Leer libros online, de manera gratuita!!

Estimados lectores nos hemos renovado a un nuevo blog, con más libros!!, puede visitarlo aquí: eroticanovelas.blogspot.com

Últimos libros agregados

Últimos libros agregados:

¡Ver más libros!

Cora Carmack - keeping her Cap 2



Volver a Lista de Capítulos


Nuestra mañana en la ducha se convirtió en una mañana en la
cama, y el hombre milagroso sacó cada onza de estrés de mi cuerpo.
En serio. Creo que su lengua tenía algún tipo de habilidad especial para
derretir mis huesos porque me sentía tan relajada que estaba
prácticamente en estado líquido. Sólo llámenme Alex Mack2.
—Eso, Sr. Taylor, fue una muy buena respuesta a mi pregunta.
Sus dedos hicieron cosquillas en la parte posterior de mi rodilla y su
boca se movió perezosamente a través de mi hombro. Me estremecí
cuando dijo—: ¿Cuál fue la pregunta? —La mano sobre mi rodilla se
arrastró hasta la piel sensible en el interior de mi muslo—. Me distraje.
Tragué saliva.
Nos distrajimos bastante.
—Te pregunté si eras feliz.
Su mano continuó más lejos hasta que su toque me hizo dejar
caer la cabeza hacia atrás.
—Cierto. Esa fue una pregunta estúpida.
Quería tocarle, pero tuve una sorprendente falta de control sobre
mis extremidades gracias a sus muy concentradas distracciones.
—No es estúpido. —Apreté los dientes—. No puedo leer tu mente.
A veces sólo tengo que escucharlo.
Se inclinó sobre mí, su cabello despeinado, pero sus ojos
pensativos. —Y yo soy malo en decirlo.
—Sólo a veces. —O, a veces sólo necesitaba oír más. Me dije a mí
misma que estaba siendo estúpida, pero odiar mis inseguridades no las
hacía desaparecer.
2 Personaje de una serie de televisión que se puede convertir en líquido.
15
Se movió por encima de mí y se instaló entre mis muslos. Aún
sensible de nuestra última vez, gemí cuando su cuerpo se pegó al mío.
—En ese caso, debes saber que cada vez que hago esto —movió
sus caderas—, estoy increíblemente feliz.
De alguna manera, a través de toda la sensación me las arreglé
para poner los ojos en blanco.
—Estamos hablando de dos tipos diferentes de felicidad.
Negó con la cabeza, y bajó sus labios a mi oído—: Hay una sola
clase. Ya sea que esté dentro de ti, o acostado a tu lado, o tocándote
el cabello, o escuchándote reír, todo significa la misma cosa. Si estoy
contigo, soy feliz.
Dios, era bueno. En todo.
Tocó un punto sensible dentro de mí, y la palabra bueno cayó de
mi boca por accidente.
Se rió sombríamente. —¿Me estás evaluando? Pensé que yo era el
maestro aquí.
Tiré de su boca a la mía para que se callara, y luego envolví mis
piernas alrededor de su cintura.
—No te estoy calificando. Tu ego es lo suficientemente grande ya.
Se rió y continuó distrayéndome por la mañana y una buena
parte de la tarde.
Funcionó por un tiempo, de acuerdo, tal vez un buen rato. Pero
cuando nos embarcamos en el vuelo tarde esa noche, ninguna
cantidad de coqueteo, toqueteos, o susurros en mi oído podían
hacerme dejar de pensar en la gran cantidad de potenciales desastres
que me esperaban en Londres.
No sabía casi nada sobre su familia. Salvo que su madre me
aterrorizaba. Me asustaba a más no poder, sólo por la expresión del
rostro de Garrick mientras hablaba con ella por teléfono y el sonido de
su voz que se escapaba a través del altavoz. Cuando veía su nombre
en el identificador de llamadas, era como ver la Marca Tenebrosa
flotando por encima de mi apartamento.
¿Y si ella me miraba y confirmaba lo que yo ya sabía que era
verdad? Garrick era demasiado bueno para mí.
No me malentiendan. No estaba inundada de autocompasión
porque... hola, tengo buen tipo. No tengo quejas. Pero eso no
significaba que fuera demasiado estúpida como para saber que podría
tener a alguien más bonita, o más alta, o con un pelo menos rizado.
Pero él estaba conmigo. Siempre y cuando yo no lo arruinara, por
