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14
Parte I
Traducido por CrisCras
EN EL INTERIOR DE UN RANGE ROVER NEGRO de camino de
regreso
a San Francisco…
Caroline: Está bien, puedo hacer esto… Son solo unas pocas horas hasta la
ciudad. Puedo ser la persona más grande aquí. Puedo
actuar
como si él no hubiera hecho un alto ante el pensamiento
de ver mis
tetas anoche… ¿Y qué demonios? ¿Qué hombre dice que no a las
tetas? Quiero decir, son unas tetas geniales. Estaban
empujadas
hacia arriba y apretadas, y estaban mojadas, por el amor
de Cristo…
¿Por qué no quiso mis tetas? Caroline,
solo cálmate… solo sonríele y
actúa como si todo estuviera bien. Espera, está mirando
hacia mí.
¡Sonríe! Está bien, me devolvió
la sonrisa. Estúpido rechazador de
tetas… Quiero decir, ¿qué pasa con eso? ¡Y él estaba duro!
Simon: Ella me está sonriendo…
puedo devolverle la sonrisa,
¿verdad? Quiero decir, estamos
actuando de forma natural, ¿cierto?
Vale, hecho. Espero que pareciera más natural de lo que
se sentía.
Jesús, quién sabía que un suéter gigante puede verse tan
bien en una
chica… Pero todo se ve muy bien
en Caroline —especialmente ese
bikini verde. ¿De verdad la
rechacé anoche? Dios, hubiera sito tan
fácil solo… Pero entonces no
pude. ¿¿¿Por qué no podía??? Jesús,
Simon. Bueno, estábamos borrachos…
Corrección, ella estaba
borracha. ¿Se habría arrepentido
de ello? Podría hacerlo. ¿Podía
correr el riesgo? Podría haber sido un poco desastroso… ¿O era las
chicas? No debería hacerles eso a las chicas tampoco.
Pero ni siquiera
está funcionando realmente bien con las chicas estos días,
¿no es así?
Huh, no pensé en ellas ni una sola vez este fin de semana… porque
no podía dejar de pensar en
Caroline. Ella me está mirando otra vez…
¿De qué demonios vamos a
hablar durante todo el camino de vuelta a la ciudad? Ryan
ni siquiera
está prestando atención. Bastardo. Le dije que tenía que
ayudarme…
Está ayudándose a sí mismo con un puñado de Mimi. Casi
lamento
que Caroline y yo trabajáramos tan duro para juntarlos.
Hmm…
Caroline y yo… Caroline y yo en
un jacuzzi donde los bikinis están
prohibidos… Jesús, espera un
minuto —Sí, ahora tengo una semi…
Caroline: ¿Por qué está
retorciéndose de esa manera? Jesús, ¿tiene que
hacer pis? Tal vez yo tengo que hacer pis. Quizás sería
un buen
momento para sugerir hacer una parada para hacer pis… Luego
puedo coger a Mimi y asegurarme de que ella sabe que la
razón por
la que están yendo con nosotros no es para que puedan
chuparse la
cara todo el camino, sino para actuar de interferencia
por mí con el
Señor Asustado de las Tetas por allí. Está bien, solo pídele
que se
detenga en la siguiente gasolinera. Vaya, realmente tengo
que hacer
pis, supongo. Espero que esta gasolinera tenga Gardetto’s*.
(Marca de snacks salados)
Simon: Gracias a Dios ella quería parar. Ahora
puedo ajustarme sin parecer
un pervertido… Oh, ¿a quién estoy engañando? Soy un
pervertido. Estoy montado en un coche con una mujer que
estaba
montada a horcajadas sobre mí anoche y solo el
pensamiento hace
que me ponga duro. Pervertido, pervertido, pervertido.
Espero que la
gasolinera tenga Gardetto’s.
Mimi: ¡Ooh! ¡Vamos a parar! ¡Espero que esta
gasolinera tenga
chicle!
Ryan: Oh, hombre, ¿vamos a
parar ya? No vamos a volver a la
ciudad antes del anochecer. Mimi quiere que vea su casa,
y estoy
realmente esperando que eso signifique andar desnudos y
permitirme
ver… Espero que esta gasolinera
tenga condones.
Caroline: Está bien, podrías haber manejado esto
un poco mejor.
Mimi sugiriendo que tú y Simon dividierais una bolsa
grande de
Gardetto’s no era la gran cosa. ¿Estoy un poco sensible hoy? Sí,
supongo que lo estoy… Pero sé que
es un hecho que Simon estaba
mirando mi culo mientras me alejaba del coche. ¿Por qué diablos está
mirándome el culo ahora? Anoche no quería ni echar un
vistazo
debajo de mi bikini. ¿Es él
realmente tan complicado? ¿Por qué
demonios está mirándome? Está extendiendo su mano. Quédate
quieta, Caroline, quédate quieta…
Oh, semillas de sésamo en mi
barbilla. Bueno, si no estuvieras mirando mi boca, Sr.
Mensajes
Enrevesados, ni siquiera te habrías dado cuenta. Nunca
conseguirás
esta semilla de sésamo ahora, amigo. ¡Maldita
sea! ¿Por qué este
suéter tiene que oler tan bien? Espero que no se haya
dado cuenta de
que he estado olisqueando este suéter todo el camino.
Simon: Ella está sorbiendo por las narices
continuamente hoy. Espero que
no haya cogido un resfriado. Pasamos demasiado tiempo
fuera
este fin de semana… No me gustaría
que cayera con algo. Ella acaba
de sorber por las narices otra vez. ¿Debería
ofrecerle un pañuelo de
papel?
Mimi: Destrozada, Caroline. Sé totalmente que estabas
olisqueando el
suéter.
Ryan: Me pregunto si Mimi tiene algo más que goma
de mascar.
