CAPITULO 33
Me desperté a causa del sonido de unas hoyas. Levanté mi cabeza y miré hacia la cocina. Taylor
era la que estaba haciendo ese insoportable sonido.
—¿Qué haces? —le dije con la voz somnolienta.
—Busco mis aros —me contestó —¿Los has visto?
—¡Quiero dormir, Taylor! —la regañé y volví mi cabeza a la almohada.
—Lamento arruinar tu sueño, pero es hora de que te levantes, vamos a llegar tarde a la
Universidad —dijo ella. Gruñí por lo bajo y me senté en el sillón, mientras restregaba mis ojos para
poder mirar bien, me puse de pie y comencé a caminar hacia el baño —Oye, ¿Qué tienes?
—¿Por qué? —le pregunté deteniendo mi paso.
—Porque estas así como… renovado, como nuevo. Tienes una mirada distinta y pareces hasta
contento —me dijo.
‘Vanessa’
Pensé en ella al instante. Estaba como nuevo por lo que había pasado con Vanessa. Me sentía
extrañamente renovado, como si hubiese dormido unos tres días seguidos.
—Estoy haciendo yoga —le dije a Tay mientras entraba al baño.
—¿En que momento? —preguntó ella y pasó por mi lado hasta la habitación.
Entré al baño y lavé mi cara y mis dientes. Escuché como tocaban la puerta de baño.
—¿Si? —dije mirando hacia la puerta. Mi prima la abrió y se asomó.
—Me voy primito, Vanessa ya esta abajo por mí —me dijo.
Me paré bien derecho y la miré fijo. Ella estaba abajo…
—Está bien, te veo luego —le dije.
Ella me sonrió y salió de allí dejándome bastante alterado. Vanessa estaba abajo, en su auto yendo
hacia la Universidad. De seguro va a contarle contentísima a Taylor lo que pasó esta madrugada.
Sonreí y terminé de arreglarme para salir de casa y subirme a mi linda moto. El día estaba
espectacular, un sol radiante y un cielo azul. Me puse mis anteojos y prendí marcha hacia la
Universidad.
Llegué mis amigos ya estaban en el lugar de siempre. Me bajé de Betty y miré el auto de Vanessa.
Ellas ya estaban adentro…
—¿Qué tal hermanos? —les pregunté contento mientras me acercaba a ellos y los abrazaba a cada
uno por separado.
Jared se alejó de mí y me miró con desconfianza.
—¿Quién eres? ¿Dónde está Zac? —me preguntó mirándome de arriba a bajo.
—Soy yo, soy yo ¿Acaso no puedo abrazar a mis hermanos? —les dije.
—No, este no es Zac —le dijo el afro a Jar. Reí divertido.
—Vamos, hay que entrar, se nos hace tarde —dije y comencé a caminar. Detuve mis pasos y me
giré a verlos. Sonreí por lo bajo —¿Pueden moverse?
—No, este de verdad no es Zac. ¡Tengo miedo, Corbin! ¡Tal vez una nave espacial rapto al
verdadero Zac y nos dejó a este que da abrazos y quiere llegar temprano a clases!
Corbin me miró fijo analizándome. Hasta que una sonrisa de idea atravesó su rostro.
—Yo se que es lo que le pasa —dijo el afro. Jared lo miró.
—¿Qué le pasa? —le preguntó Murillo.
—¿Acaso no te has dado cuenta Jared? Mira su cara, mira su aura, su rostro, su cara de relajación
y renovación. Zac tuvo sexo anoche, por eso está así —le dijo él.
Jared me miró fijo y sonrió.
—Ooooh, por ahí viene la mano —dijo Murillo y ambos se acercaron a mí. Sonreí por lo bajo, estos
dos siempre encontraban la manera de saber lo que me pasaba —¿Quién fue la afortunada si se
pueda saber?
Comenzamos a caminar hacia el edificio de la Universidad. Apreté mis labios y solté un suspiro. Los
miré a ambos y sonreí.
—No voy a decírselos —les dije.
—Oh, vamos —dijo Jar —Debemos saber quien te dejó como nuevo.
—¿Fue Kate? —preguntó Cor. Lo miré extrañado.
—¿Quién es Kate? —le dije.
—No, no fue esa. Ni siquiera la recuerda.
—¿Caroline? —dijo Jar. Negué con la cabeza y reí.
—No van a saberlo, es una forma que le debo de respeto. Soy un caballero no voy andar contando
que me acosté con ella por ahí —les dije.