supuesto.
Y Dios sabe que era buena en arruinar las cosas.
16
Así que me senté en mi asiento de avión con los demás a mí
alrededor durmiendo, incluyendo a Garrick, y me dirigí a la locura a
causa de la preocupación.
Si el peso de mi estrés fuera real, no habría manera de que este
avión pudiera estar en el aire. Caeríamos en picada y rápidamente, y lo
más valiente, sería tirarme por la puerta lateral para el bien de todos,
gritando—: ¡Aligerando! —al caer hacia la muerte.
Esa era otra cosa que podría salir mal. Podría caer hacia la
muerte en las escaleras de la casa de Garrick. Esperen... ¿tenían
escaleras? Debería haber hecho que él me detallara todo. Tal vez
debería haberlo despertado y preguntarle en ese momento sobre las
escaleras. Y obtener una descripción de toda la casa. Y los fondos de
sus padres y todos con los que se hubieran reunido jamás. Tal vez sólo
podría seguir hablando, para dejar de escuchar mis propios
pensamientos.
Empecé a alcanzarlo, pero luego llevé esa misma mano de nuevo
con fuerza contra mi frente.
En serio, Bliss. Relájate.
Ese fue mi mantra durante el resto del viaje. Lo repetí en mi
cabeza (y posiblemente en voz alta) mientras presionaba mi frente
contra el frío cristal de la ventana del avión y trataba de dormir un
poco.
El mantra trabajó tanto como mis intentos de dormir. A ratos me
movía entre la ventana, la bandeja del respaldo y el hombro de Garrick,
tratando de encontrar un lugar para apoyar mi cabeza que no se
sintiera terriblemente incómodo. No entiendo cómo pude dormir en el
hombro de Garrick en casa, y en ese momento, cuando era mi mejor
opción para el sueño, se sentía como tratar de descansar la cabeza
sobre una almohada hecha con fragmentos de vidrio y cubierta de
hormigas espolvoreadas con ántrax.
Me cambié de nuevo a la bandeja del respaldo, doblándome
sobre ella cuando Garrick se incorporó y se desabrochó el cinturón de
seguridad.
Lo desperté.
Fracaso de novia.
—Lo siento —le susurré.
Metió la mano entre mí y mi lugar de descanso actual, encontró el
elemento de metal que sujetaba mi cinturón de seguridad, y este
chasqueó al abrirse.
—¿Qué estás haciendo? —le pregunté.
Él ni siquiera habló, sólo hizo un gesto con la mano para que me
levantara.
17
Me movió para volver a colocar la bandeja plegada en posición
vertical. Mi cabeza se estiró hacia el lado buscando caber debajo de
los compartimentos superiores, retiró el apoyabrazos y se deslizó hacia
mi lugar. Con las manos en mis caderas, me depositó en su viejo asiento,
y luego se volvió hacia mí, apoyando la espalda contra la ventana.
Abrió los brazos con una media sonrisa soñolienta, y yo caí en ellos con
gratitud. Acomodando mi cabeza en su pecho, suspiré de alivio.
—¿Mejor? —preguntó, con la voz ronca por el sueño.
—Perfecto.
Sus labios rozaron mi mejilla, y luego el sueño fue casi tan irresistible
como él.
Me desperté unas horas más tarde para encontrar luz filtrándose a
través de las ventanas del avión. Dos mujeres cuchicheaban en voz
baja, unas cuantas filas detrás de nosotros, en un acento musical
familiar. Y me di cuenta. Ya casi estábamos en Londres.
Iba a estar en Londres.
Dios, todos esos meses de ver fotos de Kelsey y escuchar acerca
de sus viajes. Había estado furiosa de celos. Ahora era mi turno.
Quería avisar3 en la estación de metro, comer pescado y patatas
fritas y tratar de hacer a los guardias de la reina reír. Quería ver el Big
Ben y el Globo y el Puente de Londres y a Dame Judi Dench. O a
Maggie Smith. O a Alan Rickman. O a Sir Ian McKellen. O a alguien
famoso y británico, en realidad.
Mierda. Esto estaba realmente sucediendo.
Y no era un simple turista. Estaba de visita con alguien que había
crecido en la ciudad. Con mi prometido.
Toma eso, mundo.
—Te ves más feliz.
Aparté mi vista de la ventana para encontrar Garrick despierto y
