CAPITULO 25
Lo
miré con toda la furia que podía tener. Maldito infeliz, juro que me las va a
pagar de la manera
más
dolorosa.
—No
más preguntas —dijo su abogado.
—¿Usted
tiene preguntas, señor Black? —le preguntó a mi abogado.
—Si,
si las tengo —dijo y se puso de pie. Caminó hasta donde estaba Pattinson —Señor
Pattinson,
¿Por
qué cree que el señor Efron lo atacó? —le preguntó.
—Mmm,
porque es un lunático —dijo él.
—Aja,
según se el señor Efron tiene un excelente historial psicológico. No tiene
ningún problema
mental
—dijo y giró para mirar a los miembros del jurado —Entonces queridos miembros
del
jurado,
¿ustedes creen que pudo golpearlo porque si? Algún motivo tuvo que tener, ¿Cuál
fue el
motivo
señor Pattinson? —Pattinson guardó silencio y compartió una nerviosa mirada con
su
abogado
—No más preguntas al señor.
—Puede
retirarse Pattinson —le dijo el juez —Señor Black, ¿tiene alguien para interrogar?
—Si
—dijo él. Se giró a vernos —Llamo al estrado a la señorita Vanessa Hudgens.
Todo
el mundo se giró a verla. Con cuidado ella se puso de pie y caminó de la misma
forma hasta
el
lugar en donde antes estaba Pattinson. El mismo hombre del libro se acercó a
ella.
—Jura
decir la verdad, y nada más que la verdad —le dijo.
Ella
apoyó la mano derecha sobre el libro.
—Lo
juro —dijo. Harry se acercó hasta ella.
—Bien
señorita Hudgens, ¿Usted conoce al señor Pattinson? —le preguntó.
—Si
—dijo ella asintiendo.
—¿Podría
decirnos hace cuanto?
—Conozco
a Robert desde hace ya dos años, lo conocí en unas vacaciones que hice con mi
padre.
—¿Podría
decirnos como es él?
—Robert
es un chico dulce, cuando quiere. Atento y respetuoso —habló ella. ¿Acaso eso
iba a
ayudarme
a salir? —Pero tiene un serio problema, es demasiado celoso…
—¿Celoso?
—dijo mi abogado y sonrió —¿Podría decirnos un poco más de eso?
—¡Objeción!
¿Qué tiene que ver la vida personal del señor Pattinson con esto? —dijo su
abogado.
—No
da lugar —dijo el juez y miró a Harry —Prosiga.
—Robert
y yo comenzamos una relación amorosa algunos meses después de conocernos, antes
de
eso
todo era perfecto, hasta que comenzaron a aparecer los celos. Pero no eran
celos normales,
eran
celos posesivos y hasta irracionales. Aguante esa situación, porque de verdad
lo quería, y
quería
intentar algo con él. Hasta que hace unos meses decidí terminar con la
relación, sus celos
me
estresaban…
—Entonces
¿usted nos está diciendo que el señor Pattinson sufre un grave problema de celos?
—Si
—dijo ella asintiendo.
—¿Usted
conoce al señor Efron? —le preguntó. Ella posó su mirada en mí. Y había algo en
su
mirada
que no había visto antes.
—Si
—contestó.
—¿Puede
contarnos sobre eso?
—A
Zac lo conozco hace un mes. Él y yo vamos a la misma Universidad, al igual que
Robert.
—Aja,
¿usted podría decirme algunas cosas sobre el señor Efron?
—Él
es caballero y respetuoso. Siempre se muestra generoso con la gente que quiere
y siempre
encuentra
la manera de hacerte reír.
—¿Señorita
Hudgens, tiene usted algo con el señor Efron? —le preguntó.
Ella
volvió su vista a mí y yo la miré fijo.
—Si
—dijo ella.
Entonces
sentí que mi corazón se aceleraba. Ella iba a mentir para sacarme de aquí.
—¿Hace
cuanto?
—Hace
dos semanas.
Harry
se giró a ver a los miembros del jurado.