Espero que no me viera comprando esos condones. Quiero
decir, no
quiero ser presuntuoso. Pero definitivamente quiero estar
debajo de
ella otra vez en algún momento muy, muy pronto. Quién sabía
que
alguien tan pequeño podía ser tan fuerte…
y ahora estoy duro.
Mimi: Ryan Hall… Mimi
Reyes Hall… Mimi Hall… Mimi
Reyes-Hall…
Caroline: Vale, Caroline, momento de tener esa difícil
conversación—
contigo misma. ¿Por qué
exactamente te arrojaste sobre Simon
anoche? ¿Fue el vino? ¿Fue la música? ¿El vudú? ¿Fue la combinación
de todas esas cosas? Vale, vale, no más mierda. Lo hice
porque…
porque… Joder, necesito más
Gardetto’s.
Simon: Ella es tan bonita. Quiero decir, hay bonita
y luego bonita…
Qué idiota soy. Que mierda bonita—ella
es hermosa… coño… y huele
bien… coño… ¿Por
qué algunas chicas solamente huelen mejor?
Algunas chicas huelen como a mierda floral, afrutada.
Quiero decir,
¿por qué algunas chicas quieres
oler como un mango? ¿Por qué
debería una chica oler como un mango? Quizás si pienso en
la
palabra mango lo suficiente no pensaré sobre coños más.
Caroline…
mango… Caroline…
coño… ¡Dios! Y ahora estoy duro…
Caroline: Él parece como si necesitara mear otra
vez… Está bebiendo
demasiado café. Ha tomado como seis tazas ya de ese
termo. Eso es
divertido… Nunca toma una segunda
taza en casa. ¿Por qué demonios
sé yo cuántas tazas de café bebe? Asúmelo, Caroline,
sabes tanto
sobre él porque… porque…
Ryan: Amigo, ¿vamos a parar
de nuevo? Nunca vamos a llegar a
casa. Mi chico está teniendo algunos problemas serios hoy…
Probablemente debería ver si quiere tomar una cerveza o
algo cuando
regresemos—en caso de que quiera
aclarar lo que realmente pasó
anoche. ¿Debo ofrecerme? Guau,
Mimi tiene un aspecto estupendo en
esos pantalones… Me pregunto si
está comprando más chicle.
Mimi: ¡Deja de olisquear
tu suéter, Caroline! En serio, chica. Si pudiera
cogerla a solas… Bueno, Simon
parece estar cojeando hacia
el baño de hombres. Puedo conseguirla a solas por la
carne seca.
Caroline: Ugh… no puedo
creer que Mimi supiera que estaba
olisqueando el suéter. Me pregunto si Simon se dio
cuenta.
Simon: Ella parece mejor…
no está sorbiendo por las narices más.
Mimi: Tengo que mandarle un mensaje a Sophia.
Tiene que saber
que la situación Caroline/Simon no está yendo para nada a
mejor.
¿Qué demonios vamos a hacer con
estos dos? Quiero decir, en serio…
a veces la gente no puede ver lo que tiene junto enfrente
de ellos.
Aawww… Ryan quiere que le rasque
la espalda. Le adoro… Y maldita
sea, sus dedos son tan largos…
Ryan: Mmmmm… otra vez… rasca… otra vez…
rasca… Mmmm…
Caroline: Está bien, no más negación en tu propia
cabeza, Reynolds.
Y ahora lo digo en serio porque estoy usando mi apellido.
Ahora
escúchame, Reynolds… Heeheehee… ¡Sueno como una auténtica
idiota!
Simon: Así que… ¿ella se
está riendo? Dentro de una broma, dice. Así que
tal vez está bien con cómo está yendo esto—oops, cogí la bolsa
de Gardetto’s equivocada. ¿Acaba de gruñirme?
Caroline: ¿Rechaza mis
tetas y luego intenta robarme mis Gardetto’s?
Creo que no, amigo. Vale, Reynolds, no más risitas. No
puedes evitar
esto para siempre, ni siquiera en tu propia mente. Aquí
están las
preguntas sobre la mesa: 1. ¿Por
qué te lanzaste sobre Simon
anoche? Y no tienes permitido culpar de ello al alcohol
ni a la música
ni al ambiente de las vacaciones ni a los Nervios ni al
Corazón ni a
nada. 2. ¿Por qué te rechazo? Si él
no quería ir ahí, ¿por qué ha
estado coqueteando contigo durante semanas, y no solo del
modo
vecino? Tiene un harén, por el amor de Dios. No es ningún
puritano.
¡Arg! 3. ¿Ser
rechazada por Simon tiene algo que ver con la cita que
acordaste con James? 4. ¿Cómo
demonios vamos Simon y yo a volver
a ser solo amigos cuando conocemos cómo sabe en interior
de la
boca del otro? Y su sabor es muy, muy, muy bueno. Está
bien, sí.
Puedes olisquear el suéter una vez más—solo
no permitas que nadie
te vea.
Simon: Tengo que resolver esta mierda con
Caroline. Ella es tan
genial, y quiero decir tan genial… ¿Ha
habido alguna vez una mujer
que poseyera cada una de las cualidades que he estado
buscando?
Excepto por Natalie Portman, por supuesto. ¿Pero Caroline? Tengo de
dejar de ver tantos dramas televisiovos—Me
refiero a que, qué clase
de tío en su sano juicio piensa en frases como: “¿Ha habido alguna
vez una mujer que poseyera cada una de las cualidades que
he
estado buscando? Espera, ¿He
estado buscando a esa mujer? No, no
lo he hecho. No tengo tiempo para eso, espacio para eso—y mis
chicas no quieren cercas blancas*. Se mantienen alejadas
de las
cercas blancas. Caroline dice que no es una chica de
cercas blancas…
Katie encontró su cerca blanca y estoy contento por ella.
¿Cuándo fue
la última vez siquiera que hablé con Nadia o Lizzie? Quizás
ellas no
son lo correcto para mí más. No las quiero de la manera
en que
debería querer… podría querer a
Caroline. Eres un maricón, Parker…
Jesús, Caroline—ella es una
jodida conservadora… Espera un minuto.