—Pero nosotros no somos cualquiera, somos tus amigos, tus hermanos… podemos saberlo —me
dijo Cor.
—No, no van a saberlo —dije firmé.
Detuve mi paso al ver como ella caminaba hacia nuestra dirección hablando con Emma y con mi
prima. Las tres nos miraron. Emma y Taylor sonrieron, pero ella no lo hizo. Su mirada seria se
desvió de mí para sonreírle a Corbin. Se acercaron a nosotros.
Corbin besó a Emma, y ella se quedó abrazada a él. Miré a mi prima que le sonreía tontamente a
Jared. Posé mi mirada en Vanessa. Ella miraba sus uñas sin preocupación, y como si yo no
estuviera allí. Acomodé mi garganta.
—Hola —le dije. Levantó su vista y me miró. Sonrió fingidamente.
—Hola —dijo secamente. ¿Qué estaba pasando aquí?
—¿Cómo estás? —le pregunté. Se giró a ver a Taylor.
—¿Por qué no entramos? El profesor ya va a llegar —dijo y empujó a mi prima hacia el salón.
Fruncí el ceño y miré hacia el salón en donde ella acababa de entrar. Sacudí mi cabeza y entré. La
miré y ella se sentó al lado de mi prima. Taylor la miró divertida y rió…
¿Le habrá contado?
Creo que aun no, porque si fuera así Tay ya me hubiese dedicado una mirara cómplice y divertida,
y aun eso no había pasado.
Lo dejé pasar, tal vez ella solo esté jugando conmigo. En cualquier momento se acercara a mí y me
dirá lo bien que la pasó conmigo. Si, eso es lo que va a pasar.
El profesor llegó y la clase comenzó. La miré y ella miraba fijo al frente, bajé mi mirada a la forma
en la que estaba sentada.
Sus piernas cruzadas, una encima de la otra. Apoyó su codo derecho sobre la mesa y corrió todo su
cabello para el otro costado, dejándome una sensual vista de la piel de su cuello. Tragué ante el
recuerdo de su sabor… ella estaba jugando conmigo, ella quería provocarme. Mientras seguía
acomodando su cabello, su mirada se cruzó con la mía. Me fijó por unos cuantos segundos, pero
rápidamente volvió a mirar al frente.
¡Maldita sea! ¡Ella es una… una… una maldita!
Las horas seguían pasando y la actitud de Vanessa era cada vez más extraña. No se porque, pero
creo que me odia.
Cor y Jar se sentaron a mi lado en la cafetería. Los miré y sonreí sin ganas. La felicidad que tenía a
la mañana, se estaba consumiendo de a poco. Jared miró a la mesa en donde estaba Vanessa
sentada sola, escribiendo algo en su celular.
—¿Me parece a mí o Vanessa esta algo… mal? —dijo Corbin. La miré con ojos venenosos.
—Yo veo que está perfecta —dije con tono enojado —Incluso es más indiferente conmigo que
antes.
—¿Y porque no debería de estar indiferente? —me preguntó el afro.
—Pobrecita, me parte el alma —dijo Jar y se puso de pie —Voy a preguntarle que le pasa…
Corbin y yo vimos como Jared se acercaba a la mesa de la morena y se sentaba frente a ella.
Vanessa lo miró sorprendida y le sonrió al instante. Jared le preguntó algo y ella negó con la
cabeza sin dejar de sonreír. Jar le volvió a decir algo y ella asintió sonriendo. Le dijo algo y Jar se
puso de pie. Emma y Taylor llegaron para sentarse junto a ella, mientras Jar regresaba a nosotros.
—¿Y? ¿Qué tiene? —preguntó el afro.
—Dice que nada, solo que esta un poco cansada porque no durmió bien anoche —dijo él.
—¿Le preguntaste por que? —le dije a mi amigo.
—Si —dijo asintiendo —Me dijo que se quedó viendo una película cómica hasta muy tarde…
—Por lo menos pudo haber dicho que fue una de acción —susurré por lo bajo.
—¿Qué? —dijo Jar.
—Nada, nada – me apresuré a decirle.
—Oye, tú no estabas tan radiante solo porque tuviste sexo, esta mañana —me dijo Cor —¿Por qué
estabas tan radiante?
—Olvídalo, mi sol se está consumiendo en sus propias llamas —le contesté.
—No entiendo —dijo el afro.