—Una
joven pareja, que acaba de empezar ¿no les parece tierno? —preguntó. Todos
rieron por lo
bajo.
Se acercó de nuevo a Vanessa —¿Cree usted que eso tiene que ver con lo que pasó
ayer con
el
señor Pattinson?
—Estoy
completamente segura de ello —dijo ella.
—¡Maldita
seas, Vanessa! —rugió Pattinson.
—¡Vuélvele
a levantar la voz imbécil y te arrepentirás! —le advertí.
—¡Orden,
orden! —dijo el juez elevando la voz, haciendo que todos se callaran —Prosiga,
señorita.
—Zac
jamás actuaría sin provocación. No lo conozco hace mucho, pero si lo
suficiente. Siempre
esta
tranquilo, y pasivo. Le gusta compartir tardes con sus amigos, y no es celoso…
bueno quizás
un
poco, pero normal. Estoy segura de que Robert se enteró y que fue a buscarlo
—dijo y su voz
comenzó
a sonar temblorosa. Todos la miramos bien.
—Es
hora de la actuación —me susurró Taylor.
—Lo
único que yo quiero es que él salga. Ustedes no tienen ni idea de lo terrible
que fue ayer para
mi
enterarme de que él estaba aquí —dijo y soltó algunas lágrimas —Yo lo quiero, y
él no es un
mal
chico. Yo se que también me quiere…
—Tranquila
señorita Hudgens —le dijo Harry y le cedió un pañuelo.
Ella
sonó su nariz y soltó un nuevo sollozo. Giré mi vista al jurado y todas las
mujeres que estaban
allí
miraban con ternura a Vanessa.
—¿Acaso
no puedes dejarme en paz Robert? —le preguntó a Pattinson —¿No te cansas de
querer
volverme
loca?
—¡Eres
una cualquiera! —le gritó él.
—¡No
te voy a permitir que le hables así a mi terroncito de azúcar! —le grité
poniéndome de pie.
—¡Ya
cállense señores o los encerrare a los dos! —gritó el juez.
Todo
el mundo volvió a guardar silencio.
—Lo
único que pido es que piensen bien antes de encerrarlo. Yo se que él hizo unas
cuantas cosas
malas
en el pasado, pero me dijo que estaba dispuesto a cambiar…
—Si,
por ti si cariño —dije en voz alta. Todos me miraron.
—No
tengo más preguntas señor juez —dijo Harry.
—Señor
Lax, ¿tiene preguntas para la señorita Hudgens? —preguntó el juez al abogado de
Pattinson.
—No,
no señor —contestó él.
—Puede
volver a su lugar señorita Hudgens —le dijo el juez.
—Gracias
—susurró ella.
Se
puso de pie y comenzó a caminar. Entonces me paré y me acerqué rápidamente a
ella.
—Señor
Efron, siéntese —me dijo el juez. No le presté atención y la miré fijo a los
ojos.
—Tengo
besarte para que esto sea más real —le susurré.
—No
—dijo ella por lo bajo.
—Si
—dije y me incliné hacia su rostro.
Capturé
sus labios de manera suave, cerrando al instante mis ojos. Todo lo que estaba a
nuestro
alrededor
pasó a un segundo plano. Solo estaba ella frente a mí. Ella y esta maldita
sensación que
me
trae loco. Sus labios se dejaron mover suaves junto a los míos.
—¡Jovencitos!
—elevó la voz el juez. Vanessa se alejó rápidamente de mí.
—Lo
siento —se disculpó ella.
—Usted
no tiene ni idea de lo feo que es pasar una noche alejado de esos labios —le
dije.
—Vuelva
a su asiento, señor Efron —me dijo.
Asentí
y volví a sentarme. Giré mi cabeza para ver a Vanessa, ella me miró y negó con
la cabeza
para
luego mirar al frente. Creo que no debí hacer eso, pero fue más fuerte que yo.
Uno
de los miembros del jurado se levantó y le entregó un papel al juez. Este lo
leyó y nos miró a
todos.