¿Qué demonios? ¿De
verdad estás planteándote la idea de una…
tragar saliva… relación? ¿Y por qué mierda en verdad pensé en las
palabras “tragar saliva”? Eso fue un poco dramático, Parker. Vamos,
piensa en ello… si recuerdo
correctamente, ¡la invitaste a España! No
huyas de ello. Amigo, ¿en serio
acaba de olisquear el suéter?
*(Cuando menciona las cercas blancas hace referencia a
sentar la
cabeza)
Ryan: Mmmmm… a mi chica le
gusta la carne seca—¿podría ser más
afortunado? Me rasca la espalda y come carne seca. Tengo
que haber
muerto e ido a algún lugar como el cielo.
Mimi: No puedo creer que él se comiera toda mi carne
seca. Qué
memo. Heehee.
Caroline: La pregunta 1 es demasiado difícil. No puedo
empezar con
esa. Las responderé en orden inverso. 4. No sé si
podemos ser
amigos, pero en realidad yo quiero serlo—y no de la
forma falsa.
Realmente me gusta Simon, incluso aunque lo que
sucedió anoche
fue una auténtica mierda, creo que podemos resolver
esto… Y me
gustaría tener un poco de lo que sea que estoy
fumando. 3. ¡POR
SUPUESTO QUE ACEPTÉ SALIR CON JAMES POR LO QUE SUCEDIÓ
CON SIMON! Es curioso cómo se van sacando a la luz
todas las tapas
en mi cabeza. 2. Si supiera por qué me rechazó sería
un jodido
genio. ¿Mal aliento? No. ¿Por qué estaba borracha?
Posiblemente…
pero si fue porque estábamos borrachos ese fue el peor
momento
para caballerosidad en la historia del universo. Él
siguió diciendo “No
puedo” y “Esto es un error”. Ahora, error tal vez.
Pero podría haber
valido la pena… ¿Tal vez solo le estaba siendo fiel a
su harén? Lo que de
un modo extraño es bastante dulce. Sé que él realmente
se
preocupa por ellas. Maldita sea, ¡él es incluso genial
se viene con
ellas! Pero sé que “no puedo” no era exacto. “No
puedo” implica
algún tipo de disfunción eréctil. Y yo sentí esa cosa
contra mi muslo.
Suspiro. Suspiro por el muslo. Este suéter está
haciéndole cosas a mi
cabeza. Olfatear…
Simon: Acaba de olisquear otra vez—¿por qué sigue
haciendo eso?
Cuando me lo puse no noté que oliera a nada que no sea
lana. Las
chicas son extrañas… extrañamente maravillosas… Coño…
Coño de
Caroline… Yyyyyy, estoy duro. ¿Por qué demonios estoy
pretendiendo
todavía que no estoy total y completamente loco por
esta chica? Y no tiene
nada que ver con su coño… y ahora estoy más duro.
Caroline: Deja de intentar evitar la respuesta a esta
pregunta.
¡Afróntalo! ¿Por qué te lanzaste sobre Simon,
olvidándote de la
amistad, el harén, la sequía de O y todas las buenas
razones que
tenías para mantenerte alejada de él y su vudú de
Wallbanger?
Vamos, Caroline. Aspira y dilo. ¿Qué fue lo que dijo
cuando le
preguntaste por qué te había besado esa noche que os
conocisteis?
“Porque tenía que hacerlo!, Jesús, incluso en mi
cabeza suena
increíble diciendo eso… Ahí tienes tu respuesta,
Caroline: porque
tenías que hacerlo. Y ahora tienes que descifrar esta
mierda. Le besé y él
me besó porque teníamos que hacerlo. Y las decisiones
que
tomamos eran nuestras y solo nuestras… ¿Y el hecho de
que él se
detuviera y dijera que no podía? ¿Incluso después de
todas las
semanas de ridículos coqueteos? ¿Después de invitarme
a España?
¡España, joder! ¿Y quiero ir a la jodidamente
maravillosa Espa…?
Espera, ¿quiero ir a España con él? España duele.
¡Argh! De cualquier
modo, más vale que tenga una maldita buena razón
porque joder,
soy atractiva—Con O o sin O—soy jodidamente atractiva.
Sí, lo eres,
Reynolds. Es extraña la forma en que vas y vuelves
entre la primera
y tercera persona durante tus monólogos internos,
aunque… Gracias
a Dios, ¡El Bay Bridge! Suficiente introspección…
Simon: Mierda, el Bay Bridge. Estamos casi en casa y
no tengo ni
idea de cómo va esto con Caroline. Apenas hemos dicho
nada en
todo el camino—aunque estoy contento de estar casi en
casa. Huelo
a carne seca y necesito masturbarme como no creerías…
Mimi: ¡Vaya! ¡El Bay Bridge! ¡Me pregunto si a Ryan le
importará
pasar la noche en mi casa!
Ryan: Gracias, joder, el Bay Bridge. Casi estamos en
casa. Me
pregunto si Mimi sabe que voy a pasar la noche en su
casa—y
pensando en hacerla llamar al trabajo mañana para
decir que está
enferma. Niña, las cosas que planeo hacerte… Pero
nunca voy a
comer tanta carne seca otra vez. Este ha sido el viaje
por carretera más
silencioso jamás visto.
* * * * *
14
(PARTE II)
Traducido por Ankmar
Dejamos a la nueva pareja en donde Mimi—nada
que ellos
particularmente notaran—ellos
estaban en su propio mundo de
burbuja de goma—y continuamos a
nuestros apartamentos. Aunque
en su mayoría habíamos estado perdidos en nuestros
pensamientos,
la tensión había crecido durante el viaje, y era aún más
notable ahora
que estábamos solos en el coche. Simón y yo siempre teníamos
cosas
de que hablar, pero ahora no teníamos mucho que discutir,
estábamos callados. Yo no quería que las cosas fueran
raras, y sabía
que tenía que ser la que le asegurara a él que yo estaba
bien. Él ya
había hecho su parte en tener una conversación madura, y
una vez
más mi toro-en-una-tienda de envíos-de-cerámica (1) parecía
haberse ocupado de eso.