—Su felicidad se esta convirtiendo más bien en la razón de una profunda oscuridad que poco a
poco lo va apagando —le dijo Jared.
—Sigo sin entender —aclaró Cor.
—Traducción para ti Corbin —le dije y lo miré —Hay que tener cuidado con lo que deseas.
De repente el afro sonrió abiertamente como si acabara de recordar algo que lo hizo muy feliz.
—Ayer hice el amor con Emma —confesó sin dejar de sonreír.
—No quería saber eso —protestó Jar.
—Yo menos —le dije —¿Qué pasó con el código de caballerosidad?
—Es que ella ya no es una cualquiera no voy a acostarme con ella una sola vez. Voy a hacerlo
muchas veces más —nos dijo.
—¿Por qué eres tan demostrativo? —le dije y miré la cara de Jared.
—Cuando hagas el amor con alguna, te vas a dar cuenta. No es cosa de una sola noche, vas a
querer hacerlo todas las noches que sigan —me dijo.
Dirigí, inconcientemente, mi mirada a Vanessa. No, ya esta, con lo de ayer alcanzó, puedo volver a
ser como antes... yo no quiero hacerlo de nuevo con ella.
Mentira... si quiero volver a hacerlo... pero no porque nosotros hayamos hecho... hecho el amor,
no. Eso no fue aquello... Solo porque ella... ella es increíble.
—¡Reacciona Zac! —me dijo fuerte Jared haciendo que saliera de mis pensamientos.
—¿En que estabas pensando? Tenías cara de no y luego de si —me dijo Cor.
—Estaba pensando en las probabilidades de lo que acabas de decir —le dije.
—¿Y cuales son? —me preguntó.
—Son total y completamente nulas —le aseguré.
Entonces Corbin se puso de pie cuando vio como Emma se acercaba a nosotros.
—Ya vuelvo —nos dijo y se alejó con ella.
Un celular comenzó a sonar y era el de Jared, miró la pantalla y se alejó de mí, haciéndome un
gesto de espera. Me dejaron solo en la mesa. Miré a la mesa de la morena y mi prima que
hablaban. Taylor le habló indignada. Me puse de pie y me acerqué a ellas, sentándome justo al
frente de Vanessa. Ambas me miraron. Pero al instante Tay volvió su vista a su amiga.
—Estas insoportable Vanessa —le dijo con tono enojado.
—Si no te gusta, no me hables —le contestó ella.
—¿Pasa algo? —pregunté. Mi prima me miró.
—No lo se, esta intratable... no le puedes hablar mucho porque se irrita... para mi que estas en sus
días.
—No —le contesté muy seguro. Vanessa me miró asesinamente.
—¿Cómo lo sabes? —me preguntó la rubia.
—Solo está así porque vio una película cómica por la noche… al parecer le gusto mucho mientras
duró… pero luego la irritó —le dije a Tay sin dejar de mirar a Vanessa.
—Pues creo que tú también la has visto —me dijo ella.
—¿De que hablan? —preguntó Tay.
Mi mirada seguía fija en Vanessa, al igual que la de ella en la mía. Era como si me estuviera
desafiando a hablar.
—La diferencia es que yo no me arrepiento de haberla visto, es más me encantó, pero creo que la
clasificación que le dieron no fue la apropiada —le dije a la morena.
—Yo creo que te asusto un poco —me dijo —¿No te fuiste corriendo?
—¿Acaso querías que me quedara a terminar de verla? Creo haber escuchado que ya era muy
tarde…
—Esperen un momento —habló Tay colocando su rostro en medio de ambos —¿Ustedes estaban
juntos ayer?
—NO —dijo Vanessa.
—SI —la contradije.
Taylor nos miró con más confusión que antes.
—¿Si o no? ¡Decídanse! —nos pidió.
—Nos habíamos reconciliado, primita —le conté mientras una sonrisa burlona se dibujaba en mi
rostro.
—Para una reconciliación hace falta una relación, Efron. La cual tú y yo no tenemos —me dijo ella.
Sonreí mirándola fijamente al recordar mi apellido en sus labios, pero de manera agitada.
—Ignórala Tay —le dije a mi prima —Solo está molesta porque no quiere admitir que la película le
encantó.
—Pero, ¿Qué tienen en común la película y la reconciliación? —preguntó confundida.
—¡Todo! —dijimos ella y yo al unísono.
CAPITULO 34
Vanessa
se puso de pie y me miró fijamente. Ella parecía estar bastante enojada.