—Ya
tenemos la sentencia —dijo el juez. Respiré profundamente. Y me imaginé lo que
iba a ser
pasar
unos 2 o 3 años aquí dentro. Cerré los ojos y esperé a escuchar —La corte a
decidido
absolver
al señor Zac Efron, bajo la fianza de unos dos mil dólares.
El
aire que estaba aguantando en mis pulmones salió rápidamente. Miré a Harry y él
sonrió.
Escuché
a lo lejos un festejo de risas. Giré y eran Corbin y Jared.
—¡Maldición!
—rugió Pattinson —¡Son todos unos incompetentes! ¡No saben nada!
—Señor
Pattinson, ¡Cálmese! —le dijo el juez.
—¡Y
usted más que ningún otro, señor juez! —le gritó.
—¡No
voy a tolerar la falta de respeto a mi autoridad! —le dijo él —¡Enciérrenlo
para que aprenda a
respetar
a la ley!
Vimos
como los guardias lo llevaban, para adentro. Taylor se acercó a mí y me abrazó.
Pude
responderle
el gesto.
—Te
juro que estaba muy preocupada primito —me dijo. Me alejé de ella y le sonreí.
—Lo
se, tonta —le dije divertido.
—Pensé
que ibas a quedarte en ese horrible lugar.
—Pero
como ves, no fue así.
—Bueno,
ya damos por terminado esto —habló el juez —Señor Efron, puede irse… pero la
próxima
vez
no habrá perdón.
—Lo
entiendo —le contesté —¿Qué harán con Pattinson?
—Lo
dejaré una noche para que aprenda a comportarse —me contestó.
—¿No
podrían ser dos? —pedí.
—Lo
siento, pero no —me dijo.
Asentí
divertido. El honorable juez se puso de pie y se fue de allí. Los miembros del
jurado
comenzaron
a hacer lo mismo. Mis amigos se acercaron a mí. Corbin me abrazó con fuerza,
como si
hace
mucho no lo hiciera.
—Pensamos
que te pudrirías adentro —dijo contentó el afro.
—Si,
hasta estábamos haciendo turnos para quien te traía los cigarrillos —dijo
Jared.
—Gracias
a dios no fue así —dijo Tay contenta y me volvió a abrazar.
—Todo
salió mejor de lo que esperé —habló Harry —Y todo gracias a la señorita
Hudgens.
Me
giré a buscarla y ya no estaba.
—¿Dónde
esta? —pregunté.
—Creo
que se fue —dijo Taylor apuntando a la puerta que se acababa de cerrar.
—¿Cómo
que se fue? —dije confundido.
Entonces
puse mis piernas a correr para encontrarla. Salí y la divisé caminando.
—¡Vanessa!
—la llamé. Ella comenzó a caminar más rápido, entonces comencé a correr de
nuevo
hasta
que logré alcanzarla. La tomé del brazo y la detuve.
—¿Qué
quieres? —me preguntó nerviosa.
—¿Qué
pasa? —le pregunté.
—¿Qué
pasa? ¡Pasa que trato de ayudarte y tú te aprovechas! —me dijo enojada.
—¿Lo
dices por el beso? —dije algo confundido.
—Dime,
¿Qué necesidad tenías? Bastante ya hice poniéndome en contra de Robert, no
debiste
hacer
eso…
—Lo
siento, lo siento —me disculpe.
—¿De
verdad lo sientes? —preguntó con ese tono firme y enojado aun.
—Realmente…
no —contesté.
—¡Lo
ves! Eres… eres un cínico.
—Espera
un segundo…
—Ya
no te quiero cerca —dijo apretando los dientes —¡Ni como amigo, ni como nada!
—Pero
Vanessa…
—¡Pero
Vanessa, nada! ¡Me cansé Zac, realmente me cansé! ¡Me cansé de tu inmadures, de
tu
cinismo,
de la falta de consideración!
