes de doblar una calle antes de la calle que nos llevaba a la
Universidad.
Jared y yo nos miramos un poco extrañados, y decidimos dejarlo pasar. Llegamos y la gente, ya
comenzaba a entrar apresurada. Estábamos por llegar tarde, una vez más. Pero eso no me
importaba en lo más mínimo.
Mi amigo y yo divisamos un elegante auto, y era nada más, y nada menos que el auto de Vanessa.
Ella se bajó y luego se bajaron mi prima y Emma. Las tres reían divertidas. Taylor fijó su mirada
hacia nosotros y dijo algo. Al instante las otras dos se giraron a vernos.
La mirada divertida de Vanessa, se esfumó al posarse sobre mí. Revoleó los ojos y suspiró
levemente. Comenzaron a acercarse a nosotros.
—Buen día —saludó Taylor alegre.
—Hola —dijo con tono bobo Jared.
Mi rubia prima rió divertida y negó con la cabeza.
—Buenos días —dijo por lo bajo Emma.
—Buen día Emma —le respondí.
—Hola Jared, ¿Cómo estas? —le preguntó Vanessa.
Jar frunció el ceño y me miró a mí.
—Mmm, muy bien Vanessa ¿Y tú? —le dijo él.
—Mejor que nunca —aseguró.
—¿Acaso has perdido la falta de modales? —le dije.
Ella bostezó y luego miró su reloj. Miró a sus amigas.
—Chicas, creo que ya debemos entrar, se nos hará tarde —dijo y volvió su vista a Jared —¿Dónde
está Corbin?
—No lo se, dijo que iba a hacer una cosa —contestó mi amigo.
Le iba a decir algo, hasta que sentimos como alguien llegaba. Nos giramos a verlo y era Corbin. Se
bajó rápidamente de su moto y agitado se acercó corriendo hacia donde estábamos nosotros. Lo
miramos extrañado, pues traía consigo un gran ramo de flores.
Los verdes ojos de Emma se abrieron bien al verlo. Agitado el afro se acercó hasta ella.
—Emma —dijo respirando trabajosamente —Se que piensas que soy un… idiota, y puede ser que
tengas toda la razón del mundo. Pero… pero te juro que ya no me siento tan así. Siento que… que
puedo cambiar cada vez que te veo. Porque eres eso que yo necesito para ser una mejor persona,
eso para ser un hombre de bien…
—Aaaaaw, ¿escuchas lo que le esta diciendo? —preguntó enternecida Taylor.
Volví mi vista hacia mi afro amigo. ¿Qué era lo que estaba haciendo? ¿Acaso se había vuelto
completamente loco?
—Se que no tuvimos un buen comienzo, y tampoco un buen encuentro y bueno casi nada. Pero
quiero demostrarte que puedo ser otro de ese que te imaginas, ¿Me dejas? —le preguntó y le
tendió el ramo de flores.
La pequeña chica de anteojitos tomó atónita las flores. Yo creo que no podía creer todo lo que
Corbin le acaba de decir. Todos esperamos ansiosos a que le dijera algo.
—Vamos Emma, dile algo —le susurró Vanessa.
—Mmm, yo… —habló algo nerviosa —Yo… yo también creo que podrías cambiar.
Corbin sonrió contento y se acercó a abrazarla. Taylor nos hizo un gesto para que con mucha
discreción comenzáramos a salir de allí. Cuando estuvimos lo suficientemente alejados. Las dos
chicas comenzaron a saltar y a reír divertidas. Jared y yo las miramos extrañados.
—Es un amor —dijo la morena.
—¿Quién se hubiese imaginado que Corbin diría unas cosas tan lindas? —preguntó Tay.
—Fue demasiado tierno…
—¿Tú crees que Thom hará lo mismo? —le dijo. Entonces me concentré en prestar más atención a
lo que decían. Vanessa dirigió una leve mirada sobre mí.
—No lo se, solo me dijo que iba a llamarme. Aun estoy esperando que lo haga —le contestó.
Sentí un gran nudo en mi garganta. Quería golpear a alguien, especialmente a alguien llamado
Thom. Un celular comenzó a sonar, las dos se miraron sorprendidas. Vanessa lo sacó de su bolso y
le mostró la pantalla a Taylor.
—¡Es él, es él! —dijo entusiasmada mi prima —¡Atiéndelo, atiéndelo!
—¿Tú dices? —preguntó dudosa.
¡No lo atiendas! ¡Cuélgale! ¡Ódialo! ¡Aborrécelo! Tanto como a mí.
—¡Vamos tonta, contesta! —le exigió mi adorada y tierna prima.
—Hola Thom —dijo cuando atendió. Miró fijo a mi prima y sonrió divertida —Claro que estaba
esperando a que me llamaras…
Ambas comenzaron a caminar para alejarse de nosotros. Jared se giró a verme.
—Creo amigo, que deberías de decirle a tu cara que es hora de sonreírle un poco a la vida —me
dijo apoyando una mano sobre mi hombro.