Una visión de mí anunciando en la cubierta, a todo
volumen, de lo
que yo le había hecho pasar a Simón cruzó por mi mente, y
mientras
mis mejillas definitivamente se calentaron en vergüenza,
yo también
tenía una risa mental en lo extraña que debí haberme
mirado,
agitando los brazos, la boca colocada como si pudiera
escupir clavos.
Y luego ladrándole a un asustado Simón siguiéndome a la
playa. Él
debió haberse preguntado si yo iba a despedazarlo y
lanzar su cuerpo
al lago.
Mirando sus manos en el volante, las mismas manos que
estuvieron
en mí en muy pronunciadas maneras la noche anterior, me
maravillo
su capacidad de detenerse, porque yo sabía que era un
hecho lo que
había hecho. O su cuerpo había sido, al menos, si no su
cabeza.
La cosa es, sin embargo, yo hice pensar a su
cabeza que estaba en eso, al
menos hasta que él pensó demasiado en ello. Lo mire una
vez
más, viendo que estábamos bajando por nuestra calle.
Mientras nos
detuvimos en la acera, él me miro, mordiéndose el mismo
labio
inferior que en menos de veinticuatro horas atrás yo había
tenido la
suerte de morder.
Él salto del coche y corrió a mi lado antes que yo tuve
mi cinturón de
seguridad desabrochado.
—Um, yo solo voy a… agarrar las bolsas—, él balbuceo, y
yo lo
estudie cuidadosamente. Él paso su mano izquierda a través
de su
cabello mientras su mano derecha tamborileaba contra el
lado del
coche. ¿Estaba nervioso?
—Entonces, sí—,
balbuceo de nuevo, desapareciendo por la parte
trasera.
Sip, él estaba nervioso, tan nervioso como yo estaba.
Estaba inquieto
por sacar mi bolso del carro, y nosotros caminamos
trabajosamente
los tres tramos de escaleras hacia nuestros apartamentos.
Seguíamos
sin hablar, así que el único sonido era el de nuestras
llaves
tintineando en las cerraduras. No podía dejar esto así.
Tenía que
cuadrar con él. Tome una respiración profunda, y gire. —Simón, yo—
—Mira, Caroline—
Los dos nos reímos un poco.
—Tu turno.
—No, el tuyo—,
dijo él.
—Nop. ¿Que
ibas a decir?
—¿Que ibas tu a decir?
—Hey, escúpelo, amigo. Tengo un
gatito que rescatar de dos reinas
abajo de las escaleras—, le enseñe,
escuchando a Clive llamándome
desde el apartamento de abajo.
Simón soltó un bufido y se apoyó contra su puerta. —Creo que solo
quería decir que realmente lo pasamos bien este fin de
semana.
—Hasta anoche, ¿cierto?— Me apoye contra mi propia puerta,
mirándolo encogerse mientras dirigí el elefante al
jacuzzi.
—Caroline—,
susurro, cerrando sus ojos y dejando caer su cabeza
atrás.
Él se miraba como si estuviera realmente adolorido
mientras su cara
se retorcía. Tuve piedad, No debería haberlo hecho, pero
lo hice.
—Hey, ¿podemos
olvidar lo que paso?— dije. —Quiero
decir, sé que
no podemos, ¿pero podemos
pretender que lo olvidamos? Sé que la
gente dice cosas y no se ponen raras todo el tiempo, pero
entonces lo
hacen. ¿Cómo podemos asegurarnos
que las cosas no se pongan
raras?
Él abrió sus ojos y me miró fijamente. —Supongo
que simplemente
no podemos permitirlo. Nos aseguraremos que no se torne
raro.
¿Bien?
—Bien—.
Asentí y fui recompensada con la primera sonrisa real desde
que desenvolví mi saco en Tahoe. Él recogió su maleta.
—Colócame algo bueno esta noche, ¿bien?— Le pedí mientras me
dirigía adentro.
—Lo tienes—,
respondió él, y cerramos nuestras puertas.
Pero él no me coloco la gran banda esa noche.
Y tampoco hablamos de nuevo esa semana.
***
—¿Quién orino en tu chile?
Levante la vista de mi escritorio para ver a Jillian,
compuesta como
siempre con su manera informal y elegante de moño, pantalón
de
lápiz negro, y abrigo cruzado de cachemir frambuesa. ¿Cómo supe
que era de cachemir desde el otro lado de la habitación?
Porque era
Jillian.
Seleccione uno de los cinco lápices actualmente atrapados
en mi
retorcido moño y devolví mi atención al desorden que
estaba en mi
escritorio. Era miércoles, y esta semana estaba volando y
arrastrando
al mismo tiempo. Ni una palabra de Simón. Ni un mensaje
de Simón.
Ni canciones de Simón.
Pero yo no había contactado con él tampoco.
Estaba consumida finalizando los últimos detalles de la
casa de los
Nicholson, ordenando costosas chucherías para el
apartamento de
James, y comenzando los bocetos para un proyecto de diseño
comercial que había anticipado para el próximo mes. Se veía
como un
caos, pero a veces era la única manera que yo podía
terminar el
trabajo. Había días que necesito limpio y ordenado, y días
cuando
necesito el desorden en mi escritorio para reflejar el
desorden en mi
cabeza. Este era ese día.
—¿Que pasa Jillian?— ladre, golpeando sobre mi taza de lápices de
colores mientras tomaba mi café.
—¿Cuánto café ha tenido usted
hoy, Señorita Caroline?— se rio,
tomando el asiento frente a mí y pasándome los lápices
que había
regado en el suelo.