—No
es la primera vez que te beso…
—Lo
se, pero fue la última —sentenció. Entonces sentí una presión en mi pecho
—Querías una
respuesta
directa, entonces la tendrás. ¡No! ¡No tienes ninguna posibilidad!
—¿Así
lo quieres? —le dije un poco molesto.
—¡Si,
así lo quiero! ¡Ya no me mires, ya no me hables! ¡Has de cuenta que no me
conoces! Y
quédate
tranquilo, no me veras en tu casa. Le diré a tu prima que ahora nos juntaremos
en la mía
o
en la de Emma…
—Pues
aun así no vas a deshacerte de mí —le comenté.
—Si
lo dices por lo de la oficina de mi mamá, quédate tranquilo, haré como si no
estuvieras. Pero
esto
se terminó, y espero que ahora si haya quedado bien claro.
Comenzó
a caminar, dejándome con toda la bronca del mundo.
—¡Ya
volverás arrastrándote a mí! —le dije fuerte ya que se alejaba más.
—¡Eso
lo veremos! —me contestó.
—¡Loca!
—¡Imbécil!
Me
quedé ahí quieto, mirando como desaparecía. ¡Al demonio! ¿Quién la necesita?
¡Yo
soy el que tuvo que haber dicho esas cosas, cuando me cansara de ella!
CAPITULO 26
Luego
del juicio volví a mi casa con mi prima y mis amigos. Taylor se preparó para ir
a lo de
Vanessa,
en donde me dijo que desde ahora en más se iban a juntar por mi culpa…
Pues
eso es mejor para mi, ya no tendré que llegar a mi casa y verla… infestada de
chicas.
Corbin
y Jared se sentaron al mismo tiempo en el sillón.
—¿Y
que pasó con Vanessa? —me preguntó el afro.
Solté
un agobiado suspiró y me senté frente a ellos después de pasarles su plato de
comida.
Habíamos
pedidos unas pizzas.
—Es
una loca —dije irritado.
—Pero
bien que esa loca te salvó el pellejo, ¿vieron la actuación que hizo? —habló
Jared.
—Fue
increíble, te aseguro que casi me hace llorar —agregó Cor.
—Ya
dejen de hablar de ella —sentencié.
—¿Qué
sucede? ¿Estás sensible hoy? —preguntó con burla Murillo.
—No
me busques… porque vas a encontrarme —le advertí.
—No
creo que quieras otro día en la cárcel ¿o si? —dijo Bleu.
Gruñí
por lo bajo y tomé un poco de mi lata de cerveza antes de darle un mordisco a
mi porción de
pizza.
Sus
palabras aun sonaban en mi cabeza.
‘Querías
una respuesta directa, entonces la tendrás. ¡No! ¡No tienes ninguna
posibilidad!’
¡Condenada
y mil veces condenada seas Vanessa!
Luego
de terminar de comer, ordenamos todo y nos acomodamos para dormir. Hoy, ellos
se
quedarían
a dormir aquí. Me acosté en el colchón y miré fijo al techo. Vanessa no salía
de mi
cabeza,
Vanessa me atormentaba y no me dejaba pensar en otra cosa que no fuera ella.
Levanté
la cabeza para mirar a mis amigos y ambos ya estaban dormidos. Sin hacer ruido,
me puse
de
pie, tomé el teléfono y salí al balcón. Cerré la puerta, para que no escucharan
y caminé hasta el
fondo.
Me recargué sobre la baranda y comencé a marcar el número de su casa. Comenzó a
sonar,
pero
nadie contestaba. Corté y volví a marcar. Sonó una vez… sonó otra.
—¿Hola?
—escuché su dormida voz. No dije nada, solo guardé silencio —¿Hola? Holaaaa,
¿Hola,
hay
alguien? —preguntó elevando un poco más su voz —¿Thom? ¿Eres tú?
—¿Quién
es Thom? —la pregunta salió impulsivamente de mí.
—¿Efron?
¿Eres tú? —dijo con sorpresa.
—Te
hice una pregunta directa, espero una respuesta directa —le dije.