—Fue
la película más horrorosa que vi en mi vida… y no quiero volver a verla nunca
más —me dijo
hablando
rápido.
—No
me pareció eso, cuando me pediste que volviera a ponerla —le dije sonriente.
Su
boca y sus ojos se abrieron indignados.
—No
puedo creer que hayas dicho eso —me acusó.
—¡Ya
basta! —dijo Tay mientras se ponía de pie también. Yo también lo hice —¡No
entiendo nada
de
lo que dicen! ¡Ya me cansaron! ¡Arréglense, peléense! ¡Vayan a tener sexo por
ahí, a ver si se
les
quita lo insoportable!
Se
fue dejándonos solos. Apreté los dientes ante lo último que había dicho mi
prima. Si ella supiera
que
ese es el puto problema.
—Quiero
que te mantengas alejado de mí, porque o sino vas a arrepentirte, ¿escuchaste?
—Solo
dime una cosa…
—¿Quieres
saber si lo disfruté? ¿Si lo gocé? Si, si lo gocé, lo disfruté, eres toda una
maquina
lujuriosa…
Pero no quiero volver a repetirlo —me dijo y comenzó a caminar para salir de la
cafetería.
Mis piernas tardaron un poco en responder a la orden de mi cerebro, para
seguirla. Pero
lo
hicieron y corrí hasta alcanzarla.
—Solo
quiero saber que demonios te pasa —le dije, mientras la tomaba con cuidado del
brazo para
que
dejara de caminar —No entiendo porque actúas de esta manera…
—¿Qué?
¿Acaso quieres que siga alimentando tu ego? —me preguntó y soltó una leve risa
irónica
—Ya
está Efron, lograste lo que querías conmigo. ¡Me acosté contigo! ¡Un aplauso
para el señor,
por
favor! —dijo elevando su voz y aplaudiendo un poco —¿Y ahora que quieres?
—Yo…
yo no lo se —le dije perturbado por sus palabras.
—Ahora,
que venga la siguiente ¿verdad? —me dijo. La miré fijo a los ojos —Así es como
funcionas
y
yo no pretendo poder cambiar eso.
—Quiero
estar bien contigo, Vanessa —le dije soltando un suspiro.
—Está
bien, está bien, aquí no pasó nada... ya no quiero peleas, ni vueltas, ni
enredos. Solo que ya
no
sigas... olvídalo, yo ya lo olvidé —me dijo.
—Pero
si pasó… y yo no quiero olvidarlo… no puedo —dije bajando un poco más el tono
de mi voz
en
las últimas dos palabras.
—¿Y
que quieres que haga? —me preguntó y vi como sus ojos se humedecían. Sentí una
presión
en
medio de mi pecho —¿Qué me acueste contigo cada vez que tengas ganas?
Apartó
su mirada de mí y miró hacia el suelo. Un nudo se había formado en mi garganta,
haciendo
que
me costara un poco hablar y hasta tragar mi saliva.
Con
un poco de duda me acerque a ella. Tomé su rostro con mi mano e hice que me
mirara a los
ojos.
Sus ojos estaban poblados de lágrimas. Cristalinos y vidriosos.
—Para
ser honesto eso… me haría muy feliz —le dije. Una lágrima no pudo quedarse en
su lugar y
resbaló
fría por su mejilla. Aquella imagen me destrozó por dentro. Con uno de mis
dedos la sequé
suavemente
—Pero jamás te lo pediría.
—Ya
no sigas más Zac… aunque no parezca me haces daño.
—Yo
no quiero hacerte daño.
—Entonces…
ya déjame, por favor —me pidió y comenzó a salirse de mi agarre.
Lentamente
comenzó a alejarse más y más. Hasta que estuvo lo suficientemente alejada de
mí, se
dio
vuelta y comenzó a caminar por el largo pasillo. Yo solo me quedé ahí mirando
como ella se
perdía
por el camino.
Pero
ya intenté dejarte centenares de veces, Vanessa. Y cada vez encuentro una
manera más
espectacular
para fallar. Soy un maldito cerdo egoísta.
El
resto del día en la Universidad se me pasó lento y pesado. No había vuelto a
ver a Vanessa por
ningún
lado.
Pero
lo raro también fue que tampoco volví a ver a mi prima, ni a Emma.
Corbin
me dijo que Emma se había ido porque tenía que realizar unos trabajos con su
madre, y de
Tay…
bueno de ella no supe nada.