—Es difícil de decir… ¿cuantas tazas hay en olla y media?—
respondí,
reapilando algunos papeles para despejar un espacio para
su taza de
té. La mujer caminó alrededor tomando té en una taza de
porcelana
china, pero funcionaba para ella.
—Guau, ¿tomare
que no estás viendo algún cliente hoy?—preguntó,
inclinándose sobre el escritorio y casualmente removiendo
mi taza de
café. Le sisee, y ella sabiamente la puso de nuevo.
—Nop, no hay clientes—, respondí, empujando los nuevos bocetos en
carpetas coordinadas por color y rellenándolas en sus
cajones
correspondientes.
—Bien, hermana, ¿qué
pasa?
—¿Qué quieres decir? Estoy
trabajando—que es lo que me pagan por
hacer, ¿recuerdas?— espete, agarrando un anillo de muestras de tela
y golpeando mi jarrón de flores. Yo había elegido purpura
oscuro, casi
negros tulipanes para esta semana, y ahora estaban por
todo el
suelo. Suspire profundamente y me obligue a ir más lento.
Mis manos
temblaban de la cafeína sosteniéndome a través de mi
sistema, y
mientras me sentaba y examinaba el estado de las cosas en
mi
oficina sentí dos gruesas lágrimas formándose en mis
ojos.
—Maldita sea—,
murmure y cubrí mi rostro con mis manos. Me senté
por un minuto, escuchando el tic-tac del reloj retro en
la pared, y
espere a que Jillian dijera algo. Cuando ella no lo hizo,
eche un
vistazo a través de mis manos a ella. Estaba de pie en la
puerta con
mi chaqueta y bolso en sus manos.
—¿Me estas echando?— susurre mientras las lágrimas se lanzaron
ellas mismas por mi rostro. Ella agito su brazo y haciéndome
señas
hacia la puerta. De mala gana me levante, y ella cubrió
mi suéter
alrededor de mis hombros y me dio mi bolso.
—Vamos, querida. Me estas
comprando el almuerzo—. Ella guiño un
ojo y me llevo por el pasillo.
***
Veinte minutos después ella me había resguardado en una
adornada
cabina roja parcialmente oculta detrás de dos cortinas
doradas. Ella
me había traído a su restaurante favorito en Chinatown, (2)
me
ordeno té de manzanilla, y espero en silencio para que
explicara mi
casi colapso nervioso. En realidad, no estaba totalmente
en silencio,
habíamos ordenado la provocativa sopa de arroz.
—Así que, debiste tener un
magnifico fin de semana en Tahoe, ¿eh?—
ella finalmente preguntó
Me reí en mi tensión. —Se podría
decir eso.
—¿Qué paso?
—Bien, Sophia y Neil finalmente
se juntaron y—
—Espera un minuto, ¿Sophia y Neil? ¿Pensé que
Sophia estaba
con Ryan?
—Ella era, ella estaba, pero a
decir verdad ella siempre debió estar
con Neil, así que todo salió bien al final.
—Pobre Mimi y Ryan. Eso debió
haber sido extraño para ellos.
—¡Ha! Oh si, pobre Mimi y Ryan.
Ellos lo hicieron en la casa de la
piscina, por el amor de Dios—.
Resople
Los ojos de Jillian se abrieron como platos. —En la casa de la
piscina… guau—,
ella exhalo, y yo asentí.
Estábamos ardiendo.
—Así que, Simón fue a Tahoe, ¿cierto?— ella pregunto unos minutos
después, mirando a todas partes pero a mí. Rompí en una
pequeña
sonrisa a su sigilo imaginado. Jillian era muchas, pero
muchas cosas,
pero sutil no era una ellas.
—Sip, Simón estuvo allí.
—¿Y cómo estuvo eso?
—Fue genial, y luego no lo fue, y
ahora es raro—, admití, dejando a
una lado mi sopa para tomar mi té. Era relajante y
descafeinado, en
lo cual Jillian había insistido.
—Entonces, ¿ninguna
casa de la piscina para ustedes dos?— preguntó
ella, todavía mirando a su alrededor del restaurante como
si no me
estuviera preguntando nada importante.
—No, Jillian ninguna casa de la
piscina. Estuvimos en el jacuzzi, pero
no lo hicimos en la casa de la piscina—,
lo dije enfáticamente, y luego
derrame mis entrañas y le conté a ella la ridícula
historia entera.
Ella escucho, ella hizo mmmm y gimió en los lugares
correctos, y se
indignó en las partes correctas también.
Para cuando termine, había lágrimas de nuevo, lo cual me
estaba
realmente molestando.
—Y todo esto apesta, no debería
estarlo haciendo, pero él es el que se
detuvo, y yo realmente no creo que él quería hacerlo—. Resople,
limpiándome furiosamente las lágrimas con la servilleta.
—¿Entonces porque crees que lo
hizo?
—¿Él es gay?—
ofrecí, y sonreí. Tome una respiración profunda y
tome el control.
Jillian me miro pensativamente y entonces finalmente se
inclinó. —Te
das cuenta que somos dos mujeres inteligentes que no están
actuando muy inteligentemente en este momento— dijo ella.
—¿Eh?
—Sabemos superar que tratar de
descubrir que está tramando el
hombre. Esto tiene que superarse cuando se suponía. ¿Y tus
lágrimas? Esas son lágrimas de tensión, lágrimas de
frustración—
nada más. Te diré una cosa, sin embargo.
—¿Qué es eso?
—En tanto que he conocido a Simón,
yo nunca he escuchado de él
invitando a alguien a una sesión de fotos con él, nunca.
Quiero decir,
¿te invitó a España? Ese es un
Simón muy diferente.
—Bueno, quien sabe si yo estoy
aun invitada ahora— suspire
dramáticamente.