observándome fijamente. Di un pequeño chillido y me lancé sobre él.
Pegué nuestras bocas, y por un momento, él se quedó inmóvil y
sorprendido debajo de mí. Entonces sus ojos se cerraron, su mano
acarició la parte posterior de mi cuello y me besó tan profundamente
que casi me olvidé de Londres. Casi.
3 En inglés mind the gap, es una expresión para avisar a la gente que espera, que hay
un hueco entre el andén y el tren.
18
Me separé, sonriendo, y me dijo—: No es que alguna vez vaya a
quejarme de momentos como este, pero, ¿qué te pasa? Has esperado
un poco si tu objetivo era unirte al club de las alturas.4
Le di un manotazo en el hombro juguetonamente, y luego otro
rápido beso en la boca porque no podía resistirlo. —Eres inglés —le dije.
Él sonrió y parpadeó un par de veces. —Sí. Sí, lo soy.
—Y estamos a punto de estar en Inglaterra.
Asintió lentamente, y sabía que sonaba loca, pero no me
importaba.
—Sí. Sólo hemos estado planeando esta visita por un mes.
—Lo sé... Yo sólo... no me había dado cuenta de que estamos
en Londres hasta ahora. O a punto de estarlo, de todos modos. He
estado tan preocupada por tu madre que no había pensado en ello.
¡Me voy a Londres! ¡Seeeh!
Se rió entre dientes, suave y tranquilo, y pasó los dedos sobre mis
labios para callarme. Cierto, la gente dormía. Entonces, como no podía
contenerlo, se rió más fuerte, ignorando por completo su propia
advertencia.
—¿Qué es tan gracioso? —le pregunté.
Ahogando lentamente su risa, utilizó la mano enganchada en mi
cuello para tirar de mi frente contra la suya. Nuestros labios se rozaron
apenas cuando dijo—: Me haces feliz. —Sonreí con aprobación, y
añadió—: ¿Te casas conmigo?
Mi corazón dio una vuelta, como deberían haber hecho, sin éxito,
mis panqueques esta mañana.
—Ya me has preguntado eso, y ya dije que sí.
—Lo sé. Sin embargo, es injusto que sólo pueda pedírtelo una vez.
Derritiéndome. Derritiéndome mucho.
Extendí la mano y pasé los dedos por su mandíbula. No se había
afeitado en un par de días, por lo que el vello era rudo, masculino
e increíblemente sexy. Cerró los ojos y se apoyó en mi mano como
Hamlet hacía cuando alguien que no fuera yo estaba jugando con ella.
Estúpido gato.
—Sí. La respuesta siempre será sí —le dije.
Tomó la mano de su mandíbula y rozó los labios sobre mis nudillos.
Mis entrañas pegajosas del desayuno que nos habían dado las azafatas
4 Término aplicado colectivamente a las personas que tienen relaciones sexuales
mientras están a bordo de un avión.
19
dieron un vuelco. Besó el anillo en mi dedo anular, ¿y quién hubiera
sabido que el anillo de compromiso era una zona tan erógena?
—Voy a tener que vigilarte. Sé lo mucho que amas los acentos, y
voy a tener más competencia en ese terreno por aquí.
Me eché a reír. —¡Ni siquiera había pensado en eso! ¡Sólo pensar
en todo un país lleno de hombres británicos! Yo podría…
Me tiró hacia delante y me hizo callar de mi forma favorita.
—Eso no es divertido —dijo—. Ya es bastante malo que esté a
punto de tener que compartirte con mi familia.
Ugh. Yo iba a hacer caso omiso a esa cosa de toda la familia. Ya
había actuado bastante como Debbie Downer5 por este viaje.
—¿Recuerdas cuando nos conocimos y dijiste que no eras del tipo
celoso? ¿Recuerdas el momento en que fue una gran mentira?
Ah, bueno. Los celos se veían realmente muy bien en él.
—No fue una mentira. Sólo que no nunca había conocido a nadie
digna de ponerme celoso… Hasta ti.
Deslicé mis brazos alrededor de su cintura. —¿Todos los hombres
británicos tienen tanta labia?
—No. Sólo yo.
—Y James Bond.
—Cierto. Por supuesto.
—Está bien. Supongo que desde que James es ficticio, voy a tener
que conservarte.
—No podrías deshacerte de mí, ni aunque lo intentaras.
—No voy a intentarlo.
Una azafata me tocó el hombro y nos pidió que por favor nos