Llegué
a mi departamento y tiré las llaves sobre la mesa, para luego entrar al baño.
Me duché y salí
para
acostarme un rato a descansar.
Tomé
el control y prendí la tele. Sentí unas voces provenientes de afuera y el
sonido de una llave.
Apagué
la tele y me escondí detrás del sillón. De seguro esa era Tay y venía en
compañía de
alguien.
—Que
cansada estoy —escuché la voz de mi prima.
—Si,
hoy fue un día bastante largo —dijo Emma.
Me
acomodé mejor detrás del sillón para que ellas no me vieran.
—¿Quieres
algo para tomar? —le preguntó Tay.
—Un
poco de agua —dijo ella.
Escuché
como se sentaban en las sillas de alrededor de la mesada de la cocina.
—Ya
se porque hoy estaba tan tensa Vanessa —dijo la rubia.
—¿Por
qué? —le preguntó Emma.
—Ayer
Zac fue a su casa a buscarla… y ya sabes ellos…
—¿Qué?
—Tú
sabes que entre ellos hay mucha química.
Asentí
con la cabeza.
—Si,
lo se.
—Bueno,
ellos terminaron haciéndolo —dijo Tay.
—No
puedo creerlo.
—Tarde
o temprano iba a pasar, yo lo sabía. Pero no sabía que iba a afectarla tanto.
Fruncí
el ceño al escuchar eso de mi prima.
—¿Afectarla?
—dijo la chica de ojos verdes.
—Si,
a Vanessa le pasa algo con Zac... Es así aunque quiera negármelo rotundamente,
yo se que le
pasa
algo con él. Y esta asustada la pobre... imagínate se enamoró de Robert, era un
idiota en
potencia,
aunque no lo parecía. ¿Y ahora Zac? Está bien, es mi primo, lo adoro. Pero es
tan
cínicamente
idiota y mujeriego. No hay que ser un genio ni nada para saber que en algún
momento,
la terminaría engañando —dijo ella.
Eso
no es así, a Vanessa no le afectó. Comencé a pensar en las cosas que mi prima
acaba de decir.
¿A
Vanessa le afectó?
¡Demonios
soy un completo imbécil! La única chica a la que si bien no… bueno tal vez… no,
no,
definitivamente
NO AMO pero si me importa lo que piense de mí no quiere saber nada conmigo
antes
de siquiera intentarlo.
—Yo
la conozco bien, Vanessa se deja ver como una chica fuerte, y decidida, tiene
un carácter
especial
y amo sus convicciones inamovibles... es lo que más admiro de ella. Pero cuando
logras
entrar
a su mundo, ves lo sensible y frágil que es —agregó Tay.
—Pobre,
ella es tan buena —dijo Emma —Debemos hacer algo por ella.
—Si,
lo se —dijo mi prima.
—¿Acaso
estas pensando lo mismo que yo? —dijo la pequeña genios.
—¿Qué
estas pensando tú?
—Es
hora de buscarle un candidato a Vanessa —dijo contenta.
—Creo
que me leíste la mente genios, es hora de buscarle el candidato ideal para ella
y creo que ya
se
quien es —dijo la rubia.
—¿Quién?
—dijo Emma con tono intrigado.
—Alex
Pettyfer —sentenció.
¡Diablos!
Ella no podía estar hablando enserio.
—¿Alex
Pettyfer? ¿El presidente del centro de estudiantes de la Universidad? ¿El que
estudia
sociología
y letras? —preguntó.
—Ese
mismo —afirmó Tay.
—¿Lo
conoces? —le preguntó.
—Sin
querer el otro día me choqué con el yendo a clases y se me cayeron todos los
libros. Me
ayudó
a recogerlos y fue muy amable y para nada se comporto como un baboso —dijo
ella.
Tal
vez porque el bobo sea medio rarito, primita mía. Pensé entre una extraña
sensación de
molestia
ya que ella estaba alardeando de un extraño, al cual le quería entregar a MI
Nessie.
—¿Tú
crees que le gustará a Nessa? —preguntó la de anteojitos.
—Conociéndola…
podría ser —dijo mí la rubia.
¡Genial!
Ahora ni en la familia se puede confiar. Gracias por esas ideas Taylor Swift,
primita
adorada
de mi alma, eres un amor. Ya veremos quien dormirá hoy por la noche en la cama,
querida
mía. Ya lo veremos…
—No
creo que ZAC te lo agradezca —dijo Emma, pronunciando mí nombre un poco más
fuerte de
lo
que se amerita.