—Siguen siendo amigos, ¿cierto?— pregunto ella, levantándome
una
ceja. —¿Por qué no solo le
preguntas?— Cuando yo no respondí ella
añadió, —Ponlo en tu pipa y chúpatelo.
—Creo que es fúmatelo, Jillian.
Ponlo en tu pipa y fúmatelo.
—Ah, fúmatelo, chúpatelo, lo que
sea. Comete tu galleta de la
fortuna, cariño—. Ella sonrió,
empujando la galleta a través de la
mesa. La quebré para abrirla y removí la fortuna.
—¿Que dice la tuya?— pregunté.
—Despide a todos los empleados
que tienen más de un lápiz en su
cabello—, declaro seriamente. Nos
reímos juntas, y pude sentir algo
de la tensión finalmente dejando mi cuerpo.
—¿Que dice la tuya?— pregunto ella
La abrí, leí las palabras, y rodé mis ojos al techo. —Estúpida galleta
de la fortuna—, suspire, y se la
entregue a ella.
Ella la leyó y sus ojos se abrieron de nuevo. —Oh, hombre, no sabes
dónde te has metido! Ven, vámonos de vuelta al trabajo.
Ella se rió, tirando mi mano y llevándome del
restaurante. Ella me
devolvió la fortuna de nuevo, y empecé a tirarla lejos,
pero entonces
la metí en mi bolso:
Sea consciente de las paredes que construye y lo que
podría ser en el otro
lado
Confucio, mátame.
***
Mensajes de James a Caroline:
Hola allí.
Hola a ti.
¿Todavía sigue en pie la noche
del viernes?
Sip, estoy dentro. ¿Dónde vamos a cenar?
Hay un estupendo restaurante vietnamita nuevo que he
estado
queriendo probar.
¿Has olvidado que no soy muy dada a la comida
vietnamita?
Vamos, tú sabes que es mi favorita. ¡Puedes
tener la sopa!
Bien, vietnamita es. Encontrare algo.
Por cierto, los últimos de tus muebles deberían ser
entregados el
lunes. Estaré allí para recibirlos y ubicarlos.
¿Cuánto tiempo más hasta que el
proyecto esté terminado?
A excepción de unas pocas piezas en el dormitorio,
debería estar todo
terminado el próximo fin de semana.
Antes de la fecha límite, podría añadir…
Muy bien. ¿También estarás allí
para terminar las cosas en el
dormitorio?
Basta, Jamie.
Odio cuando me llamas Jamie.
Lo sé, Jamie. Nos vemos el viernes por la noche.
(1) La expresión original es bull-in-a-china-shop
delivery que denota que
algo está fuera de lugar y destroza todo a su alrededor.
(2) El Chinatown de San Francisco es el barrio
chino más antiguo en
América del Norte y la comunidad china más grande fuera
de Asia.
* * * * *
14
(PARTE II)
Traducido por Ankmar
Dejamos a la nueva pareja en donde Mimi—nada
que ellos
particularmente notaran—ellos
estaban en su propio mundo de
burbuja de goma—y continuamos a
nuestros apartamentos. Aunque
en su mayoría habíamos estado perdidos en nuestros
pensamientos,
la tensión había crecido durante el viaje, y era aún más
notable ahora
que estábamos solos en el coche. Simón y yo siempre teníamos
cosas
de que hablar, pero ahora no teníamos mucho que discutir,
estábamos callados. Yo no quería que las cosas fueran
raras, y sabía
que tenía que ser la que le asegurara a él que yo estaba
bien. Él ya
había hecho su parte en tener una conversación madura, y
una vez
más mi toro-en-una-tienda de envíos-de-cerámica (1) parecía
haberse ocupado de eso.
Una visión de mí anunciando en la cubierta, a todo
volumen, de lo
que yo le había hecho pasar a Simón cruzó por mi mente, y
mientras
mis mejillas definitivamente se calentaron en vergüenza,
yo también
tenía una risa mental en lo extraña que debí haberme
mirado,
agitando los brazos, la boca colocada como si pudiera
escupir clavos.
Y luego ladrándole a un asustado Simón siguiéndome a la
playa. Él
debió haberse preguntado si yo iba a despedazarlo y
lanzar su cuerpo
al lago.
Mirando sus manos en el volante, las mismas manos que
estuvieron
en mí en muy pronunciadas maneras la noche anterior, me
maravillo
su capacidad de detenerse, porque yo sabía que era un
hecho lo que
había hecho. O su cuerpo había sido, al menos, si no su
cabeza.
La cosa es, sin embargo, yo hice pensar a su
cabeza que estaba en eso, al
menos hasta que él pensó demasiado en ello. Lo mire una
vez
más, viendo que estábamos bajando por nuestra calle.
Mientras nos
detuvimos en la acera, él me miro, mordiéndose el mismo
labio
inferior que en menos de veinticuatro horas atrás yo había
tenido la
suerte de morder.
Él salto del coche y corrió a mi lado antes que yo tuve
mi cinturón de
seguridad desabrochado.
—Um, yo solo voy a… agarrar las bolsas—, él balbuceo, y
yo lo
estudie cuidadosamente. Él paso su mano izquierda a través
de su
cabello mientras su mano derecha tamborileaba contra el
lado del
coche. ¿Estaba nervioso?
—Entonces, sí—,
balbuceo de nuevo, desapareciendo por la parte
trasera.
Sip, él estaba nervioso, tan nervioso como yo estaba.
Estaba inquieto
por sacar mi bolso del carro, y nosotros caminamos
trabajosamente
los tres tramos de escaleras hacia nuestros apartamentos.
Seguíamos
sin hablar, así que el único sonido era el de nuestras
llaves
tintineando en las cerraduras. No podía dejar esto así.
Tenía que
cuadrar con él. Tome una respiración profunda, y gire. —Simón, yo—
—Mira, Caroline—
Los dos nos reímos un poco.
—Tu turno.
—No, el tuyo—,
dijo él.
—Nop. ¿Que
ibas a decir?