preparáramos para el aterrizaje. Supuse que lo que realmente quería
decir era que parara de abusar sexualmente de mi novio en público.
Dios, las líneas aéreas. Tacaño con los cacahuetes y la diversión.
No lo sentía, pero me sonrojé de todos modos porque eso era lo
único para lo que mi cuerpo traidor era bueno. Me puse de frente, pero
noté a una mujer sentada al otro lado del pasillo mirándonos. Ella tenía
su codo en el apoyabrazos y la mejilla sobre su mano, observándonos
5 Debbie Downer es el nombre de un personaje del programa Saturday Night Live, que
debutó en 2004, y que fue interpretado por Rachel Dratch. El nombre del personaje se
refiere a alguien que con frecuencia suma malas noticias y sentimientos negativos en
una reunión, bajando el estado de ánimo de todos los que la rodean.
20
como si fuéramos su entretenimiento durante el vuelo. Mi pequeño rubor
se extendió como un incendio forestal en toda mi cara y cuello.
Tal vez habíamos estado haciendo un poco de espectáculo.
A Garrick no parecía importarle la atención, su pecho se movía en
una risa silenciosa. Le di un golpe en el brazo y traté de ignorar a la
mujer, que seguía mirando.
Garrick dijo de nuevo—: Cásate conmigo.
Oh, ahora sólo se estaba mostrando.
Oí a la mujer hacer “aww” junto a nosotros, y juro por Dios que
esperaba que sacara una bolsa de palomitas de maíz, o algo así.
Lo golpeé una vez más, y él sólo se rió. Apoyé la cabeza contra el
asiento cuando el avión comenzó a bajar, y traté de poner mi rubor
bajo control.
Garrick se quedó con aire satisfecho a mi lado mientras
aterrizábamos y caminábamos hasta la puerta. Me alegré de que
estuviéramos cerca de la parte delantera del avión para que
pudiéramos tomar nuestras cosas y alejarnos de la audiencia. Saqué mi
bolsa de debajo del asiento frente a mí y huí.
—Espera —dijo la mujer—. ¿No vas a responder?
Garrick rió y agregó—: Sí, ¿no me vas a contestar?
Mi barbilla bajó, y me quedé… bueno, sin saber qué hacer.
Realmente iba a obligarme a hacer esto con esa mujer mirando.
Y ahora que ella había dicho algo, algunos otros estaban prestando
atención, también. Apreté los labios y lo miré. Como
actriz, debería manejar mejor la atención, pero era diferente cuando
estaba haciendo un papel. Tenía que apagar mi cerebro y pensar
como alguien más.
De mala gana, dije—: Sí.
—¿Qué fue eso, amor? No pude escucharte bien.
Rodé los ojos. —Dije que sí.
Garrick se volvió hacia las personas que nos rodeaban y
prácticamente gritó—: ¡Ella dijo que sí!
Gradualmente, la cabina estalló en aplausos, y le lancé una
mirada que era en una parte de te-voy-a-matar y tres partes de
sácame-de-aquí-ahora-bien-gracias-adiós.
Garrick absorbió los aplausos con una sonrisa encantadora
mientras yo me veía, probablemente, apenas más atractiva que un
rábano. Me volví para huir y tropecé con algo. En realidad no podía ver
nada, pero juro que había algo.
21
Caminé rápidamente fuera del avión y resistí las ganas de correr
por el pasillo y hasta la terminal. Garrick me alcanzó justo cuando
atravesé la puerta, y colocó un brazo alrededor de mi cuello.
—Sabes que me encanta cuando te sonrojas.
—Y sabes que lo odio.
—Me recuerda a tu cara la segunda vez que nos vimos, esa
mañana en mi clase. El momento y lugar más inapropiado donde
alguna vez me excité, pero tenías un hermoso rubor. Mi cuerpo no me
dio muchas opciones.
Sólo estaba diciendo eso para hacerme sonrojar más. Podrías
pensar que era un poco más cómodo hablar sobre sexo, ahora que lo
había tenido y todo eso. También que a mi edad debería ser capaz de
introducir con éxito la pajilla en un ponche de jugo Capri Sun. Estaba a
0-2 aquí.
Así que lo deje disfrutar mi vergüenza. Y me gustó la manera en
que presionó su costado contra mí. Un intercambio justo.

Volver a Lista de Capítulos

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Ir a todos los Libros