—¿Acaso
no has visto que hora es? —preguntó nerviosa.
—¿Quién
diablos es Thom? —dije elevando más mi voz.
Guardó
silencio por varios segundos. Solo se escuchaba su leve respiración, y por un
momento
deseé
poder escuchar esa respiración pero cara a cara. Poder escuchar esa respiración
cerca de mi
oído…
—Si
te contesto, ¿me dejaras en paz? —dijo con voz calma.
—Contéstame
de una vez —sentencié.
—Un
viejo amigo…
—¿Qué
clase de amigo? —pregunté al instante.
—¿Acaso
esto es un interrogatorio judicial? Que yo sepa el que estuvo preso fuiste tú,
yo no le
debo
nada a nadie. Así que mejor deja de molestar y déjame dormir, ¡de una vez! —me
dijo.
—¡Ahora
tú vas a escucharme…! —escuché el interminable sonido del fin de la llamada.
Me
había cortado. Con cuidado alejé el teléfono de mi oreja. No, ella no pudo
haberme cortado el
teléfono
de esa forma. Respiré profundamente antes de enloquecer.
—LOCO,
QUIERES VOLVERME LOCO —le grité al teléfono como si de verdad ella iba a
escucharme.
Al
día siguiente me negué rotundamente al ir a la Universidad, hasta que Jared me
amenazó con
hacer
explotar a Betty, si no me movía de donde estaba. Entonces accedí a
regañadientes.
Desayunamos
algo rápido y partimos para allí. Antes de llegar Corbin, se desvió del camino,
diciendo
que tenía que ir a buscar unas cosas. ‘Hoy me animaré al fin’
Eso
fue lo último que nos dijo antes de doblar una calle antes de la calle que nos
llevaba a la
Universidad.
Jared
y yo nos miramos un poco extrañados, y decidimos dejarlo pasar. Llegamos y la
gente, ya
comenzaba
a entrar apresurada. Estábamos por llegar tarde, una vez más. Pero eso no me
importaba
en lo más mínimo.
Mi
amigo y yo divisamos un elegante auto, y era nada más, y nada menos que el auto
de Vanessa.
Ella
se bajó y luego se bajaron mi prima y Emma. Las tres reían divertidas. Taylor
fijó su mirada
hacia
nosotros y dijo algo. Al instante las otras dos se giraron a vernos.
La
mirada divertida de Vanessa, se esfumó al posarse sobre mí. Revoleó los ojos y
suspiró
levemente.
Comenzaron a acercarse a nosotros.
—Buen
día —saludó Taylor alegre.
—Hola
—dijo con tono bobo Jared.
Mi
rubia prima rió divertida y negó con la cabeza.
—Buenos
días —dijo por lo bajo Emma.
—Buen
día Emma —le respondí.
—Hola
Jared, ¿Cómo estas? —le preguntó Vanessa.
Jar
frunció el ceño y me miró a mí.
—Mmm,
muy bien Vanessa ¿Y tú? —le dijo él.
—Mejor
que nunca —aseguró.
—¿Acaso
has perdido la falta de modales? —le dije.
Ella
bostezó y luego miró su reloj. Miró a sus amigas.
—Chicas,
creo que ya debemos entrar, se nos hará tarde —dijo y volvió su vista a Jared
—¿Dónde
está
Corbin?
—No
lo se, dijo que iba a hacer una cosa —contestó mi amigo.
Le
iba a decir algo, hasta que sentimos como alguien llegaba. Nos giramos a verlo
y era Corbin. Se
bajó
rápidamente de su moto y agitado se acercó corriendo hacia donde estábamos
nosotros. Lo
miramos
extrañado, pues traía consigo un gran ramo de flores.
Los
verdes ojos de Emma se abrieron bien al verlo. Agitado el afro se acercó hasta
ella.