—¿Que ibas tu a decir?
—Hey, escúpelo, amigo. Tengo un
gatito que rescatar de dos reinas
abajo de las escaleras—, le enseñe,
escuchando a Clive llamándome
desde el apartamento de abajo.
Simón soltó un bufido y se apoyó contra su puerta. —Creo que solo
quería decir que realmente lo pasamos bien este fin de
semana.
—Hasta anoche, ¿cierto?— Me apoye contra mi propia puerta,
mirándolo encogerse mientras dirigí el elefante al
jacuzzi.
—Caroline—,
susurro, cerrando sus ojos y dejando caer su cabeza
atrás.
Él se miraba como si estuviera realmente adolorido mientras
su cara
se retorcía. Tuve piedad, No debería haberlo hecho, pero
lo hice.
—Hey, ¿podemos
olvidar lo que paso?— dije. —Quiero
decir, sé que
no podemos, ¿pero podemos
pretender que lo olvidamos? Sé que la
gente dice cosas y no se ponen raras todo el tiempo, pero
entonces lo
hacen. ¿Cómo podemos asegurarnos
que las cosas no se pongan
raras?
Él abrió sus ojos y me miró fijamente. —Supongo
que simplemente
no podemos permitirlo. Nos aseguraremos que no se torne
raro.
¿Bien?
—Bien—.
Asentí y fui recompensada con la primera sonrisa real desde
que desenvolví mi saco en Tahoe. Él recogió su maleta.
—Colócame algo bueno esta noche, ¿bien?— Le pedí mientras me
dirigía adentro.
—Lo tienes—,
respondió él, y cerramos nuestras puertas.
Pero él no me coloco la gran banda esa noche.
Y tampoco hablamos de nuevo esa semana.
***
—¿Quién orino en tu chile?
Levante la vista de mi escritorio para ver a Jillian,
compuesta como
siempre con su manera informal y elegante de moño, pantalón
de
lápiz negro, y abrigo cruzado de cachemir frambuesa. ¿Cómo supe
que era de cachemir desde el otro lado de la habitación?
Porque era
Jillian.
Seleccione uno de los cinco lápices actualmente atrapados
en mi
retorcido moño y devolví mi atención al desorden que
estaba en mi
escritorio. Era miércoles, y esta semana estaba volando y
arrastrando
al mismo tiempo. Ni una palabra de Simón. Ni un mensaje
de Simón.
Ni canciones de Simón.
Pero yo no había contactado con él tampoco.
Estaba consumida finalizando los últimos detalles de la
casa de los
Nicholson, ordenando costosas chucherías para el
apartamento de
James, y comenzando los bocetos para un proyecto de diseño
comercial que había anticipado para el próximo mes. Se veía
como un
caos, pero a veces era la única manera que yo podía
terminar el
trabajo. Había días que necesito limpio y ordenado, y días
cuando
necesito el desorden en mi escritorio para reflejar el
desorden en mi
cabeza. Este era ese día.
—¿Que pasa Jillian?— ladre, golpeando sobre mi taza de lápices de
colores mientras tomaba mi café.
—¿Cuánto café ha tenido usted
hoy, Señorita Caroline?— se rio,
tomando el asiento frente a mí y pasándome los lápices
que había
regado en el suelo.
—Es difícil de decir… ¿cuantas tazas hay en olla y media?—
respondí,
reapilando algunos papeles para despejar un espacio para
su taza de
té. La mujer caminó alrededor tomando té en una taza de
porcelana
china, pero funcionaba para ella.
—Guau, ¿tomare
que no estás viendo algún cliente hoy?—preguntó,
inclinándose sobre el escritorio y casualmente removiendo
mi taza de
café. Le sisee, y ella sabiamente la puso de nuevo.
—Nop, no hay clientes—, respondí, empujando los nuevos bocetos en
carpetas coordinadas por color y rellenándolas en sus
cajones
correspondientes.
—Bien, hermana, ¿qué
pasa?
—¿Qué quieres decir? Estoy trabajando—que es lo que me pagan por
hacer, ¿recuerdas?— espete, agarrando un anillo de muestras de tela
y golpeando mi jarrón de flores. Yo había elegido purpura
oscuro, casi
negros tulipanes para esta semana, y ahora estaban por
todo el
suelo. Suspire profundamente y me obligue a ir más lento.
Mis manos
temblaban de la cafeína sosteniéndome a través de mi
sistema, y
mientras me sentaba y examinaba el estado de las cosas en
mi
oficina sentí dos gruesas lágrimas formándose en mis
ojos.
—Maldita sea—,
murmure y cubrí mi rostro con mis manos. Me senté
por un minuto, escuchando el tic-tac del reloj retro en
la pared, y
espere a que Jillian dijera algo. Cuando ella no lo hizo,
eche un
vistazo a través de mis manos a ella. Estaba de pie en la
puerta con
mi chaqueta y bolso en sus manos.
—¿Me estas echando?— susurre mientras las lágrimas se lanzaron
ellas mismas por mi rostro. Ella agito su brazo y haciéndome
señas
hacia la puerta. De mala gana me levante, y ella cubrió
mi suéter
alrededor de mis hombros y me dio mi bolso.
—Vamos, querida. Me estas
comprando el almuerzo—. Ella guiño un
ojo y me llevo por el pasillo.
***
Veinte minutos después ella me había resguardado en una
adornada
cabina roja parcialmente oculta detrás de dos cortinas
doradas. Ella
me había traído a su restaurante favorito en Chinatown, (2)
me
ordeno té de manzanilla, y espero en silencio para que
explicara mi
casi colapso nervioso. En realidad, no estaba totalmente
en silencio,
habíamos ordenado la provocativa sopa de arroz.
—Así que, debiste tener un
magnifico fin de semana en Tahoe, ¿eh?—
ella finalmente preguntó
Me reí en mi tensión. —Se podría
decir eso.
—¿Qué paso?