—Esto
lo hago por el bien de MI mejor amiga. ¿Verdad que lo entiendes Zac? —me
preguntó.
Entonces
me quedé quieto esperando a que esto no estuviera pasando. Ellas sabían que yo
estaba
aquí,
escondido como una rata. Lentamente me incorporé.
—¿Desde
cuando saben que estoy aquí? —les pregunte.
—Desde
que gruñiste cuando nombré a Alex Pettyfer —me dijo Taylor.
—Que
lindo lo tuyo primita, entregarle a Vanessa en bandeja a ese tipejo —le dije
con tono
molesto.
—¿Qué
quieres? ¿Qué te la deje a ti para que la lastimes? Olvídalo —me dijo ella.
—No
te atrevas a meterte en esto Zac —me dijo Emma amenazadoramente —Si todo sale
bien,
mejor
para todos —¿Acaso no estás pensando en mí pequeña diabólica? —Y no, no estoy
pensando
en
ti, pequeño mujeriego…
Me
quedé congelado. ¿Cómo sabía que yo había pensado aquello?
—¿Qué
como lo sabía? —preguntó Tay y rió —Fácil primito, te estamos leyendo la mente.
Buuuuu
—hizo
un tono de fantasma. Miró a Emma —No hay que ser psíquico, el pobre es tan
predecible.
—Hubiese
preferido que dijeras que estabas leyendo mi mente —le dije entrecerrando los
ojos y
mirándola
mal.
—Bueno
volviendo al tema importante —dijo Tay y sonrió —Tenemos que hacer que Nessa y
Alex
se
encuentren.
—¿Cómo?
—preguntó Emma.
—Si,
eso ¿Cómo? —dije molesto.
—¿Sabes
si acaso él va seguido a la biblioteca? —le dijo.
—Mmm,
si, si. Él va bastante seguido a buscar los libros de braile, ¿sabías que le
enseña a leer a
niños
ciegos?
—¿De
verdad? Oooh, es tan tierno. ¿Y como podemos hacer para que se encuentren?
—Ustedes
dos son unas malditas traidoras —las acusé. Ambas se giraron a verme con una
despectiva
mirada.
—Si
no quieres oír, vete —me dijo mi prima.
—Si,
molestas —me dijo Emma.
—¿Sabes
que pequeña diabólica? Calladita te ves más bonita —le dije.
Ella
me sacó la lengua como nena de 5 años y volvió su vista a mi prima. Comenzaron
a hablar en
voz
más baja, impidiendo que yo pudiera escucharlas.
¿Quién
las necesita? Yo no voy a dejar que anden armando ninguna clase de salida ni
nada con
Pettyfer
y Vanessa.
Me
dejé caer en el sillón y prendí la tele para tratar de concentrar mi atención
en otra cosa,
mientras
que aquellas dos traidoras planeaban como clavarme una daga por la espalda.
Ellas reían
y
hablaban muy animadamente. Las ganas de saber que era lo que estaban tramando
comenzaron
a
carcomerme la conciencia.
¿Qué
pasa si a Vanessa le gusta Pettyfer?
¿Qué
pasa si acepta salir con él?
¿Qué
pasa si a él le comienza a gustar?
¿Qué
pasa si me meto en el medio?
Sonreí
maliciosamente al cruzarse por mi mente la idea de frustrar cualquier plan que
incluya hacer
que
Vanessa salga con algún tipejo.
—¿De
que sonríes? —me preguntó Tay haciendo que saliera de mis pensamientos.
Me
giré a verla y me senté cómodamente en el sillón.
—De
nada, ¿Por qué? —le dije sin dejar de sonreír.
—Porque
yo conozco esa sonrisa. Esa es una sonrisa de que tu cabeza está maquinando
alguna
idea
macabra para arruinar alguna cosa.
—¿Por
qué crees eso de mí? —dije haciéndome el inocente.
—¿Será
porque te conozco?
—¿O
por qué es predecible? —dijo Emma.
—No
chicas, están equivocada —me puse de pie y caminé hasta ellas. Coloqué una de
mis manos
sobre
el hombro de Emma —¿Y saben que? tienen razón en todo lo que dijeron, así que
si
necesitan
mi ayuda para hacer que Vanessa salga con Pettyfer, no duden en avisarme que
haré lo
que
sea.
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