—Emma
—dijo respirando trabajosamente —Se que piensas que soy un… idiota, y puede ser
que
tengas
toda la razón del mundo. Pero… pero te juro que ya no me siento tan así. Siento
que… que
puedo
cambiar cada vez que te veo. Porque eres eso que yo necesito para ser una mejor
persona,
eso
para ser un hombre de bien…
—Aaaaaw,
¿escuchas lo que le esta diciendo? —preguntó enternecida Taylor.
Volví
mi vista hacia mi afro amigo. ¿Qué era lo que estaba haciendo? ¿Acaso se había
vuelto
completamente
loco?
—Se
que no tuvimos un buen comienzo, y tampoco un buen encuentro y bueno casi nada.
Pero
quiero
demostrarte que puedo ser otro de ese que te imaginas, ¿Me dejas? —le preguntó
y le
tendió
el ramo de flores.
La
pequeña chica de anteojitos tomó atónita las flores. Yo creo que no podía creer
todo lo que
Corbin
le acaba de decir. Todos esperamos ansiosos a que le dijera algo.
—Vamos
Emma, dile algo —le susurró Vanessa.
—Mmm,
yo… —habló algo nerviosa —Yo… yo también creo que podrías cambiar.
Corbin
sonrió contento y se acercó a abrazarla. Taylor nos hizo un gesto para que con
mucha
discreción
comenzáramos a salir de allí. Cuando estuvimos lo suficientemente alejados. Las
dos
chicas
comenzaron a saltar y a reír divertidas. Jared y yo las miramos extrañados.
—Es
un amor —dijo la morena.
—¿Quién
se hubiese imaginado que Corbin diría unas cosas tan lindas? —preguntó Tay.
—Fue
demasiado tierno…
—¿Tú
crees que Thom hará lo mismo? —le dijo. Entonces me concentré en prestar más
atención a
lo
que decían. Vanessa dirigió una leve mirada sobre mí.
—No
lo se, solo me dijo que iba a llamarme. Aun estoy esperando que lo haga —le
contestó.
Sentí
un gran nudo en mi garganta. Quería golpear a alguien, especialmente a alguien
llamado
Thom.
Un celular comenzó a sonar, las dos se miraron sorprendidas. Vanessa lo sacó de
su bolso y
le
mostró la pantalla a Taylor.
—¡Es
él, es él! —dijo entusiasmada mi prima —¡Atiéndelo, atiéndelo!
—¿Tú
dices? —preguntó dudosa.
¡No
lo atiendas! ¡Cuélgale! ¡Ódialo! ¡Aborrécelo! Tanto como a mí.
—¡Vamos
tonta, contesta! —le exigió mi adorada y tierna prima.
—Hola
Thom —dijo cuando atendió. Miró fijo a mi prima y sonrió divertida —Claro que
estaba
esperando
a que me llamaras…
Ambas
comenzaron a caminar para alejarse de nosotros. Jared se giró a verme.
—Creo
amigo, que deberías de decirle a tu cara que es hora de sonreírle un poco a la
vida —me
dijo
apoyando una mano sobre mi hombro.
El
viernes se me pasó lento y frustrado. Esa noche tenía pensado salir con una
chica que estaba un
año
más alto que yo. Pero juro que no tenía cabeza, ni ganas. Por lo que tuve que
suspender, una
vez
más, una salida. ¿Cuántas ya van que he rechazado? ¿Cuatro? ¿Cinco?
¡Diablos,
jamás había tenido un prontuario de chicas rechazadas!
Todo
lo malo que me pasa es culpa de aquella condenada, de aquella loca que, maldita
sea la hora
posé
mis ojos en ella. Aquella loca que quiere volverme loco. Pero no va a
conseguirlo. Primero soy
yo,
segundo soy yo y tercero soy yo. Así es mi vida, al que le gusta bien, y al que
no también.
El
sábado me desperté más temprano de lo normal. Hoy tenía que ir a trabajar a lo
de Gina. Que
mejor
momento para acercarme a ella y seducirla, hacerle saber que no estoy celoso
como ella
seguramente
debe pensar.