El viernes se me pasó lento y frustrado. Esa noche tenía pensado salir con una chica que estaba un
año más alto que yo. Pero juro que no tenía cabeza, ni ganas. Por lo que tuve que suspender, una
vez más, una salida. ¿Cuántas ya van que he rechazado? ¿Cuatro? ¿Cinco?
¡Diablos, jamás había tenido un prontuario de chicas rechazadas!
Todo lo malo que me pasa es culpa de aquella condenada, de aquella loca que, maldita sea la hora
posé mis ojos en ella. Aquella loca que quiere volverme loco. Pero no va a conseguirlo. Primero soy
yo, segundo soy yo y tercero soy yo. Así es mi vida, al que le gusta bien, y al que no también.
El sábado me desperté más temprano de lo normal. Hoy tenía que ir a trabajar a lo de Gina. Que
mejor momento para acercarme a ella y seducirla, hacerle saber que no estoy celoso como ella
seguramente debe pensar.
Llegué a las oficinas y subí realmente entusiasmado. Quería verla y que ella viera lo bien que yo
estaba, aunque eso no sea del todo cierto. Llegué al piso y me bajé, caminé hasta el salón de
siempre, pero mis pasos se detuvieron al verla allí hablando con un chico. Ambos reían divertidos.
Lo miré bien. Aquel chico… se veía bastante rarito. Vestía un pantalón color beige, una camisa
blanca y un pañuelo color dorado colgaba alrededor de su cuello. Su pelo estaba bien peinado y
juro que tenía mejor cutis que todas las modelos que allí estaban. Lo escuché reírse al igual que
Vanessa.
—¡No puedo creer que le hicieras eso al pobre de Robert! —dijo entre risas y golpeando levemente
el brazo de Vanessa.
—¿Lo conoces? —me preguntó Gina acercándose.
—¿Es Thom? —le pregunté sin dejar de mirarlos.
—Aja, él es el famoso Thom. Estudió con Vanessa fotografía, y desde entonces son muy buenos
amigos. Como te habrás dado cuenta Thom… es más una amiga que un amigo.
—Si, si —dije asintiendo y la miré. Le sonreí abiertamente – Me he dado cuenta, ¿Necesitas que
empiece a hacer algo?
—¿Puedes ir a buscar a la oficina de al lado el historial de las modelos? —me preguntó.
—Claro que si jefa —dije con mi mejor sonrisa y salí de allí.
¡Ja! No puedo creerlo, el famoso Thom, batea para el otro equipo. Tuve que haberlo previsto, era
obvio, ella solo quería darme celos. Cosa que no ha funcionado…
Bueno tal vez un poco… pero nada fuera de lo normal. Escuché que alguien entraba y me giré a
ver. Era ella. No dijo nada y se dedicó a acercarse a una de las mesas. Sonreí por lo bajo.
—¿Así que ese es Thom? —le pregunté. No me respondió —¿Tu amiguito es gay?
—¿Hablas de Thom? —dijo sin mirarme.
—¿Acaso hay otro? —dije apoyándome contra la mesa.
—No —dijo sin dejar de buscar. Hasta que me miró. Sentí un pequeño escalofrío —¿Cuál es el
problema?
—Que tu intento de darme celos, no funcionó —le dije. Ella comenzó a reír. La miré divertido,
nunca la había visto reír de esa forma.
—¿Mi intento de darte celos? —dijo divertida —¿De que hablas? Yo nunca quise darte celos.
—¿A no? ¿Entonces porque no me dijiste desde un principio quien era? —pregunté.
—Yo te dije claramente que era un viejo amigo, allá tú con lo que pensaste. Además, ¿Qué te
crees? ¿El ombligo del universo? Mi vida no gira en torno a ti, Zac.
¡Pero mi vida si gira en torno a ti en este momento, maldita sea!
La miré fijo y sonreí levemente. Me alejé de la mesa y me acerqué un poco a ella.
—Pues, has un esfuerzo para que no se note que te mueres por mi, se te ve feo —le dije.
Negó con la cabeza y suspiró.
—Eres intratable… ahora sal de mi camino que Thom me está esperando para hacer unas fotos.
Quiso salir, pero me puse en su camino. Me miró fijo a los ojos.
—¿No me extrañas ni un poquito? —le pregunté.
Sus ojos se desviaron de los míos hacia otro lado.
—No, para nada —contestó rápidamente —¿Sabes? Hasta he estado mejor. Tenías razón con lo del
otro día. Yo te hacía más mal que bien, al igual que tú a mí. Así que alejados estamos
perfectamente bien… ¿no lo crees?
La miré fijo a los ojos, buscando alguna respuesta a esto que me esta pasando.
¿Qué diablos es? Una maldita obsesión que no va a dejarme en paz, hasta que la haga mía. Solo
necesito eso para poder ser como antes.

—No, no estoy de acuerdo —le dije y salí de allí antes de hacer una locura.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Ir a todos los Libros