—Bien, Sophia y Neil finalmente
se juntaron y—
—Espera un minuto, ¿Sophia y Neil? ¿Pensé que
Sophia estaba
con Ryan?
—Ella era, ella estaba, pero a
decir verdad ella siempre debió estar
con Neil, así que todo salió bien al final.
—Pobre Mimi y Ryan. Eso debió
haber sido extraño para ellos.
—¡Ha! Oh si, pobre Mimi y Ryan.
Ellos lo hicieron en la casa de la
piscina, por el amor de Dios—.
Resople
Los ojos de Jillian se abrieron como platos. —En la casa de la
piscina… guau—,
ella exhalo, y yo asentí.
Estábamos ardiendo.
—Así que, Simón fue a Tahoe, ¿cierto?— ella pregunto unos minutos
después, mirando a todas partes pero a mí. Rompí en una
pequeña
sonrisa a su sigilo imaginado. Jillian era muchas, pero
muchas cosas,
pero sutil no era una ellas.
—Sip, Simón estuvo allí.
—¿Y cómo estuvo eso?
—Fue genial, y luego no lo fue, y
ahora es raro—, admití, dejando a
una lado mi sopa para tomar mi té. Era relajante y
descafeinado, en
lo cual Jillian había insistido.
—Entonces, ¿ninguna
casa de la piscina para ustedes dos?— preguntó
ella, todavía mirando a su alrededor del restaurante como
si no me
estuviera preguntando nada importante.
—No, Jillian ninguna casa de la
piscina. Estuvimos en el jacuzzi, pero
no lo hicimos en la casa de la piscina—,
lo dije enfáticamente, y luego
derrame mis entrañas y le conté a ella la ridícula
historia entera.
Ella escucho, ella hizo mmmm y gimió en los lugares
correctos, y se
indignó en las partes correctas también.
Para cuando termine, había lágrimas de nuevo, lo cual me
estaba
realmente molestando.
—Y todo esto apesta, no debería
estarlo haciendo, pero él es el que se
detuvo, y yo realmente no creo que él quería hacerlo—. Resople,
limpiándome furiosamente las lágrimas con la servilleta.
—¿Entonces porque crees que lo
hizo?
—¿Él es gay?—
ofrecí, y sonreí. Tome una respiración profunda y
tome el control.
Jillian me miro pensativamente y entonces finalmente se
inclinó. —Te
das cuenta que somos dos mujeres inteligentes que no están
actuando muy inteligentemente en este momento— dijo ella.
—¿Eh?
—Sabemos superar que tratar de
descubrir que está tramando el
hombre. Esto tiene que superarse cuando se suponía. ¿Y tus
lágrimas? Esas son lágrimas de tensión, lágrimas de
frustración—
nada más. Te diré una cosa, sin embargo.
—¿Qué es eso?
—En tanto que he conocido a Simón,
yo nunca he escuchado de él
invitando a alguien a una sesión de fotos con él, nunca.
Quiero decir,
¿te invitó a España? Ese es un
Simón muy diferente.
—Bueno, quien sabe si yo estoy
aun invitada ahora— suspire
dramáticamente.
—Siguen siendo amigos, ¿cierto?— pregunto ella, levantándome
una
ceja. —¿Por qué no solo le
preguntas?— Cuando yo no respondí ella
añadió, —Ponlo en tu pipa y chúpatelo.
—Creo que es fúmatelo, Jillian.
Ponlo en tu pipa y fúmatelo.
—Ah, fúmatelo, chúpatelo, lo que
sea. Comete tu galleta de la
fortuna, cariño—. Ella sonrió,
empujando la galleta a través de la
mesa. La quebré para abrirla y removí la fortuna.
—¿Que dice la tuya?— pregunté.
—Despide a todos los empleados
que tienen más de un lápiz en su
cabello—, declaro seriamente. Nos
reímos juntas, y pude sentir algo
de la tensión finalmente dejando mi cuerpo.
—¿Que dice la tuya?— pregunto ella
La abrí, leí las palabras, y rodé mis ojos al techo. —Estúpida galleta
de la fortuna—, suspire, y se la
entregue a ella.
Ella la leyó y sus ojos se abrieron de nuevo. —Oh, hombre, no sabes
dónde te has metido! Ven, vámonos de vuelta al trabajo.
Ella se rió, tirando mi mano y llevándome del
restaurante. Ella me
devolvió la fortuna de nuevo, y empecé a tirarla lejos,
pero entonces
la metí en mi bolso:
Sea consciente de las paredes que construye y lo que
podría ser en el otro
lado
Confucio, mátame.
***
Mensajes de James a Caroline:
Hola allí.
Hola a ti.
¿Todavía sigue en pie la noche
del viernes?
Sip, estoy dentro. ¿Dónde vamos a cenar?
Hay un estupendo restaurante vietnamita nuevo que he
estado
queriendo probar.
¿Has olvidado que no soy muy dada a la comida
vietnamita?
Vamos, tú sabes que es mi favorita. ¡Puedes
tener la sopa!
Bien, vietnamita es. Encontrare algo.
Por cierto, los últimos de tus muebles deberían ser
entregados el
lunes. Estaré allí para recibirlos y ubicarlos.
¿Cuánto tiempo más hasta que el
proyecto esté terminado?
A excepción de unas pocas piezas en el dormitorio,
debería estar todo
terminado el próximo fin de semana.
Antes de la fecha límite, podría añadir…
Muy bien. ¿También estarás allí
para terminar las cosas en el
dormitorio?
Basta, Jamie.
Odio cuando me llamas Jamie.
Lo sé, Jamie. Nos vemos el viernes por la noche.
(1) La expresión original es bull-in-a-china-shop
delivery que denota que
algo está fuera de lugar y destroza todo a su alrededor.
(2) El Chinatown de San Francisco es el barrio
chino más antiguo en
América del Norte y la comunidad china más grande fuera
de Asia.
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