Llegué
a las oficinas y subí realmente entusiasmado. Quería verla y que ella viera lo
bien que yo
estaba,
aunque eso no sea del todo cierto. Llegué al piso y me bajé, caminé hasta el
salón de
siempre,
pero mis pasos se detuvieron al verla allí hablando con un chico. Ambos reían
divertidos.
Lo
miré bien. Aquel chico… se veía bastante rarito. Vestía un pantalón color
beige, una camisa
blanca
y un pañuelo color dorado colgaba alrededor de su cuello. Su pelo estaba bien
peinado y
juro
que tenía mejor cutis que todas las modelos que allí estaban. Lo escuché reírse
al igual que
Vanessa.
—¡No
puedo creer que le hicieras eso al pobre de Robert! —dijo entre risas y
golpeando levemente
el
brazo de Vanessa.
—¿Lo
conoces? —me preguntó Gina acercándose.
—¿Es
Thom? —le pregunté sin dejar de mirarlos.
—Aja,
él es el famoso Thom. Estudió con Vanessa fotografía, y desde entonces son muy
buenos
amigos.
Como te habrás dado cuenta Thom… es más una amiga que un amigo.
—Si,
si —dije asintiendo y la miré. Le sonreí abiertamente – Me he dado cuenta,
¿Necesitas que
empiece
a hacer algo?
—¿Puedes
ir a buscar a la oficina de al lado el historial de las modelos? —me preguntó.
—Claro
que si jefa —dije con mi mejor sonrisa y salí de allí.
¡Ja!
No puedo creerlo, el famoso Thom, batea para el otro equipo. Tuve que haberlo
previsto, era
obvio,
ella solo quería darme celos. Cosa que no ha funcionado…
Bueno
tal vez un poco… pero nada fuera de lo normal. Escuché que alguien entraba y me
giré a
ver.
Era ella. No dijo nada y se dedicó a acercarse a una de las mesas. Sonreí por
lo bajo.
—¿Así
que ese es Thom? —le pregunté. No me respondió —¿Tu amiguito es gay?
—¿Hablas
de Thom? —dijo sin mirarme.
—¿Acaso
hay otro? —dije apoyándome contra la mesa.
—No
—dijo sin dejar de buscar. Hasta que me miró. Sentí un pequeño escalofrío
—¿Cuál es el
problema?
—Que
tu intento de darme celos, no funcionó —le dije. Ella comenzó a reír. La miré
divertido,
nunca
la había visto reír de esa forma.
—¿Mi
intento de darte celos? —dijo divertida —¿De que hablas? Yo nunca quise darte
celos.
—¿A
no? ¿Entonces porque no me dijiste desde un principio quien era? —pregunté.
—Yo
te dije claramente que era un viejo amigo, allá tú con lo que pensaste. Además,
¿Qué te
crees?
¿El ombligo del universo? Mi vida no gira en torno a ti, Zac.
¡Pero
mi vida si gira en torno a ti en este momento, maldita sea!
La
miré fijo y sonreí levemente. Me alejé de la mesa y me acerqué un poco a ella.
—Pues,
has un esfuerzo para que no se note que te mueres por mi, se te ve feo —le
dije.
Negó
con la cabeza y suspiró.
—Eres
intratable… ahora sal de mi camino que Thom me está esperando para hacer unas
fotos.
Quiso
salir, pero me puse en su camino. Me miró fijo a los ojos.
—¿No
me extrañas ni un poquito? —le pregunté.
Sus
ojos se desviaron de los míos hacia otro lado.
—No,
para nada —contestó rápidamente —¿Sabes? Hasta he estado mejor. Tenías razón
con lo del
otro
día. Yo te hacía más mal que bien, al igual que tú a mí. Así que alejados
estamos
perfectamente
bien… ¿no lo crees?
La
miré fijo a los ojos, buscando alguna respuesta a esto que me esta pasando.
¿Qué
diablos es? Una maldita obsesión que no va a dejarme en paz, hasta que la haga
mía. Solo
necesito
eso para poder ser como antes.
—No,
no estoy de acuerdo —le dije y salí de allí antes de hacer una locura.
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